domingo, 18 de abril de 2010

EL EGO, LA PRETENSIÓN Y OTROS DEMONIOS DEL CINE VENEZOLANO

Por Sergio Marcano

Hace unas semanas hablaba con un representante de la distribución cinematográfica y me comentaba que los blockbusters -películas de alto presupuesto, las apuestas de la industria hollywoodense- en Venezuela difícilmente llegaban a los 2 millones de espectadores. Un comentario que me sorprendió porque me hizo pensar que ese era el número máximo de personas que estarían en la disposición real de invertir su dinero en entretenimiento cinematográfico en nuestro país. 

Es un hecho que las películas venezolanas interesan a muchos menos espectadores que el cine norteamericano, digamos -siendo benevolentes- que al año, un promedio de 200 mil espectadores están dispuestos a apoyar al cine nacional, un grupo que se multiplica proporcionalmente con relación al interés que despierte el argumento, el castin, la realización, una campaña publicitaria bien llevada, etc. Apuestas de producción que las lleva al extremo del éxito Secuestro Express, de Jonathan Jackubowicz, con 932.530 espectadores, o al fracaso, como el caso de Zamora de Román Chalbaud, 7.261 espectadores –por mencionar 2 casos relativamente recientes-.  

Si bien es cierto que al ser exhibidas las películas venezolanas tienen que sortear la alineación inducida a los espectadores por las millonarias y efectivas campañas publicitarias del cine norteamericano, no menos cierto es que la barrera más grande que tienen que vencer las películas venezolanas, es el prejuicio que se han formado sus eventuales espectadores con el paso de los años, bien sea por lo que han escuchado a sus coterráneos –que el cine venezolano trata solo de putas, policías y malandros- ó porque ellos mismos fueron alguna vez al cine y se encontraron con una mala película criolla –que no trataba de putas, policías ni de malandros- que incluso les hizo huir despavoridos de la sala. Algo que sucede muchas más veces de lo a que los incondicionales defensores del cine venezolano les gustaría admitir. 

Pero cuando este panorama alcanza cotas de locura -a pesar de que estamos en el trópico y TODAS las reglas son cotidianamente atípicas y elásticas-, es cuando se les escucha decir a los directore(a)s del cine venezolano a viva voz, con soberbia e infatuación -y cito un comentario que he escuchado en repetidas ocasiones tras el fracaso en taquilla de varias películas; palabras más, palabras menos-: 

                  “…es que mis películas no le interesan a los espectadores venezolanos porque están dirigidas a un tipo de entendimiento más bien europeo”. 

¡Por los clavos de Cristo!, aparte de sí mismos ¿a quién están tratando de engañar?, todos sabemos que si esto fuese cierto, si las películas de estos directore(a)s funcionaran mejor con público europeo, pues sencillamente en Europa se les abrirían las puertas en festivales internacionales sean de clase A, B, ó incluso C, donde las verdaderas películas de cine de autor pululan y ganan el reconocimiento internacional que las hace aclamadas, famosas e incluso taquilleras mundialmente hablando. Algo que lamentablemente NO le sucede a la mayoría de las películas producidas en nuestras fronteras.

Otro aspecto que me llama profundamente la atención de la mayoría de las películas venezolanas de los últimos 20 años -que usualmente son escritas por los mismos directores-, es su grado de ingenuidad narrativa y visual. Es como si se concibieran de espaldas a las vanguardias más elementales desarrolladas en el mundo por más de una centena de años, y también de espaldas a lo que se dice, se cuenta y se desarrolla conceptual y visualmente hoy en día en un mundo completamente globalizado, lleno de cientos de referentes informativos, audiovisuales y cinematográficos que provienen de la televisión, el cable, la piratería, el DVD legal, el internet, el twitter y un gran etc. 

Un universo de información que de un modo ó de otro SI está al alcance de todos y cada uno de todos los eventuales espectadores del cine venezolano, complicando día a día su entendimiento cotidiano del mundo y afinando sus exigencias con respecto a lo que esperan del entretenimiento que consumen. Y aquí no sólo estoy hablando del cine venezolano versus el cine norteamericano –como reza el cliché ramplón que intenta desmontar este comentario cada vez que es esgrimido-, sino más bien de “la competencia” que podría establecerse entre el cine venezolano y el cine iraní, el cine chileno, paraguayo, colombiano, peruano, brasilero, argentino, etc. Un tipo de cine que al igual que el venezolano se hace con relativamente pocos recursos económicos, pero que a diferencia de nuestro cine, es capaz de proponer historias que logran captar el interés de sus espectadores nativos y además lo suficientemente vanguardista a nivel conceptual como para ser tomado en cuenta por los jurados de los concursos internacionales más importantes del planeta… 

¡Qué caiga de una vez por todas la mascarada autoindulgente que distorsiona el entendimiento de los realizadores, dirigentes, gremialeros y demás habituales del cine nacional! Y que ha condenado a buena parte del cine venezolano a ser un arte, a todas luces, de espaldas a los intereses culturales de los venezolanos e incluso del mundo. 

