miércoles, 28 de julio de 2010

EL INFIERNO de Luis Estrada (México, 2010)

Con motivo de las fiestas del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, el Estado mexicano se ha unido al propósito de otros países latinoamericanos, de invertir grandes sumas de dinero en fiestas y celebraciones, así como en un buen número de filmes de exaltación épica y heroica.

Pero, ¿realmente hay algo que celebrar? Para Luis Estrada, director de “La Ley de Herodes” (1999), polémica película que narra la descomposición del hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI) a partir de la violenta experiencia de un alcalde de pueblo, y que da inicio a su trilogía reflexiva y política sobre el país; México no tiene nada que celebrar.

La profundización del deterioro social, derivado de una profunda desigualdad aupada no sólo por los partidos sino también por las corporaciones y las perversidades del paquetito neoliberal, fue abordada seguidamente en “Un mundo maravilloso”(2006), también protagonizada por Damián Alcázar que aborda la esperanza truncada del prometido Estado de Bienestar para con los desposeídos, desencadenando en un final poco alentador: la única elección posible para los pobres es matar.

Todo esto dentro del tono inteligente de la farsa, la sátira y el humor negro.

De modo que “El Infierno” a estrenarse en las patrióticas fiestas mexicanas (septiembre) significa el tercer y último tratado de la trilogía política de este realizador sobre México y retrata el punto actual de su crisis: la guerra del narcotráfico. Al respecto comenta Estrada:

“Fue un suceso espeluznante la aparición de seis cabezas en un lugar de Michoacán. A partir de allí empecé una investigación hemerográfica sobre cuál era el estatus de lo que pasaba en estos lugares del país, sobre todo del norte, y descubrí, desde una óptica cinematográfica, que había material muy interesante para abordar una película de género. Un filme circunscrito y relacionado con las historias de mafia, por supuesto guardando la distancia de lo que representaron en su momento El padrino, de Francis Ford Coppola, o No Country for Old Man, de Joel y Ethan Coen.

“Y de alguna manera había en nuestro país un boom de, literalmente, mafiosos, donde decidí contextualizar El infierno. El guión lo empecé a escribir hace ya casi dos años. Quise realizar como una radiografía mucho más amplia, no quedarme sólo en el problema del narcotráfico o dedicarlo al aspecto social y político de nuestro país, sino con una perspectiva hacia el futuro preguntándome hacia dónde es que vamos. De allí que el título de la cinta sea como una profecía que espero no se cumpla, de hacia dónde veo que se mueven las cosas en México.”

Protagonizada también por Damián Alcázar, “El Infierno” narra el regreso de un jornalero mexicano deportado de los Estados Unidos que consigue un jugoso negocio en el pueblo norteño de San Narcángel.

Según su director: “El infierno es una película de malos y peores. Este mural de personajes pretende que en el largometraje estemos de alguna manera representados casi todos, e incluso las instituciones.” (…)“El clímax de la historia ocurre justo la noche de ese día del Grito, y en este universo llamado San Miguel Narcángel hay una confrontación de mucha violencia, y de alguna manera es como el resumen de todo lo que la película plantea a lo largo del desarrollo. Y a lo largo de la trama de alguna forma está varias veces mencionado este contexto de las fiestas, las conmemoraciones, las celebraciones.”

Asegura que el largometraje “será muy provocador y muy polémico, porque el tópico esencial es: “¿Dónde estamos parados?”. Para el cineasta la situación de México es: “¿Peor? ¡Imposible!...” (…) Como si yo hubiera tenido una bola de cristal, creo que el largometraje toca dos temas que han venido en vías paralelas: crisis y violencia, que según el gobierno van a acabar. Y luego, ante el Bicentenario de la Independencia, ahora existe ese discurso alrededor del triunfalismo y en ciertos aspectos chovinista de ser ‘orgullosamente mexicano’ y de que ‘son nuestras fiestas’. El infierno llega en un momento muy oportuno”.

