Lo vengo rumiando por varios meses. Quizás demasiados. Y ya no puedo más. Es hora.
Antes de empezar, quiero aclarar que los planteamientos que haré más abajo no obedecen a intenciones malsanas o destructivas. Menos aún van dirigidas contra alguien en particular. No creo en señalar con el dedo pero sí en decir las cosas, seguramente mucha gente va a leer esto y se lo va a tomar para sí. No lo hagan. Reitero, no es personal. Mi móvil es ingenuo y simple: decir lo que me piden las vísceras, lanzar al aire algo que ya sabemos todos pero que pocos queremos decir. Puede que sea naive mi pretensión. Pero uno nunca sabe. Puede que lo escriba y algo positivo pase, puede que logre algún tipo de impresión, algún cambio, o, al menos, logre empujar un poco a la reflexión. Como decía Kotepa Delgado: “Escribe, que algo queda”.
Estoy cansado de vivir en un país donde nadie se asume responsable de sí mismo. Donde es el afuera el que nos tiene sujetos a la vida y la culpa de nuestros pesares siempre la tiene algo o alguien fuera de nosotros. Creo firmemente que es imposible que exista una conciencia social sin que cada individuo haya cumplido la tarea de tener una individual. Creo en asumir responsabilidades. Y asumo la mía cuando escribo esto. Si decide no seguir mi consejo, si decide tomarse esto como un ataque, un vilipendio o una crítica descarnada, sepa que no es debido a mí. Ha sido su decisión y puede que hasta su propia identificación y culpa. Empecemos al menos entendiendo que el hecho de que haga señalamientos externos a mí, no implica que reparta culpas o que exima mi cuota en lo que expongo.
Nuestro cine no está bien. Para muchos puede que se trate de una afirmación trasnochada, pero es la realidad. Mucha gente lo ha expresado ya. Se ha escrito sobre esto, discutido, se han analizado las causas, condiciones y consecuencias. Muchos andan en busca de soluciones y una parte se enfoca en la parcelación e identificación exacta del problema, de manera de poder proponer remedios. Para muestra un botón: muchos escritores de este blog han estado durante meses, a través de diferentes escritos, analizando la situación y apelando a las conciencias. Sin embargo, este post no es nada de eso. No es un análisis. No es la verdad. No es una ciencia exacta. No es nada diferente a mi visión subjetiva de la realidad. Si ha de ser algo, digamos que es un intento disfrazado de terapia de choque.
Muchas son las razones por las que nuestro cine está como está, no de ahora, sino desde hace mucho tiempo. No me voy a poner a enunciar aquí los problemas, porque si ha llegado a esta línea y ha decidido seguir leyendo, usted los conoce bien y puede que mejor que yo.
En tal sentido, por la situación del cine venezolano de hoy, YO ACUSO.
1) Acuso, por un lado, a las mentes reduccionistas y polarizadas que afirman que nuestro cine está como está debido a las políticas emanadas de la Presidencia de la República o del gobierno bolivariano; por el otro, a aquellas que señalan que las responsabilidades recaen en intereses de oposición o ambiciones de carácter privado. El problema va simplemente más allá. Mucho más. No debe reducirse el cine a política. Aquí la cuestión no se trata de cruzadas y batallas de poder y culpa. Se trata de mejorar una situación, no pasar horas discutiendo en blogs, reuniones y arenas intelectuales, si la situación de nuestro cine responde a las actuaciones del gobierno o la oposición, o si tú dices esto o aquello porque eres chavista o pitiyanqui. Menos aún se trata de crear bandos laborales, donde los cineastas de un lado no trabajan con los otros, o donde las oportunidades de trabajo se ven limitadas a consecuencia de lo anterior.
2) Acuso a las instituciones del gobierno encargadas de dar apoyo al cineasta; por su burocracia, su amiguismo, sus parámetros clasistas y excluyentes, por su visión cerrada que lastima a los creadores y sustenta y da de comer a cogollos.
3) Acuso a los particulares, entes y fundaciones de carácter privado vinculados al mundo artístico y audiovisual; por su falta de apoyo desinteresado hacia el cine. Estos no crean cogollos, es cierto, pero tampoco ayudan a nadie. Definitivamente no les interesa ayudar, pues lo de ellos no es hacer cine, lo de ellos es Business.