¿Hasta cuándo el cine venezolano va a seguir negando la importancia de su interlocutor natural: el pueblo venezolano?, ¿Hasta cuándo se van a seguir financiando los caprichos trasnochados –en algunos casos pseudo intelectuales- de los realizadores del cine nacional?, ¿Es que acaso porque vivimos en un país petrolero la inversión cinematográfica está destinada a no tener ningún tipo de dolientes? –como claramente ha venido sucediendo los últimos años-, ¿Será qué quizás aquellos que seleccionan los proyectos venezolanos que se filman año tras año no están capacitados para hacerlo?, ¿O será que es cierta la teoría de conspiración que dice que la selección de los proyectos que se filman año tras año está más bien apañada por un juego de intereses cortesanos que se establecen independientemente de la calidad real de los guiones? 

Un grupo de preguntas que se vuelven recurrentes al menos en 2 de cada 3 estrenos del cine venezolano contemporáneo; pero que a pesar de lo bien fundadas que puedan estar, son temas tabú porque cuestionan la espina dorsal del “estatus quo” de la cinematografía nacional, un escalafón cincelado por los gremios cinematográficos en la ley de cine y su reglamento –que aún está en espera de discusión con la comunidad cinematográfica y posteriormente su aprobación por parte del ejecutivo nacional-, donde se establece la conformación del comité ejecutivo y de las comisiones de estudios de proyectos –los encargados de decidir en nuestro país lo que se filma, y lo que no, año tras año-; en los cuales los representantes de la dupla de los gremios cinematográficos ANAC –la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos- y CAVEPROL –la Cámara VEnezolana de PROductores de Largometrajes- tienen una gran injerencia, y de donde se excluye abiertamente la presencia de cineclubistas, universidades, organizaciones de críticos cinematográficos, técnicos de cine, comités de espectadores, etc. Es decir justamente aquellos representantes de la comunidad cinematográfica nacional que no tienen intereses directos en relación con lo que se filma año tras año, más allá de una eventual calidad fílmica.

Creo que sería bueno para el bienestar de la cinematografía nacional asumir que hay algo que no funciona en los criterios que se aplican para elegir la mayoría de los guiones que se filman hoy en día en Venezuela, así como tampoco en la conformación de estas comisiones y comités. Un panorama que no cambia radicalmente en la productora del estado: La villa del cine, la que al menos hasta el momento, tampoco ha demostrado ser nada efectiva con sus planteamientos, ni propuestas arguméntales o estéticas, en la búsqueda por el interés de los espectadores nacionales.
 

En otro orden de ideas, pero que de igual modo guardan una estrecha relación con lo que trato de expresar al escribir estas reflexiones personales, tiene que ver con las conclusiones que cualquier persona podía hacer al leer las propuestas que hicieron las 2 planchas postuladas por algunos cineastas venezolanos en las recientes elecciones de la ANAC, las cuales giraban en torno a los derechos de autor, el retorno monetario de la distribución de las películas venezolanas, defender al cine ante el Estado venezolano, impulsar la aprobación del reglamento de la ley de cine, apertura de una convocatoria contínua para la presentación de proyectos, apoyo a la asignación de dólares preferenciales para el cine y el audiovisual, aplicación de incentivos, recaudación de fondos para la sustentabilidad del gremio. Y un gran etc.

Múltiples tópicos, algunos de ellos incluso verdaderamente necesarios para nuestra cinematografía, pero ninguna de las 2 planchas hizo referencia en sus propuestas al presente ó el futuro estético ó narrativo de los guiones que se proponen para ser filmados en el país año tras año, ni tampoco de la pertinencia histórica, política, cultural, social, moral, sexual, de las historias que estamos contando como cinematografía en principio a nuestros espectadores y en segundo lugar al planeta en el que vivimos, mucho menos de la relación que debería tener nuestro cine con sus espectadores, ni de la importancia del cine venezolano como reflejo de nuestra cultura. 

