jueves, 30 de octubre de 2008

No es mentira que el cerebro se atrofia

Por Carla Forte Sillié

En Mayo del 2008, el realizador norteamericano Bryan Bertino estrenó en los Estados Unidos The Strangers, su ópera prima. Semanas después, “la crítica entendida” destrozaba esta película de horror, ello a pesar de su calidad y su interesante inspiración en hechos reales. ¿El argumento para la descalificación? Que no había una justificación explícita del por qué ocurrían los hechos sobre los que se basa el argumento de la película… Pero, demonios, ¿es el por qué realmente tan necesario?

A los mangos verdes no le tiran piedras; quiero decir, para ser la primera película de Bertino, el resultado es óptimo. Pero es una ópera prima, y al parecer a las primerizas se les da con todo. El hecho de que el filme no obedezca el camino clásico de la explicación argumental no lo hace malo. Todo lo contrario: pienso que no es necesario dar todos los datos, todas las explicaciones. ¿Acaso matar por matar no sucede a veces sin ninguna justificación? ¿Por qué entonces tan mala vibra? y

Al parecer se trata de algo que sucede en el arte en general. El espectador (y los críticos) quieren todo digerido, listo y envuelto para llevar. Pero, ¿hasta cuándo el director de una película, una obra de teatro o una pieza de danza va a tener que explicarle al espectador, con puntos y comas, de qué trata el trabajo? Las personas necesitan pensar por sí mismas. Hacer un esfuerzo. Porque créanlo, no es mentira que el cerebro se atrofia; hay que ponerlo a pensar, incluso darle libertad para que provea una interpretación propia si el concepto de la obra es abierto. Eso por un lado. Por el otro, lo que más me desconcierta: Bertino si da respuesta al por qué de los sucesos. Para ello usa una frase clave: “porque estaban en casa”. Supongo que para muchos no es suficiente.

Sucesos acaecidos en la segunda residencia de la familia Hoyt, ubicada en el 1801 de Clark Road el 11 de febrero del 2005, fueron la inspiración en la creación de este filme. Una pareja de jóvenes llega en la madrugada a esta casa de campo. Repentinamente son acosados y atacados por tres extraños. Sobrevivir se convierte en la opción número uno y de esto trata The Strangers. Es una historia que pudiera ser tan real como cualquier otra, que pudiera ocurrirle a cualquier persona sin ningún motivo aparente. Y es que en la nueva era en la que estamos viviendo, el miedo radica en la misma sociedad: en aquel que nos pasa por al lado, en el que nos mira de lejos, del que nos dio sin motivos una mala mirada, o del que ni siquiera nos miró. Esto es lo que hace a ésta película una cinta escalofriante.

Una de las cosas que más destaca en está película es la escasez de diálogos. Porque los movimientos, gestos y alaridos no necesitan palabras. Además, el sonido es muy bueno, clave para aflorar la angustia y la ansiedad del espectador. En fin, la propuesta de este director, quien es también el autor del guión de la cinta, me parece muy buena e inteligente. Así que no quiero dejar de ver su próxima producción Alone.

The Strangers está protagonizada por Scott Speedman, la conocida Liv Tyler , Glenn Howerton y por Gemma Ward, Kip Weeks, Laura Margolis (los tres enmascarados).


Aquí les dejo el tráiler.

lunes, 27 de octubre de 2008

LA MARAVILLOSA HISTORIA DE PETER SELLERS. PRIMERA PARTE

Por José Roversi

He visto hace poco un documental extraordinario y no quise dejar de comentarlo con ustedes (aunque sea en dos entregas). THE PETER SELLERS STORY (BBC, ARENA, 1996), es un trabajo finamente hilvanado, con una elegancia y coherencia narrativa poco comunes. Los recursos visuales son, en mi criterio, el sueño de cualquier documentalista: consisten en todo el material que el propio Sellers, un entusiasta de la cámara fotográfica y de cine, rodó a lo largo de su vida, desde sus comienzos en el mundo de la comedia radial a finales de los años cuarenta (en aquel espacio paradigmático de la comedia contemporánea inglesa, THE GOON SHOW); hasta su muerte en 1980.

Una de las secuencias que vemos al inicio nos da un buen ejemplo del genio del HOMBRE CAMALEÓN, que dando vida a un personaje melancólico, triste, poseedor de un sentido de la dignidad y el honor un tanto anticuado y una torpeza excepcional, resulta tan divertido ayer como hoy. Es el inspector Jacques Clouseau, el arma secreta de la SURITÉ francesa en A SHOT IN THE DARK, de 1964. Suelta un discurso cargado de emoción al ser corrido de la oficina de su superior; un discurso intenso, creíble, cargado de significado: “¡Comete usted un terrible error. Si María Gambrelli no es una asesina, y yo digo que no lo es, usted estará enviando a una chica inocente a la guillotina!”. La escena es increíblemente verídica. Sellers transmite la desesperación única de quien se enfrenta a una enorme injusticia, de quien lucha en una cruzada solitaria por la verdad. ESO lo hace tan divertido.

Se abre el compás entonces de los orígenes de Sellers, proveniente de una familia con una larga tradición en el mundo del teatro, la revista y el espectáculo. El ancestro más famoso, por el lado materno, fue Daniel Mendoza, uno de los primeros boxeadores-estrellas de la historia. Los Mendoza formaron parte de un importante grupo de judíos que Oliver Cromwell, en su breve mandato revolucionario a finales del siglo XVII, recibió generosa e inteligentemente en Inglaterra. Esta buena gente sufría persecución y humillaciones de todo tipo en la católica e intolerante España de la época. Daniel Mendoza fué, entre otras cosas, uno de los padres del boxeo científico, es decir, de los que entendían este deporte no como uno de fuerza bruta, sino de estrategia. Fue el equivalente a una estrella de rock en su tiempo. Le gustaba decir que ningún judío inglés había tenido, como él, la oportunidad de codearse con el rey en persona. Escribió unas fascinantes memorias que hoy son parte de la historia del boxeo.

Los padres de Sellers, Peg y Bill Sellers, fueron ambos gentes del espectáculo. Hacían, juntos, revistas musicales, recorriendo Inglaterra de arriba abajo año tras año, sin demasiados beneficios económicos y con mucho amor por el teatro. Peg era judía y Bill cristiano. Una familia religiosamente mixta, lo que aporta mucho a cualquier persona. En las épocas difíciles, Peg recorría Inglaterra en coche con su hijo, pretendiendo ser una experta en antigüedades, comprando baratijas y revendiéndolas para llegar a fin de mes. No vivía nunca bajo el régimen formal de alquiler, sino en habitaciones, cambiando frecuentemente de dirección.

La relación de Sellers con su madre era una de gran dependencia, de amor-odio. Peg Sellers fue la presencia más importante de su vida. Nunca consiguió Peter agradarla del todo, o así lo pensaba él. Ni la fama, ni los millones, fueron suficientes para lograr la aprobación de la madre. En el documental podemos ver como rodó una pieza casera en donde presenta a su madre como una erudita en el mundo de las antigüedades, pletórico de amor y admiración filial. En un momento francamente conmovedor, le dice: “Eres una experta”. “No, no lo soy” le contesta secamente Peg. Es el hijo en busca de la aprobación materna. Sellers enviaba su Rolls Royce con chófer para que su madre pudiera buscar a sus viejas amigas de la revista y reunirse a tomar el té. No escatimó gastos o esfuerzos para proveerla de una vejez feliz. Peg Sellers enseñó a Peter algunas de las lecciones más importantes que recibió en el mundo del espectáculo. Les comento de qué se trataron estas lecciones porque pienso son valiosísimas para todos los que amamos esta profesión.

