viernes, 20 de marzo de 2009

La maldición del guionista

Todo empezó con el impasse entre el guionista Guillermo Arriaga y el director Alejandro González Iñarritu por los créditos de Babel. La cuestión me dejó pensando. Por meses. Cuando uno se dedica a subsistir como escritor y/o guionista, este tipo de cosas van más allá de la simple farándula, de tomar partido o de fijar una posición personal. Estos eventos remueven un lodo que sabías estaba en el fondo de un río. Uno, que también es tuyo. Hoy se remueve esto de nuevo y surgen las mismas preguntas, todo a propósito del debut de Arriaga como director.

¿Se subestima al guionista? ¿Se prescinde de él, de su talento, de su conocimiento? ¿Puede cualquiera ser guionista? ¿Se le da la importancia que merece dentro de lo que significa hacer una película? ¿Cómo se aprende a ser un buen guionista?

Cuando se escribe un libro, la cosa es sencilla. Y es sencilla porque un libro, en la casi mayoría absoluta de los casos, lo escribe una sola persona. El escritor se enfrenta a sus propios demonios y egos, y en su trance de escribir, pues se olvida de los otros, del mundo. Se trata de una batalla única. Imagino que esta es una de las razones por la que Arriaga se ha definido en varias entrevistas como escritor y no como guionista. Pero incluso Arriaga, con esa declaración, no hace sino echar mano a un tecnicismo: cuando el guionista se sienta a escribir un guión, lo hace igualmente solo, aislado con su creatividad. Es escritor y es guionista, los dos al mismo tiempo. Pero solo. Unido o separados, está o están solos. Libro o guión. Uno u otro. Se trata del escritor contra el escritor mismo. Las diferencias en el caso del guión vienen después de ese acto creativo esencial. Vienen con la gente. Con la orquesta. Con la industria. Con los egos. Con las ideas de otros. Sí, escribir un libro es sencillo.

Una novela, por nombrar un género cualquiera, respeta a su escritor. Le alaba, no puede subestimarlo. No puede prescindir de él. Es él el que sabe, el único que sabe. Se trata del creador. Sin él no existiría. En el cine, por el contrario, se subestima al escritor, al guionista, al dialoguista. Incluso se prescinde de él. Es el primero al que se saca de la lista. ¿Para qué pagar a un guionista si podemos escribirlo nosotros mismos? Y es que, por alguna razón que todavía no descubro, la mayoría en el mundo cinematográfico se cree capaz de escribir un guión. Uno bueno. No escribirían un libro, pero si escriben un guión. Generalmente malo. Es verdad que todos tenemos ideas y conocemos historias. Las historias son, simplificando, las que nos definen. En esto coincidimos. Pero abramos los ojos de una buena vez: no todos somos capaces de contarlas bien. De recrearlas en nuestra cabeza, de darles articulación, vida, de hacerlas interesantes, genuinas, únicas. Todas las historias están contadas. Es el guionista, el buen escritor, quien las hace diferentes. Es él el que le insufla vida al muñeco de madera hasta convertirlo en niño. Sin costuras, sin bisagras, sin hilos. No cualquiera puede ser escritor. No cualquiera puede ser guionista. El problema es que cualquiera puede intentarlo. Y bueno, queda lo otro: de un buen guión puede salir cualquier cosa. De uno malo, una mala película.

Deben existir personas talentosas que pueden manejarse a sus anchas en cualquier actividad cinematográfica. Deben haber unos elegidos de Dios que lo hacen todo bien. Pero intuyo que son la excepción. No conozco a muchos que sean buenos escritores, buenos editores, buenos sonidistas y buenos fotógrafos, todo en uno. Así que a menos que se trate de uno de esos hombres orquesta, más admirados por su habilidad de coordinación que por la calidad de los resultados, es mejor que en un proyecto grupal alguien se dedique a tocar los violines mientras el otro el contrabajo. A lo que voy: un guionista desconoce muchas cosas técnicas. No le dice al sonidista cómo hacer su trabajo. No entra a realizar los presupuestos del productor. No cambia el ensamble del editor. No porque no pueda en ciertos casos. Sino porque intuye que hay otros con la facultad, el estudio y las ganas de hacerlo mejor. ¿Por qué entonces cualquiera le dice al guionista qué hacer y cómo hacerlo? Zapatero a su zapato.

