miércoles, 29 de abril de 2009

BESTIARIO CINEMATOGRÁFICO VENEZOLANO. PRIMERA PARTE: LOS DIRECTORES.

Por Sergio Marcano

Desde hace ya algunos meses me he propuesto construir un pequeño bestiario de las personalidades más exóticas, extrovertidas, trabajadoras, poco comprometidas con su trabajo, encantadoras, adorables, detestables, infladas de ego y pretensión, bajo perfil y centradas, inocuas o letales, interesantes o sin ningún interés, con talento o sin talento, que pululan por nuestro medio. Sin duda, el cinematográfico, es un mundillo plagado de raras avis, seres exóticos, variopintos y, definitivamente, sin desperdicio.

De este modo, este es el primer artículo de una pequeña serie en la cual describo por rubros –cargos, profesiones- algunas de las personalidades que he conocido de trato laboral, personal y otras de las que sólo he conocido a través de chismes y de referencias de terceros -ya que como muchos de ustedes sabrán, en este medio nada permanece oculto por demasiado tiempo-.

Así, con franco ánimo de brindar un poco de sano entretenimiento a todos aquellos interesados en leer, conocer y curiosear acerca de algunas de las características de las personalidades que pululan por nuestro medio, les dejo con uno de los rubros más interesantes de la comunidad audiovisual y cinematográfica nacional: LOS DIRECTORES.

Una figura esencial en la realización audiovisual y cinematográfica, porque normalmente es el motor de la idea que se filma –ya que en la mayoría de los casos, al menos en nuestras fronteras, también es el guionista-, de este modo es el que sabe –o no- la información concreta de los caminos técnicos y estéticos que ha de seguir el proyecto planteado a su realización. Son los personajes a la par más odiados y más respetados del cine nacional.

EL NOVATO
Es muy, muy joven. Viene de una familia de abolengo. No sabe que quiere. Solo tiene la noción clara –desde que era un niño- de que será un artista del audiovisual. Consiguió el trabajo porque su padre, hermano, primo, amante o conocido, movió los hilos y le consiguió el crédito en el CNAC, convenciendo a todos en la comisión de estudio de proyectos de darle la oportunidad, porque es un muchacho muy inteligente y talentoso que escribió ese guioncito tan bueno, cuando era aún más joven –allá en el transcurso de su bachillerato- todos quedan ampliamente sorprendidos y convencidos de que es su deber darle la oportunidad.

En el set de filmación –a pesar de la energía sobrehumana invertida por su productor(a) en la pre producción- sólo tiene una intuición –poco clara- de lo que desea.

Pero lo que sí tiene este personaje es una habilidad innata para captar las buenas ideas y sugerencias hechas por su equipo técnico y artístico, lo que poco a poco va permitiendo que la película avance en su realización.

Cuando la película está lista, este director no tiene el talante agradecido, ni la humildad mínima para agradecer la ayuda brindada por su equipo técnico y artístico. Si puede es capaz de no otorgarte créditos e incluso de opacar el trabajo de algunos en su equipo. Ya que el único que puede brillar es él.

Al ver el apellido del personaje que firma la película la gente de festivales del CNAC los postula automáticamente –y de modo independiente a la calidad de la película- a todos los festivales internacionales habidos y por haber.

Su pretensión no tiene parangón.

Su futuro audiovisual es promisorio y sin duda alguna está garantizado.

La crítica “especializada” miente al ver su obra y solapa su mediocridad haciéndole creer que su talento no tiene límites.


EL QUE CREE QUE SE LAS SABE TODAS
Este personaje no ha hecho nada.

No entiende aún el panorama cinematográfico nacional. Básicamente porque sus estudios, sus compromisos personales, sus convicciones ó su infinito genio no le permite invertir su tiempo libre en intentar comprender donde está parado.

Muchos de ellos pululan en las universidades públicas y las pocas escuelas cinematográficas nacionales –ojo que esto no es limitativo bajo ningún concepto-.

Aún no ha trabajado en el medio y si lo ha hecho es apenas un pichón con poca cultura audiovisual, de ideas escasas, pero eso si posee un ego arrollador, básicamente porque se maneja muy bien con todas y cada una de las nuevas plataformas tecnológicas.

Con él no hay medias tintas. Lo amas o lo odias. Es un sentimiento fulminante e instantáneo.