Aún no llega a las salas en México y el póster augura ser provocador. Ninguna imagen de esta cinta se ha dejado conocer . Según reseña El Universal, en el afiche sobresale un letrero de carretera con la imagen de México 2010, marcas de balazos, y la leyenda: “Nada que celebrar”.

Remata Estrada: “Para que miren y sepan que esto es lo que nosotros los ciudadanos pensamos de cómo está el país, y que ya no nos vendan más mentiras porque ya se les están cayendo a pedazos”.


martes, 27 de julio de 2010

CINE Y POLARIZACIÓN EN VENEZUELA (A propósito de “Hermano” y “Cheila una casa pa’ Maita)

Por Andrea López

Tomando en cuenta que el cine hecho en Venezuela recibe financiamiento mayormente del Estado, nos es indisoluble en este artículo analizar nuestro cine sin tener en consideración el proceso de cambios y polarización vividos tras once años de chavismo.  De modo que lo sucesivo se restringirá a analizar nuestro cine, sin pretensiones absolutistas, en el contexto de la polarización social y política, para acercarnos a dos películas que creemos representan una reconciliación entre nuestro cine y su público: “Hermano” de Marcel Rasquín y “Cheila, una casa pa’ Maita” de  Eduardo Barberena.

ANTECEDENTES

En 1998 la sociedad venezolana eligió una posibilidad de cambios en torno a la participación y la inclusión.  Acto seguido, empezaron a verse políticas públicas destinadas a abrir espacios y dar oportunidades en materias de salud, educación y cultura.

De modo que, así como se impulsó la creación de entidades que atendieran de manera inclusiva y masiva la salud o la educación desde las llamadas Misiones; el Estado se ocupó de levantar toda una estructura paralela del audiovisual: se fomenta el documental como herramienta política que pronto halla cabida en la apertura de espacios televisivos, en web, salas comunitarias y alternativas, créditos para los Productores Nacionales Independientes, etc. 

En el cine se crea también una plataforma audiovisual paralela: La productora Villa del Cine, dotada de tecnología y recursos que tuvo como misión producir un gran número de películas realizadas por jóvenes; frente al CNAC, organismo de financiamiento tradicional, hasta entonces constituido por las élites de los gremios Anac y Caveprol.  Amazonia Films es creada por el Estado como distribuidora también al margen de los circuitos privados, y las salas regionales de la cinemateca como alternativa a las salas comerciales.

El entusiasmo de este boom participativo, sin duda inclusivo porque realmente se le ha dado o dio oportunidad a mucha gente de desarrollarse profesionalmente; también se vio ensombrecido por un cúmulo de denuncias de corrupción, nepotismo y abusos de poder, que perdieron seriedad o legitimidad al estar subyugadas a la polarización política.

Pero quizá lo más relevante para el tema que nos ocupa, es que el levantamiento de estas estructuras que se definieron tramposamente como “alternativas” fueron poco a poco perfilándose desde el discurso oficial como “en contra de”, o “enemigas de” las estructuras ya existentes.

¿QUÉ ES LA POLARIZACIÓN?

La Polarización, sea social o política, significa un quiebre, una ruptura, una fractura.  Muchas son las tesis acerca del origen de esta rotura en Venezuela: Algunos la colocan en el Viernes Negro del 83, cuando nuestra ilusión de país petrolero incluyente se vio desvanecida con la devaluación. 

La década anterior había producido numerosas películas a cargo de varios cineastas hasta entonces desconocidos, que tuvieron amplia aceptación en el público.

Para otros, los años sucesivos profundizaron el quiebre, alcanzando un punto álgido en El Caracazo (1989) cuando se rompió el llamado “Pacto de Punto Fijo”, que significó el divorcio de las masas con sus instancias de representación.

La ruptura y el descontento cristaliza en 1992 con el golpe de Estado del Presidente Chávez y, tras más fracturas a la democracia con amplia simpatía popular: otro golpe de Estado, destitución del presidente, gobierno interino y declive bancario; se erige en el poder por la vía electoral, el Comandante Chávez.

