lunes, 31 de agosto de 2009

Crumb (Terry Zwigoff, USA, 1994)

Robert Crumb puede ser quizás uno de los artistas más importantes de las últimas décadas. Pero con tamaño sambénito quizás se pregunte ud.: ¿quien coño es Robert Crumb.

Al terminar Crumb (1994) probablemente ud. No sepa con seguridad quien es Robert Crumb, creo que para responder esa pregunta sería mejor volver a su obra, donde destaca el infame Fritz el Gato. Lo que si es seguro es que el documental de Terry Zwigoff no intenta convencernos de que Crumb es uno de los artistas más importantes de la actualidad, de hecho puede parecer todo lo contrario.

El retrato de Robert Crumb es el de un hombre con ciertas actitudes e intereses que al más incauto pueden parecerle desde excéntricos hasta aterradores. Pero, ¿no es precisamente a este tipo de personajes a los que estamos atraídos por naturaleza?. No, Robert Crumb no es el villano ni tampoco es el héroe. ¡Es ambos!.

Lo más interesante del retrato de Crumb es que no se detiene al análisis de su obra. Probablemente esa no era la intencion del mismo. De hecho en contadas ocaciones se hace referencia al trabajo de Crumb directamente. En cambio si vemos a quienes forman parte del entorno del artista. Su madre, sus hermanos, su esposa e hijos, sus ex-esposas, etc.

Dentro de este retrato abierto, Crumb sorprende por su candidez al asegurar que algunas de sus preferencias o aficiones podrían pasar por perversiones severas o condiciones que necesitarían de un psiquiatra como mínimo pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que esta supuestas perversiones no son muy distintas a las nuestras. Y que los amigos, conocidos y familiares de Crumb no son tan extraños al compararlos con nuestros amigos, conocidos y familiares. Bueno quizás el hermano de Crumb que duerme en la cama de clavos si es algo peculiar.

En todo Crumb realizado por su amigo y compañero de la escuela de Arte, Terry Zwigoff (director de Bad Santa, 2003 y Art School Confidential, 2006l) es una excelente muestra de lo que el documental puede llegar a mostrarnos de una persona sea o no “uno de los artistas mas importante de nuestra epoca”.

De igual manera les recomiendo hacerse con cualquier material de Crumb, vale la pena por lo peculiar y original del mismo. Eso claro, si de antemano le interesa la obra de Crumb.


viernes, 28 de agosto de 2009

Capadocia (México-EEUU, 2007)

Por: Andrea C. López

A pesar de que El Cinescopio es un blog que trata estrictamente de cine, me daré una licencia para hablar de Capadocia; una serie de factura mexicana hecha para la televisora HBO. Y es que la serie cuenta con una estética bastante alejada de la televisión convencional, para acercarse al lenguaje cinematográfico.

Enteramente grabada en alta definición, cada capítulo muestra la cruda realidad social, política y carcelaria mexicana, de la mano de directores como Carlos Carrera, (El Crimen del Padre Amaro, 2002; Traspatio, 2008) Pedro Pablo Ibarra, José Urquidi y Javier Padrón Fox (Fuera del cielo, 2006) .

Producida por Epigmenio Ibarra de la empresa Argos producciones y Luis Peraza de HBO; la serie, que está a punto de grabar su segunda temporada, aborda el tema de la privatización de las cárceles y de la corrupción del sistema judicial mexicano, entre otros.

Capadocia expone una hipotética cárcel “modelo” para mujeres, en la cual las presas deben trabajar como maquilas para una empresa de ropa interior llamada “Cautiva”. La cruel premisa se halla reforzada dramáticamente por los vericuetos que se entretejen dentro del penal: relaciones con el narcotráfico, explotación, corrupción gubernamental; y las historias de las féminas que ponen en evidencia un sistema jurídico desigual, discriminador, corrupto y viciado.

La serie además, se erige como referencia obligada en temas de género femenino. No puedo olvidar un episodio realmente impactante, en el cual, una mujer pobre e indígena que ni siquiera habla español, cae presa por un crimen que no cometió.

El repunte de series como esta, grabadas en HD con un plataforma técnica cinematográfica o más artística (realmente destaca el trabajo fotográfico, así como el uso de grúas y dollys) se halla en apogeo en América latina: Tiempo final, Terminales o Mujeres Asesinas; son una clara muestra de esta nueva vanguardia latinoamericana, que es capaz de reunir a escritores que mezclan los lenguajes del cine y la telenovela, en un discurso que va más allá de puros diálogos y ponchar cámaras.

Es sin duda loable que la televisión hispana busque elevar su nivel a lenguajes cada vez más artísticos, con temáticas despojadas de todo prejuicio o que pretendan ocultar las duras realidades de nuestros países.

