sábado, 27 de diciembre de 2008

Las 10 mejores del 2008 según mi ególatra YO

Lo he dicho antes. Hacer una lista es parcelar, fragmentar, es tomar lo inmenso para señalar lo mínimo. A mi entender, es una estupidez. No nos engañemos: lo que te mueve a ti, puede que no me llegue a mí, y viceversa. Es más, lo que a veces parece de alguna manera, cambia con el tiempo (en realidad, cambiamos nosotros); una película que en algún momento detestamos, puede parecernos increíble luego de algunos años.

Lo cierto es que a nivel editorial, esto de las listas funciona. Y a los lectores les encanta, intuyo que no por la lista per se, sino porque tienen la oportunidad de expresar su opinión e, incluso, polemizar. Yo no voy a nadar contra la corriente. Y la verdad no tengo una mejor idea para escribir mi artículo de fin de año.

Obviamente la mayoría de las publicaciones posee un grupo de escritores y críticos en nómina con los que cubren toda la cinematografía del año. Yo, particularmente, no puedo hacerlo, ni tengo los medios para hacerlo, ni creo que me gustaría pegarme todas las películas que salen en cartelera. Es por eso que aclaro que la lista que les dejo abajo se restringe a mis circunstancias, a lo que he podido ver, y no refleja la opinión de los demás escritores de El Cinescopio.

Lista estúpida de las 10 mejores películas del 2008 según mi ególatra YO

1) El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (Mi favorita)

2) Atonement

3) Dark Night

4) There will be blood

5) No country for Old Men

6) La Escafandra y la Mariposa

7) El Orfanato

8) Promesas del Este

9) Strangers

10) Kung Fu Panda





martes, 23 de diciembre de 2008

Reflexiones de Fin de Año sobre el cine nacional (Fade Out de por medio)

Por: Andrea C. López L.
Colaboraciones

Hablar de nuestro cine por lo general implica prejuicios y quejas. En los últimos 3 años se creó una gran expectativa en cuanto a nuestra producción, originada en el impulso que el entonces ministro Francisco Sesto le dio al sector, al abrir concursos, crear festivales, aprobar una ley de cine y mantener una plantilla fija de realizadores jóvenes que más tarde constituiría el piso de su recién creada productora: Villa del Cine. Por otra parte, se aprobaron créditos en el CNAC a “noveles” realizadores (protesta de por medio): trabajadores que pasaron años esperando producir su película.

El impulso se reforzó con un florecimiento de la producción independiente, también estimulados desde el Estado, a ser exhibidos en las nuevas y no tan nuevas producciones de televisión. Se crearon espacios en Vive TV, ANTV, VTV, la expropiada RCTV: Tves, y Ávila TV Así mismo, se mantuvieron y crearon espacios de producción audiovisual comunitaria: Catia TV. En resumidas cuentas, es innegable el estímulo del sector audiovisual durante el gobierno de Chávez, después del golpe y del paro petrolero. La experiencia ha sido sumamente enriquecedora para los trabajadores del audiovisual. La práctica ha nutrido (y nutre) la formación de realizadores, productores, actores, fotógrafos, sonidistas, editores, montadores, etc.

Sin embargo, ciertos “prejuicios” y trabas han medrado el desarrollo del CINE NACIONAL. La educación cinematográfica es uno de esos elementos. En Venezuela la educación audiovisual es asumida como una cosa de “guataca” (Ojo, no entran dentro de este grupo, gente formada fuera del país). La “guataca” tiene la cosa buena de la espontaneidad, pero la improvisación sin educación y rigurosidad, corre el riesgo de perderse. No es suficiente con un cursito de diez días en el CNAC. Es algo así como si nuestros músicos siguiesen siendo aquel personaje del tío en “País Portátil”, encarnado en Ibsen Martínez; y no un Alexis Cárdenas, un Carlos Duarte o una Gabriela Montero. Durante este gobierno se ha notado cierta actitud hostil hacia la “academia”, hacia los estudios: la gente no presenta tesis, se sataniza la educación superior, algunas veces con argumentos; otras, sin ellos.

El caso es que, a vuelo rasante, se percibe un problema medular: el guión. La política de Farruco Sesto, si bien aupó la producción cinematográfica, la sometió a la camisa de fuerza de sus caprichos como artista y de lo que él pensaba podía complacer a su Mesías. Creó una productora del Estado, con millones, billones de recursos: La Villa del Cine. A la cabeza de este proyecto estuvo Lorena Almarza, Marco Mundaraín, Alejandro Medina y familia.