Es decir el único tema que claramente no está en la agenda de propuestas, discusiones y cambios promovidos por los postulantes a elección y posteriormente ganadores de llamada “Asociación Nacional de Autores Cinematográficos” venezolanos es precisamente el autoral. El norte más esencial y primigenio de sus funciones.



En este marco de situaciones y de circunstancias que les expongo me hago las 3 últimas preguntas de esta jornada: ¿Será que la cinematografía venezolana está condenada a no evaluarse, pensarse ó analizarse con honestidad a sí misma? ¿A nunca hacer un acto de constricción mínimo que trate de corregir sus errores y desaciertos? Y finalmente ante tanta desidia cómplice ¿Condenada por siempre a dar tumbos narrativos y estéticos que la alejan cada vez mas de sus potenciales espectadores? 

???.

19 comentarios:

  1. Primero, aquí tienes cifras de box office de Venezuela de los 70s hasta hace unos 4 años. http://venciclopedia.com/index.php?title=Lista_de_largometrajes_de_Venezuela

    Por ahí publicaste una entrevista con Jakubowicz que complementa a esta. El problema más profundo de la cinematografía nacional son sus valores televisivos. Casi todo el mundo que trabaja viene de la televisión (empezando por los actores) y ese es un medio muy diferente para depender de él. Acabo de ver una con Ruddy Rodríguez en la Segunda Guerra Mundial que es practicamente un unitario de aquellos que hacía RCTV. Hasta los encuadres parecen hechos para un Trinitron de 19 pulgadas. Los valores no es que sean pobres, es que son inexistentes a nivel cinematográfico por que se está haciendo televisión no cine. Las actuaciones es donde es más obvio, acartonadas al extremo, que es lo que los actores saben hacer porque así se hace en telenovelas, pero en cine hay que buscar otra fuente actoral, como se hizo en SE, donde los actores emplean el método de forma accidental (se ven genuinos porque no están actuando).

    Y aquí puedo seguir por horas y horas, pero tampoco hay historias interesantes, ni locaciones, ni personajes, etc. Y por alguna razón todas las películas venezolanas ahora tienen este look hiper real que están aplicando en postproducción.

    Sin embargo, el peor problema es que no hay salida. Para hacer una película hay que usar personal de cine, pero donde consigues musicalizadores, editores y actores de cine en Venezuela? La regla debería ser nunca utilizar a nadie de la televisión, pero no se me ocurre como se puede crear una nueva escuela que sea lo suficientemente rentable para tener personal dedicado a un solo género.

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  2. Interesante post. Ya he opinado mucho sobre esto, pero básicamente a veces me pregunto si en efecto todas estas asociaciones y cámaras de cine sabrán de verdad qué es lo que quiere el público; creo que o no le interesa estudiar al "interlocutor nacional" o apuestan a crear un cine no masivo -que puede hasta parecer caprichoso- con la licencia que el verdadero artista no trabaja para un público -y con la incoherencia de medirse entonces por ganancias de taquilla-.

    De verdad que es un tema tan complejo que uno o se queda sin respuestas o cae en esto de la "teoría de la conspiración", que al final viene a ser lo mismo que no saber por qué nuestro cine funciona de esta manera, y que aún así sin eficientes resultados le cuesta evolucionar.

    A las jóvenes generaciones se nos abren las puertas de la web, de verdad yo estoy convencida que ese es el canal más efectivo para tener el desarrollo fílmico necesario. Es cierto que por ahora está difícil sacar una buena tajada de dinero o rentabilidad en este medio pues en Venezuela el internet no ha permeado a toda la población, además de todas las posibles trabas económicas que se presentan. Pero de resto, es una genial esperanza para el cine joven y para darnos a conocer en otros países.

    Yo soy parte de esos 200 mil espectadores que van a cuanto film nacional haya pues me gusta saber qué está haciendo la gente del país, por más que he querido no me he ido de mi butaca pues trato de entender por qué este proyecto sí pudo llegar a la pantalla, bajo qué criterio es que lo eligieron, etc.