“Nunca debes pedir a una persona en el teatro que haga un trabajo que TÚ MISMO no eres capaz de hacer”, decía Peg Sellers. Por eso, Peter empezó su carrera barriendo el escenario, vendiendo tickets en la entrada, haciendo asistencia de producción, siendo STAGE MANAGER, haciendo papeles de extra, es decir, recorriendo todo el complejo mundo del teatro de variedades. Conociendo, en primera persona, como se bate el cobre…Y ésta es una gran lección que debemos tomar en cuenta…

Pero el joven Peter Sellers no se planteó una carrera en el teatro de variedades, sino como músico. Se hizo, por derecho propio, un estupendo baterista. Un baterista de jazz. Es maravilloso verlo en el documental, ya una estrella consagrada, tocando la batería en el STEVE ALLEN SHOW, 1964, demostrando que no era sólo un actor de comedias, demostrando que era un músico profesional.

La circunstancia de ser un joven con una larga experiencia en el mundo del entretenimiento, le valió a Peter Sellers la oportunidad de servir en la segunda guerra mundial en la formidable “Unidad de Entretenimiento”, o “The Gang Show”. Es en este momento, de acuerdo al testimonio de un viejo colega de las RAF, que Peter Sellers no soporta, en sus propias palabras, ser un NOBODY, en que quiere, desesperadamente, destacar. Haría, poco después, en los primeros tiempos de la televisión, magníficas interpretaciones del mundo militar británico y estadounidense.

Le escribiría a su novia, a su SWEET HEART de los veinte años, Hilda Parkin, cartas de hasta dieciséis páginas “¡Cuando llegue a la cima, te compraré un Rolls Royce!” “¡Caminarás por la alfombra roja!” Pero Hilda no quería casarse con Peter, así que no ocurrió…
Lo que si ocurrió fue que Peter Sellers inició una carrera en la radio, en la comedia radial, y de allí en adelante sólo encontró fama y fortuna…fama y fortuna que no le reportaron mayor felicidad, porque Peter Sellers, el monstruo de la interpretación, siempre fue frágil e inmaduro emocionalmente. La realización emocional le evadió, o él a ella, pero esto es material para una próxima entrega...

martes, 21 de octubre de 2008

NO TODO ES MALO: Las 20 mejores películas del cine venezolano

Por Sergio Marcano
Colaboraciones

Escribir sobre lo bueno del cine es siempre un placer, uno lamentablemente poco común por estas fronteras. Vivimos signados por las pasiones, por problemas y adversidades de toda índole: corrupción, amiguismo, nepotismo, dilemas de orden moral, inmoral, amoral; nos recreamos en un país dividido por antagonismos políticos, sociales, ideológicos; en fin, habitamos un país que (parafraseando a Mafalda), si no fuera por el mañana, sería el país del mañana. Vivimos un panorama complejo y perturbador, uno al que la cultura, y en especial el cine venezolano contemporáneo, no escapan. Escribir sobre lo bueno del cine, no es nada fácil.

En este marco, más propicio para la esquizofrenia que para la creación artística, y bajo el tamiz de los criterios inexpugnables de las comisiones de estudio de proyectos de FONCINE (en los 80 y comienzo de los 90), del CNAC (desde el 93 a la actualidad), y más recientemente de la Villa del Cine, se forja y desarrolla precariamente el cine venezolano.
Un cine que a pesar de los prejuicios cotidianos tiene en su haber grandes películas, cintas que en algunos casos (y en su contexto histórico), no tienen nada que envidiarle a cinematografías de otras partes del mundo. Películas que en los casos más venturosos pudieron dar la talla y salir vencedores en la competencia que les enfrentaba con el cine mainstream norteamericano por los primeros peldaños de la taquilla nacional. Un cine que, por momentos, ha sido muy libre y contestatario, desmarcado de la cultura oficial (esa cultura victoriana, rosa, edulcorada, de doble moral, falsa y mentirosa) siempre impuesta por la televisión a sus televidentes, esa visión de la que incluso hoy en día, en medio de la “Revolución bonita” impulsada por el chavismo, no escapamos. Un cine capaz de desnudar el alma del venezolano medio, enseñando nuestra sociedad con sus defectos e imperfecciones, un cine siempre presto a mostrar nuestras innegables diferencias de clases, la corrupción de las altas esferas del poder. Un cine hecho con honestidad y con una ideología social, moral y política coherente, clara y aguda. Un cine con agallas, hecho con corazón, guiado por una necesidad expresiva real, casi palpable, de ser contado. Uno capaz de cumplir en esencia alguno de los dos caminos que, bajo mi lógica, debe tener una película pensada seriamente para calzar en el mundo cinematográfico contemporáneo:

1.- Hace espectadores.

ó

2.- Hace festivales internacionales.

Lamentablemente este cine del que hablo (quizás ideal), se ha hecho cada vez más escaso en Venezuela con el paso de los años.

Las películas que conforman este listado tienen guiones bastante sólidos, coherentes con el universo que plantean, historias bien contadas, sin baches narrativos; la mayoría de estas películas confeccionaron en sus argumentos personajes entrañables (que en los casos más venturosos van de la mano de muy buenas actuaciones), son películas llenas de referencias culturales idiosincráticas, carentes de vergüenza, de prejuicios, de asumir nuestra nacionalidad verdaderamente; los diálogos son llanos, inteligentes, efectivos, atrevidos, provocadores, las puestas en escenas son casi reales, verosímiles, capaces de aportar valores y conceptos concretos al universo que recrean dentro de la trama, y ya para finalizar (a mi parecer), todas las películas del listado imponen de muchos modos una vanguardia estética, dramática y conceptual en nuestro contexto histórico cinematográfico.

Antes de mostrar el listado, me gustaría aclarar a aquellos que se toman el tiempo de leer estas líneas que esta lista es tan sólo el reflejo de mi opinión personal y que no pretende, en ningún momento, alzarse con la razón. Dicho esto, les dejo mi TOP 20 personal de las mejores películas realizadas por el cine nacional:

20.- Postales de Leningrado. De Mariana Rondón.
19.- El tinte de la fama. De Alejandro Bellame.
18.- El enemigo. De Luis Alberto Lamata.
17.- Punto y raya. De Elia Schneider.
16.- Macu. De Solveig Hoogesteijn.
15.- Macho y Hembra. De Mauricio Walerstein.
14.- Secuestro express. De Jonathan Jackubowicz.
13.- El pez que fuma. De Román Chalbaud.
12.- Oriana. De fina Torres.
11.- Cóctel de camarones en el día de las secretarias / Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia. Ambas de Alfredo Anzola.
10.- La empresa perdona un momento de locura. De Mauricio Walerstein.
9.- Domingo de resurrección. De Cesar Bolívar.
8.- La gata borracha. De Román Chalbaud.
7.- Soy un delincuente. De Clemente de la Cerda.
6.- Disparen a matar. De Carlos Azpurua.
5.- Golpes a mi puerta. De Alejandro Saderman.
4.- Jerico. De Luis Alberto Lamata.
3.- Adiós Miami. De Antonio Llerandi.
2.- Los Criminales. De Clemente de la Cerda.
1.- Canción mansa para un pueblo bravo. De Giancarlo Carrer.

De corazón es una lástima que el cine nacional no se parezca más a este notable (y sin duda sobresaliente) grupo de películas, pues con él se demuestra claramente que si somos capaces de construir una cinematografía sólida, propia (y quizás hasta rentable) cuando hacemos buen cine en nuestras fronteras.

viernes, 17 de octubre de 2008

Las 20 peores películas del cine venezolano

Por Sergio Marcano
Colaboraciones

Hace un tiempo fui al cine a ver una película nacional que estaba en cartelera (no viene al caso mencionarla ). La historia: entro en la sala y me siento en una butaca, justo detrás de una mujer de unos 50 años, y relativamente cerca de una pareja de treintañeros. Se apagan las luces y comienzan a pasar los tráilers de los próximos estrenos. De pronto una muchacha de unos 23 años irrumpe corriendo en la sala.

MUCHACHA
Mamá. ¡Mamá!

Grita desesperadamente.
La mujer de 50 años sentada delante de mí, voltea al pasillo oscuro y le hace una seña a la muchacha.
La muchacha se acerca a la mujer y le dice nerviosa agarrándola por un brazo.

MUCHACHA
Mamá, ¡Esta no es la sala!
¡Esta es la de la película venezolana!.

MUJER DE 50 AÑOS
Sorprendida.

¿¡Cómo!?