Tiene este proyecto que lleva escribiendo desde que era un niño, su ópera prima –o su documental de largometraje- que va ir a 35 mm, ganará cientos de festivales nacionales e internacionales, será llevada a DVD para su comercialización, y –por si no fuera poco- creara un fenómeno social a escala nacional después del día de su estreno, todo un conjunto de éxito que le llevará a ser el nuevo Michael Winterbotom de la cultura global internacional.

Su futuro audiovisual es más bien dudoso e improbable.

EL CABALLERO DE LAS ARTES
Este personaje es el más común en el cine venezolano de los últimos 15 años. Su trabajo es más bien mediocre, plano y poco interesante, pero a pesar de esto, sus contactos en el medio tienen tanto poder que les permiten que todos los proyectos que presentan ante comisión fílmica alguna sean llevados a 35mm. El pacto siempre está implícito.

En todas las entregas de premios cinematográficos nacionales es galardonado. Mejor guión, mejor director.

Su ego no tiene parangón y como es común en este tipo de casos su autoestima es más bien endeble. Cuando le escuchas hablar hace comparaciones entre su obra y la de autores como Fassbinder, Rosellini, Fellini, Trufaut o algún director clásico de éxito internacional -algo que el verdaderamente cree en su fuero interno- y que curiosamente la crítica cinematográfica nacional llega a solapar.

Justifica el fracaso de taquilla que generan sus obras –una tras otra, año tras año- detrás del cliché –oxidado y manido- de que su cine no está hecho para las masas sino que es más bien cine de autor, es decir un cine difícil y poco comprendido.

Tampoco hace festivales internacionales -como el verdadero cine de autor internacional-, pero simplemente prefiere no enfocarse en eso.

Su estatus quo audiovisual es de rancio abolengo y es absolutamente incuestionable.

EL BUENA ONDA
Trabajar con él es un placer. Siempre está de buen humor. Su edad psicológica parece contemporánea a la tuya, en ocasiones incluso más joven.

Es un tipo llano, nada mezquino con sus conocimientos, sin pretensiones y bastante enamoradizo de las chicas en sus rodajes y en su productora.

Sus películas o postproducciones son como un fin de semana en la playa. Divertidos, llenos de buenos momentos, de creatividad, aprendizaje y conversas interesantes.

Raras avis del cine nacional.

EL MERCADER
A este personaje no le interesa otra cosa más que hacer dinero con su cine -una actitud que muy particularmente yo considero muy honesta- lo suyo es lo que los gringos llamarían “explotation movies” –películas de explotación-, sus obras son de un terminado artístico y estético más bien pobre, que incluso en algunos casos raya en lo amateur.

Tiene amigos, compadres e incluso mentores en todas y cada una de las comisiones de estudios de proyectos. Su continuo éxito de taquilla hace que junto a su familia haya constituido un feudo –hasta próspero- en los predios de la cinematografía nacional.

EL GREMIALERO
Luego de hacer su pasantía –que varía a nivel temporal, pero sin duda implica algunos años- en alguno de los dos gremios cinematográficos nacionales -en donde no hacía más que asentir las decisiones tomadas por los vetustos personajes que conforman el “olimpo” del cine gremialero nacional- es premiado con la posibilidad de filmar su largometraje. Sea bueno, regular o malo, eso es irrelevante, la pasantía por los gremios, garantizado que recibe su compensación.

A partir de ese momento pasará a ser -como dicen muchos de los afectos de la “revolución bonita”- “un cachorro del sistema”, defendiéndole a capa y espada, a pesar de sus evidentes injusticias y desigualdades.

EL GUERRILLERO
Este personaje siempre tiene una idea en la cabeza y una cámara en su mano.

Él no está esperando créditos del CNAC, ni oportunidades caídas del cielo. Básicamente porque al ver el cine venezolano proyectado en las pantallas nacionales, no cree tener posibilidades en las instituciones cinematográficas nacionales que lo financian – ¿cómo culparlo?-.

Ha hecho cortometrajes en diferentes formatos –video, 16, 35 milímetros- y también muchos documentales, ya que luego de la creación de la Ley de televisión y medios audiovisuales se convirtió en un PNI –Productor Nacional Independiente- y alguna de sus múltiples propuestas cuajó en algún canal del estado.

Es joven y su sensibilidad y potencial fílmico son casi infinitos.

EL OPORTUNISTA
Este personaje es de los que se arman una vida próspera haciendo audiovisuales, documentales, cuñas y lo que venga, en los momentos políticos más álgidos, más allá de su posición ideológica -si es que se toma el tiempo de tener alguna-.