    Hay un patrón que parece repetirse y es el del cine ingenuo, guiones tranquilos y no incómodos, historias que poco remueven nuestra sociedad; sí hay diálogos que buscan "confrontación" o concientización de temas sociales como riqueza vs. pobreza, pero esto no supera la complejidad de la realidad. Lo mismo con las puestas estéticas, unos films mejores que otros pero al final eso: la comodidad y poco riesgo. Incluso en las pelis recientes donde autoclaman que se han "arriesgado"
    con la propuesta estética pecan de reduccionistas, porque arriesgarse no sólo es colocar uno que otro plano pseudo "surreal" sino que toda la propuesta tenga una narrativa estética diferente y que esté atada a la historia. Pero si hablamos con sinceridad, arriesgarse de esa manera puede dar miedo.

    En pocas palabras, que al cine lleguen películas de las cuales no soportemos ni 10 minutos viendo no sólo es "culpa" del director y de su puesta en escena sino de los que le dan el dinero para hacerlo. A mayor exigencias, mejores historias, mejores películas, mejor marketing, más rentabilidad, creo yo.

    Lo positivo es que los procesos no son estáticos y eventualmente habrá un cambio en el "modus operandi" de nuestros gremios. De eso estoy segura.

    Saludos.

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  3. Este tema es súper complejo. Yo incluso voy más allá de los planteamientos de Sergio y los de ustedes (gracias por cierto por escribir).

    Esta vaina es caos. Como el país. Y caos del malo, del mala tripa. No hay una razón única y no siempre son las mismas para el caos cinematográfico.

    A veces es falta de riesgo. Pero sale un pana y hace Elipsis y todos los venezolanos salen diciendo que no entendieron un carajo.

    A veces es falta de temáticas nuevas. pero sale Jericó y ¿cómo es posible que Jericó, una de las mejores películas hechas en el país haya contado sólo con 40 mil espectadores? Por Dios!!!! (Por cierto, bien bueno lo de la Venciclopedia)

    A veces es falta de nuevos planteamientos estéticos. Pero sale Secuestro Express y los espectadores salen diciendo que es muy violenta y se dicen muchas groserías.

    A veces es falta de incentivo. Pero sale un documental guerrilla que la hicieron unos tipos que están mamando y qué mala la peli porque se le ven las costuras!!!

    A veces es porque la financia el gobierno. Y salen diciendo que no quieren ir a ver una película chavista.

    Qué diablos! ¿A quién le gusta algo en este país?

    Consecuencia: no hay cine, no hay espectadores, no hay apoyo, no hay actores de cine, etc. etc.

    Si los nigerianos o los indios o los chinos estuvieran cin tanta paja, no serían lo que son hoy en día en materia de cine.

    Lamentablemente y con todo el dolor de mi alma comprobé que es más fácil hacer cine en tierras extrañas que aquí. Y no por razones políticas precisamente.

    Saludos.

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  4. Quise decir: Si los nigerianos o los indios o los chinos estuvieran CON tanta paja...

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  5. Historias interesantes brother...Y dejar el clicheo de mujeres buenotas y exoticas, heroes de novela...fuck, estaría todo el día con la lista de cosas que están mal. Y dejar el intelectualismo plástico. Por ahí vi una peli con Julio Verne en el Orinoco...WTF?! A quién le importa esa verga?? Si por lo menos hubiese estado bien hecha o actuada o algo. Quizás haya que traer a los mexicanos como se hizo en los 50s pa que nos enseñen a hacer películas.

    Y solo por comentar...He visto varios "documentales" ultimamente que dan pena. A nivel cinematográfico un documental tiene que elevarse sobre la calidad de un capítulo del History Channel. Cualquier otra vaina es golilla para la Fundacion Biggott.

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  6. Antes que nada gracias por el feedback.
    LizardKG, pana, me mataste con tu comentario de los encuadres para un Trinitron de 19 pulgadas, sin duda no puedes tener más razón en todo lo que expones!!!

    Elena, también te conoces el cine nacional al pelo, estoy de acuerdo con todo lo que dices excepto con que: “Lo positivo es que los procesos no son estáticos y eventualmente habrá un cambio en el "modus operandi" de nuestros gremios. De eso estoy segura.”
    Yo creo que los procesos en los gremios de Venezuela si son estáticos, y lo creo porque llevo más de 20 años de espectador del cine venezolano y no veo por ningún lado vocación de cambio. Y como la mayoría de los jóvenes aun no entienden que es su responsabilidad política generar un cambio en esos predios, pues allí seguimos, completamente estancados.