Para más info acerca de Capadocia, les recomiendo chequen su blog



sábado, 22 de agosto de 2009

Burden of Dreams (Les Blank, EEUU, 1982)

"Sin sueños seriamos como vacas en el campo, y yo no quiero vivir de esa forma. O vivo mi vida o termino con ella con este proyecto"

Con estas palabras Werner Herzog define lo que veremos en la siguien hora y media. Un recorrido difícil, imposible y a veces innecesario. Un viaje cuyo término, sin embargo, promete la realización, el descubrimiento y la revelación que puede o no ayudarnos a definir nuestra propia naturaleza.

Por lo menos para Herzog lo hace y el espera que al acompañarlo en ese viaje emprendido, nosotros como público también lo hagamos. Burden of Dreams es la crónica de la realización del largometraje Fitzcarraldo (dirigido por Herzog) que cuenta la historia de un comerciante de caucho que tiene el sueño de construir un teatro en el medio de la jungla peruana y de esa forma poder presentar ópera.

El documental dirigido por Les Blank podría haberse limitado a contarnos todas las dificultades vividas por el equipo de produccion de Fitzcarraldo, momentos que incluyen desde un conflicto entre las tribus autoctonas de la selva de Iquitos (donde se filmó Fitzcarraldo) hasta las inclementes condiciones geográficas y atmosféricas típicas de tan dificil paisaje, no obstante el largometraje prefiere ahondar en el efecto que todas estas calamidades tienen sobre el equipo de trabajo y sobre la película misma.

Entre todas las situaciones que se van dando a lo largo de la travesía quizás sean las reflexiones propias de Herzog las que llevan el hilo conductor de la historia. En especial cuando reconoce su insignificancia ante la majestuosidad de la selva que ha elegido para filmar su película. Irónicamente la historia del personaje se asemeja a la historia en vida del propio Herzog, quien es capaz de pasar las mil vicisitudes con tal de conseguir un sueño que parece tener sentido solo para el. Bien quijotezca la cosa.

Terminado el viaje para Herzog, el equipo tecnico y nosotros como publico estaremos convencidos que el cine es una de las pocas profesiones que rozan la demencia pero que también permiten alcanzar, apenas rozando eso que que llaman sueños.



domingo, 16 de agosto de 2009

Distrito 9 (Neill Blomkamp, Suráfrica-Nueva Zelanda, 2009)

Así son muchas veces las películas importantes, en un principio desestimadas o sencillamente pasan desapercibidas ante el público y ante la mal llamada "crítica".

Quien sabe si pase lo mismo con Distrito 9 en esta época donde el internet, las redes sociales y el boca a boca acortan distancias y momentos. Quizás el reconocimiento de Distrito 9 como una pieza de arte, si, una pieza de arte tarde menos que con otras películas importantes del género de ciencia ficción como Robocop o 2001: Una odisea espacial.

Quizás pueda parecer arriesgado entrar al terreno de las comparaciones, mucho más cuando se hace en un género tan difícil de conseguir como la ciencia ficción, pero la verdad es que Distrito 9 tiene todos los elementos para ser una película a revisitar en el futuro.

Distrito 9 no es una obra maestra, lejos de serlo, y si uno pudiera adivinar cuales eran las intenciones de los realizadores quizás entre ellas estaba precisamente el no hacer una obra maestra; sino sencillamente contar una historia de la manera más entretenida posible.


Ahora no se deje engañar por lo que digo, Distrito 9 no es por ningún lado donde se mire un entretenimiento barato (y no estoy hablando de su modesto presupuesto de estimado en unos 30 millones de dólares, bastante bajo para el estándar actual) sino que hay una inversión importante en la construcción de los personajes y del hilo argumental de la pelicula, que aunque a veces poco original o increible no distrae del hecho de que de verdad nos importe lo que le pasa a dichos personajes. Y en la película existen muchos personajes que son un efecto especial.

Sin querer revelar mucho de la historia el argumento de Distrito 9 es sencillo y muchas veces utilizado, ¿que pasaría si nos encontráramos con una raza alienígena?, sin embargo mucho más allá del mero espectáculo se tocan temas como la intolerancia, la naturaleza violenta del ser humano entre otros, con una obvia referencia al apartheid de Suráfrica (donde se desarrolla la historia, específicamente Johanesburgo) para cuando la película ha alcanzado su clímax narrativo hemos observado un magnifico ejercicio de como contar una historia, donde lo importante son los personajes y su drama interno o externo.