Si tratamos de reflexionar y retroceder un poco, recordaremos que la Cinemateca Nacional estuvo presidida por Javier Guerrero. Durante este período, se hicieron foros, se iniciaron discusiones sobre la Ley de Cine, se auparon numerosos estrenos, se crearon los cuadernos de Cineastas venezolanos, funcionaba la tienda del cine y se aupó el proyecto de Cine Escuela. En éste participaron noveles realizadores como Sergio Monsalve y Laura Vásquez.

Haciendo una elipsis, la directiva de la Cinemateca cambió, quedando sólo Lorena Almarza, entonces encargada del proyecto cine escuela, más tarde Directora de Cine del recién creado Ministerio de la Cultura y presidenta de la Villa del Cine. A pesar de no haber estudiado cine ni afines, Almarza se curtió en la improvisación como gerente, al renunciar María Auxiliadora Escobar. El resto del equipo en la tarea de levantar una productora cinematográfica estatal estuvo conformado por trabajadores de RCTV (Mundaraín, Bozo, Medina, Varela), cuya experiencia provenía de “Archivo Criminal”, telenovelas como “Abigail” y los unitarios “Archivos del más allá”.

El proyecto inicial logró consolidarse, centrándose en la producción de reportajes documentales para TV, aunque sin mucha distribución. Pronto, la estructura de las plataformas, obligó a los trabajadores y técnicos a pasar a la creación de una estructura más ambiciosa: la Villa del Cine.

La Villa del Cine nace con un concepto formativo: fusionar en su producción a realizadores noveles y veteranos. El edificio, conformado por dos estudios y su centro administrativo, es inaugurado el 03/06/2006. Después de un recorrido por sus instalaciones, filmado y dirigido por la novel promesa formada en Columbia, NY, Efterpi Charalambidis; Chávez sacó la chequera, habló de que Vielma Mora le debía plata y entre aplausos, vitoreos y peticiones de que diera más y más real, Chávez desembolsilló, cual dueño de hacienda, 24 millardos de bolívares (viejos). A continuación la reseña de Últimas Noticias:



La Villa del Cine abrió sus puertas
El primer mandatario inauguró ayer
SONIA HERNÁNDEZ


La primera fase del proyecto, desarrollado en Guarenas, cuenta con 2.400 metros cuadrados. CARLOS RAMÍREZ Caracas. Con la presencia del Presidente de la República, el ministro de Cultura, Francisco Sesto, y varias personalidades del mundo político y cinematográfico, ayer fue inaugurada la Fundación Villa del Cine, un complejo cultural con el que el mandatario nacional se propone enfrentar “la dictadura cultural de Hollywood”.“A través de ese cine nos inoculan mensajes ajenos a nuestras tradiciones, que más bien desmoronan nuestra cultura, nuestra moral”, dijo Hugo Chávez durante el acto de inauguración de la Fundación Villa del Cine. El gobernante, sin embargo, admitió que también disfruta de las producciones hollywoodenses, especialmente de las películas de Clint Eatswood y Charles Bronson.La Fundación Villa del Cine está ubicada en Guarenas (final de la autopista Gran Mariscal de Ayacucho, pista norte, municipio Ambrosio Plaza), en el estado Miranda.En su primera fase, de 2.400 metros cuadrados y un costo de 18 millardos de bolívares, el complejo cuenta con un edificio administrativo con áreas de posproducción, dos estudios de grabación o filmación insonorizados, parrillas de iluminación y equipos de cámaras, audio y video.Toda la tecnología adquirida para el proyecto es de última generación, según explicó el ministro Francisco Sesto.Sesto, quien aprovechó la ocasión para solicitarle al Presidente 24 millardos de bolívares para culminar las siguientes etapas del proyecto, manifestó que con esta plataforma cinematográfica se busca impulsar la producción del cine venezolano (que promedia una película cada cuatro años, según fuentes oficiales), así como la compra de de producciones cinematográficas independientes de diferentes países, incluido Estados Unidos.“Esta puede ser la génesis de otras villas del cine en varias regiones del país. Podemos llenar el país de villas hasta llegar hasta una ciudad del cine, pero hay que hacerlo paso a paso”, comentó Sesto.El ministro de Cultura también reveló que este año se concretará el proyecto de una cinemateca para cada región y se inaugurarán cien salas comunitarias de video digital.Entre los filmes que serán desarrollados en la Villa, se destacan dos largometrajes: uno sobre la vida y obra de Francisco de Miranda y el otro sobre las hazañas de Ezequiel Zamora (...)".