    Vicente, no estoy de acuerdo con mucho de lo que dices.
    Elipsis a mi parecer no tiene nada de vanguardista -O no al menos con lo que yo entiendo como vanguardia-; Jerico, es una súper idea que no funciono tan bien con el público, cierto, pero funciono mejor en festivales internacionales; de Secuestro se dijo cualquier cosa, pero fue súper vista y taquillera y aun hoy seguimos hablando de ella; por otro lado las películas del gobierno son un pastiche ideológico, la verdad creo que ni sus propios autores entienden que es derecha, ni mucho menos que es izquierda –y si sus autores no entienden imagínate los que las acusan de chavistas-. Y la verdad no se dé que documental guerrilla estás hablando…
    Lo que sí puedo decir como conclusión de lo que comentas es que no has hacho la tarea y no has ido a ver las últimas películas que se han estrenado en el cine venezolano, esas que costaron 3 millardos de presupuesto y que hacen que la sala se quede sola antes de que termine la función –y que muy seguramente tampoco van a ganar festivales internacionales-, que es de las películas de las que habla este escrito.
    Me alegra por la suerte que tuviste de filmar afuera, te conozco hace muchos años, soy tu pana y lo celebro, pero muchos venezolanos no tenemos esa suerte y además queremos filmar aquí.

    Elena deberíamos juntarnos los valientes que si somos capaces de aguantar las películas venezolanas hasta el final, ya ni mis panas –incluso los cineastas- se quieren quedar hasta que las películas terminan!
    Un Horror.

    Una vez más gracias a todos por comentar.

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  7. Hola Sergio.

    Estoy preparando un escrito donde trato de plasmar lo que pienso sobre éste y otros particulares del cine nacional. Ahí seguro me explicaré mejor, porque mi comentario anterior se restringió quizás sólo hacia lo que pienso de nuestro espectador. Pero esto tiene muchas aristas y muchos filos. Voy a tratar de condensarlos (obvio, será un artículo de opinión y como tal debatible) y plantearlos, a riesgo de que se me odie en el medio.

    Tienes razón en que no he visto las últimas películas venezolanas. Recién me he puesto al día con aquellas que proyectaron hace unos dos años, cuando estaba fuera.

    Mea culpa.

    Pero ya aclararé todo en el escrito.

    Un abrazo.

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  8. Por eso es tan importante crear nuestro cine independiente, en donde productores,guionistas, actores y directores podamos hacer con agrado y satisfacción lo que nos gusta hacer, y salir del círculo vicioso de hablar de un tema tan trasnochado como lo es la situación del cine venezolano.

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  9. alguien escribe por ahi arriba donde consiguen musicalizadores y tecnicos en fin y actores de cine en Venezuela y aqui hablo como actor...muchisimos directores a proposito de eso que llaman taquilla buscan actores de television y figuras de novelas y sin embargo las cifras de espectadores siguen siendo bajas entonces ni siquiera es eso, porque la pelicula no la ve igual nadie...el cine hay que entenderlo como lo que es "un arte" no como un negocio, a pesar de que lo es, eso no puede ser el impulso generador de una pelicula...al contrario pienso que si hay tecnicos, musicalizadores luminitos guionistas directores y Actores excelentes pero tambien debemos salir buscarlos, incvestigar, ver cine nuestro cine...Ver nuestro teatro que de seguro encuentras.....
    Vicente Peña

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  10. Bueno, quizás es que a veces soy muy optimista sobre las instituciones que rigen nuestro cine y esto si se mezcla con 21 años pues más que esperanza lo que tengo es como aún el ideal fresco, jeje.
    Sin embargo lo que comentas es más que factible pues es una opinión que se suele repetir.
    Igual yo seguiré viendo las películas hasta el final, no sé si por curiosa o masoquista, pero es la única forma de hacer la lectura más o menos completa.
    Saludos!

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  11. Hey.
    Como siempre, pido disculpas por tardar tanto en responder.
    Esto no creo que ayude demasiado en promover las discusiones, pero a veces el trabajo me aleja demasiado del cinescopio.
    Vicente Forte:
    Sobre todo nosotros como pretendidos críticos cinematográficos tenemos que ver todo lo venezolano, eso creo yo en todo caso…
    Ramón:
    Estoy de acuerdo con lo que dices del cine independiente. Ese un sueño compartido por muchos en este país, entre los cuales sin duda me incluyo.
    Con lo que si no puedo estar de acuerdo es con que la discusión sobre el cine nacional cayó en un círculo vicioso, en esencia creo que no es así, puesto que la crítica cinematográfica nacional, por un lado es muy complaciente, y por otro lado cuando no lo es, suele no tener interlocutores cineastas, gremialeros, o gente ligada al que hacer cinematográfico nacional participando en las discusiones –para muestra usemos post, en el cual –al menos hasta el momento- no hay voces oficiales tomando algún tipo de postura-, por lo cual, me parece a mí, esta discusión siempre está en la víspera de su realización.
    Vicente:
    A mí también por momentos me da la impresión de que no hay actores o actrices, pero es un hecho de que no suelo ir al teatro. Seguro que es todo un mundo a explorar lleno de posibilidades interesantes.
    Elena:
    Yo también tengo fresco el ideal de un buen cine venezolano, lo que no tengo fresco es la confianza en las instituciones que rigen al cine venezolano.