Por su parte, el cine venezolano de los 90s, se vio mermado en cuanto a calidad y cantidad.  Sin embargo, alcanzó el logro de una Ley de Cine que hasta hoy sigue vigente.

Si bien el ambiente y hechos del primer gobierno del chavismo (1999-2005) apuntaron a que muchos lográbamos el sueño de la equidad o la reconciliación nacional, ese proceso de distanciamiento, intolerancia y diferencia se ha ido acentuando con nuevas quiebres: el golpe de abril del 2002, el paro petrolero del 2003 y finalmente, la negativa de factores de oposición a disputarse escaños en la Asamblea que conllevaron al absolutismo y hegemonía de la facción chavista.

De modo que, esta polarización, al implicar una fractura tan radical como la nuestra, ha derivado en una cantidad de prejuicios negativos acerca de la otredad: “El que estudia en la Bolivariana es malo”, “El que estudia en la Central es sifrino” “el que estudia medicina en Cuba es un pirata”; y en el caso del cine: “el que trabaja en La Villa es un traidor,” “las películas de la Villa son mediocres”, “el que recibe un financiamiento en el CNAC tiene palanca”, ó “el cineasta que trabaja en el extranjero es un burgués”.

Puede que algunas de estas aseveraciones hallen alguna justificación válida, pero lo cierto es que también son alimentadas por grupos que ejercen cierto poder porque les rinde grandes beneficios: más votos, más público, más lectores y comentaristas en blogs, más adeptos.  Como ya habrían asomado artistas de la talla de Bertolt Brecht hace mucho tiempo, la guerra es un tremendo negocio. La polarización gesta y consolida la industria del resentimiento. 

De modo que, desde diversos espacios hemos sido (manipulados o no) co-partícipes del sentimiento antagónico: “Como simpatizo con La Villa del Cine que se opone a Hollywood, le hago la guerra al cineasta extranjero”, ó viceversa.  “Como pienso que los gremios son unos corruptos, apoyo la decisión del Ministro de romper con ellos”, “Como el Ministro nos quiere sacar del CNAC, nos abrimos a recibir cineastas noveles”.  Ésta última premisa creo ha dejado buenos dividendos, pues supuso inclusión de nuevos talentos en los gremios.

Otro juicio (o prejuicio) recurrente ha sido: “Como somos cineastas jóvenes, debemos oponernos a los veteranos”. Desde lo personal, puedo decir que, siendo venezolana y por tanto parte del proceso polarizado cinematográfico del país, muchas veces pensé que cineastas como Chalbaud no debían recibir más financiamientos dado el resultado de manipulación respecto a sucesos históricos como en “El Caracazo”, precaria factura y amplio fracaso taquillero (“Zamora”).  Sin embargo, tras mi reciente visita a Venezuela y visionado de dos películas recientes me planteo ¿es correcto pensar así a la hora de construir una sociedad, una cinematografía y un país?

En el caso del cine creo que se han abierto espacios para los encuentros entre cineastas noveles y veteranos, sean éstos simpatizantes de la ideología hegemónica o no, pues varios han logrado (o están en proceso) de hacer sus películas con la Villa del Cine o el CNAC. 

Si bien muchos de nosotros hemos sido críticos con los resultados de ambas instancias, creo que, así como la sociedad se cansa de estar en una guerra permanente (los resultados son inexistentes o nefastos), los cineastas se cansan de mantener el juego-negocio político y empiezan a madurar.