El proyecto, si bien era muy ambicioso y alentador, se gestó con algunas mentiras: los estudios NO estaban insonorizados, no se hizo un sistema de aguas servidas, no había baños para los trabajadores, los bomberos no aprobaron la seguridad de la estructura, no se inauguraron CIEN salas comunitarias, (o sí, ¿quién lleva el conteo de esto?) –da pena la de Pampatar en Margarita, hundida en la soledad y desolación-. En fin, la Villa con sus paredes de dry wall en el edificio administrativo, filtraban agua en cada torrencial aguacero. Cualquier queja vinculada al derecho laboral, era tildada de contrarrevolucionaria. Finalmente, llegaron olas y olas de despidos. La Villa, concebida como: un complejo cultural con el que el mandatario nacional se propone enfrentar “la dictadura cultural de Hollywood”. Nacía pervertida.

La Villa, aunque con paredes de Dry wall, se erigió como competencia del cine de Hollywood, y se legitimó con las visitas y aprobaciones de actores de la industria del Imperio. Vale decir que los empleados son contratados, al mejor estilo del capitalismo salvaje: sueldos gruesos y cero seguridad social o permanencia. Capitalismo (¿o socialismo?) chino a full. A Chávez le gustan los western y las pelis de Charles Bronson.

No sé a ustedes, pero de entrada el concepto suena errado. Ni hablar de la estructura y directiva que lo soporta. Las experiencias latinoamericanas de un cine independiente, alternativo, del “Tercer Cine” (por citar a Solanas); nada tenían que ver con imitar y mucho menos legitimar, las estructuras de Hollywood.

La Villa, aunque reaccionaria, persigue el único fin de su antagónica industria: producir. La calidad y el contenido son cosa aparte. La taquilla es un absurdo: hay petróleo y full impuestos que soporten desaciertos y caprichos como “La Clase”.

Finalmente, y desde una apreciación muy personal, creo que el concepto fue errado al concebirla como la reacción y, al mismo tiempo, la emulación de Hollywood. También porque el proyecto Escuela se concibió como “guataca”. En México, por mencionar un ejemplo, el Centro de Capacitación Cinematográfica, una escuela subsidiada por el Estado Mexicano en su totalidad, que cuenta con infraestructura e invita a profesionales del cine de todo el mundo para que impartan clases (también subsidia a estudiantes extranjeros de bajo estrato social); producen películas de sus alumnos, las colocan en salas de cine, en Festivales Clase A, generan taquilla y ganan premios. ¿Podemos hablar de esos resultados en la Villa del Cine? Este artículo busca por qués a esta pregunta e intenta ofrecer algunas respuestas.

Señores, las buenas intenciones valen, pero es necesario pensar más allá de la complacencia de un líder y sobre todo, de la formación de la gente. Las películas de la Villa cuentan con un buen trabajo “técnico” pero alcanzar un nivel de contenido y de rentabilidad de ingresos que permitan su autonomía productiva, está muy lejos.

Literalmente, la Villa está en llamas. Nunca se tomó en cuenta la mesa de Educación durante el Foro Cinematográfico, evento creado por Sesto para tapar su corrupción, su clientelismo, su nepotismo, sus caprichos personales. La plata se ha derrochado en películas costosas, personalistas, caprichosas, complacientes…jamás ha habido una voluntad real de crear y educar, de financiar al libre pensar. La idea de una productora estatal es valiosa, pero se cae cuando el nivel intelectual y profesional de quienes la dirigen buscan sólo perseguir cifras que ni siquiera pueden alcanzar. Amazonia es un fracaso, las salas regionales no existen.

Ante esta realidad, es alarmante la gente que plantea la salida fácil: la nacionalización de las salas privadas. El fracaso de las salas comunitarias se afirma en aseveraciones como ésta y de paso, aunque “dizque socialistas” legitiman el éxito de espacios carcelarios y ultra capitalistas como el mall. Nacionalizar las salas no es crear espacios alternativos, luchar por ellos y vencer, sino entregarse al sistema “mall” cotufero. Parte del pastiche con carácter “posmoderno” de la Revolución del Siglo XXI.