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  12. Este comentario tiene más que ver con el público y el llamado marketing. Ayer ví por nosequéava vez la película Freaks. La novedad fue escuchar los comentarios que vienen en el DVD. En estos se hablaba de cómo esta excelente película enterró la carrera de Tod Browning. Al público le asqueó tanto que en el Reino Unido estuvo prohibida durante tres décadas... Fue tal el repudio de la gente en las salas que MGM decidió sacarla de circulación a la semana de estrenada.

    No digo que haya que ignorar al público, pero tampoco se puede endiosarlo, ya ven lo que pasó con Browning y esta peli que, sin duda, es un clásico de la historia del filme. ¿Hasta dónde podemos calificar una peli de buena por la recepción de su público?

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  13. Si bueno no es cuestión de endiosarlo. Pero tampoco se puede estar divorciado de el. Que creo, en mi huimlde opinion, que es lo que pasa con muchos cineastas venezolanos.

    Ni nos complacen ni nos molestan. No apelan a nosotros como un componente vital en la realizacion cinematografica. A juzgar por algunas películas, no parecemos ser importantes. Nosotros, el publico quiero decir.

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  14. Andrea, si en Venezuela tuviéramos directores tan interesantes como Tod Browning, haciendo películas tan arriesgadas y transgresoras como “Freaks” yo sería un defensor acérrimo de ese cine de autor. Incluso por encima del cine comercial, en el que sin duda creo. Pero lamentablemente ese no es el caso. Aquí no hacemos cine de autor, ni tampoco hacemos cine comercial.

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  15. Caramba amigos amigas... este es un tema muy complejo y delicado. pero muy necesario!! lo lamentable es que: en realidad los ke aca han opinado estan mas o menos deacuerdo -y con razon! esto es la realidad!!- pero lo mas angular del asunto de "Cine Venezolano" -entre comillas porque discuto su existencia: primero porke la mayoria es de Caracas y Merida, segundo porke si alguna vez dio visos de taner una identidad para hoy lo unico ke le keda es el parecido con las telenovelas y por ultimo no creo ke debamos hacer cine venezolano sino... CINE donde lo venezolano solo sea sircunstancial!!- es la accion! y en este respecto se nos pone la cosa pelua como se dice por estos predio, pues el Cine si bien es un arte es tambien una industria y muuuuy costosa y esta es la mas grande barrera. no es lo mismo hacer 10 cuadros o un par de esculturas ke una sola pelicula y hasta los cuadros y las esculturas tendras ke venderlas para hacer mas, mas aun un audiovisual!! lo ke tenemos ke hacer los nuevos cineastas es inventarnos una nueva forma de hacer cine sin esperar por el apoyo de los ke sabemos no nos lo daran!! hay ke seducir otras instancias u organismos, agruparnos en colectivos -cosa dificil en un pais de muchos casiques y pocos indios- o crear redes, reinventar formulas y resetas!, generar escandalos y polemicas massmediaticas, estudiar los procesos de otras realidades similares y un largo etc. todo esto es titanico y cuesta arriba tomando en cuenta ke ademas tenemos ke luchar por el pan de cada dia. pero desde mi optica es la unica manera. para prueba un boton se creo un tema de debate y como el propio autor de la nota dice solo estamos opinando los ke estamos de este lado! la otredad esta comodo en sus confortante y segura posiscion de veneficiado y no piensa ni defenderla porke esta seguro de ke es su lugar en la cadena...

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  19. Hey Pax!
    Gracias por dejar tu opinión. Siempre me sorprende la cantidad de personas que estamos de acuerdo con los males que aquejan al cine venezolano.
    Lamentablemente aquellos que conforman el Status Quo están ciegos y sordos.
    Buena esa idea de un cine donde lo venezolano solo sea circunstancial!!
    Un abrazo hermano.

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