Es como un gato: en cualquier terreno siempre cae de pie. Su filosofía en la vida es sacar la mayor cantidad posible de beneficios, al gobierno de turno. Muchos nos lo hemos topado alguna vez, siendo los más entusiastas del “vía crucis” político de turno: más copeyano que Luis Herrera Campins, más adeco que Carlos Andrés Pérez y en la actualidad más chavista que Hugo Chávez.

EL FRUSTRADO
Sus acercamientos al cine son más bien escasos. Ha hecho cortometrajes y documentales. En la mayoría de los casos financiados por él mismo –aunque en alguna ocasión recibió financiamiento de parte del estado para escribir un guión de largo, hacer un corto o un documental-.

Su futuro audiovisual pende de una oportunidad que parece no llegar, ya que la mayoría de sus proyectos son rechazados en los diferentes concursos audiovisuales nacionales. Su computadora está abarrotada con proyectos y guiones por realizar. En los casos más venturosos su cultura audiovisual es basta y comprometida.

Su paciencia es infinita, es el maestro Yoda de los directores del cine venezolano del futuro. Podemos encontrarlos en edades comprendidas entre los tiernos, inocentes y prometedores 23 y los histéricos, desesperados y amargos 53 años.

A pesar de conocer la corrupción y lo excluyente del medio audiovisual y cinematográfico nacional no pierde las esperanzas de realizar sus cortometrajes, documentales, series y películas de largometraje.

EL VIEJO VERDE
Este es un verdadero clásico de nuestra cinematografía, lo primero que se busca al hacer un proyecto, audiovisual o cinematográfico de cualquier índole, es una asistente que este “bien chévere” -egresada de la Escuela de comunicación de la Universidad Católica en lo posible-.

Al notar sus intenciones abiertamente sexuales algunas chicas huyen, escapan totalmente despavoridas, pero a muchas otras –de mentes más débiles- a punta de su “envestidura” de director, de una labia -más bien primaria- de dinero y de promesas vanas, las logra seducir y se encama con ellas.

EL FRACASADO
Desde que pone un pie fuera de la cama se sirve el primer trago de whisky del día, viene de estudiar cine en alguna universidad de cine top del mundo, Viena, Polonia, Estados Unidos, etc.

Le gusta estar rodeado de asistentes –a quienes no les paga o les paga sueldos miserables- todo con el fin de sentir que tiene el poder, que hay gente que obedece sus órdenes. Mínimo una vez al día llama a otros cineastas para dejarles saber que tiene a un equipo de gente trabajando para él.

Los años le han ido pasado poco a poco y aún no ha logrado hacer la gran película que tiene en su mente, sus últimos intentos son más bien una mueca grotesca de mal gusto y de mal cine.

Es inseguro, paranoico y la relación que establece con su equipo raya en lo sicopático, llena de persecuciones, llamadas telefónicas a horas insólitas y pretensiones de devoción hacia su persona que rayan en la esclavitud y lo absurdo.

EL ILUMINADO
Viene de una escuela internacional.

No acepta sugerencias en ninguna fase de la producción y postproducción de su película. Se guía solamente por su intuición -aunque esta le haga dar tumbos a lo largo del camino-.

Puede llegar a ser bastante despótico, irascible, malcriado y difícil de sobrellevar.

Siempre mira por encima del hombro y tiende a subestimar a todos los que le rodean, básicamente porque ha vivido en el exterior –donde seguramente gano algún premio cinematográfico internacional- y el resto de nosotros nos quedamos viviendo aquí en el trópico.

EL SELF MADE MAN
Su trabajo audiovisual comenzó desde abajo, de técnico, y poco a poco fue subiendo el escalafón cinematográfico. A lo largo de toda su vida son pocas las labores que no ha realizado dentro del set y fuera de este.

En los festivales de cine nacionales no gana ni por asomo un premio de los importantes –dirección, guión, película, mejor interpretación femenina o masculina-, allí –si acaso- es abiertamente relegado a los premios de aspectos técnicos.

A pesar de que muchos le han subestimado toda la vida, con esfuerzo, y con ayuda de los muchos amigos que se ha hecho en el medio cinematográfico, ha logrado hacer alguna película, en algunos casos hablamos de cintas que han convencido a la crítica e incluso han hecho un buen papel en festivales internacionales. Cintas que incluso hoy en día ocupan un buen recuerdo en la mente de los espectadores del cine nacional.

A pesar de que no es bien visto por los personeros del cine nacional –ya que genera una cantidad de envidia y de celos incontenibles- se ha ganado amplia y profusamente el respeto de las nuevas generaciones de jóvenes cineastas.