Es lamentable que se imite lo peor de Cuba. Al menos esa revolución tuvo un cine pobre, reflexivo, crítico, coherente a nivel de guión y realización, pertinencia.

Es sumamente triste que el dinero se bote en películas producidas a la usanza de “Hollywood”, filmadas en varios países y en el peor de los casos, en filmes de un ministro. Es lamentable que después de la experiencia de los setentas, no superemos la ilusión de la “ficción” saudita. No somos un país rico, dependemos de ese sistema al que el presidente dice odiar y que hoy está en llamas.

Nuestro cine no puede doblegarse al fracaso. En fin, creo que es pertinente reflexionar.

viernes, 19 de diciembre de 2008

CARACAS RADIO CITY

Por José Roversi

Una de las ventajas insospechadas de que tus padres se divorcien es que terminas teniendo una doble agenda social y cultural cuando eres niño. Es así que los fines de semana nos íbamos a casa de mi padre: uno de esos apartamentos loquísimos de Parque Central con dos pisos, cocina de plástico verde y aire acondicionado central. Como mi papá era amante del cine, gran parte de nuestro tiempo juntos lo pasábamos viendo películas; y sobre todo en una sala: el Radio City.

No hubo en Caracas ningún cine como el Radio City (aunque sí muy bellos, como el “Principal”) y me resulta increíblemente doloroso que ahora sea un centro de apuestas. Sólo en Venezuela somos capaces de semejante barbaridad. No hubo institución cultural de ninguna naturaleza (¡y mira que hay instituciones culturales en Venezuela!) que protegiera este patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad, ya bastante huérfana de referentes.

Por “asomao”, terminé metiéndome en el Radio City mientras se desmontaba su historia y desvaloraba su mera existencia. Los obreros, indiferentes, machacaban la estructura a mandarriazo limpio.

Por una pequeña suma de dinero, me permitieron llevar conmigo un recuerdo, como los dolientes que llevan consigo algo de sus muertos. Tomé unas grandes y doradas letras “decó” de madera que adornaban las puertas y que por un tiempo decoraron la entrada de mi casa: RC.

En el Radio City, con su gran pantalla flanqueada por sirenas y su foyer, vimos “Radio Days” (Woody Allen), “Volver al Futuro” (Steven Spielberg), “Ifigenia” (Iván Feo) y “Gandhi” (Richard Attenborough), sólo por citar algunas de las que recuerdo mas vívidamente.

No digo que las cosas deban quedar congeladas en el tiempo (como en la Habana) pero si al menos tratarse con consideración y sentido conservacionista de aquello que vale.

En Venezuela, bien sea por el desdén con que los gobiernos enfocan el asunto del patrimonio cultural, bien por el excesivo afán de lucro de ciertos empresarios (lo más probable por la conjunción cómplice de ambas) hemos arrasado nuestra memoria arquitectónica. No sé que habrá sido de la suerte de mi otro viejo y querido amigo, el cine “Principal”, único cine de Caracas en que podías detenerte por la tarde a ver viejas películas mexicanas en un entorno de época. Quién sabe, escuché que querían nuclear allí una iniciativa relacionada con el cine. Si así fuere, que Dios y la patria lo premien; si no, bueno, si no nada. Qué le vamos a hacer.

jueves, 18 de diciembre de 2008

PRIMICIA: SUBHYSTERIA ya tiene teaser

Foto Erika Rojas

El teaser oficial de Subhysteria, la película de Leonard Zelig, ha invadido viralmente la web. Youtube, Facebook y el propio blog de la película han sido las plataformas desde donde el teaser ha sido lanzado. Más de 2600 personas han recibido invitaciones para el evento virtual. Pura Guerrilla Marketing.

Aquí les dejo el enlace al TEASER.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