La mujer se para en el acto y las dos abandonan la sala rápidamente.

MUJER DE 50 AÑOS
Menos mal que te diste cuenta mija…

Comienzan los créditos de la película. No le presto importancia a lo ocurrido.
Pienso:

VOZ EN OFF
Bueno… ojalá que no sea tan mala.

La función comienza y la gente permanece distante al “espectáculo” audiovisual en cuestión. La película es y bastante desigual, malas actuaciones, mal gusto, pacata, moralista, pretende ser graciosa por momentos sin buenos resultados, no se puede definir el tono dramático claramente, la cámara es televisiva, la puesta en escena es fea y carece de concepto, la dirección es casi inexistente y el guión en líneas generales es aburrido, inconexo y lleno de baches narrativos.

Cuando se encienden las luces, la mujer, la de la pareja de treintañeros cercana a mi, le pregunta a su acompañante.

MUJER
Ay miamor
¿Por qué el cine venezolano es tan malo?

ACOMPAÑANTE
Miamor porque aquí solo sabemos hacer puros mojones…

Yo (como doliente del cine venezolano que soy) me siento completamente indignado. Respiro hondo, me pongo los audífonos y le doy play a mi mp3 player para salir de la sala sin escuchar nada más. Fin de la historia.

Acusar al cine nacional de ser malo, hoy por hoy, es una practica bastante común entre los pocos espectadores nacionales que se aventuran a comprar la entrada para ver el cine venezolano (lo digo como asiduo público del mismo en las salas de exhibición de los circuitos nacionales). Todos tienen algún adjetivo descalificativo, despectivo, creativo en algunos casos, graciosos en otros, los cuales lanzan mientras se proyecta la película o cuando salen de las salas de exhibición donde se proyecta nuestro cine.

Sin duda se trata de un panorama vergonzoso que por momentos me causa estupor, pena ajena y en no pocas ocasiones me resulta deprimente (sobre todo si analizamos los últimos 15 años de producción audiovisual). Sin embargo, dejándome de chovinismos innecesarios y trasnochados en medio del deprimente panorama que presenta la producción cinematográfica actual, no es nada difícil comprender el descontento de aquellos que se sienten defraudados al haber invertido mal su dinero de entretenimiento.

Es innegable que a nadie le interesa el esfuerzo o las penurias que tuvo que pasar el director y su equipo para terminar la película; que si el camarógrafo, el fotógrafo o el editor eran unos mediocres y echaron a perder la propuesta del director, o si el director era el mediocre y echo a perder la propuesta del camarógrafo, el fotógrafo y el editor. Tampoco le importa al público si el guión era buenísimo en papel y luego se convirtió en otra cosa durante de la filmación, menos si el dinero no alcanzó porque el productor se compró una camioneta con los reales, o si el director se tiró a la actriz y a la segunda semana terminó con ella y ya después no se entendían en el set de filmación (lo que determinó las malas actuaciones que tiene la película). En fin al público no le interesa ese gran etc. detrás de la realización (todos hemos escuchado o vivido uno alguna vez). Dejémonos de cuentos: lo único que quieren los espectadores es ser entretenidos lo mejor y más dignamente posible.

Cansado como espectador de ver malas películas y encima tener que escuchar generalizaciones dilapidarias acerca de la calidad del cine venezolano de parte de mis amigos, compañeros, camaradas, conocidos, allegados, familiares, extraños y desconocidos que pululan por las salas en las que se proyecta y exhibe el cine nacional, me propuse escribir seriamente una lista de las peores películas jamás hechas en el país (al menos de aquellas a las que yo me hubiese enfrentado), aquellas que no tuvieron parangón audiovisual en el mundo cinematográfico internacional contemporáneo gracias a su mediocridad, ordinariez, vulgaridad, vacuidad, necedad, pretensión, mal guión, mala actuación, ninguna actuación, pésima dirección, ninguna dirección, etc.

Lastimosamente, este listado tiene la característica de renovarse cada cierto tiempo gracias a los constantes desaciertos perpetrados por la comisión de estudio de proyectos y el comité ejecutivo del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (y de FONCINE en su momento), a las producciones de los nuevos actuantes de la escena cinematográfica nacional, como La villa del cine, y por último, a la exigua (pero no inexistente) producción audiovisual generada por la inversión privada.

Luego de cavilar seria y concienzudamente todas estas variantes, y tratando en todo momento de ser objetivo y de alejarme de todo tipo de pasiones personales; incluso, luego de hacer consultas y preguntas a casi todas las personas y allegados que tengo en el medio cinematográfico criollo (a fin de evaluar mis puntos de vista y hasta reconsiderar mis escogencias), he llegado a la realización de un listado de las 20 peores películas del cine venezolano.

Antes de mostrar el listado, quiero aclarar dos cosas: la primera es que la lista en esencia es sólo el reflejo de mi opinión personal y para nada pretende alzarse con la razón. Y la segunda, es que quizás sea yo algún día quien monte la torta (para no decir la cagada), al hacer alguna mala película. Si ese es el caso, pues pasaré a formar parte del listado en cuestión.

Pero hasta que llegue ese momento y siguiendo de algún modo las enseñanzas judeo cristianas que he recibido a lo largo de mi vida, les digo a todos los que se toman el tiempo de leer estas líneas: el que este libre de pecado que lance la primera piedra, y así, inocente como un atardecer en este valle de revoluciones socialistas, les enseño mi TOP 20 personal del horror cinematográfico nacional:

20.- Al borde de la línea. De Carlos Villegas.
19.- El caracazo. De Román Chalbaud.
18.- Yotama se va volando. De Luis Armando Roche.
17.- Juegos bajo la luna. De Mauricio Walerstein.
16.- Piel. De Oscar Lucien.
15.- Borrador. De Jacobo Penzo.
14.- Comando X. De José Antonio Varela.
13.- Tierna es la noche. De Leonardo Henríquez.
12.- América terra incognita. De Diego Rísquez.
11.- Karibe kon tempo. De Diego Rísquez.
10.- El caso Bruzual. De Henry Ramos.
9.- El rizo. De Julio Sosa Pietri.
8.- Música nocturna. De Jacobo Penzo.
7.- Despedida de soltera. De Antonio Llerandi.
6.- Tosca. De Iván Feo.
5.- Mi mujer es la que manda. De Freddy Fadel.
4.- La mujer ajena. De Livio Quiroz.
3.- Morituri. De Philippe Toledano.
2.- La nave de los sueños. De Ciro Duran.
1.- Reten de mujeres. De Carlos López.

¡Que Dios nos perdone y nos agarre confesados!

jueves, 16 de octubre de 2008

El neorrealismo italiano y Roma Cittá Aperta (1945)

Por Andrea C. López L.
Colaboraciones

El neorrealismo italiano fue una vanguardia cinematográfica que tuvo lugar durante el decenio 1943-1953, y que nació espontáneamente gracias a la voluntad de un grupo de críticos de la revista Cinema, entonces dirigida por el hijo de Mussollini. Entre estos críticos se hallaban Michelangelo Antonioni, Lucino Visconti y Giussepe de Santis; quienes se oponían a los llamados filmes de “teléfono blanco”, películas de factura estrictamente comercial y en las cuales, la presencia de un teléfono blanco en alguna escena vendía la idea de bienestar social y era símbolo del status quo. Los críticos de Cinema y precursores de la vanguardia que ocupa estas líneas, sentían que el cine debía alejarse de los artificios y apegarse a la realidad, a la “veracidad”. Y desde luego, esta veracidad respondía a la precariedad y desolación de la posguerra. Por otra parte, es importante destacar que la mirada de estos autores, respondió a una visión ideológica de izquierda, en la cual, las clases proletarias sufren y padecen las injusticias de un sistema desigual, explotador, fascista y torturador.

Entre las características del neorrealismo italiano hallamos: y tramas ambientadas por la clase pobre y trabajadora (clase proletaria); escenarios reales (y generalmente exteriores), actores no profesionales, situaciones relacionadas a la economía y a la moral de la posguerra, así como exposición de sentimientos de frustración, pobreza y desesperación. Vale decir que esta “veracidad” también se refleja, en algunos casos, en la utilización del plano secuencia que confiere a una situación planteada la sensación de transcurrir en un tiempo real.