Esta maduración de nuestras diferencias y discursos, las he percibido en dos dramas recientes:   “Hermano” de Marcel Rasquín,  financiada parcialmente por el CNAC y “Cheila una casa pa`Maita” de Eduardo Barberena producida por La Villa.    En ambas, el discurso trasciende el maniqueísmo o el panfleto, para erigirse en arte complejo, bien desarrollado, de caras nuevas y creíbles, con propuestas ideológicas que van más allá de la superficialidad que implica la propaganda política.  Con estructuras guionísticas que mantienen al espectador en la silla, con situaciones permeadas de carga emotiva, diálogos realistas, ambientaciones verosímiles y temas tan urgentes como la pobreza y las oportunidades, y la diversidad sexual.  Ambas películas lejos de exaltar el heroísmo patrio, manifiestan críticas profundas a nuestra sociedad que dejan al espectador pensando.

Obviando que Venezuela necesita de manera urgente instancias educativas de calidad respecto al cine; creo que un paso importante para llevar público a nuestras pantallas y desarrollar nuestros discursos es despolarizar las películas,   dejar de alimentar en los espectadores juicios respecto a las instancias o maneras en que se financian.  Para ello, propongo varias herramientas.

CÓMO COMBATIR LA POLARIZACIÓN EN EL CINE

1) Más allá de pensar en sacar o desacreditar a fulano en La Villa, a los Gremios del CNAC, al cineasta que hace su peli en NY o al Presidente Chávez que financia a Chalbaud; Venezuela y nuestro cine necesita aportar soluciones en torno a un cambio de mentalidad: la del rentismo petrolero. 

El rentismo es hijo directo del clientelismo y, lamentablemente, mientras ésa sea la fuente de ingresos de nuestra cinematografía seremos proclives a convertirnos en mendigos del Estado o de sus títeres políticos para hacer nuestras películas.

2) Procurar salir de la rigidez impuesta por los partidos o, en el caso del cine, por organizaciones herméticas que no permitan activismo y dirigencias libres.  Esto va para todos los bandos, los de La Villa y los del CNAC.   Sin embargo, en ambas instancias veo que conviven pluralidad de matices: cineastas noveles y veteranos, chavistas o de oposición, formados en el país o en el extranjero.  Hay que profundizar este camino teniendo como único norte la excelencia. Hay que desengancharse de los discursos separatistas de “si te financia éste eres bueno y si no, eres malo”.  Hay que ignorar el lucro insano de ciertos críticos y élites.

3) Evitar la apatía.  Esa actitud de “Cómo yo no hago cine con el Estado, o lo hago afuera a mi no me importa”, no sirve. Para criticar y para construir hay que ver cine venezolano. Hay demasiado prejuicio y descalificación manipuladora e interesada en la web. De verdad, no podemos ser indiferentes ni perder la esperanza de la participación.  Se trata de nuestra industria, donde quiera que estemos. Tampoco sirve ignorar a los gremios o mantenerse al margen de ellos.  Si nos es imposible construir otra instancia de legitimidad debemos dar la pelea adentro.

Finalmente, está por aprobarse el Reglamento y se piensa ya en una nueva ley.  El Baremo del CNAC mantiene puntos excluyentes como puntajes a la formación (director, productor, fotógrafo, actores) en el exterior o de amplia experiencia curricular.  Tanto “Hermano” como “Cheila…” sin contar un sinnúmero de películas buenas de nuestra filmografía, se hicieron con gente amateur y de bajo estrato social.  Esta cualidad no denigró su calidad, en muchos casos la aunó. Como recientemente me dijo un cineasta veterano ¿Cuál fue la escuela reconocida de la que egresó Chalbaud?   El debate en torno a estos puntos debe darse dejando de lado las diferencias ideológicas o de clase.