El Cine nos encuentra tres veces en La Habana

Por David Segarra
Vía / Blog de David Segarra

Un mensaje en el celular: "Felicidades. ¿Van para La Habana?". El remitente es Yann, el francés que ha compuesto la música de nuestros documentales. No sabíamos nada. "¿La Habana?", "¡La Habana!". Tres días después de las elecciones regionales nos confirman que podemos viajar para presentar un trabajo sobre el racismo en Venezuela en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. En tres días más Vanessa, Vicent y yo tenemos que conseguir la plata en tres monedas distintas, boletos de avión y alojamiento. Lo logramos. Son treinta horas con tres escalas por todo el continente: Caracas-Lima-San José-La Habana. Pero al fin llegamos a la isla de Cuba a las tres de la madrugada y con un frío para el que no venimos preparados ninguno de los tres.
De Cuba al mundo
El primer encuentro es con la cosmopolita Habana. La majestuosidad bohemia de El Vedado nos recibe. Autobuses rotulados en catalán, euskera, holandés y francés nos sorprenden y nos transportan a un nuevo sentido de la orientación y la geografia humana. Más pronto que tarde nos encontramos con directores, productores, documentalistas y estudiantes de toda América Latina: México, Argentina, Brasil, Venezuela, Cuba, Guatemala, El Salvador, Colombia y Chile. Y del Norte: Austria, Francia, España, Cataluña y Canadá. La aislada y bloqueada Cuba es el punto de unión de miles de latinoamericanos desde la cual, como ventana y puerta se abren al resto del mundo. Una paradoja más de estas tierras y estos mares. Que nos enseña el presente y el pasado de como habían aislado y separado las piezas del mosaico americano. Y Cuba las une, una a una. Haciendo posible lo impensable.
Del compromiso a la crítica
El segundo encuentro es con los documentales cubanos. Todos, absolutamente todos, son críticos con Cuba. Desde Cuba. Y para Cuba. Se presentan, entre muchos otros: Zona de silencio, sobre la censura, Raza, sobre el racismo, The Migrar, sobre la emigración, Ella trabaja, sobre la prostitución y Ciudad del futuro, sobre la crisis de los grandes sueños. También podemos ver Illusion que nos muestra la locura y el desarraigo de un padre exiliado en Londres. Una obra extremadamente valiente. O Tacones cercanos, una almodovariana muestra de la vida de una travestí. Y golpe a golpe, imagen a imagen descubrimos que el cine, y el arte, cubano ha sido la gran vía de compromiso y crítica. De libertad y de resistencia. Ahora y en los momentos más difíciles. Pudimos ver como Gutierrez Alea se río y hasta asesinó en el celuloide a los delimitadores de la poesía en Muerte de un Burócrata o en Guantanamera.. Y cuando reivindicó la realidad en Fresa y Chocolate. También el pintor Raul Martínez, cronista visual de la revolución, fue aislado y perseguido por su homosexualidad. Eso nos los explica el propio Alfedo Guevara, director del Festival. Y como no, Silvio Rodríguez nos cuenta como trataba la policia de cortarle sus melenas. Sin tapujo alguno nos espeta desde la pantalla: la política de censura cultural fue una estupidez. Y lo dice en Cuba. Como no. Los artistas y cineastas nos dan ejemplo de que creación y valentía pueden y deben ser hermanas. Y es que los amores cobardes no llegan, ni a amores ni a historias, se quedan allí... ni el recuerdo los puede salvar... ni el mejor orador conjugar como decía él mismo. Una luz para América Latina. Un ejemplo para todos y todas.
De La Habana a Caracas
El tercer y más sorprendente encuentro es con Venezuela. En Cuba. Con Maracaibo y Caracas en La Habana. Nos encontramos los compañeros y compañeras de Humana y La Taguara, Guarataro y Panafilms en calles, cines, noches y conversaciones. Siempre en la dinámica de la producción trepidante nos damos cuenta de la desconexión que padecemos los documentalistas en Venezuela. Pero al mismo tiempo nos entusiasmamos de su renacimiento y su fuerza. El siguiente paso, conversamos entre humo y ron, podría ser la coordinación, impulsar festivales, plantear el debate y el conocernos. Darle palabra a la imagen.. Darle alas a la imagen de Venezuela para que dibuje y camine sus propias veredas. Para que viaje en tren, barco y avión para llegar a todo el continente y a todo el mundo. Y esa es labor de las instituciones que están apoyando el cine y la televisión en este país. Mas en el fondo depende de todas y todos nosotros. Que trabajamos en esto. Que amamos este trabajo. No se puede esperar a la espera. No se puede solo soñar con sueños. que Ya nos lo dijo un vaquero argentino (indio por dentro): "Échenle bolas y háganlo ustedes y en unos años no lo podrá parar nadie". Así es que nos encontramos en Cuba tres veces: con ella, con el mundo, con el compromiso, con la crítica, con la resistencia, con Venezuela y con nosotros mismos. Creo que fueron más de tres encuentros. Y creo que serán más.
David Segarra. Documentalista.

lunes, 15 de diciembre de 2008

LATIFUNDISTAS, POLITIQUEROS DEL CINE, LA TV Y EL RESTO DE NOSOTROS.