De acuerdo a los antes expuesto, podemos aseverar que las películas del neorrealismo poseen una frontera muy delgada entre la ficción y el documental. Además de las características ya planteadas, tampoco se planificaban y producían vestuarios, utilería y maquillajes, sino que se trabajaba con todo aquello que poseyeran los personajes en la vida real.

Roma Ciudad Abierta, película que realizara Roberto Rossellini en 1945, y a quien dedicaremos algunas líneas biográficas más adelante; ha sido considerada la película manifiesto del neorrealismo italiano. En la trama confluyen dos grupos de personajes que simbolizan: la resistencia antinazi, los nazis y sus colaboradores. Desde luego, y obedeciendo a los elementos característicos del neorrealismo, los personajes mayoritarios y que conducen el drama son los que están del lado de la resistencia. Éstos son Pina, una joven de estrato humilde que tiene un hijo de nombre Marcello y que se encuentra en estado de gravidez. Pina es novia de Francesco, un joven taquígrafo que lucha también clandestinamente junto al ingeniero Giorgio Manfredi.

Pina y Francesco esperan contraer matrimonio en la Iglesia del Padre Pietro, un cura partisano que también resiste. Igualmente, forma parte de este primer cuerpo de personajes un grupo de niños, entre los cuales está el hijo de Pina, que también conspira y cuyas acciones están presentes en toda la película hasta el trágico final. La reiterada aparición de los niños deja puerta abierta a la reflexión de un futuro luchador y más esperanzador.

Dentro de las características de este primer grupo de personajes, hallamos plena expresión de los preceptos neorrealistas antes expuestos: todos pertenecen a la clase proletaria, todos luchan por un mejor porvenir a pesar de la desesperanza, la desesperación y la tragedia que significa la guerra. A este respecto se observan matices en los personajes. Por ejemplo, Pina manifiesta constantemente desolación y tristeza. Incluso se plantea problemas de índole moral. Vale la pena citar la secuencia en la cual este personaje femenino conversa con el Padre Pietro en la calle y manifiesta: “Siento que he llevado una mala vida, no piense que no me da pena subir al altar en mi estado [gravidez] (...) hay cosas que hace uno sin darse cuenta y que están mal (...) Lo amo [a Francesco] es tan bueno, pudo hallar a una mujer mejor, una joven, no una viuda pobre con un niño, porque vendo todo para vivir (...) y la vida es peor ¿cómo olvidar este sufrimiento, este miedo, esta ansiedad? ¿Qué no nos ve Dios?”. Este dilema moral, culposo y desde luego religioso es respondido por el Padre Pietro de la siguiente manera: “Tantos se preguntan lo mismo. Pero ¿estamos seguros de no merecernos este flagelo? ¿Estamos seguros de haber vivido en la senda del señor?”

Otro diálogo que deja entrever matices en las expectativas de los personajes es el que se da entre Pina y su prometido Francesco, durante la secuencia en la que ambos platican en la escalera. En ésta, al contrario de Pina quien de algún modo siempre presiente el trágico final, Francesco expresa: “nosotros luchamos por algo bueno que está por venir, que debe venir; quizá sea largo y difícil pero habrá un mundo mejor para todos nuestros niños, para Marcello y el que estamos esperando”. A pesar de que el final de estos personajes es sumamente trágico pues todos son ajusticiados, el filme les confiere un carácter especial en su integridad moral. Son personas de bien, que luchan por un mejor porvenir, que creen en Dios, la solidaridad y la familia. No ocurre así con el cuerpo de personajes que representa a los fascistas y sus aliados, quienes tampoco escapan de un desalentador final.

En este segundo grupo de personajes tenemos al austríaco nazi, a su empleada Ingrid, a la actriz Marina y a la hermana de Pina, Lauretta. En ellos también se observan matices: Los dos primeros son seres malvados que detentan poder y cuyas caracterizaciones están signadas por dudosa moral: ambos se presentan de manera amanerada, lo que sugiere cierta condición homosexual. Las segundas, Marina y Lauretta, representan la pobreza espiritual, la alineación, la debilidad ante lo material. Marina es dopada por la malvada Ingrid, su adicción y su dependencia la lleva a delatar a su novio Giorgio Manfredi a cambio de un abrigo de piel y de gozar de los placeres burgueses que detentan los nazis. Esto también es manifestación de otro de los preceptos neorrealistas, el referido a la desigualdad social: Mientras en una estancia torturan a Giorgio, el amante de Marina, en la otra, la actriz dopada y echada sobre la villana Ingrid, comparte de manera autómata ciertos placeres burgueses. Sin embargo, la película que retrata en cada secuencia el horror de la guerra tampoco favorece a este grupo malévolo y amoral de personajes. El filme sugiere que éstos tendrán un final sangriento como el de los ajusticiados y, a diferencia de estos últimos, los villanos no gozarán de ningún tipo de reconocimiento ni de integridad, pues no la poseen. Es curioso que este punto de vista, el de la integridad, esté vinculado a la resistencia a la delación como valor. Respecto a esto, el punto de vista del director queda evidenciado en el texto de un soldado nazi veterano, que refuta al austríaco al decir: “hace años comandé la artillería en Francia, creía que los alemanes pertenecíamos a una raza superior, pero los franceses también murieron sin hablar. Los alemanes no aceptamos que la gente quiera ser libre (...) no hacemos otra cosa que asesinar, asesinar, asesinar (...) hemos llenado toda Europa de cadáveres (...) el odio nos consumirá, no hay esperanza”.

Respecto a la resistencia a la delación como valor y a la sugerencia de la homosexualidad como conducta degradante, pues entendemos que obedecen a una episteme propia de la época, que hoy resulta absolutamente obsoleta. La delación bajo tortura puede padecerla cualquier individuo y la homosexualidad también puede obedecer a una identidad natural. El filme se construye de manera muy persuasiva y responde a los cánones del naturalismo neorrealista: además de lo ya expuesto, hay bastante utilización de exteriores, el trabajo actoral quedó a cargo mayormente de actores no profesionales, con la excepción de Anna Magnani en el rol de Pina y de Aldo Fabrizi en el papel del Padre Pietro. Así mismo, como espectadores no notamos una elaboración artificiosa del vestuario y maquillaje. Por todos estos elementos es que se considera a Roma Cittá Aperta, la película manifiesto del neorrealismo italiano. Vale decir que fue escrita con la colaboración de Federico Fellini y Sergio Amidei.

Valdría la pena revisar la filmografía que constituye esta vanguardia pues deja en claro que no se necesitan grandes recursos para hacer un buen filme. Como diría Robert Mc Kee, un filme lleno de artificios y de escenas costosas, tratar de llenar lagunas, carencias de guión.


FICHA TÉCNICA
Director: Roberto Rossellini / Guión: Sergio Amidei, Alberto Consiglio, Federico Fellini, Roberto Rossellini. Fotografía: Ubaldo Arata. Música: Renzo Rossellini.Cast: Anna Magnani (Pina), Aldo Fabrizi (Don Pietro Pellegrini), Marcello Pagliero (Luigi Ferrari, alias Giorgio Manfredi), Maria Michi (Marina Mari), Harry Feist (Major Bergmann), Francesco Grandjacquet (Francesco), Giovanna Galletti (Ingrid), Vito Annichiarico (Marcello, Pina's Son), Carla Rovere (Lauretta). Italia, 100 min.

SOBRE EL AUTOR: ROBERTO ROSELLINI (1906-1977)
Nacido en Roma, Rossellini realizó entre 1945 y 1947 la llamada Trilogía neorrealista, la cual comprende los filmes Roma Ciudad Abierta, Paisá y Alemania, año cero. Posterior a la trilogía neorrealista, Rossellini se dedica a explorar y evidenciar el problema de la incomunicación en la sociedad moderna. De manera que películas como Strómboli, Tierra de Dios (1950), Europa 51 (1951), Viaje a Italia (1953) y el Miedo (1954) se hallarán marcadas por dramas más intimistas e introspectivos. Buena parte de esta filmografía está protagonizada por Ingrid Bergman, su esposa. Destaca también su trabajo sobre San Francisco de Asís.
Posteriormente, Rossellini se dedicó a realizar trabajos didácticos y divulgativos para televisión. Ya en la década de los setentas vuelve al cine con películas como Año 1 y El Mesías. Muere en Roma en 1977.

lunes, 13 de octubre de 2008

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, VERSIÓN TERROR.