Para cerrar, creo importante revisar y reconocer los errores propios y reconstruir confianza con la otredad, tender puentes. No podemos seguir atizando las diferencias, sino nunca florecerá nuestro cine.  Está bien manifestar los errores pero los logros también hay que reconocerlos.  En el caso de este artículo creo que tanto “Hermano” como “Cheila, una casa pa’ Maita” abonan el camino de reconciliación entre nuestro cine y su público.  Así como entre quienes hacemos o queremos hacer películas.

lunes, 19 de julio de 2010

Inception (Christopher Nolan, 2010)

¿Quien no quisiera estar en la posición privilegiada de Christopher Nolan?, no sólo eres el responsable de embolsarle a una de las grandes majors más de un billon de dólares en taquilla al revitalizar una de las franquicias emblemas de los últimos 20 años (estoy hablando de Batman obviamente) sino que esa misma major (Warner Brothers, people) te da 160 millones de dólares para que hagas una película escrita por ti, a modo de que descanses un rato mientras nos cocinas la otra de Batman que esperamos (los de la Warner y nosotros el resto de los mortales) que por lo menos este a la par de su sucesora.

Viéndolo desde otra perspectiva no creo que mucha gente quisiera estar en los zapatos del director británico, semejante responsabilidad. Pero donde veo el mayor logro de Nolan es en su respeto hacia si mismo como creador; quien al parecer no otorga concesiones, de índole creativa más que todo, en lo que refiere a sus proyectos. Sea una adaptación de un personaje archiconocido o de una historia propia, la ejecución de Nolan es cuidada hasta el más mínimo detalle.

Pero hablemos de Inception.

Inception transpira Nolan desde el primer fotograma hasta el último, tanto formal como temáticamente la película pertenece a esa misma especie en las que se inscriben The Prestige (2006), Memento (2000) y Following (1998). Es más parece una continuación de esas películas. No porque se repita, sino por la continuidad que parecen tener ciertas ideas que se han venido desarrollando a lo largo de las mismas: la percepción de la o una realidad.

En el caso particular de Inception la película trata en primer lugar del mundo de los sueños y aunque suene repetitivo y poco informativo, la película se desarrolla precisamente en los confines de ese mundo, por lo menos como lo concibe Nolan quien haciendo referencia (directa o indirecta) a autores importantes de ciencia ficción como Phillip K. Dick y William Gibson nos presenta un futuro donde los sueños son sencillamente otro campo de batalla donde se juega la vida misma.

Es imposible hablar de la trama de Inception sin revelar algún detalle importante, y en este caso es mejor ir a verla sin saber casi nada. Lo que si puedo adelantar es que la campaña publicitaria es un éxito pues aún cuando usa grandes porciones del metraje no deja entrever de que va el largometraje realmente.

Pero el papel del espectador es integral a la experiencia de la película misma, tal como en Following, Memento y The Prestige, de alguna manera uno como público viene a completar la experiencia. Y no, no es que los personajes rompen la cuarta pared y le hablan a la audiencia pero la historia y su desarrollo si nos hablan y nos cuestionan y cuestionan nuestra propia capacidad receptora, sobre todo en los últimos 3 segundos de película. Si, en los últimos 3 segundos.

Inception es una película que reclama ser vista varias veces es por eso que una "reseña" siempre estará incompleta, por eso mi recomendación es que la vayan a ver varias veces. Y aún cuando pueda pasar que la película parezca ambiciosa y criptica, también tiene para los que no quieren pensar en la sala, pues la espectacularidad de las imágenes es algo que tiene que ser visto por lo menos una vez en pantalla grande.

Y lo mejor de todo es que esta espectacularidad está hecha de una forma tan orgánica que nunca llama demasiado la atención, estoy seguro que la película está llena de efectos generados por computadora, pero están hechos con tal sutileza que rara vez son evidentes al ojo.

Christopher Nolan es uno de los mejores directores trabajando actualmente, por lo menos en el cine industrial, y una rareza pues no es común que en un ambiente con tantos compromisos alguien tenga la libertad que al parecer tiene este pana. Me recuerda a Stanley Kubrick que curiosamente también hizo gran parte de sus películas con Warner Brothers.
Termino con esto:

"Batman 3" - Julio 2012
....

Una de las cosas que me impactó de la película fue su música. Hans Zimmer que a veces es acusado de repetitivo y poco original se ha sacado de la manga una banda sonora de antología, ahi les dejo mis dos temas favoritos del soundtrack.

