viernes, 24 de agosto de 2012

Sobre el Remake: Entre Caníbales es Mejor

Por Sergio Monsalve

El remake tiene quien le escriba. No faltan análisis rigurosos sobre el tema como “Ya yo He Estado Aquí”, ensayo de cabecera para los fanáticos y estudiosos de la materia. También abundan los documentales dedicados reivindicar o criticar el asunto.
 “Everything is a Remix” es uno de los más conocidos y populares en la red. Otro autores del nivel de Eduardo Navas firman libros virales de la talla de “Remix Theory: The Aesthetics of Sampling”, por no hablar del trabajo de no ficción, “RiP!: A remix manifesto”. Se equivocan entonces si consideran al caso huérfano de reflexión y meditación cultural.
 Sin ir muy lejos, el ejemplar de moda en las librerías de Buenos Aires se llama, “Retromanía o la Adicción del Pop a su propio Pasado”, de Simon Reynolds.
 Por ende, se trata de un problema digno de una tesis grado. Luego de leer y consumir vorazmente algunos de los ejemplos mencionados, procedo a escupir mis ideas masticadas por las imprentas y programas de última generación por internet. Es ilógico prometerles una teoría fresca u original acerca de la comidilla del día.
De cualquier modo, cumplo con compartir mis conocimientos aprendidos y deglutidos, alrededor de la industria audiovisual.
Históricamente, el cine nace como un mecanismo de reproducción mecánica de la vida, donde eventualmente puede surgir la magia, la poesía y la experimentación. Casi todas las cintas de los primitivos emergen como secuelas, sucedáneos y reflejos de la literatura, la arquitectura, el teatro, la música y la plástica. Ello no hace al cine peor o mejor. Lo hace y listo.
La naturaleza del cine queda atada al ejercicio de la copia, de la mímesis, de la reiteración. En adelante, se consolidan los géneros para ahorrar dinero y satisfacer la demanda de un público fascinado con el juego de la anticipación, formado por el falso suspenso de “Las Mil y una Noches”.
Pagan el boleto en la conciencia de descubrir un terreno conocido pero además con el interés humano de atisbar un pequeño desvío a la norma. Así estalla el canon del remake bajo sus dos vertientes principales: la clásica o neobarroca y la iconoclasta o deconstructiva. Es la diferencia entre la "Blanca Nieves" de Disney en lenguaje animado y “Espejo Espejito” de Tarsem. La primera es conservadora con el relato de inspiración. La segunda le guiña el ojo irónico a la audiencia cautiva.
De ahí nuestra preferencia por el Tarantino distanciado de “Pulp Fiction” en lugar del timo reaccionario del romanticismo existencial de “Crepúsculo”.
Luego “Harry Potter”, la Marvel, DC Comics y “El Señor de los Anillos” arribaron a la cartelera para imponer una hegemonía del calco digital, del maquillaje superficial, del barniz publicitario carente de doble intención.
La meca saca las cuentas y en una época de depresión se olvida de imprimirle sentimiento y creatividad a sus encargos, a sus homenajes, a sus citas a pie de página.
 El paisaje se intoxica de imágenes, estampas y clichés de mínima definición, para complacer a una masa de autómatas. Derivamos por el camino de los muertos en vida, del estado zombie de la distopía, del abismo de la entropía.
¿Cómo salir del laberinto? Apostando por la fuerza expresiva de un Lynch, de un Eastwood, de un Kiarostami, de un Nolan desmesurado, de un Fincher, de un Apatow, de un Jabes, de un Oteyza, de una Lucrecia Martel, de un charcutero del terror intelectual, de un Carpenter. A su manera, nos abren una puerta hacia el futuro, buscando una sabia conexión del ayer, de la ruina, de la memoria con el presente y el mañana.
Necesitamos recuperar el espíritu de Scorsese y Herzog, dos ancianos en fase de resurrección gracias a la inyección de sangre criogenizada de Melies y de las cuevas del bisonte en la pared. Somos mutantes como aquellos chicos de la escuela francesa. El futuro es Godard rindiendo tributo a Lang y Ray en “El Desprecio”.
El mejor remake está por hacerse. Tipos genios como Wes Craven andan a la búsqueda de su hallazgo. No los subestimes. Tampoco a Van Sant por duplicar a “Psycho”. El cine no muere. Sigue de parranda con su pandilla de caníbales.