Y bueno, hasta aquí nos trajo el río en este rubro y por esta oportunidad.
¿Les parece reconocer alguno?
¿Les parece que exagero o miento?
¿Creen qué hablo desde mi resentimiento, mi soberbia?
¿Qué tengo la razón?

Todo es posible. En todo caso, -como siempre- les dejo claro que estas palabras, comentarios y reflexiones, son sólo el fruto de mi experiencia e impresión personal –que he ido formando con el paso de los años de trabajo- acerca de este medio criollo que tenemos y que para nada pretendo alzarme con la razón.

Así que les invito a todos los que lean estas líneas a descubrir por ustedes mismos la verdad –si es que algo como eso existe- sobre LOS DIRECTORES de este medio, escribiendo, co-dirigiriendo, haciendo cámara, sonido, script en cualquiera de los rodajes nacionales, o a hacer cualquiera de las fases de la postproducción de una película o documental venezolana, o quizás, simplemente a hablar con cualquier de ellos en cualquier estreno, foro, clase o pasillo donde estos se encuentren pululando.

Y entonces serán ustedes los que me contarán su impresión.

domingo, 26 de abril de 2009

EL BLOGGER DE LA TELEVISIÓN EN ESPAÑOL: ENTREVISTA CON ALEXIS NÚÑEZ OLIVA

Por José Roversi

Alexis Núñez Oliva lo tiene muy claro: “Lo aburrido no es televisivo”. La función primordial de la televisión es entretener. Lo dice con conocimiento de causa. Como Productor Ejecutivo de Televisa, la compañía productora de medios en español más grande del mundo, Alexis ha creado algunos de los formatos mas exitosos de la televisión mexicana, como “La Oreja”, programa dedicado al espectáculo que entre 2002 y 2009 batió records de audiencia. Al tiempo que producía temporada tras temporada de varios programas, Alexis encontró tiempo para dirigir, durante diez años, el que se ha convertido en el mayor canal de televisión de vídeos musicales en español, “Ritmoson Latino”, parte de Televisa Networks.

Pero hay una faceta menos conocida de este creador cubano-mexicano y es la de bloguero. “Por TV” es el nombre del primer blog sobre producción de televisión en español, en el que Alexis reflexiona sobre la forma en que hacemos, vemos y comprendemos la televisión, el más potente y polémico medio de comunicación que ha conocido la humanidad, hasta ahora, al menos.

Nuestra pasión por los medios, por la comunicación, nos llevó a querer entrevistar a una de las personas que moldean, actualmente, la televisión de habla hispana en el mundo. La generosidad de Alexis lo hizo posible.

JR: ¿Por qué un blog dedicado a la producción de TV?

AN: La televisión es un tema inagotable. Permite desde el análisis científico hasta la más burda especulación. Está al alcance de la mano porque despierta y duerme junto a las familias, tiene la voluntad promiscua de permanecer mientras vivimos, nos bañamos, nos vestimos, hacemos el amor, mientras discutimos o cuando simplemente somos sus espectadores. Esa flexibilidad permite escribir desde muchos ángulos sobre ella y exige que de ella se diga lo que se quiera decir. Un blog sobre televisión es simplemente un mínimo espacio más que la televisión requiere para que de ella se diga más.

JR: ¿Cómo ha sido la respuesta de tus lectores hasta ahora?
AN: Para mí, sorprendente. Tengo lectores desde más de cincuenta países del mundo que me inundan con correos que no alcanzo a responder. Los lectores de Por TV se manifiestan con razones y a veces sin argumentos, pero siempre desde la pasión de la televisión, desde la admiración hasta el odio, desde la aceptación hasta la negación.

JR: ¿Que tipo de artículo despierta mayor interés en Por TV?

AN: Aquellos relacionados con las formas de hacer televisión, específicamente cuando expongo ideas de cómo hacer un programa o cuál es el proceso para realizarlo.

JR: ¿Qué diferencia a un buen blog de uno que no lo es?

AN: No podría definirlo de manera tan estricta porque un blog sigue siendo algo muy personal. Es un medio de comunicación individual que se ha vuelto masivo, pero que no responde a los criterios de equilibrio de los medios de difusión. Al menos puedo poner como ejemplo el mío como malo y cualquiera que guste más como bueno.

JR: ¿Qué le respondes a los que piensan que la TV debería tener un sentido mas educativo?