Por Carla Forte Sillié

Como muchos ya sabrán, los gemelos Pang, famosos por su trabajos en el género de horror (El Ojo, The Messengers, Diary, Forest of Death), acaban de estrenar hace poco en los Estados Unidos un remake de su ópera prima Bangkok Dangerous, ahora protagonizada por Nicolas Cage y distribuida por Lionsgate. Por el tráiler, la película parece ser una especie de thriller de acción, géneros que los hermanos también han venido combinando, sobre todo en la industria cinematográfica China y Thai. Imagino que la cinta llegará pronto al resto del mundo.

Sin embargo, acaba de salir en video la película RE-CYCLE (2006), una cinta de estos gemelos que nunca llegó a los cines no asiáticos y que no es hasta ahora (quizás impulsada por el éxito de sus remakes) que se encuentra para alquiler.

RE-CYCLE es una historia de horror, fantasía y drama. La trama empieza cuando y una famosa escritora (la atractiva Angelica Lee) comienza a escribir una novela de horror. El suspenso se hace presente cuando comienzan a pasarle cosas inexplicables, a visitarle presencias sobrenaturales del más allá que le llevan a sumergirse en un mundo surreal, lleno de obstáculos y descubrimientos. Lo abandonado, lo no deseado, lo descartado y los muertos vivientes también son parte de esta historia. El guión, bastante enredado a nivel argumental, es explicado por una niña y un anciano, recursos que los Pang usan para poder decirnos lo que realmente sucede, para justificar un final confuso y, desde mi punto de vista, no resuelto.

Particularmente, como buena fanática del género de horror, pensé que me encontraría con algo aterrador, tal y como me sucedió con la película el Ojo (la original); pero los hermanos Pang han hecho algo distinto en esta oportunidad, una especie particular de fusión entre el terror y lo fantástico, una suerte de Alicia en el país de las maravillas, versión terror.

A pesar de que considero que estos dos hermanos son bastante talentosos en el género, pienso que RE-CYCLE no llega a ser una película que de miedo. Lo fantasmal y lo fantástico se turnan, es cierto, pero el resultado es un filme surrealista, con una gran carga dramática, donde lo visceral quizás se ha dejado un poco de lado.

Dadas las características de la película, intuyo que los Pang manejaron un alto presupuesto. Sin duda se trata de una película ambiciosa donde la música, la fotografía, el sonido y los efectos especiales son de primera calidad. Pero no le pidamos peras al olmo: en RE-CYCLE no existe un buen balance entre estos elementos y el contenido de la historia. De hecho esta última llega a ser, en muchos casos, algo aburrida. ¿Quizás estaba esperando otra cosa?

Puede que tu experiencia sea otra.

Aquí te dejo el tráiler.


viernes, 10 de octubre de 2008

Boogie, el aceitoso

Al parecer esta es la década de la historieta, el cómic, la novela gráfica y los superheroes (y antihéroes), por lo menos en lo que respecta al cine hollywoodense.

Si bien los resultados no han sido siempre los esperados por lo menos podemos contar con algunas excepciones que dejan claro que una buena película puede salir de las páginas de un cómic.

Personalmente disfruto cuando se adaptan grandes obras de ese arte; por lo general esas grandes obras provienen de grandes autores. Por ejemplo uno de los que se dice redefinió el arte de la historieta, Frank MIller, ya hemos visto sendas películas adaptadas de su trabajo.

Este año la taquilla tuvo un movimiento importante con una nueva encarnación (una muy correcta debo decir) de Batman. Y mientras escribo esto se siguen produciendo, escribiendo, filmando y estrenando nuevas películas basadas directa (o vagamente) en un personaje salido de una historieta. No hay problemas con ello, pero sin embargo creo que existe un estancamiento con respecto al material que origina estas adaptaciones. Casi siempre se quedan en los universos de las grandes casas productoras de cómics (Marvel o DC).

Existen infinidad de autores y temáticas aún por descubrir, especialmente de este lado del charco. Recientemente Roberto Fontanarrosa dejó este plano dejando un legado importante en lo que se refiere al humor gráfico. Sin embargo Fontanarrosa también destacó por sus escritura en forma de cómic con la creación de personajes como Sperman, Inodoro Pereyra y Boogie el aceitoso.

Este último es el elegido para su adaptación a la pantalla grande en un largometraje animado (gracias a Dios), no porque no crea que el material se prestaría perfectamente para una versión con actores y todo lo demás, sino que creo que mucho del atractivo del trabajo de Fontanarrosa (del cómic por lo menos) es precisamente su grafismo.

Boogie el aceitoso está desarrollada por la gente de Illusion Studios con la dirección del argentino Gustavo Cova, quien trabajó en algunos episodios de la cachonda "City Hunters".

Ya existe un trailer de la película y se ve totalmente apetecible. ¡Frank Miller fuck off!.

jueves, 9 de octubre de 2008

No es fácil ser George W Bush

George W Bush acaba de romper record. En los setenta años de existencia de la encuestadora Gallup, ningún otro presidente norteamericano había tenido un índice de popularidad tan bajo. Según un artículo del diario USA TODAY, el 69% de los americanos desaprueba la gestión de Bush, superando así a Harry Truman, quien en 1952 se adjudicó un 67% de rechazo popular. Para más colmo, las últimas encuestas señalan que el 63% de los estadounidenses piensa que la guerra de Irak fue un error, ello a pesar de que este presidente, luego del ataque a las torres gemelas, alcanzó otro record extremo y contradictorio: el nivel más alto de popularidad de un presidente en la historia de la misma encuestadora.

Bush es un personaje que vive en los extremos. Un día es un salvador; el otro, un genocida. Y Oliver Stone lo sabe.

Si revisan los diferentes biopics de Stone (JFK, Nixon, Comandante, ¿Alexander?), se darán cuenta que se trata de personajes que, de una u otra forma, se han movido en un universo de extremos y antagonismos. Quizás esa sea la razón de una supuesta división de la crítica con respecto a su biopic de Bush, W, la cual será estrenada tan sólo tres semanas antes de las próximas elecciones. En lo único que parecen coincidir los diversos medios es en que Josh Brolin hace una estupenda interpretación del mandatario.

Sin embargo, todo esto, nos lleva a cuestionar las implicaciones de esta cinta, que, pone en la pantalla grande a un presidente todavía en poder: ¿se trata de una maniobra abiertamente política por parte de Stone? De ser el caso, ¿a estas alturas y en plena debacle económica, hace alguna diferencia? Siendo que la historia no se ha acabado por completo, ¿tiene sentido un biopic en el que el final es todavía desconocido? ¿Es esto mero entretenimiento y taquilla? ¿Quiere el público ver una biografía de Bush? Más aún, ¿quiere el público ver una biografía de Bush filmada por Stone? ¿Es el biopic de alguien todavía en el poder la versión cinematográfica de un reality show? ¿Y Chávez? ¿Aparecerá en el filme como un archienemigo? ¿Será este el punto de partida para una nueva película de superhéroes donde Bush será Mr. Danger?

Ahí les dejo el tráiler extendido
.

lunes, 6 de octubre de 2008

LA EDAD DE ORO DE NUESTRO CINE. Entrevista a Sergio Marcano.

Hace unas cuantas semanas tuve la oportunidad de ver La Edad de Oro (años 70 y años 80) y El Público, los documentales de Sergio Marcano y Phillipe Toledano que se estarán estrenando próximamente en el Celarg y la Cinemateca Nacional. A raíz de ello le hice una entrevista a Sergio, la cual publico más abajo. Sin embargo, antes de transcribir la entrevista, me gustaría decir algunas cosas de estos trabajos.

