lunes, 3 de noviembre de 2008

Terror fantástico y terror psicológico: “Otra vuelta de tuerca” de Henry James y “The Innocents” de Jack Clayton

Por Andrea C. López

La novela “Otra Vuelta de Tuerca” (1898) de Henry James relata la experiencia de una Institutriz que acude a una vieja mansión (Bly) para dedicarse al cuidado de dos niños huérfanos (Flora y Miles). Su estadía en la vieja casa la deslumbra, pues ella proviene de un humilde hogar luterano. En Bly, empieza a percibir la presencia fantasmal de su predecesora: la señorita Jessel, y de su presunto amante, el jardinero Quint. El estado de angustia de la Institutriz se incrementa en la medida en que van surgiendo estas apariciones y adquiere la convicción de que los niños se hallan traumados, influenciados y dañados por esta pareja, ya fallecida, de turbia relación.
La historia es introducida en una reunión de amigos que se dan cita para contarse historias de fantasmas. Douglas, quien afirma haber tenido alguna relación con la Institutriz, deja, antes de fallecer, un manuscrito de antigua data que narra, en primera persona, las angustias padecidas en Bly por esta joven y hermosa mujer.

El título de la novela obedece a que la narración deja espacio a infinitas interpretaciones. La historia no cierra, sino que deja al lector la puerta abierta para su propia conjetura, para su propia vuelta de tuerca. En la novela de James predominan tres elementos: la ambigüedad, el juego con el punto de vista y la profundidad psicológica de los personajes, sobre todo, del personaje desde el cual leemos la historia: la Institutriz.

El principio de ambigüedad se manifiesta en la ausencia de un nombre específico para el personaje de la Institutriz, lo que le adjetiva cierto carácter incorpóreo, inaprehensible y fantasmal. La dualidad y la falta de certeza también se halla en la construcción de los personajes de los niños quienes, aparentemente, son testigos de las apariciones pero las ocultan por complicidad. Finalmente, la historia deja al lector la posibilidad de creer en la existencia de estos fantasmas, al tiempo en que abre la conjetura de que puede tratarse de una afección psico-delirante de la Institutriz.

El juego con el punto de vista se aprecia en el cambio que se hace de tercera persona (Douglas) a la primera persona del manuscrito (la Institutriz); así como por las visiones y percepciones de los personajes infantiles, en quiénes nunca queda claro si tienen alguna relación con estas presencias.

Las transformaciones psicológicas que la Institutriz padece, se relacionan con las apariciones, la relación que entabla con los niños y las informaciones que la ama de llaves (Grose) le proporciona acerca de esta pareja ya difunta.

Sobre el género
La novela, obedeciendo a su carácter de ambigüedad, infinitud, de posibilidades de giro y “vueltas de tuerca”; ha sido estudiada desde la corriente literaria y la psicológica.

En “Otra vuelta de tuerca” predominan las características propias de la novela y cuento de terror fantástico; y en segundo término, las singularidades del terror psicológico.

Entre los antecedentes a la novela de James, identificamos la novela gótica, la cual alcanzó gran florecimiento en la segunda mitad del siglo dieciocho y primera mitad del XIX. El cuento de fantasmas adquiere su máximo apogeo durante la época victoriana. A finales del siglo XIX, cobra relevancia la aparición de la disciplina psicoanalítica, de la cual su máximo exponente será Sigmund Freud.

Según algunos estudiosos, el objetivo literario de la novela de terror es cultivar el miedo en el lector, así como estimular las emociones que de este sentimiento emanan. La novela de terror incluye elementos propios del mundo de lo paranormal o las mitologías: fantasmas, zombies, vampiros, monstruos o “presencias”. El resorte del miedo en la novela de terror se dispara a partir de la irrupción de un elemento maligno sobrenatural en la rutina diaria de uno o varios personajes ordinarios.