Y como toda buena película de ciencia ficción es algo insatisfactoria no porque no alcanzara lo que prometía con su premisa, sino porque al terminar la función una vez más nos encontraremos reflexionando sobre nuestra propia naturaleza. Y eso después de todo es lo que hacen las buenas películas.

martes, 4 de agosto de 2009

Sumas y restas (Víctor Gaviria, Colombia, 2004)

Por: Andrea C. López L.

En la noche de ayer volví a ver Sumas y restas de Víctor Gaviria. Durante la velada post exhibición de esta película se dió una interesante discusión: ¿Por qué nos gusta el “psicoterror europeo” o el cine de violencia gringo y no Sumas y restas ó La Vendedora de rosas, ó Rosario Tijeras ó La Virgen de los sicarios?

A mi juicio, y desde una perspectiva muy particular, a nadie le gusta ver las miserias que tiene cerca. Es algo así como la gente que te dice que la moda de los treinta les parece espectacular pero que la de los ochenta se les hace grotesca. Sinceramente, me asombra observar cómo, por ejemplo, personas cercanas y “cultas” (cinematográficamente hablando) aplauden pelis como la saga de El Padrino pero asumen como deplorables la realidades expuestas por Víctor Gaviria. ¿Acaso la mafia de los “Capone” no es hoy equiparable a la de los Escobar en Colombia en los ochenta, o a las de El Chapo Guzmán en el México actual?

Debo aclarar que vivo en México, un país que ha suplido a Colombia en el negocio de la droga y en el cual el narco controla no sólo negocios ilícitos como el tráfico de drogas o el secuestro, sino que también forma parte de la política (los carteles financian a los partidos y a buena parte de los funcionarios de gobierno) y, además, tienen negocios “lícitos” como la industria inmobiliaria, tema que toca la peli Sumas y restas de Víctor Gaviria.

El asunto de la droga en América latina es delicado y debe ser tratado con pinzas precisamente por esto, porque los carteles no restringen sus actividades a negocios “ilegales” sino que también invierten en negocios "legales" como la salud, la vivienda, la política , la educación y el entretenimiento.

Aunque asumo que nuestras sociedades no son justas por diversas características, entre ellas el nepotismo, el clientelismo, la falta de educación, el culto a la personalidad y, en nuestro caso, el rentismo petrolero; en líneas generales intuyo que la industria de la droga aúna su cuota a las economías de América latina gracias a un problema medular: LA DESIGUALDAD. En palabras de Sandra Ávila Beltrán (mejor conocida como “La Reina del Pacífico”) viuda de varios narcos y hoy recluida en una cárcel del DF: “…En México, la desigualdad y la miseria es tal que la gente prefiere vivir cinco años a todo dar que vivir toda una vida en la miseria”.

Estando en Vzla y trabajando en un docu sobre el crack o la piedra pude ver cómo sectores comprometidos con “La Revolución” lograban cuantiosos lucros gracias a este negocio. Es decir, mientras sus funcionarios laburaban en “Centros de Rehabilitación”, como el Manantial de los Sueños ó Negra Hipólita, sus familias vendían (y venden) la droga. En resumidas palabras, la “Revolución” paga y se da el vuelto.

Definitivamente, la realidad expuesta por Víctor Gaviria no puede serme ajena. En este país (México) se libra una guerra contra el narco que. vale decir, es una guerra perdida de antemano pues los carteles compran su armamento en los EEUU, lugar en el que cualquier hijo de vecino que cruce la frontera Tijuana-San Diego puede adquirir en Wallmart armas para derribar inclusive helicópteros.

Al re-leer y re-ver la peli de Víctor Gaviria no pude obviar sentir a Caracas pues, Medellín es también un Valle. ¿Realmente somos ajenos a una realidad psicoterrorífica, como la droga y su industria? No veo en el DF Méxicano tantos piedreros como observo en Caracas. Tampoco escucho tantos testimonios de personas que trabajando en instancias de gobierno se han hecho adictas a la cocaína o al crack como en el laburo de la Alcaldía Mayor durante la gestión de Juan Barreto. Señores, no se trata de un asunto puritano-conservador-moralista, se trata de un asunto de SALUD PÚBLICA. ¿Será que el remedio a la DESIGUALDAD es el narco? Tal es la pregunta planteada por Víctor Gaviria en su película:

¿Será que ante Estados indiferentes a la desigualdad, la pobreza y la exclusión, el remedio es el narco, única organización capaz de capitalizar las necesidades de enormes colectivos?

Sinceramente espero que NO SEA ASÍ. En todo caso, me ladilla que a mis panas les guste “Rififi” de Jules Dassin, ó “El Padrino” de Coppola, pero no toleren la realidad expuesta por cineastas como Víctor Gaviria: Pobreza, desigualdad e injusticia.