La cuestión de los méritos. Quizá menos importante, pero digno de tocar. Más allá de que se trate de un buen o un mal libro, si la obra gusta, pues el escritor se llevará los créditos. Fulano ha escrito un buen libro. Si por el contrario, el libro no gusta, éste obtendrá descréditos, unos que quizás le encasillen en esa paila del infierno, subjetiva y cruel, donde se cocinan los malos escritores. En el cine, si el trabajo del guionista fue bueno, éste lo comparte. No hay cabida práctica para el egoísmo. Su trabajo es el alma de la película, pero lo comparte. En el mejor de los casos. Porque en la mayoría todo se lo lleva el director. Por el contrario, si el trabajo es malo, se trata de un mal guionista. Y ya. La película no sirve, no se entiende la historia. Está todo jodido. ¿Hace falta decir más?

Para finalizar, opino que no todos nacemos para ser escritores. Para contar. Así como hay gente buena en matemáticas y otras no, hay gente que puede escribir y lo desarrolla, hay otras que pueden y no saben cómo desarrollarlo y un último grupo que no puede. El último grupo no debería escribir. El primero debería ser imprescindible. El segundo debería tener herramientas, recursos, educación. Y no hablo de cursos preestablecidos, de fórmulas, de esquemas hágalo usted mismo. Hablo de enseñarle escribir de adentro hacia fuera. Enseñarle a conectar con el interior. Enseñarle a que hay muchas maneras de contar la misma historia. Se necesitan cursos que estimulen al guionista. Se necesita valorarlo. Respetarlo. Pues más que un oficio es algo con lo que se nace, un ideal, una semilla. A veces, una maldición. Una de la que se benefician muchos. Muchos.

8 comentarios:

  1. Ser guionista es también ser escritor. En todo caso la diferencia debe hacerse entre ser novelista, cuentista, poeta o guionista.

    Escribir una novela no es más sencillo que escribir un guión sólo por el hecho de que lo escriba una persona. Cuando se escribe una novela, si bien es cierto no intervienen en su contenido tantas personas como en un guión; pues los editores sacan, meten, sugieren, devuelven, recortan... de esto hablan hasta el hartazgo escritores como Patricia Highsmith o Stephen King.

    Estoy de acuerdo en que no todo el mundo puede (ni tiene) por qué ser un escritor de guiones, pero difiero en el asunto del "genio". Los talentos tienen que ver con una formación y con mucho, mucho oficio... eso de que la gente nace "genio", se me hace absolutamente fascistoide y calvinista: naces predestinado... la idea de nacer con el genio es muy diociochesca... si te educan leyendo, contàndote cuentos, escribiendo con regularidad, pues de seguro vas a desarrollar una sensibiidad y cierta aptitud. Por otra parte, hay mucha gente que tiene mucho "genio" pero se pierde al no tener disciplina ni oficio.

    Finalmente, coincido en que a los guionistas poco se les reconoce dentro del ámbito cinematográfico. Ahora en el caso Memo-Iñàrritu es difìcil saber quién es más ególatra de los dos. Según el primero no existe más guionista que él en México... o sea... hay que dudar.

    Un abrazo, A.

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  2. Creo que el último párrafo de tu artículo da en el clavo. Es un problema de talento más formación. Salvo Hitler, no sé de ninguna otra persona que un buen día se encierre a componer una sinfonía, una ópera, sin haber estudiado un ápice de música.

    Y uno ve constantemente gente en este oficio que ni se ha formado, ni se ha preocupado por formarse que, efectivamente, se encierran a escribir un guión sin tener idea. Lo mejor del caso es que lo venden. y bien.

    El caso no es exclusivo de guionistas, sino también de directores, editores, fotógrafos, asesores de efectos especiales, y sonidistas. Directores que no han estudiado nada, de la noche a la mañana, se ponen a dirigir. La cultura del "esolohagoyoismo".