AN: Les recomiendo que primero defiendan ese criterio de la mejor manera: viendo ellos mismos televisión educativa. En casi todos los países del mundo hay canales de televisión estatales o de centros de enseñanza que producen lo que llaman "televisión educativa", pero cuando revisas los rating de esos canales, observas que casi nadie los ve. He podido hacer incluso el siguiente ejercicio: después de escuchar las duras críticas de estudiantes universitarios contra la televisión comercial y después de escucharlos defender la televisión "educativa" les he preguntado por algunos programas "comerciales" y me han respondido con gran conocimiento de esos espacios. Pero una vez que les pido me hablen de la programación de los canales "educativos" apenas pueden recordar algún título -si acaso- de uno de sus programas, lo que demuestra que el discurso no coincide con los gustos. Y sobre el concepto "televisión educativa" tengo objeciones. Toda la televisión educa, porque crea patrones, ejemplos, aspiraciones y porque la televisión es, finalmente, información. El mundo lo conocemos casi por televisión. Somos educados -correcta o incorrectamente- a través de la televisión. Bajo esas premisas toda la televisión es educativa, aunque esa educación no vaya siempre en el sentido que nos gustaría.

JR: La fusión entre TV e internet es cada vez más una realidad. ¿Qué televisión tenderemos en el futuro próximo?

AN: Sin dudas Internet y televisión estarán unidas. Hoy vemos intentos de llevar la televisión al monitor de las computadoras, pero esa idea será muy antigua dentro de poco tiempo y lo idóneo será poder navegar en Internet a través de la televisión como algo natural. Mientras vemos nuestro programa preferido recibiremos alertas de un nuevo correo o nos avisarán de alguien que se acaba de conectar al messenger.

JR: ¿En que espacio de la industria televisiva crees que hay mayor necesidad de recurso humano?

AN: La televisión crece más rápido en necesidades que en formación de personal. En general hay una carencia enorme de talento y fuerza productiva en casi todas las áreas de televisión del mundo.

JR: ¿Qué tipo de TV te gusta a ti personalmente?

AN: Si lo digo públicamente sería enjuiciado como una persona aburrida. Sólo puedo decirte que no soy productor de la televisión que me gusta, sino de la necesidad de entretenimiento que tiene el público, porque entiendo a la televisión como un medio de entretenimiento que tiene la obligación de cumplir con esa función social. Lo aburrido no es televisivo.

JR: Ya para finalizar ¿Cómo ves el futuro de la blogósfera?

AN: La blogósfera tiene un futuro enorme. Seguirá modernizándose e incorporará nuevas formas para expresarnos, pero llegó para quedarse. Sin compromisos, sin línea editorial, sin intereses cerrados, tiene un mundo de información casi siempre basado en la reflexión. El surgimiento del blog no nos puso a pensar, pero sí nos permitió mostrarle a los demás qué pensamos y con ello ha creado la biblioteca del pensamiento moderno más grande de la historia de la humanidad. Los arqueólogos del futuro no levantarán piedras ni limpiarán con pinceles vasijas escondidas debajo de las ruinas. Sólo tendrán que leer miles de post para entender cómo éramos y por qué sufríamos y gozábamos la existencia en estos tiempos.

JR: Muchas gracias Alexis, nosotros estamos realmente felices de poder compartir con nuestros lectores tus respuestas.

AN: Gracias a ustedes y una disculpa por mi tardanza. Muchas razones tuve, pero ninguna vale la pena explicarla. Sólo ofrecerles una sincera disculpa.

JR: Un abrazo.

AN: Otro para ustedes.

viernes, 17 de abril de 2009

Shot in the Back of the Head

No por breve esta entrada deja de ser interesante.
Se trata de un video de animación dirigido por David Lynch con música de Moby, cortesía del cineasta venezolano Leonard Zelig.
Que lo disfruten.


domingo, 12 de abril de 2009

DEL CINECLUBISMO A LAS SALAS COMUNITARIAS. Por Sergio Marcano.

El cineclubismo, o cine de barrio como fue conocido en las décadas de los 60 y los 70, fue una práctica gregaria, ardua, comprometida y, en líneas generales, apartada de todo tipo de financiamiento de instituciones culturales del país. Una lucha cultural de tintes claramente sociales, que planteaba en su tesis más fundamental la proyección y discusión de cine en universidades, barriadas de la ciudad y en los poblados más apartados del interior, para contribuir e incidir directamente en su despertar sociopolítico.