Colapso de un Sueño








Tiempo









Dulces sueños.




viernes, 16 de julio de 2010

Cine francés: Kim Chapiron, "Dog pound"

Normal 0 0 1 598 3413 28 6 4191 11.1282 Este año, el director galo que más está dando de qué hablar es sin duda Kim Chapiron. La narrativa audiovisual de Francia, en busca de una inyección desesperada de oxígeno, se bate entre la americanización de su cine ("Un profeta"), la prolongación de comedias rancias pero taquilleras que a duras penas se exportan ("Camping 2") y la línea ultra-hermética de Goddard ("film socialismo", estrenado este año, para el sopor del público).

Si bien como decían los Cahiers de Cinéma, la filmografía de Jean-Jacques Audiard y específicamente "Un profeta" representa la globalización-local (o glocalización) del relato gángster, el Scarface de la generación suburbana parisina que saquea automóviles, entonces Chapiron viene siendo el Quentin Tarantino francés.


El éxito de este joven cineasta de 30 años está más allá del contenido. Sus guiones siguen siendo blandengues; pero el tratamiento formal que usa el francés nacido en Vietnam alivió a toda una generación de espectadores, cansados de la Nouvelle vague e incapaces de identificarse en las obras de Tati o Resnais. Igual que la película Secuestro Express del venezolano Jon Jakubowicz representó un salto cuántico, de años luz, en las posibilidades narrativas dentro del cine venezolano a pesar de sus serias carencias de guión, los trabajos de Chapiron llaman la atención por sus raíces orientales (Takeshi Kitano, Takashi Miike) mezcladas con la ola nouveau pop violento de Tarantino y Rodríguez.


Chapiron es un producto puro de la era 2.0. Su camino se fue abriendo cuando fundó, en 1995, la productora Kourtrajmé junto a Romain Gavras. Con el movimiento de hip-hop francés en plena explosión, los dos directores buscaron conectarse con la calle, con la inconformidad de los suburbios árabes y africanos de Francia, incluyendo su rebeldía y su forma de hablar. De allí que Kourtrajmé no sea sino la palabra "cortometraje" (court-métrage) escrita al revés, un código lingüístico muy popular entre los jóvenes. Sus trabajos en la Web ganarían miles de seguidores entusiastas y lograrían que Vicent Cassel, entre otros, apadrinara a los chicos de Kourtrajmé.


Así, uno de los cortos más populares de la productora es "barbichette", trabajo donde vemos la inquietud de Chapiron y su búsqueda de una narrativa particular. Luego de esta colaboración con Cassel nacería la increíblemente popular "Sheitan", la película que lo lanzaría al estrellato definitivo. Rodada con un presupuesto escaso, el thriller/suspenso/gore presenta a Vincent Cassel en uno de sus papeles mejor logrados.


Por otro lado, su socio de Kourtrajmé, Romain Gavras, crearía polémica con sus videos musicales. Censurado por los medios franceses, el video de "Stress" para el grupo electrónico Justice fue una verdadera sensación en Internet. Recientemente, Gavras volvió a acaparar los tabloides cuando el video que rodó para la rappera inglesa M.I.A., "Born free", fuese retirado de Youtube. Su primer largometraje, un road-movie en Inglaterra con Vincent Cassel llamado "notre jour viendra" (nuestro día llegará), se estrena en septiembre.


Es en este contexto que nos llega "Dog pound", la primera realización mainstream de Chapiron. Rodada en inglés en los EE.UU., la cinta sigue el calvario de tres jóvenes que ingresan a un penal de menores de edad, una "perrera" llena de violencia y sadismo. Apuntalada por la increíble actuación de su reparto novato, "Dog pound" retrata y da testimonio sobre este ecosistema, sin jamás juzgar a sus personajes. Tal vez sea ese el pecado de "Dog pound": su apuesta de espectador pasivo no aporta nada a un género trabajado hasta el cansancio. Puesto que carece del subtexto político de la genial "Hunger" de Steve McQueen o de su magistral trabajo de cámara, "Dog pound" se arriesga a perderse en la selva de las películas carcelarias menores, como el "Animal Farm" de Steve Buscemi o tantas otras. Sin embargo, si algo ha demostrado Chapiron con esta cinta, es que posee la madurez y el conocimiento para manejar una gran producción de cine. Es, sin duda, uno de los nuevos valores del cine francés a seguir con cuidado.



jueves, 15 de julio de 2010

Películas que se llevó el tiempo: The Party Animal (1984).