Las tres películas me conmovieron profundamente en varios sentidos. En primer lugar, no sólo me dejaron claro lo poco que sé sobre cine venezolano, sino que despertaron en mi preguntas dormidas. ¿Por qué sé tan poco del cine nacional? ¿Es esta una condición muy cercana al hecho de que nos desconocemos como venezolanos? En segundo lugar, creo que la trilogía me tocó una fibra que debo resolver, una premura que antes no tenía y que ahora se me hace urgente: la de ver nuestro cine, revisitar nuestra filmografía e investigar sobre nuestros autores. ¿Es malo nuestro cine? ¿Sentimos vergüenza de nuestras películas? El tercer punto es sólo la consecuente reflexión que se origina de los dos anteriores: tenemos la obligación de rescatar materialmente nuestro cine. Resulta insólito y no deja de crearme cierta ansiedad el hecho de que nuestras películas estén desapareciendo o, en el mejor de los casos, resulte casi imposible conseguirlas en formatos como el DVD.

Además de estos tres puntos de los que hablo, los documentales no dejan de tocar otros temas de suma importancia; la taquilla, el público, la piratería, el cine autoral. Todo de la boca de directores y personajes vinculados a nuestra cinematografía.

¿Qué les puedo decir? Ver la trilogía es como revisitarse. Aquí les dejo la entrevista.y

EC: ¿Cómo y por qué nace la idea de filmar la Edad de Oro y El Público?

SM: Supongo, en principio, que porque soy venezolano y para mi como realizador, siempre fue necesario conocer mis raíces, e incluso tener referentes audiovisuales nacionales.

Luego, proyección tras proyección en la cinemateca nacional, y en los videos que me llevaba a mi casa en mi época de trabajador en la tienda del cine y así como en las proyecciones que organizábamos en el CCHDS –el cine club de la facultad de humanidades de la UCV-, me di cuenta que de verdad me gustaba el cine venezolano hecho en los 70 y los 80.

Con el paso de los años ese interés se convirtió en una investigación constante, en lectura de libros y revistas sobre la historia del cine nacional, en entrevistas de diferentes personalidades acerca del tema, algo que poco a poco a lo largo de unos 10 años se convirtió en mi tesis de grado de la mención cine de la Escuela de Artes de la Universidad Central –de la que ahora soy egresado-.





El público viene después. Como una consecuencia lógica luego de la realización de la edad, ya que el público no es otra cosa más que un estudio, una reflexión abierta de la relación de los espectadores con el cine venezolano de los 90 y de lo que va del 2000. Décadas en la que a diferencia de las dos anteriores los espectadores ya no están de la mano con el cine venezolano.

Aunque no esta concebida como una trilogía, a mi parecer no esta demás de ver el Publico luego de ver las dos edades. Ya que así te quedas con el panorama relativamente completo de lo que ha sido el desarrollo, la evolución ó involución del cine venezolano.

EC: ¿Como fue el proceso de trabajar con Philippe Toledano?

SM: Philippe Toledano supongo que es lo que los ingleses llamarían un Gentleman, una de las personas mas cultas con las que he conversado de cine en el medio audiovisual nacional. Ha visto casi cualquier cosa. Eso para mi dice mucho.

Creo que nos compaginamos muy bien durante el largo proceso que duro la realización de la película. Sobre todo en la fase de realización de las entrevistas. Porque que yo soy un tipo mas bien de talante sombrío y amargado, y el es un tipo que siempre anda sonriendo y de buen humor, y con su simpatía habitual siempre lograba un ambiente ameno para la realización de las entrevistas. Amansaba leones, encantaba serpientes. Aun estoy trabajando para desarrollar esas habilidades.

Es un hecho que ninguno de estos documentales de los que hemos hablado aquí se hubiera realizado sin el apoyo, entendimiento e interés de Philippe Toledano y de Tango Bravo. Un lugar donde siempre me sentí como en casa, y que me permitió conocer y trabajar hombro a hombro con gente muy valiosa como Verónica Rotondaro una de las mejores productoras emergentes de las nuevas generaciones, con Patricia Ramírez una inigualable productora de post producción, con Ricardo González para mi uno de los mas creativos e innovadores diseñadores gráficos del país, gente que puso desinteresadamente su grano de arena para la realización de los documentales.

EC: Considerando la importancia y pertinencia del tema para el cine venezolano, ¿cuáles creen son las razones por las que ningún sector te ha brindado el apoyo económico necesario para transferirlas a 35mm?


SM: Mira, aquí entramos en el territorio de las teorías de conspiración, y con el CNAC tengo miles de teorías de
conspiración...

Las edades son documentales que no complacen el ego de buena parte de los cineastas que estuvieron involucrados en aquellos años, mas bien tienden a ser cero complacientes con la manera en que se miran comúnmente los hechos de la historia cinematográfica nacional, por ejemplo al señalar a los gremios y a sus criterios de selección de proyectos –que perduran hoy en día- como unos de los responsables de el fin de esta etapa única de pre industrialización. Como es de imaginar estos análisis y comentarios disgusta de entrada a muchas personalidades del medio audiovisual nacional.

A parte de eso la edad habla directamente de todos los escándalos, asesinatos –voluntarios e involuntarios- y corruptelas políticas que sacudieron la opinión publica de aquellos años, como el caso del niño Vega, el caso Ledezma, el caso Ettedgui, la venta de datos de PDVSA a inversores internacionales, etc, aireando, desempolvando y rememorando situaciones de una época que hoy por hoy podrían resultar incomodas para algunos de los involucrados.

Por otro lado, y quizás esta sea la razón de mayor peso -esta vez técnico-, gracias a que muchas películas de los 70 y los 80 no fueron preservadas en video profesionales –betacam, umatic, etc.- la edad tiene algunas películas sacadas de beta, vhs y dvds, lo que probablemente no sea la mejor calidad para hacer un Blow up… ojo, quiero aclarar –pataleando como un niño- que mientras se hacia la post producción yo me encargue personalmente de ponerle diferentes filtros y hacer correcciones fotográficas que mejoraron notablemente el estado de las escenas citadas en el documental equiparándolas a los formatos de mejor calidad. Aun así la película no fue para el baile.

Finalmente, sean razones políticas o técnicas, creo que las edades de oro no pasen a 35 MM es de muchos modos una situación lógica en un país al que no le complace tener memoria.

EC: Las Edades de Oro, además de demostrarnos que las nuevas generaciones no conocen nuestro cine, documentan la negligencia social que nos ha llevado a perder físicamente nuestras películas. ¿Por qué no se han recuperado? ¿Por qué no se han transferido a formatos como el DVD?

SM: Hace un tiempo escuche de alguien una frase que quizás sea bastante aplicable para responder a esta pregunta: Lo inmediato nunca deja tiempo para resolver lo importante.

Algunas películas como “Simplicio” de Franco Rubartelli -de la cual no existe ya copia en 35 MM- desaparecieron en buena medida por pura negligencia de sus realizadores –por si no lo saben es responsabilidad de los realizadores, llevar las copias de sus películas a la biblioteca nacional para su preservación en el tiempo-.

La cinemateca nacional quienes tienen buena parte de las películas en 35 MM para el momento en que el equipo de producción y realización de la edad se acerco a la institución, andaban de cabeza tratando de restaurar con las uñas y con el poco personal con el que cuentan, las filmaciones y películas de los 30 y los 40 de las garras del tiempo y del olvido –una labor sin duda necesaria y encomiable-.

Por otra parte la gente de la Cinemateca Nacional no tenía ni los equipos, ni el derecho para transferir las películas de los 70 y 80 a video. Ya que este derecho es propiedad de los realizadores y algunos de estos –a pesar de los años bajo la sombra- siguen esperando que le sean remunerados altos costos por el derecho a realizar la transferencia y la comercialización de sus obras. Unos derechos que el estado –hasta el día de hoy, al menos hasta donde se- no ha mostrado señales de estar interesado a pagar.