Por Sergio Marcano

Manolito -él de Mafalda- decía que no se podía amasar fortuna sin hacer harina de los demás…

Y es cierto. A pesar de la tan mentada “Revolución” impulsada por el –popular o impopular- Chavismo, y dependiendo del circulo social en que te muevas, el panorama no ha cambiado demasiado. En la Venezuela en la que yo me muevo los cineastas y empleados de los cineastas criollos estamos desprotegidos a todo nivel, no contamos con ninguna clase de seguros o beneficios sociales que nos respalden o protejan de eventualidades de ningún tipo, flotamos, nadamos en contra y, a veces, nos dejamos llevar irremediablemente por las corrientes mas álgidas de lo que muchos denominarían un capitalismo salvaje.

Yo nunca me he caracterizado por ser un buen negociante, pero con el paso de los años y con la ganancia de experiencia laboral en el mundo freelance, me he visto en la imperiosa necesidad de aprender -al menos a saber cuanto vale mi mano de obra- a negociar. Y es que al parecer hay una constante: todo el mundo –en paralelo al presupuesto que le hayan otorgado- cree que tu talento, al igual que tu trabajo, no vale nada, o en cualquier caso vale bastante poco.
Muchos podrían pensar que esto es algo exclusivo de una generación de personas mayores de 50 años. Nada más alejado de la verdad. Aquí cualquiera que recibe un contrato millonario –y estos contratos para la realización de una película o serie de televisión normalmente lo son-, usa esos millones para abultar sus cuentas bancarias y subir de estrato social, llegando a la noción de que sus necesidades son sin duda más importantes y relevantes que las de cualquier otra persona de su equipo.

De este modo, en este país tropical llamado ahora “República Bolivariana de Venezuela”, nadie –o la mayoría, para no exagerar- quiere pagar tu experiencia, tu pericia, tu talento, tu intuición audiovisual o tus prestaciones sociales; todos prefieren conseguirse un estudiante cándido(a) que este tan deseoso(a) de entrar a trabajar al medio, que esté dispuesto a ceder sus honorarios y sus derechos laborales en pro de su enseñanza. Una actitud que aunque cotidianamente es disfrazada de buena intención -a los ojos de quien pregunte y en especial a los ojos de quienes otorgan los contratos-, lo único que busca en el fondo es embolsillarse la mayor parte del dinero establecido en el presupuesto.

¿Ese no es el caso de la mayoría de los que entramos en el medio en este país? Déjenme rememorar algunas de mis experiencias en mis años mozos –que no necesariamente han sido tan malos y llenos de golpes y/o malos tratos- y aliñarlo con algunas otras experiencias “cumbres” que han vivido o escuchado algunos de mis allegados en el medio audiovisual nacional, para así conseguir un hilo narrativo que exprese e ilustre claramente a lo que me refiero…

…Con ilusión, candidez, mucha disposición al trabajo e infinitas expectativas entras a la productora, haces tu trabajo lo mejor que puedes, te concentras, te esfuerzas, das lo mejor de ti; al ver que no es suficiente, poco a poco asumes más cargas laborales de las que te corresponden –sobre todo si estas ligado a la producción-, y con mucha buena voluntad comienzas a trabajar todos los días hasta horas insólitas, a trabajar los fines de semanas y, poco a poco, a trabajar también en los días feriados. No ganas bien, no tienes seguro social –por lo que no puedes darte “el lujo” de enfermarte-, pero tu pretendes no darte cuenta, lo asumes como gajes del oficio, pensando que algún día, en algún momento, tu esfuerzo se vera recompensado...

…Así sigues “el juego” para ver hasta donde te lleva el río; en el mejor de los casos comienzas a desarrollar tus habilidades y poco a poco la experiencia te hace bueno en el oficio que desempeñas, comienzas a notar claramente la incompetencia de algunos de los que te rodean, su irresponsabilidad, y comienza a pesarte que se delegue todo el trabajo más pesado en ti, básicamente porque cuando llega la hora del pago, de los créditos y del reconocimiento, los que no han participado de la parte pesada de la jornada laboral obtienen el mayor beneficio de todo lo que tu esfuerzo y tu trabajo creativo ha generado.