3 comentarios:

  1. Una de las mejores películas de Carpenter (para mi la mejor ciertamente) es un remake, The Thing (La Cosa). Así como Carpenter canibalizó a Hawks, el año pasado lo canibalizaron a el.

    Sin embargo ese remake(prequel como le llaman oficialmente) de La COSA de Carpenter, y no la de Hawks, no aporta nada más que un homenaje que no hace sino recordar lo excelente que es la película dirigida por Carpenter.

    Ese fue el detalle que no me dejó disfrutar de esta película. Que quiere parecerse demasiado a la película de 1982. Es por eso que yo lo pongo en esa categoría de 'churro'. Es otro churro hecho por el sistema de estudios.

    Es curioso que menciones a Herzog y Scorsese, pero sobre todo a Herzog, porque si hay remakes ejemplares enmarcados toda esta teoría del 'remix' son las de Herzog. Ahora rápidamente sólo recuerdo dos: Nosferatu y Bad Lieutenant. Port of Call New Orleans.

    Partiendo de dos películas tan disímiles y atemporales como Nosferatu de Murnau y Bad Lieutenant de Abel Ferrara, el resultado no sólo muestra ela iconoclastia y eclecticismo de Herzog, sino que con sus remakes, Herzog recuerda que ninguna idea es propia ni 'original'. Sólo se tienen que tener bastantes bolas, y a Herzog creo que le sobran, para abordarlas.

    Ciertamente el remake es un tema de conversación full amplio que escapa del terreno de Hollywood.


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  2. De hecho, por eso hablé de Herzog y Scorsese. Son dos genios de la revisitación. Los reinvidiqué por "Hugo"(homenaje a Meliès) y por el último documenta de Werner(tributo a las pinturas de los primitivos).
    Un abrazo.
    Buen comentario.

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  3. Si, varias de las películas de Herzog y Scorsese se inscriben en esto. Sólo que siento que Herzog, más que Scorsese, son bastante menos obvios al respecto que, por ejemplo, alguien como Quentin Tarantino. Por ejemplo por ahí corre la minuta de que cuando Abel Ferrara se enteró del 'remake' de su Bad Lieutenant, maldijo a todos los que estaban involucrados. Cuando le preguntaron a Herzog que pensaba de ello dijo algo así como 'no se de que habla, yo ni siquiera he visto su película' y de Herzog lo creo!

    En todo caso, como decía estos dos ejemplos son emblemáticos. Releyendo esto recordé el remake de Scorsese de Cape of Fear, pero además recordé que otros cineastas como Friedkin han recurrido a ese 'rehacer'. Éste último dirigió un remake de '12 Angry Men' para HBO, que ciertamente es una nueva interpretación de la película de Lumet. De hecho yo diría que no cambia mucho, es como una copia frame by frame del mismo, así como Van Sant con el Psycho de Hitchcock, pero es así como que una obra tan perfecta como la película de Lumet no necesita modificaciones. Friedkin también 'remakeo' Wages of Fear de Clouzot en una bestialidad de película que se llama 'Sorcerer'. Ciertamente la de Friedkin me agrada muchísimo más. Quizás la siento más cercana.

    Brian de Palma es otro que se la pasaba antes haciendo sus propias versiones de las películas de Hitckcock y sin ninguna reserva además. Recientemente he visto lo que llaman su versión de 'Vértigo', llamada 'Obsession'. Y es sencillamente brutal.




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