En el caso de “Otra Vuelta de Tuerca”, la Institutriz empieza a padecer estados de miedo y angustia a partir de las primeras apariciones de los fantasmas de Jessel y Quint. Su estado psico-emocional se ve cada vez más afectado en la medida que se incrementan estas apariciones que poco a poco van perturbando y tomando su cotidianidad.

Según Raphael Llopis, lo que caracteriza al verdadero cuento de miedo es la aparición de un elemento sobrenatural e inexplicable, totalmente ajeno al universo conocido que rompe los esquemas conceptuales vigentes e insinúa la existencia de leyes y dimensiones que no podemos ni intentar comprender, so pena de sufrir graves cortocircuitos cerebrales.[1]

Los compiladores Michael Cox y R.A. Gilbert, por su parte, expresan: Los protagonistas fantasmales deben actuar con intencionalidad: sus acciones o las consecuencias de las mismas deben constituir el tema central del relato, en lugar de las acciones de los vivos. Y, lo más importante, todo fantasma, sea humano, animal o cadáver reanimado debe estar indiscutiblemente muerto.[2]

A este respecto, la muerte está presente desde el inicio de la novela cuando se afirma que su protagonista (la Institutriz) tiene 20 años de fallecida [3] . Posteriormente se expresa que Douglas ha muerto dejando el manuscrito. Entrados en el tiempo remoto del relato, la señora Grose da fe y testimonio a la Institutriz del fallecimiento del jardinero Quint y la antigua Institutriz Jessel. Los niños que quedarán a su cuidado son también huérfanos. La muerte es un motivo constante en la novela.

Las lecturas psicoanalíticas han proporcionado también valiosos aportes al análisis de “Otra Vuelta de Tuerca”. La narración en primera persona, obliga al análisis de la profunda complejidad psicológica del personaje de la Institutriz.

Según Hartwell: al final de un cuento de un cuento de terror, el lector queda con una nueva percepción de la naturaleza de la realidad.[4]

En “Otra Vuelta de Tuerca”, la narración abre dos hipótesis: ¿realmente trata sobre unos seres malignos, fantasmales, incorpóreos? ¿ó más bien es parte de un delirio psicológico de la reprimida Instituriz?. Ambos géneros, terror fantástico y horror psicológico, parecen fusionarse también en la película “The Innocents”.

Sobre la adaptación al cine: “The Innocents” (Jack Clayton, 1961)
El film de Jack Clayton, contó con la colaboración de John Mortimer, Truman Capote y William Archibald en la adaptación de la novela al guión, así como en la creación de escenas adicionales y diálogos.

En nuestra opinión, el film es bastante fiel al texto de Henry James al respetar tres elementos fundamentales del género, que son:

1.- Un cuidado muy especial en la construcción de la atmósfera. La película, al igual que la novela, se desarrolla en una casa de campo vieja y grande, aislada de cualquier centro urbano. La decoración es lúgubre. Sin embargo, James no proporciona al lector muchos detalles acerca de la decoración de la casa o aspecto del lugar. En el film de Clayton, el ambiente se construye emulando un poco la estética del expresionismo alemán: resplandores de velas, claroscuros y sombras. Se introduce también cierto carácter macabro a la naturaleza: el lago, la tortuga, el comentario de la niña Flora acerca de la araña que se come a un insecto. Antecedentes de este “macabro” carácter de la naturaleza, tienen precedentes en películas como “Nosferatu” de Murnau: los caballos relinchando, el doctor aliado que posee plantas devoradoras de insectos.

2.- Cuidado meticuloso del desarrollo narrativo. Al igual que la novela, la película dosifica los efectos, es decir, la estructura secuencial de la historia, contribuyendo a la suspensión de la credulidad del espectador. Como en el libro, el espectador no tiene jamás certeza de nada, por el contrario, se mantiene todo el tiempo imbuido en un estado de zozobra. El miedo se va suscitando de forma gradual.

3.- Tratamiento de los personajes infantiles. Si bien en la novela no tenemos certeza de qué tipo de relación tienen los niños Flora y Miles con los aparecidos, en la película se remarca cierto carácter diabólico, retorcido y suspicaz de los huérfanos, sobre todo del niño Miles.