4) Acuso a la industria Hollywoodense, por meternos de soslayo una gran cantidad de basura intelectual y material ideológico de baja calaña, por inundarnos con películas chatarra que le quitan espacio a nuestro cine y distraen a nuestro espectador, por inundar las salas a punta de realazo con cintas que ni ellos mismos ven. Es decir, acuso a esa parte del Hollywood materialista que nos inyecta pura publicidad y mercadeo.
5) Acuso a los circuitos de cine que bailan pegao’ al son del Hollywood materialista nombrado en el numeral anterior, y nos reducen de alguna manera a ver un espectro muy estrecho de buenas películas. Circuitos enclavados en centros comerciales que no dan nada a cambio y que se han encargado de asfixiar, en vez de subvencionar y apoyar, a las salas comunitarias y experimentales.
6) Acuso a los críticos “destructivos” de nuestro cine, esos que se agazapan en la silla de una sala de cine y empiezan a salivar, esperando el error, la costura, los mismos que se regodean en el fallo y se hacen la vista gorda ante los logros, todo ello porque escribir sobre lo positivo los hace seres débiles y le resta importancia a sus elucubraciones intelectuales.
7) Acuso a los cineastas que desperdician millardos en películas mal escritas, mal hechas y mal dirigidas, pues lo tenían todo para triunfar y el resultado es a todas luces mediocre. Los acuso porque gracias a ellos se han dejado de hacer diez o doce películas de bajo presupuesto y se ha cerrado el abanico de oportunidades a nuevos cineastas.
8) Acuso a los cineastas que no se atreven, que tienen miedo de recortar sus historias, a adaptarlas a sus propios medios, a intentar hacer algo aunque no se tenga dinero. Los acuso porque su abstención es claramente en aras de la protección de un ego que no soporta cambios, que es incapaz de admitir que lo ideal no se ha cumplido. Prefiero una película venezolana de bajo presupuesto con deficiencias, que ninguna.
9) Acuso a los cineastas que piensan que necesitan más de lo que podrían necesitar y utilizan esto como excusa para no hacer nada de nada. Su indefensión aprendida no es más que una clara resistencia a la independencia.
10) Acuso a los encargados de la conservación de nuestro archivo fílmico, pues nuestro cine ha ido desapareciendo y casi resulta imposible conseguir películas venezolanas de antaño. Igualmente acuso a aquellos cineastas que prefieren tener sus películas pudriéndose y deteriorándose, antes de ceder los derechos de la misma al acervo nacional cinematográfico.
11) Acuso a los guionistas, por su falta de arrojo y originalidad, por vender su pluma a intereses particulares, por no atreverse con nuevos géneros, por no intentar historias arriesgadas, por no cumplir su oficio como creativos, por darle la vuelta al Conde de Montecristo de miles de formas, o por ceder su espacio a personas que dirigen pero que no pueden escribir.
12) Acuso a los profesionales del cine que teniendo la experiencia, la independencia y la disponibilidad, son incapaces de trabajar en un proyecto pequeño pro-bono o por pago diferido.
13) Acuso a la normativa sin sentido que permite que las películas venezolanas sean retiradas de cartelera si no llegan a un número determinado de espectadores. Nuestro cine debería protegerse y para ello deberían existir fórmulas alternas y circuitos independientes, experimentales y comunitarios que permitieran seguir proyectando la película aunque no satisfaga intereses de taquilla.
14) Acuso al público, por su eterna cantaleta, trillada, vacía, pendeja, de que nuestro cine es “de putas y malandros”, por su falta de apoyo, por su inconformidad constante, por su burla y su guachafita dentro de las salas, porque prefieren ver películas sosas y vacías antes que ver una cinta nacional.
15) Acuso la falta de una plataforma pública y privada de educación superior que forme profesionales del cine, técnicos y actores que verdaderamente se dediquen con amor y preparación en este medio tan complejo. De igual manera acuso a todos aquellos que creen que los cineastas son un atajo de locos y hippies, que los profesionales freelances del cine son unos fracasados y a todos aquellos que no les importa que no se tenga ni siquiera un seguro para gastos médicos.
Acuso todas estas cosas, y muchas más que me reservo. Aunque me odien.
Acuso y me incluyo. Todos al paredón.
No dejaste nada que decir. Bien bueno...Voy a tuitearlo
ResponderEliminarInteresante artículo. Sólo le soyreacia al término de acusación, que sólo trae una innata reacción de tomarse las cosas a la defensiva. Lo otro es una sensación personal que de tanta acusación, a todo el mundo, no queda nada: el cine no mejorará porque acusemos a todo el mundo por no ayudar. Con acusar no se crea conciencia, sólo creas pendejos arrechos con revólver.