Inspiradores y casi románticos, vistos en la perspectiva que brinda el paso del tiempo, lucen aquellos pasos pioneros realizados por diferentes grupos cinematográficos, pasos que eran perseguidos –e incluso torturados- por la policía y los guardias nacionales de aquellos años –hay que recordar que durante casi toda década de los 60 el gobierno (Betancourt y Leoni) y algunas fracciones de izquierda guerrillera estaban en franco conflicto armado-.

Así, en medio de la clandestinidad, se dan muchas de estas proyecciones, las cuales permitieron que un buen número de espectadores pudieran observar películas “malditas” –por el alto voltaje ideológico y político del material- como “Me gustan los estudiantes” de Mario Handler, “La hora de los hornos” de Fernando Pino Solanas, “79 primaveras”, “Hanoi”, “Now”, obras de Santiago Álvarez, “Tire 10” de Fernando Birri, “Chircales” de Maria Rodríguez, “Ukamau” de Jorge Sanjinés y un gran etc. de cintas. Películas y documentales que además de ser proyectados, eran también ampliamente discutidos por los cineclubistas y los espectadores presentes en cine foros, utilizando de este modo “El cine como un arma para crear conciencia” –ésta en efecto, nos contó Pedro Laya, es una frase acuñada en aquellos años por el grupo Cine Urgente-.

Muchas personas de las que hablamos venían de una izquierda derrotada políticamente –algunos incluso de las filas de la lucha armada-; fueron ellos los que poco a poco transformaron al cine en su bastión de resistencia ideológica, lo que determinó de muchos modos la efervescencia cinematográfica de aquellos años, que fue la responsable de impulsar la creación de algunas de las revistas de crítica cinematográfica más importantes escritas en el país hasta el momento, como lo son Cine al día y Cine ojo. Generó los primeros esbozos de la ley de Cine, e impulsó los primeros pasos para la creación de la -hoy desprestigiada- Asociación Nacional de Autores Cinematográficos (ANAC). Y, finalmente, fue la responsable de realizar buena parte del cine de ficción realizado en la década de los 70 y comienzo de los 80, un cine particularmente comprometido con nuestra identidad social, moral y nacional.

Hay que decir que el cineclubismo realizado en aquellos años jugó un papel preponderante para que -no pocos- improvisados y aventurados cineastas generaran material audiovisual propio, en la mayoría de los casos con el fin principal de reflejar en sus temáticas las problemáticas más cercanas de su entorno, del país, incluso las de Latinoamérica y del mundo. De este modo fueron hechas y proyectadas en universidades, barrios y zonas rurales, películas y documentales venezolanos como “Pozo muerto” de Carlos Rebolledo o “La ciudad que nos ve” de Jesús Enrique Guédez, “Los barrios y las fábricas” de Jacobo Borges –documental que hoy sólo queda en el recuerdo de aquellos que lo vieron-, “Maria de la Cruz una mujer venezolana” de Josefina Jordán y Franca Donda, documentales –entre muchos otros- que sin duda alguna fueron pioneros en sembrar conciencia de clases en nuestro país, o como “Yo hablo a Caracas” de Carlos Azpurúa, que fomentó la discusión acerca de la protección de los derechos sociales, morales y territoriales de los indígenas venezolanos –algo que según su propio autor hizo resonancia al momento de la creación de la constitución de 1999-, o como el reportaje documental “La película del barrio” del Cineclub Manicomio, que es de muchos modos la semilla de la televisora Catia TV y que, a su vez, sirvió como semilla de VIVE.

Un movimiento que poco a poco se fue extendiendo por toda Venezuela y que impulsó la creación -en el inicio de la década de los 70- de la FEVEC, la Federación Venezolana de Cineclubismo, pero que a pesar de su repercusión e importancia, terminó por desaparecer casi completamente a mediados de los 90.

Pero, ¿a dónde voy con todo este recuento histórico, sin duda nostálgico?... Hace un par de meses fui fichado por la Cinemateca Nacional para hacer un reportaje documental sobre el trabajo que se lleva a cabo con el programa de cinematecas regionales o salas comunitarias, un programa que se encarga de crear y programar salas regionales y comunitarias en barrios y poblaciones rurales a nivel nacional. El hecho es que hace algunos días volvimos (Mariangela Venutolo -producción-, Jesús Vargas -cámara- y Víctor Hugo Zambrano –asistente técnico de las salas de la Cinemateca y conductor-) de ese viaje de 10 días de intenso trabajo que nos brindó la gran oportunidad de recorrer la mitad del país en la búsqueda de las diferentes anécdotas y vivencias, de los encargados de las salas y de los espectadores, del impacto social que ha significado la llegada del cine -ya que algunas poblaciones y comunidades nunca había habido alguno- así como el regreso del cine a donde este tipo de arte tenía muchos años desaparecido.