    La verdad es que para dirigir, editar, fotografiar, actuar y escribir hay que estudiar, hay que formarse. Los casos de escritores autodidactas como Truman Capote, son más bien raros. La mayoría de los escritores tienen una formación académica. Incluso un Stephen King tiene formación académica formal.

    Lo que parece no aceptarse o percibirse, es la calidad del resultado formal. Me explico: uno puede diferenciar fácilmente entre dos pintores cuál ha tenido una formación académica y cuál no. El que no la ha tenido, probablemente sea un pintor naïf. El mismo ejemplo puede aplicarse a la música.

    Pero parece que en el mundo del cine, esta diferencia no importa. Muchas veces uno ve películas que son claramente el producto de un director/escritor no formado y la crítica la pone al mismo nivel de la obra de alguien no formado.

    Voy a tener que escribir un post, porque ya esto se está haciendo largo. Sobre el genio, publiqué este artículo. Le recomiendo la conferencia de esa mujer. Excelente.

    Sí difiero del punto del reconocimiento. Cuando uno dirige una película que no funciona, la artillería pesada apunta siempre al director. Siempre.

    Buen artículo. No sigo escribiendo para no abusar,

    Saludos!

    Carlanga

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  3. No sabía que Hitler había escrito una sinfonía.qué lindo...

    Ya se sabe lo que se dice del arte: que se aprende pero no se enseña.El talento es ese factor que destruye la pretención racionalista de que todo se puede aprender si se analiza y se sigue el manual.

    Otra cosa que nos enseñan en los talleres es que el guión de cine es un boceto para una película: no es una obra de arte en si mismo. El que trabaja como guionista tiene que saber eso. Arriaga no lo sabe y no lo quiere saber...

    Hay un libro muy bueno que me enseñó lo que significa escribir un guión magistral:

    Casablanca: guión original traducido y comentado por Pablo Sanchez Martín.1997.Edit: Film Ideal.

    El prólogo es una verdadera clase de guión cinematográfico. Te das cuenta cómo va naciendo una obra maestra desde una obra de teatro mediocre y cómo no existe un autor único. Casablanca pasó por las manos de nueve guionistas famosos del Hollywood de la época y todos le metieron mano al trabajo de los demás. Casablanca convirtió en enemigos a todos los que participaron en ella y eso de verdad valió la pena...

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  4. Hola,

    Gracias a todos por sus comentarios.

    A ver:
    1)Sin duda un guionista es un escritor. Mi punto justamente es que, en general y detrás de bastidores, no se le considera como tal.

    2) Desde el punto de vista ¿intelectual?, escribir una pieza de literatura “podría” ser más algo más complicado que escribir un guión. Es cierto. Hago énfasis en el “podría”, pues estamos comparando peras con manzanas. Un poema de tres líneas puede ser más contundente que una novela y los diálogos de un buen guión muchos más profundos y conmovedores. Ahora, desde el punto de vista de la dinámica de escribir, sin duda un libro es mucho menos complicado que un guión. Nadie anda metiendo la cuchara en tu novela, en tu poemario o tu cuento. En el caso del guión, casi siempre el caldo se pone morado.

    3)Se prescinde del guionista. Se le saca rápido si no hay presupuesto. Se le subestima. Exacto Carlos, “Esolohagoyomismo” es una realidad.

    4)Si usted es guionista, escriba. Si es sonidista, ocúpese del sonido. Si es hombre orquesta váyase al Circo de Moscú. No se meta en lo que no le compete. Déjele eso al director. Y señor director, asuma límites. No cambie la historia para adecuarla a la actriz con la que está saliendo. O por caerle bien a alguien, o por ir de acuerdo a una tendencia política o religiosa que le convenga o sea de su agrado. Límites y competencias.