Cuando tu inocencia se disipa –al menos en lo que a tu relación con el medio respecta-, comienzas a notar que en el trato más cotidiano hacia ti hay un doble discurso que siempre esconde visos de condescendencia y manipulación, con el cual se intenta disminuirte constantemente haciéndote sentir un inútil por tu supuesta inexperiencia acerca de lo que se trata “el negocio cinematográfico”.

Así pasa el tiempo, los años incluso -en el caso de los que tienen aguante y perseveran en su afán por pertenecer al medio-, tiempo en el que a pesar de que te haces imprescindible, siguen mal pagándote un sueldo miserable y “hambreador” –que como dije antes no incluye beneficio sociales de ningún tipo-, que no te da ni para terminar de cubrir tus gastos esenciales en la vida -pagar la luz, el condominio, comer, vestirte, salud- mientras descaradamente tu jefe, ahí delante de tus ojos, cambia su estilo de vida: engrosa sus cuentas bancarias, hace viajes internacionales todas las vacaciones, se compra obras de arte, uno o dos carros, ropa de marca, come en sitios lujosos, comienza a tomar drogas de diseño, un gran etc. Y encima de todo esto –que ya es bastante-, pretende que le agradezcas y tires pétalos de rosas por donde camina, porque tienes la suerte de acompañarlo en su camino al éxito.

¡Un verdadero vía crucis!

Lo peor es que estos personajes oscuros a los que me refiero –aún hoy en día- mantienen “cautivos” a gente muy valiosa y talentosa, generando y alimentando su baja autoestima, explotando su desconocimiento sobre sus derechos laborales mínimos, aprovechándose de que han perdido el entendimiento de que su capacidad productiva -de esfuerzo y de trabajo-, no es sencillamente propiedad del otro.

Pero tu caso es otro, un día te despertaste con el pie derecho y entraste en razón, lo que te permitió darte cuenta de que no mereces tanto maltrato y tanta mala vida y decides renunciar... Menos ahora que el país es de todos y estamos en medio de “la revolución bonita” en donde, ¡una pelusa!, contamos con una ley de cine y también una de televisión!

Así comienzas a buscar trabajo por ti mismo, a tratar de independizarte, es entonces que comprendes claramente que el medio cinematográfico nacional y sus políticas no funcionan como deberían, o al menos no están a tu favor, y que incluso –por momentos- parecen darte la espalda, ya que en buena medida es como dicen las leyendas negras: El medio cinematográfico nacional en esencia es elitesco –casi de derecha-, excluyente, privilegia los juegos cortesanos y de meritocracia antes que la originalidad tanto estética o narrativa de los proyectos (basta con recordar los 15 últimos años de producción cinematográfica nacional para saber de lo que hablo); además, se te pide tanto papel innecesario y burocrático para entregar un simple proyecto, que a la segunda entrega sospechas que son baches creados simplemente para que no completes el camino y no entregues tu proyecto en los concursos que se realizan año tras año.

Este es el aterrador panorama en la financiación cinematográfica, muchos de los que lean esto lo conocerán personalmente y sabrán que no exagero. Y cuando intentas probar suerte en la financiación televisiva te das cuenta que la historia a pesar de ser otra, en esencia no es demasiado distinta, ya que los proyectos que son bien recibidos por los concursos y canales de televisión del estado tampoco están en pro de la originalidad estética o narrativa de las propuestas -basta con que enciendan el televisor y vean los resultados que ha producido la producción independiente nacional para saber a lo que me refiero-, incluso algunas personas podrían decir que el medio es más excluyente a nivel temático que el cinematográfico ya que para participar en este rubro has de confeccionar discursos plegados a la cultura oficial, limando de ellos todas las aristas de tu ideología política –si es que asumes la compleja responsabilidad de tener alguna- desprendiéndola de todo pensamiento crítico que pueda resultar incómodo para un Estado que no gusta de revisionismos…

Todo un panorama.

De este modo y por estas razones, muchos de tus proyectos –los cuales no dejas de enviar a concursos- son rechazados constantemente sin demasiadas explicaciones.