Creo que no exagero al decir que para todos en el equipo fue una experiencia muy gratificante, no sólo por recorrer en carretera un país tan exótico y variopinto como el nuestro, sino en especial por poder corroborar que el cine y el audiovisual siguen siendo lenguajes universales, capaces de acoger en su seno al grupo más variado de seres humanos de todas las edades, lenguajes que representan en sí mismos una importante e infinita fuente tanto de ideologización, como de entretenimiento.

Como es fácil de imaginar –sobre todo para aquellos que hayan sido cineclubistas alguna vez- los niños son los espectadores más comprometidos e interesados en participar en todas las actividades organizadas por las salas comunitarias. Muchos de ellos estaban asombrados de ver una pantalla tan grande, y además felices de poder compartir con otros niños de su edad la experiencia de ver una película juntos. Un hecho significativo que –a pesar de ser algo trillado- logró tocarme la fibra sensible.

Los adolescentes, un público más complejo, más difícil de captar -sin duda alguna-; son llevados en muchas ocasiones de la mano de sus colegios e instituciones escolares –en programas creados como parte de su formación académica-, y así pueden apreciar documentales de temáticas como la preservación del ambiente, el sida, el embarazo precoz y también de temáticas más políticas –que quizás podrían resultar “ideologizantes” para los más puristas- como la del movimiento guerrillero venezolano, latinoamericano, etc. –películas y documentales que eran en todos los casos acompañados por cine foros y discusiones informativas.

Para la gente entre 20 y 60 años el material audiovisual más frecuente es el cine de ficción venezolano, así como cine internacional, africano, afgano, francés, italiano, ruso, etc.-. También este tipo de público apreciaba con particular interés los documentales de corte histórico, sobre todo aquellos ligados con su geografía social o urbana. Un fenómeno bastante llamativo y digno de atención, que explicita la necesidad que sienten muchos espectadores venezolanos de reconocerse, de identificarse en la historia narrada, incluso de ver en pantalla a su propia comunidad y a sus familiares más cercanos, abuelos, tíos, padres, en algunos casos ya fallecidos. Documentales que en algunas poblaciones habían sido realizados por los mismos encargados de la sala comunitaria.

Además de lo anterior, creo que una de las cosas más relevantes fue descubrir como poco a poco los encargados de la sala, estaban cada vez más despiertos ante el tipo de material audiovisual -discursivo, narrativo, temático- al que mejor respondía su comunidad. Algo que espero -a modo muy personal- se transforme pronto en reclamo de la autonomía de su programación, ya que a mi parecer, las “necesidades cinematográficas y audiovisuales” de un agricultor en el valle de los Andes, no son las mismas de un pescador que vive a la orilla del lago de Maracaibo, o a las de un criador de chivos de la Península de Paraguaná.

Desde que regresamos del viaje –y luego de incluir en el reportaje documental algunas entrevistas a cineclubistas de aquellos años- no he dejado de pensar en las múltiples similitudes que existen entre el cineclubismo y este programa de salas comunitarias que implementa hoy la Cinemateca Nacional; iniciativa que de corazón, considero realmente importante para el desarrollo de nuestro pueblo, incluso verdaderamente “revolucionaria” en el mejor sentido de este término hoy tan manido –y muchas veces tan poco comprendido- en la mente de muchos de los que vivimos en este largo y ancho país que es Venezuela. Esto lo digo básicamente porque he visto con mis propios ojos las proyecciones en diferentes barrios y comunidades, en las cuales se le ofrece periódicamente a todos los interesados una muy buena dosis de cultura cinematográfica y audiovisual, algo que termina por otorgarles luces acerca de lo que somos como sociedad y como país, así como herramientas básicas para prevenir problemáticas sociales y también –muy importante- una fuente casi infinita de buen entretenimiento, más edificante, más interesante y menos alienante al que el espectador promedio está acostumbrado a recibir y observar a través de la televisión y de la piratería contemporánea.