ResponderEliminarYo siempre he creído de que todo el problema del cine venezolano se basa en que su realización se hace pensando en el que te financió, en el gobierno, en la ideología dominante de turno, en el festival de cine de la conchinchina, en el Ministro de Cultura, en el camarógrafo, en todo el mundo.....menos en su destinatario natural: El público. Por eso, y nada más que por eso, el cine no funciona.
Se hacen cosas por complacer caprichos de su realizador, por ver qué arrecho soy con una cámara, pero no me molesto en mejorar los guiones, en salir del trío putas malandros policías, en hacer cosas que le gusten a la gente....no sólo al director y a los cuatro familiares y panitas a los que les mostró la película antes de que llegara a la sala de cine.
El cine es arte, ok. No debería ser negocio....lo discuto. Si cuesta dinero, lo menos que uno podría esperar es recuperar ese dinero. Punto. Eso no lo logras con historias de un arte incomprensible, egocéntrico y pedante. No lo logras con malas historias que no son más creativas que los más recientes bodrios hollywoodenses, repletos de adaptaciones de libros cada vez menos interesantes, remakes de remakes, series de televisión pasadas a formato cine (que muy rara vez funcionan), comedias románticas que no se diferencian mucho unas de otras, y parapetos repletos de efectos computarizados que se llevan a 3d. A Hollywood le está haciendo falta cirugía plástica cinematográfica. El problema es que, aún sabiendo lo mediocre que está parte de Hollywood, seguimos teniendo historias aún peores.
Y ni aún así, el cine venezolano se esmera en mejores guiones, en dejar esa visión centralista y narizona que no pasa de complacer a los panitas y al gobierno, o a quien sea.....y en olvidarse del público. Tú no puedes obligar a ningún ser humano, en ningún sitio, a pagar 22 bolos de entrada y lo que te gastes en chucherías y transporte para ver un bodrio que a) debió salir en televisión, b) solo entiende su director, c) la historia es menos interesante que la cháchara de Chávez que ya es mucho decir, d) está mal actuada por seres que creen que ponerse delante de la cámara y hacer cuatro muecas mal montadas es un arte extraordinario, e) muestra mariqueras que estoy hasta las narices de ver en mi cotidianidad/Chávez las dice en cadena y salen hasta de gratis. Yo creo que lo que se tiene que terminar es esa visión de cine excéntrica como arte donde hago lo que sea porque esa es "mi visión"y pensar en la gente.
Mientras no haya la disposición a gastarse los reales, sean de la Villa del Cine, sean privados, sean de quien sean, en historias PARA el público, atractivas para el público, interesantes para el público, bien montadas, bien actuadas, bien elaboradas.....la gente seguirá pagando entradas para ver porquerías hollywoodenses que al menos saben tapar, en sus promos, la inmensa mediocridad de algunos de sus argumentos. Mientras el cine venezolano no se conciba PARA el público venezolano y decida romper sus particulares paradigmas y clichés, nunca en la vida la gente saldrá de esa idea de que el cine venezolano está lleno de putas, malandros y policías. Yo creo que sí se puede hacer otro Secuestro Express. No culpes a la gente de amotinarse en el cine cuando ven a la directora de Des-autorizados aparecer en pantalla para masajearse el ego mientras la historia no vale medio. El cine venezolano debe desterrar la idea de que se hace para festivales, para el Oscar, para premio....se tiene que hacer para la gente. Lo demás, lo premiable, vendrá después.
Primero. NO se puede desligar el hecho economico del quehacer cinematografico. Es la muerte del mismo. El cine es un negocio aunque nuestro lado mas romantico se resista a aceptarlo.
ResponderEliminarMucho mas si ponemos en la ecuación al publico. El publico es el que paga. El publico quisiera ver las películas gratis, pero ellos ya aceptaron el trato de pagar para que le entretengan. Así que ese debate de si el cine es arte o negocio, pues es como inútil a estas alturas.
Mucho mas si nos quedamos en el tema de "establecer la industria y tal". Sin plata no hay cine. O por lo menos no el cine que queremos o el cine al que estamos acostumbrados.
Lo que me lleva al segundo punto. Hollywood.
Demonizar a Hollywood a estas alturas es tambien inutil. NO es un secreto que sus peliculas son sencillamente un modelo de negocios, un modelo que funciona ademas. Son un producto. Pero si hay algo que es de admirar, es que no hay pretensiones alrededor de ese negocio. Todo lo romantico se lo ha puesto quienes vemos esas peliculas.