Entonces comienzas a comprender la realidad del medio audiovisual nacional: el trabajo no abunda, más bien escasea y en muchas ocasiones –más de las que te gustaría- te ves obligado a devengar sueldos que nada tienen que ver con tu experiencia ni con los precios que pagas por las cuentas de lo básico en tu vida cotidiana –vestir, comer, vivienda, salud, etc.; entonces, a la tercera vez que asistes a la despedida de un amigo (a) que se va del país a buscar una mejor vida, irremediablemente en algún momento, comienzan a revolotear por tu cabeza las consideraciones psicológicas acerca de si deberías tu también abandonar el medio audiovisual e incluso el país en búsqueda de un mejor presente y/ó futuro, para ti, para tus hijos y para tu familia.

Y bueno, así poco a poco pasan los meses y los años en el cine y la televisión nacional. Personeros políticos de la cultura cinematográfica y audiovisual fluctúan y otros se enraízan en el poder, sin comprender verdaderamente al medio al que se deben, incluso de espaldas a sus verdaderas responsabilidades para con los cineastas, haciendo promesas que nunca se llevan a cabo, pregonando en actos públicos las bondades de un medio al que desconocen y, en líneas generales, sin mover un dedo para hacer que las cosas mejoren verdaderamente en la vida de muchos que nos dedicamos enteramente a este trabajo.

Así muchos de nosotros seguimos devengando sueldos hambreadores, sin contar aún con seguros de salud que cubran lo mínimo: enfermedad, maternidad, hijos, compra de vivienda, ni hablar de pensiones que resguarden nuestro futuro en la vejez, ni facilidades sociales de ningún tipo. La verdadera punta de un iceberg.

Características que al parecer no tienen nada que ver ni con la revolución, ni con la aplicación verdadera de políticas cinematográficas justas e incluyentes, ni con las responsabilidades laborales de los politiqueros de la cultura nacional, sino que quizás esta más ligada a hechos fortuitos monetarios como el día de la suerte que pedía Hector Lavoe en su canción…

Sólo espero –quizás de un modo bastante inocente- que algún día llegue el momento en que este medio audiovisual nacional se haga un poco más justo, más equitativo, mas arriesgado a nivel estético y creativo. Y al mismo tiempo ruego porque llegue el día en que sean respetados los derechos laborales mínimos de todos los hombres y mujeres que nos ganamos el pan con nuestra capacidad productiva, creativa y el sudor de nuestra frente en el medio cinematográfico y audiovisual nacional.

martes, 2 de diciembre de 2008

BONUS TRACK. El regreso de Perrone.

Desde hace tiempo estaba por colgar la información de Bonus Track, la última película del cineasta argentino Raúl Perrone, ícono del cine independiente y de bajo presupuesto. Tal y como lo señala en su blog Las ganas que te deseo, "El Perro" decidió plantearse nuevamente el desafío de retratar a un grupo adolescentes, tal y como lo había hecho en los noventa con su trilogía (Graciadió; Labios de Churrasco; 5 Pal Peso). En esta ocasión, el retrato es el de un grupo de jóvenes patineteros.

Dice la sinopsis del filme: “Luchito, Adrian, Mapu y Lucho, son pibes que encontraron en una tabla de skate algo distinto para hacer con sus destinos. Su punto de encuentro es el cine abandonado: un lugar de juego donde se medirán habilidades pero también amistades y traiciones. Un lugar de sexo, donde los pibes se exhibirán y las chicas elegirán”.

Dice el autor acerca de la película: “ (… ) recordé que alguien me dijo que antes de ser recuperado el cine ‘‘Gran Ituzaingó’’, todos los días era ocupado por pibes que entre otras cosas hacían skate. me entusiasmó mucho la idea de volver al cine que me había hecho descubrir películas a mis 13 o 14 años (…) me gusta la idea de saber cómo va a empezar la película, es lo único que sé, empecé a garabatear algunas ideas, fragmentos de cosas, pequeños momentos cotidianos; la cámara estática y contemplativa, escuchando esas historias... En realidad Bonus track es la autentica relación que mantienen Luchito, Adrián, Mapuche, Lucho, Carolina y los otros (…)”.

El Perro continúa asegurando que no se precisan millones para hacer una película. De ahí que su equipo de trabajo no excede nunca de las 5 o seis personas. Bonus Track no fue la excepción “(…) igual que ahora y después de algunas películas sigo creyendo que mucha gente en un rodaje estorba y cuando son pocas y tienen asignada una tarea todo se hace más artesanal, más místico. Sigo pensando que aquellos que precisan millones para hacer una película con equipos de más de 80 personas y con un montón de parafernalia, que eso no tiene que ver con el hecho de hacer películas (…)”

Aquí les dejo una muestra de fotografías del filme.