En todo caso, buena parte de las películas de los 70 y 80 si están transferidas a dvd, algunos con mejor calidad que otras, esto gracias a la gente de la piratería que son los únicos en el panorama cultural cinematográfico nacional que han entendido claramente la importancia y la necesidad del referente audiovisual en la vida cotidiana de la gente de a pie para la conformación del imaginario cultural venezolano –o de simplemente hacer negocio, porque se han dado cuenta que la gente si paga para ver las películas nacionales-.


EC: ¿Cuál es el universo temático que le interesa al público venezolano? ¿Por qué las películas de Schneider y Novoa son las más taquilleras de los últimos años?

SM: A pesar de lo que se cree comúnmente –sobre todo en la clase media y alta- el grueso del publico nacional prefiere un cine que se convierte en su espejo, un cine que muestra las problemáticas, la crónica roja, los hechos noticiosos, los grandes escándalos nacionales; basta ver un listado de las películas mas taquilleras de la historia del cine nacional –incluso las de esta década- para corroborar que siempre han estado ligada a algunas de las temáticas antes señaladas.

Elia Schneider y José Novoa parecen haber notado este fenómeno y han hecho de este conocimiento una de las aristas en la confección de sus guiones, lo que les ha traído relativamente buenos resultados en lo que a taquilla respecta. A mi parecer un fenómeno pre industrial contemporáneo bastante interesante.

EC: ¿Puede haber taquilla en temas no populares? ¿Ha habido un cine de autor honesto en nuestro país?

La taquilla sin duda es un misterio. Supongo que no hay garantías de nada. Pero de lo que si estoy seguro es que una buena película puede lograr empatia con sus espectadores. Sea del tema que sea. Pongamos como ejemplos los casos de “Yakoo” de Franco Rubartelli, “Domingo de resurrección” de Cesar Bolívar, “Adiós Miami” de Antonio Llerandi, o “Macho y hembra” de Mauricio Walerstein. Que son películas que se alejan narrativamente de la temáticas mas álgidas, pero aun así obtienen una receptividad bastante aceptable dentro de nuestra audiencia.

Con el concepto de cine de autor nacional y su “honestidad” yo sin duda tengo problemas, ya que creo que muchas personas sin talento y sin nada que contar han estado -por años- escondidos bajo esa investidura de “autores” para justificar películas de dudosa calidad narrativa, estética y conceptual.

Un estatus Quo que se ha institucionalizado, avinagrado y preservado en los gremios cinematográficos nacionales garantizando su presencia –e injerencia- en las decisiones de las instituciones crediticias cinematográficas mas importantes del país –y que probablemente seguirá así por tiempo indefinido porque la mayoría de los jóvenes cineastas venezolanos no han demostrado tener una verdadera vocación participativa en la política cinematográfica nacional, al menos hasta el momento-.

Quiero aclarar que bajo ningún aspecto esto quiere decir que no haya habido verdaderos autores en Venezuela, gente con menos ego, más talento, mucho poder comunicativo y por sobretodo más sustancia narrativa. Lamentablemente muchos de esos directores han caído en el olvido. Yo muy personalmente respeto el trabajo de Clemente de la Cerda, de Mauricio Walerstein, de Román Chalbaud y el de Cesar Bolívar como 4 de los autores cinematográficos más relevantes que hemos tenido en el país en los últimos 30 años.

EC: ¿Cuál es el lugar del documental en nuestro cine? ¿Se le ha restringido a la TV?

SM: El documental hoy por hoy –gracias en buena medida al financiamiento de proyectos a la producción independiente- se ha convertido en un lenguaje muy cotidiano en nuestros canales de televisión. Algo definitivamente muy bueno para el crecimiento audiovisual de varias generaciones de nuevos cineastas.

Pero si bien celebro la pluralidad en la oferta de su existencia creo que ha llegado el momento para preguntarnos si estamos siguiendo temática y estéticamente el camino correcto.

Hace poco escribí un artículo bastante critico sobre el documental venezolano contemporáneo para la revista virtual encontrarte, voy a tomar un párrafo de ese texto para darte mi opinión sobre el tópico:

“…Muchos de ellos son documentales sin compromisos reales con la sociedad en la que vivimos, documentales con temas vacuos, carentes de riesgo argumental, que incluso parecieran estar diseñados para no herir sensibilidades, en su mayoría incapaces de ser cuestionadores de nuestra realidad, ni divergir de opinión con lo que la cultura oficial establece, empaqueta y predetermina que es y que no es la cultura nacional del momento, documentales epidérmicos, fáciles, y hasta aburguesados, –tanto de izquierda, como de derecha-, sin critica, sin un verdadero compromiso político o verdaderamente nacionalista, y algunos –en los peores casos- descaradamente oportunistas…”

EC: ¿Por qué el guión ha sido tan descuidado en nuestras películas? ¿Es esta la causa de muchos de nuestros desastres fílmicos?

Una vez en un bar un amigo me decía, que los venezolanos no habían nacido con la habilidad para hacer buenas películas. Yo no se si esto es cierto, la verdad puedo imaginar centenas de buenos guiones siendo rechazados a través de los años por los criterios ultra conservadores empleados por las comisiones de estudio de proyectos del CNAC -y antes de FONCINE-. Pero esto es algo que difícilmente podría corroborar.

Pero sin duda pienso que en Venezuela estamos bastante atrasados a nivel de vanguardia audiovisual, los guiones son el primer reflejo de esta situación. Es difícil hablar de estos temas sin sonar pedante, pero no analicemos este tópico con las películas producidas en los últimos 2 años sino en los últimos 15 para ver en perspectiva a lo que me refiero.

En Venezuela a diferencia del resto de Latinoamérica, nuestro cine “de autor” ha estado alejados de los festivales clase A del mundo entero, además de eso todavía no hemos hecho la primera película de horror, o de sci-fi, –géneros que tienen gran aceptación entre el publico y que a pesar de todos los prejuicios que se puedan tener, nacieron en los albores del cine y además han sido realizados por casi todas las cinematográficas del mundo-, a mi parecer el cine nacional necesita comenzar a recorrer nuevos caminos narrativos, ser mas atrevido, provocativo e incluso mas amoral a nivel argumental, tomar mas riesgos a nivel estético con el uso de la cámara, del montaje. ¡Ya basta de la formula plano master general y dos intercuts para cubrir la escena! Y estoy seguro de que muchos de las nuevas generaciones estaremos de acuerdo con eso, con la imperiosa necesidad de oxigenar al cine nacional.

EC: Jacubowicz asegura en la entrevista que le haces en “El Público” que debemos aprovechar lo que tenemos para competir con Hollywood, ¿qué tenemos nosotros que Hollywood no puede darle al público venezolano?

SM: Nuestra realidad es un buen punto de partida. La vida en nuestra sociedad, su anarquía cotidiana, su gente, sus innumerables contradicciones sociales, te hablo desde lo micro hasta lo macro.

Hablar acerca de nuestros referentes, de nuestra cultura podría convertirse en un camino posible para cimentar una cinematografía con rasgos idiosincraticos únicos, propios, venezolanos.

Lo que no necesariamente significa que todos los personajes tengan que estar vestidos con liqui liquis y/o bailando galerones orientales, hablo tan solo de crear y contar historias -del tipo o genero que sea- que se desarrollen en el contexto nacional.

EC: ¿Qué ha pasado con los cines urbanos y populares? ¿Por qué desaparecieron? ¿Cómo afecta esto a nuestro público?

Creo que esto es sin duda una de las problemáticas más complejas y evidentes que han afectado al cine nacional, ya no solo a sus espectadores.

Una vez que los cines urbanos y de los barrios bajaron su santa Maria, alejándose de los sectores populares, para ser establecidos en centros comerciales, el cine comenzó el divorcio con su público más fiel, cotidiano y natural. Para
dar paso a un ritual mas dirigido a otras clases sociales.

Claro que este proceso de cambio a los cines multisalas fue un proceso establecido internacionalmente pensando en la rentabilidad de las salas, y no en el bien social que cumplía el cine en la comunidad –ojo, no tenia por que ser de otro modo, los exhibidores solo estaban haciendo negocios-.