4.- Malignización de los seres paranormales. Los espantos, como en la novela, son asumidos en el film como seres malignos, tanto por la Institutriz como por el ama de llaves Grose, quien llega a describirlos en vida (sobre todo a Quint) como un ser arrogante, grosero, negativo. La Institutriz también los asume como seres malignos y por tanto, ella se atribuye la misión de “rescatar” a los niños de esta oscura influencia. Destaca en el film la presentación de los créditos iniciales en los cuales, se ilustra este carácter, con unas manos que rezan y expresan su deseo.

Finalmente diremos que si bien el relato “Otra Vuelta de Tuerca” juega con los elementos del terror fantástico o del horror psicológico, la película apunta más hacia una explicación psicológica de los fenómenos paranormales que afectan a la Institutriz. Se introducen secuencias como la del delirio de ella una noche en el pasillo, en la cual escucha ruidos y voces que afectan su estado psico-emocional o histérico. Igualmente, se acentúa el hecho de que sólo ella observa a estos fantasmas. La secuencia de la cena entre ella y el niño Miles, en la cual el niño la besa en la boca, pone en evidencia una afección pedófila en la Institutriz.

“Otra Vuelta de Tuerca” ha sido una novela que ha inspirado a muchos realizadores en la tarea de adaptarla al ámbito cinematográfico. En nuestro caso, si tuviéramos que llevarla al cine, la película de Clayton sería una buena referencia en cuanto a la selección de los momentos que escoge de la novela. Como Clayton, prescindiríamos de la primera parte, aquella en la que tiene lugar la reunión de amigos, puesto que la historia no vuelve a retomar este episodio. También orientaríamos la narración fílmica hacia una visión más de terror psicológico que de horror fantástico, pues esta tendencia acercaría más al espectador mediante el proceso de identificación, a la emoción del miedo y el pánico.

Si algo le cambiaría a “Otra Vuelta de Tuerca” en su adaptación al film, sería el contexto. Resultaría harto interesante ubicarla en un escenario más contemporáneo y por qué no, en algún país latinoamericano.



[1] LLOPIS, Raphael (1982): Antología de cuentos de terror, Tomo 1, Alianza, Madrid.
[2] COX & GILBERT, Michael and R.A. (1989): Historias de fantasmas de la literatura inglesa, Edhasa, Barcelona.
[3] JAMES, Henry (2001): Otra Vuelta de Tuerca, a.m. de León, Barcelona, p. 4.
[4] HARTWELL, David (1989): El gran libro del terror, Martínez Roca, Barcelona.

11 comentarios:

  1. Lo mejor de esta película es que rompe ese cliché de que el terror y el miedo solo provienen del territorio de la oscuridad.
    Esta película es aterradora y casi todo se sucede de día. Esto sin duda es algo muy “novedoso” e interesante.
    Una lección de cine de genero sin duda.
    Es de mis favoritas sin duda.

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  2. necesitoo el resumen de la novela!!! por faaa.. es para el colee...

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  3. Flor, léela. Es corta y no te arrepentirás.

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  4. Me aria falta el genero y el resumen de la novela! es para el cole pliss!

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  5. Anónimo4/1/12 11:14

    Trololololo necesito el resumen es para el cole!!!!!

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Necesito por favor la estructura de la obra !!!

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  8. quiero ver los lugares donde apareceen los fantasmas!!!

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  9. Me encanto la explicación que das! Acabo de leer la novela y no todo me había quedado claro. Buscare la película a ver que tal.
    Gracias!

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  10. La película es muy buena y da miedo

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  11. Al leerla no me causó miedo, pensaba que por la época en que fue escrita existía ese miedo a los fantasmas; sin embargo al leer el comentario me voy por el lado del terror psicológico, ya que yo también llegué a pensar que la institutriz sufría alucinaciones y se estaba volviendo loca, o la estaban volviendo loca los niños.

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