    5) Cualquiera no puede ser guionista y ya. No todos podemos contar historias bien. No es fascismo, ni “genio”, es sensibilidad. No todos somos sensibles de igual manera, ni para lo mismo. No todos somos iguales. Hay gente con un talento innato para escribir. Es indudable. No todo el mundo abre el capot de su carro para arreglar el alternador. Hay quien lo considera horrible. Hay quien no sabe qué hacer. Hay quien le da nota, pero no tiene el conocimiento. Y existe el mecánico que ama la grasa, las tuercas y sabe apretarlas. Si no ama escribir guiones, absténganse. A lo que me refiero con el talento (distinto de genio): a la necesidad insaciable de escribir guiones aunque se los engaveten, a la vocación y la inclinación personal de hacerlo y, por supuesto, a la facilidad de escribirlo. Si alguien tiene eso debe ser imprescindible en el mundo del guión. Si no se tiene nada de eso, no escriba. Y si cree que no tiene facilidad, pero amor y ganas, estúdielo mucho, aprenda de los mejores, practique. No se haga guionista para salirle al paso a una coyuntura determinada, o a una falta de presupuesto, o a un “no debe ser tan difícil escribir una historia para cine”.

    6) Los méritos. Nada nuevo. El guionista está entre los últimos en ser reconocidos y entre los primeros (con el director generalmente) en “rodar” por la vertiente.

    7)Se necesitan programas de educación “integrales”. Ya está bien del estudio programático del guión. Debe cultivarse al guionista por dentro.

    8)El guionista es uno de los peor pagados en estos lides. ¿Debo decir algo más?

    9) Por último, reitero lo que se ha dicho en otros foros: de un buen guión puede salir cualquier cosa. De uno malo, una mala película.

    Saludos.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Aclaro: Hitler no compuso nada. Hacíua referencia a un episodio que Ian Kershaw cuenta en su biografía. Según Kershaw, el joven Hitler en alguna ocasión se encerró a escribir la algo así como la mejor ópera compuesta en la Historia de la humanidad... Sin tener más que unos conocimientos básicos musicales.

    Si mal no recuerdo...

    Por otro lado, creo que la educación del guionista (y de todos los involucrados en un rodaje, debe ser integral, aunque es deseable la especialización. Pero el guionista sí debe saber de fotografía, dirección, edición, etcétera.

    Al mismo tiempo que el director y los demás involucrados en el quehacer cinematográfico. Especialmente, el productor. En Moscú estudiabas varios años de filosofía antes de tocar una cámara, una moviola, un nagra, una máquina de escribir.

    Pero no creo que el mérito del guionista sea subestimado. Todo lo contrario, cuando la historia es buena, se le reconoce.

    Con respecto a los directores que cambian la historia, usualmente eso pasa cuando se enfrentan problemas inesperados en el rodaje y, si ha trabajado con un guionista, es el guionista quien hace los cambios. No el director. Recuerdo en cierta ocasión a Armando Coll imprimiendo unas escenas en la redacción de una revista y salir corriendo al set de filmación de El Tinte de la Fama para resolver un problema surgido en en pleno rodaje.

    Usualmente, para el director, también la película es un gran sacrificio y un acto de amor. Está consiente de todo el rabajo que ha tomado escribir aquel guión. No conozco casos de directores ue cambian el guión para complacer a la actriz con la que sale (cosa que pasa muchísimo menos de lo que un director soltero espera que ocurra) :-).

    Saludos,

    Carlos Caridad Montero

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  7. Nunca esta de más hacer el intento para quien lo desee....
    Ser perseverante es de genios.

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  8. Por cierto,Carlanga, ya sé que Hitler no compuso ninguna sinfonía-y también sé que tú lo sabes-aunque lo habríamos preferido como compositor más que como Fürer. Solamente quería hacer un chiste.

    Vicente, lo que te critico es que ves el guión como un monolito que nadie puede tocar cuando está terminado: "a aquel que quite o agregue una palabra se le quitara y se le agregará en el Libro de la Vida"(creo que así amenaza San Juan en el libro del Apocalipsis a los malos copistas).

    Solamente Hitchcock dejaba intactos sus guiones-más bien sus storyboards-cuando rodaba. La mayoría de los directores hacen modificaciones intuitivas mientras ruedan, sobre todo por el montón de avatares que atacan el rodaje de una película.Desde los ensayos con los actores, las cámaras y las locaciones hasta el montaje final se hacen cambios en la estructura de una película. El guión no puede verse como un fetiche religioso.Es un boceto de un film: eso es el guión (su misma palabra lo dice)

    Saludos.

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