Un hecho que sin duda repercutió duramente en la taquilla del cine nacional porque las clases media y alta nunca han sido las más devotas del cine venezolano; y que también determino en gran medida los cambios de temática que luego se suceden al comienzo de la década de los 90 -casi de la mano del nacimiento del CNAC- y que hasta cierto punto cambio –en la búsqueda de complacer a su nuevo tipo de publico- las formulas putas-malandros-crónica roja, por películas más “intimistas” por llamarlas de alguna manera.

Sin duda la relación del cine nacional con sus espectadores y de los espectadores para con el cine nacional no volvió a ser la misma.

EC: ¿Cómo podemos recrear otra Edad de Oro en nuestro cine nacional?

Creo que una edad de oro, otra época real de pre industrialización –y voy a ser profundamente esperanzador en este punto- esta a la vuelta de la esquina.

Pienso que la clave para este posible nuevo éxito del cine nacional, estaría -en primer lugar- en dar de una vez por todas las oportunidades reales a las nuevas generaciones de cineastas, a que sean ellos los abanderados de la renovación del centenario cine nacional.

No tengo dudas de que en el momento en que comencemos a transitar nuevos caminos narrativos, a partir de otro tipo de propuestas audiovisuales, géneros jamás contados en nuestras fronteras, historias que asuman verdaderamente riesgos arguméntales y estéticos iniciaremos una vez más el rescate de nuestros espectadores hacia nuestra cinematografía.

Y esto se podría lograr –a mi manera de entenderlo- con el replanteamiento de la conformación de las comisiones de estudio de proyectos, con la inclusión permanente de técnicos cinematográficos, teóricos del cine, críticos y especialistas, cine clubistas y comités de usuarios, todo esto en la búsqueda de la pluralización real de los intereses audiovisuales que predominan al momento de la escogencia de las películas que se llevan a cine año tras año.

También seria de ayuda fomentar la pluralización de las fuentes de financiamiento –algo realizable si se aprobara la certificación de inversión o donaciones a través del aporte material o capital en la realización de una película venezolana como gastos deducibles de los impuestos al fisco nacional –algo que sugiere pero que no dice el Articulo 57 de la ley de cine vigente-.

Y por supuesto con la eliminación del, a todas luces excluyente, baremo aplicado hoy en día por el CNAC para la selección de los proyectos cinematográficos nacionales.

Esta por supuesto es tan solo mi opinión del panorama. Lo que me recuerda una canción de Simone llamada “Canta, canta minha gente” que a ritmo de samba y en prístino portugués dice:

“...La vida va a mejorar,
Va a mejorar
¿llegaremos a tiempo?...”

Yo no lo sé.


Sergio Marcano es egresado de la EICTV y de la Escuela de Artes de la UCV. Su trabajo como guionista ha sido reconocido por Casa las Americas y por la Fundación Carolina (Madrid), con el guión llamado “Malas Aguas” –participante II Curso de desarrollo de proyectos cinematográficos Iberoamericanos- y junto a un grupo de guionistas emergentes le fue otorgado mención honorífica en el primer concurso internacional de guiones organizado por La villa del cine, con el proyecto “Caracas tiempo real”.

sábado, 4 de octubre de 2008

Documental "La Edad de Oro del Cine Venezolano" próximo a estrenarse

La película reflexiona, de la mano de los protagonistas de las cintas venezolanas más taquilleras de los años 70 y 80, cómo surgió una industria cinematográfica nacional, amparada en temas de la calle, el barrio y los pobres, que finalmente se perdió y que aún se intenta recuperar.

Prensa YVKE/Andreina Gutiérrez

El documental de los realizadores Phillipe Toledano y Sergio Marcano, titulado "La Edad de Oro del Cine Venezolano", se estrenará el próximo jueves 9 de octubre en la Sala Cinemateca del Celarg. Este trabajo audiovisual comprende dos partes, los años 70 y los años 80, y se trata de una rigurosa investigación acerca de cómo surgió el boom del cine venezolano en esas décadas y cuáles fueron las razones de que tantas películas nacionales fueran taquilleras en su época. "La Edad de Oro del Cine Venezolano" es un documental con entrevistas a los protagonistas del surgimiento del mejor cine hecho en el país en la era de los petrodólares y la Venezuela Saudita, en la que actores, directores y guionistas, Como Elba Escobar, Román Chalbaud, Rodolfo Santana y otros, así como sonidistas, fotógrafos y gerentes culturales, cuentan sus anécdotas de cómo era hacer cine en un país que nunca ha tenido industria cinematográfica. También se incluyen escenas de las películas más emblemáticas del cine venezolano tales como El Pez que Fuma,y Domingo de Resurrección, Cangrejo, Oriana, Macu, entre otros.

Philippe Toledano, productor y codirector de la cinta, es de origen francés y tiene más de 30 años residenciado en Venezuela, con una amplia experiencia en materia audiovisual. Durante la presentación a la prensa del documental aseguró que “no es una película fácil” refiriéndose a los temas que se tocan, la discusión acerca del cine venezolano como un cine lleno de prostitutas y malandros. “A la mayoría de la gente le gusta ese tema. La clase media y la clase alta han criticado siempre eso” afirmó el director y guionista Sergio Marcano, joven cineasta quien pasó años investigando sobre el cine venezolano. “Siempre me ha gustado lo humano que es el cine nacional” agregó.


Con respecto a la distribución y exhibición de esta película realizada en dos partes, Toledano informó que se está conversando con la distribuidora Amazonia Films y que esperan tenerla en todo el país el proximo año. Aseguró que los circuitos de cine comercial no se interesarían en este tipo de trabajo documental. También señaló que una televisora francesa tiene planeado incluir la cinta como parte de una serie que lleva el mismo nombre, La Edad de Oro del Cine, que trata de las cinematografias de todo el mundo.

Los planteamientos de este documental intentan reflexionar sobre cómo llegamos a tener películas que recaudaban millones y superaban en taquilla a estrenos famosos de la meca hollywoodense de entonces, como Tiburón o E.T. El Extraterrestre, para generar en el espectador la conmoción que significa la pérdida de esa naciente industria audiovisual, que en los 90 tuvo su peor crisis con la más baja producción en la historia, y cómo en la actualidad se hacen esfuerzos para recuperar lo que alguna vez fue un cine de masas, un cine que abarrotaba salas, que generaba polémicas y por el cual se logró que el público venezolano se identificara con historias nacidas de la calle, que trataban temas duros y hasta crueles, los cuales forjaron finalmente una mala reputación sobre el cine nacional.

“Todavía hay un divorcio entre el público y el cine venezolano. ¿De qué sirve hacer una película si se queda en engavetadaa?” fueron algunas de las reflexiones hechas por Toledano al respecto del presente y el futuro del cine nacional. “Hay una cola de películas venezolanas esperando una sala para que las vea el público” sentenció como parte de su preocupación por el desconocimiento y alejamiento de los espectadores del cine de nuestro país. Sin embargo elogió la creación de las salas comunitarias de la Cinemateca Nacional, repartidas en casi todos los estados. Sobre este tema Marcano recalcó la importancia de las nuevas tecnologías y del poder de Internet para llevarle al público películas de manera gratuita.

"La Edad de Oro del Cine Venezolano" (años 70) se estrenará el jueves 9 de octubre a las 7 de la noche, y el viernes 10 y sábado 11 a las 5 de la tarde, en el Celarg. El 30 y 31 de octubre será el turno de la segunda parte (años 80), a las 7 pm y 5 pm respectivamente. Por último, la sala de la Cinemateca Nacional en la Galería de Arte Nacional, proyectará la primera parte, los días 11 y 12 de octubre a las 2 de la tarde. Se invita al público en general a todas las funciones.
...


GRACIAS ANDREINA.
PRONTO VOY A PUBLICAR UNA ENTREVISTA QUE LE HICIERA A SERGIO LUEGO DE VER LOS DOCUMENTALES.

miércoles, 1 de octubre de 2008

XXX

Este video publicitario de Diesel ha empezado a circular viralmente por el Internet.
De hecho, creo que para el momento en que lo monto, ya estoy medio atrasado en la noticia.
En todo caso aquí se los dejo.
Los comentarios sobran.