NO hay problema con esas películas, porque con lo estéril de sus ideas actuales, lo poco creativos que se han vuelto, siguen teniendo en cuenta, muy en cuenta al público.
Son basura?, muchas si, son demasiado contaminantes. Pero no todas, y sin distingo de si son mejores o peores, con todo lo ególatras que son los directores en ese sistema termina todo siempre reducido a un elemento: el publico.
Es por eso que para mi no hay grandes diferencias entre una película como Shutter Island de Martin Scorsese (a quien muchos consideran un "artista") y una película como Clash of the Titans. Ambas fueron hechas con el publico como finalidad.
Nuestros cineastas están divorciados del publico, no les interesa y allí radica su tremendo fracaso, fracaso del que no han aprendido nada. Y el ego es tan grande que no pueden reconocerlo y sencillamente le echan la culpa AL PUBLICO!. Porque el publico no sabe, no entiende y no esta preparado.
Por el amor de cristo!. Que cantidad de mierda. Si hay alguien preparado para entender el cine es el publico. Por eso esa actitud me parece tan deplorable, decadente y triste.
***
Ahora esto de las putas, los malandros y los policías. Cual es el peo con las putas, los malandros y los policías. Me parece que a estas alturas echarle la culpa del fracaso de nuestro cine a ese nimio elemento es bastante inútil.
Inútil e hipócrita, porque cuando alabamos y hablamos una y otra vez de películas hechas en otro lado con temáticas similares por no decir idénticas a estas que tanto nos molestan (Ciudad de Dios es un ejemplo perfecto) no nos damos cuenta y en consecuencia no podemos reconocer que "nuestros" cineastas están estancados. Es como si nuestro cine estuviese en una prisión de espacio y tiempo.
El peo no es el tema, ni los géneros (o la falta de ellos) el problema es que nuestro cine esta secuestrado. Secuestrado por unos vividores del erario que decidieron un día que la mejor manera mantener su autoestima es haciendo películas para ellos y sus panas.
No mejora el enfermo.
Sublime.
ResponderEliminarYo acuso la falta de madurez y arrogancia del Statu Quo cultural venezolano, que jamás vendrá acá a rebatir los puntos tan claramente expuestos.
Por eso es que están como están.
Por eso es que no nos identificamos.
Por eso hacemos cosas por nuestro lado, y los mandamos al sipote.
Buena idea: El Inca Valero.
ResponderEliminarEsa película se escribió solita, pero nunca se hará (en Venezuela). De la misería a Campeón mundial invicto hasta la muerte por exceso de todo. Si el Inca fuera yanqui ya estuvieran anunciando el biopic para el 2011.
De hehco, no sé que coño hablo. Voy a empezar a escribir esa verga.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo sí voy a venir a rebatir aquí, punto po punto y con cifras en mano este artículo y algunos de los comentarios, pero cuando se me pase la arrechera.
ResponderEliminarPorque más de una vez y publicado las cifras y los datos en mi blog, pero cuando lo hago, nadie comenta y prefieren obviarlas. ¿Por qué? Porque es más importante mantener vivo el prejuicio contra el cine venezolano, basado en falacias, generalizaciones y mucha, mucha soberbia y desconocimiento sobre el tema (cuando no, ocultamiento o malas interpretaciones a propósito y deshonestidad).
Sí, el cine está mal, pero no por las "razones" que siempre se alegan, los lugares comunes y los clichés que ya cansa leer.
Saludos…
Hola Carlanga.
ResponderEliminarTienes las puertas abiertas para opinar y plasmar lo que quieras. Si es con cifras pues mejor.
Yo seré el primero en reconocer en aquello que me haya equivocado. De hecho, ójala sea en mucho, pues eso indicará que la situación está mejor de lo que creo.
Una cosa. No te arreches. Además de ser amigos, estamos en lo mismo. Tú sabes que no hay intenciones malsanas detrás de lo que opino.
Un abrazo.
V.
Aquí les dejo la respuesta de Sergio Monsalve (me autorizó a publicarla), publicada en Panfleto Negro. Se titula Respuesta a “Yo Acuso” : a propósito de la deriva del Cine Nacional.
ResponderEliminarhttp://www.panfletonegro.com/volante/2010/04/22/respuesta-a-%E2%80%9Cyo-acuso%E2%80%9D-a-proposito-de-la-deriva-del-cine-nacional/