Se estrena El Público en el CELARG. Jueves 19 a las 7pm

Partamos desde un punto: El cine como hecho colectivo, al que asistimos masivamente. Los guiones audiovisuales, mas allá de su densidad o ligereza discursiva, cobran sentido de existencia en la medida en la que son proyectados y apreciados por el público general.

Entre las décadas del 70 y 80, se hizo en Venezuela un cine con una identidad marcada, inteligente y reflexivo, que mostró a sus contemporáneos llanamente y sin pretensiones, problemáticas como la falta de educación, la proliferación de la delincuencia; así como la corrupción de las altas esferas del poder.

Temas que muy rápidamente ganaron terreno en el gusto de los espectadores y que llevaron al cine venezolano a pelear codo a codo con los Blockbusters estadounidenses por los diez primeros puestos de la taquilla nacional, éste es el caso de “Homicidio culposo”, que basado en un hecho noticioso real de gran impacto en la opinión publica del momento, estableció un record nacional llevando a 1.335.085 espectadores a las salas de proyección, mientras que “La graduación de un delincuente”, “Macho y hembra”, “Yakoo”, “Oriana”, “El atentado” y “Mas allá del silencio”, se ubicaban entre las 10 mas taquilleras. Esto por supuesto muy a pesar de la competencia desleal y avasalladora empleada por el cine norteamericano; que cotidianamente es promocionado bajo enormes campañas publicitarias, de prensa, radio y televisión y que es proyectado en el 98% de nuestras salas de exhibición.

Pero con el paso de los años, este interés genuino hacia nuestra cinematografía se fue perdiendo, las razones son distintas y muy variadas entre sí, la devaluación del bolívar, la falta de legislación cinematográfica que velara por los intereses de los cineastas y en especial por el tipo de temáticas que llevarían al celuloide las nuevas generaciones de cineastas, en líneas generales, totalmente divorciadas de la realidad circundante.

Un panorama desolador que se mantiene, en gran medida, hasta el día de hoy, en el que el espectador venezolano no asiste masivamente a mirar el cine nacional, porque no se siente, ni se ve reflejado con los hechos y o acontecimientos, que narran los guiones que año tras año son llevados a la gran pantalla. Vale aclarar que esto es un fenómeno que sólo se rompe a mediados de los noventa con el cine de la dupla José Novoa y Elia Schneider cuando estrenan en el país “Sicario” (1994) y “Huelepega” (1998), “Punto y Raya” (2003) y mas recientemente con “Secuestro Express”, de Jonathan Jakubowicz (2005) películas que centran sus argumentos en la violencia urbana, en la crónica roja; temas que gusten o no a la crítica especializada, despiertan una vez más la atención del público y le hacen volver masivamente a las salas de proyección.

El documental "El Público" investiga la importancia del espectador en el proceso cinematográfico nacional, bajo cuatro grandes grupos de entrevistados, en la búsqueda de un equilibrio entre las opiniones del tema. Uno de los grupos es el de los creadores, a traves de sus opiniones, directores, guionistas, productores y actores, conocemos más de cerca el proceso creativo de esas películas que han despertado el interés de nuestro público.

Con un grupo de críticos y analistas del cine se observa el fenómeno de la taquilla, bajo un enfoque más objetivo, además de esto se analizan los cambios de las temáticas del cine venezolano y su relación directa con el interés de los espectadores nacionales.

Distribuidores y exhibidores, por su parte, nos explicarán las temáticas que motivan a los espectadores, así como también acerca de los sistemas de mercadeo que utiliza la industria norteamericana, para promocionar sus filmes.

Y finalmente el grupo mas importante de todos: los espectadores, quienes nos permiten conocer a primera voz, lo que piensan sobre el cine venezolano, sus expectativas generales sobre el medio, y nos explican con palabras llanas la necesidad que sienten de verse reflejados en la gran pantalla con temas que representen sus intereses y problemáticas.

Con todo este material se pretende fomentar la comunicación recíproca entre los cineastas y los espectadores locales. Especialmente ahora, en los albores de la creación de una industria cinematográfica nacional, luego de la significativa aprobación de la ley de cine nacional y más recientemente de la creación de la plataforma del cine y el audiovisual.