Algo que me llena de esperanza para con el futuro de nuestra televisión y del cine venezolano. Ya que de muchos modos lo que acabo de describirles podría significar el albor de una nueva época de discusión audiovisual y cinematográfica en el seno de nuestros barrios y comunidades rurales, es decir, el nacimiento de un público más agudo, más crítico de frente al discurso implícito en toda producción televisiva o cinematográfica, y que -con algo de suerte- también podría servir para impulsar el nacimiento de nuevas generaciones de videastas y cineastas.

jueves, 2 de abril de 2009

La Jetée en Youtube

Mucho tiempo después de haber visto 12 Monos (1995) de Terry Gilliam, me enteré que la película estaba basada en La Jetée (1962), un cortometraje de 28 minutos dirigido por el cineasta francés Chris Marker. El corto se realizó a punta de fotografías (photo-roman).

Dice Wikipedia: "La Jetée (1962), de Chris Marker, es una película francesa de ciencia ficción de 28 minutos filmada en blanco y negro. En ella, se relata la historia de un experimento de viaje en el tiempo llevado a cabo tras una guerra atómica. Si bien es una película, el director la define como una fotonovela, pues se realizó filmando una serie de fotografías que dan contexto a la narración que las acompaña y apenas cuenta con una breve secuencia de imágenes en movimiento". y

Durante mucho tiempo traté de echar mano al cortometraje para verlo con calma, pero no me fue posible conseguirlo. Irremediablemente dejé la cosa en el olvido.

Hace unos días presentaron 12 Monos en un canal por cable. Y aunque no recordaba el nombre del corto me puse a buscar con demencia. Resultado, conseguí La Jetée en Youtube. Abajo pueden reproducir el corto. Ya me dirán.



miércoles, 1 de abril de 2009

Como decía Xuxa: "Ya es la hora, ya es la hora"

Vivir en Venezuela se ha vuelto una tarea difícil. A veces agobia. Todo se ha convertido en un acto político. Prender la televisión, escuchar la radio. Socializar, incluso. Ya no importa que usted no quiera involucrarse, ya no importa que no quiera formar parte de la locura partidista de ningún bando. Se está involucrado, quiérase o no. Da igual que sea escritor, cineasta o panadero. Todo gira alrededor de la política. Y en cualquier reunión se intentará al menos llevarle hacia una conversación en la que tendrá que tomar partido.

La polarización es innegable e infalible. No importa si usted se resiste. Será clasificado, colocado en uno u otro lado, y vendrán los ataques. Sólo tiene que abrir la boca. Estamos en guerra, aunque no llevemos uniformes.

Elizabeth Fuentes y Nelson Bocaranda, periodistas venezolanos, comentaron ayer en su programa radial, Juntos pero no revueltos, un artículo de Héctor Soto, Ministro de la Cultura, donde éste expone el problema de la exhibición del cine venezolano en nuestro país. Los dos periodistas concluyen, como respuesta a la posición del ministro, que en Venezuela se hacen "cuatro películas malísimas". Hoy Blogacine, el blog del cineasta y periodista Carlos Caridad Montero, publica una excelente nota en la que se pueden conocer los pormenores del asunto y los puntos de vista de los involucrados.

Después de leer el artículo de Carlos me doy cuenta que la herramienta de la polarización es siempre el desprestigio. Si usted es venezolano, no importa su preparación o la calidad de su trabajo, usted será buen o mal cineasta, buen o mal escritor, dependiendo de la polarización. Del bando que le agarre. Y tenga cuidado, porque hay casos en que a uno le agarran los dos.

Yo veo películas venezolanas Sr. Bocaranda. Y como en todo, hay buenas y hay malas. Una generalización de ese calibre, afirmar que en Venezuela se hacen "Cuatro malas películas", genera en mi mente muchos epítetos. Pero me los reservo. Sólo puedo decir, en aras de la objetividad, que resulta obvio que usted no ha visto cine venezolano últimamente. Ni ha contado el número de películas que han salido. Usted está desinformado. Mala estrategia para un periodista.

Por otro lado, yo no soy imperialista señor ministro. Me gustan las películas por lo que son, por sus temas, por la manera en que son tratadas, no por su origen. Los problemas de exhibición de nuestro cine no son el resultado de cintas capitalistas que llegan a nuestros tierras a lavarnos el cerebro o a vendernos cosas. Son el resultado de malas políticas de promoción y distribución. Así de sencillo.

Entiendo que asumir la postura que expresa este post es también un acto de política. Pero al menos creo que prescindir del desprestigio vísceral y partidista, puede llevarnos a entablar acuerdos y alcanzar logros. La gente no va al cine a condenar una película de la Villa por ser de la Villa, ni a reverenciar las bondades neoliberales de un sistema. Va a ver la película. Ya es hora que se vayan dando cuenta. Muchos ya lo han hecho.