Por Gustavo Morales

 Lema: Él era un tipo ordinario. Bastante quesudo, pero ordinario.

Argumento: El ridículamente bautizado Pondo Sinatra (Matthew Causey) llega al primer año de universidad con una sola cosa en mente, perder la virginidad. Debido a que fue criado en una granja y carece de cualquier tipo de sensibilidad que le acerque a cumplir su sueño, su carnalmente exitoso amigo Studly (Timothy Carhart) y el bedel afroamericano de la universidad, Elbow (Jerry Jones), tratan de ayudarle. Los esfuerzos son en vano debido a la incompetencia de Pondo, quién sólo después de numerosos fracasos, cambios de imagen, intentos de crear afrodisiacos, consumo masivo de drogas y varios intentos de suicidio, consigue su cometido tras vender su alma al Diablo por un “pedazo de culo”.


La ayuda infernal llega cuando Pondo mezcla todos sus infructíferos afrodisiacos en un mismo envase, y accidentalmente crea una solución que le hace sexualmente irresistible a otros seres humanos, incluyendo gordas, ancianas y homosexuales (cualquier miembro sensible de estos grupos demográficos abstenerse de ver esta peli).


Antecedentes: En 1982 Twenty Century Fox financió Porky’s, comedia canadiense que se convirtió en molde de un género entero de comedias sexuales dirigidas al público masculino y adolescente. Filmada en Florida, dirigida por un estadounidense y con un elenco mayormente canadiense, entre 1982 y 1983 Porky’s tuvo una taquilla de casi 112 millones de dólares en EE.UU., sobrepasando con creces su presupuesto de 4 millones y abriendo las puertas para una innumerable serie de aborrecibles reproducciones. El casi universal linchamiento crítico de Porky’s no opacó la increíble oportunidad de lucro en el mercado juvenil, que desde mediados de los años 1970, se había transformado en un objetivo mayor de los estudios de cine con el ascenso de los B-Movies a estatus estelar tras el incontestable éxito de Tiburón y La Guerra de las Galaxias.


El género eventualmente se diluyó durante la conservadora década de Reagan, con lo sexual gradualmente opacado por lo juvenil y exploraciones más o menos serias de la juventud estadounidense, como en los trabajos de John Hughes y otros cineastas similares. Pero por un corto período después de Porky’s, los estudios de Hollywood se desbocaron en producir largometrajes vulgares y de bajo presupuesto para llenar matinés en la ahora tan explotada temporada de verano.


Canadá también aprovechó la época y produjo un buen montón de comedias juveniles que distribuyeron internacionalmente, incluyendo a The Party Animal, que como casi todas las demás resultó rentable debido a su minúsculo costo de producción.


Legado histórico: Casi ninguno. A pesar de haberse exhibido en casi todo el mundo, The Party Animal permanece como una película de culto menor desconocida para el gran público. Posteriormente su director, David Beaird, también comandó la bien recibida comedia My Chauffeur (1986) y la terrible Scorchers (1992), en la que fundamentalmente desperdició el talento de Faye Dunaway, James Earl Jones en un producto pésimo e irrelevante. Tras estas dos joyas fue condenado a la hoguera de la dirección de series de televisión.


El interés en comedias canadienses desapareció poco después, aunque gracias a la rentabilidad de The Party Animal, otras películas ligeras de ese país también consiguieron distribución mundial, como fue el caso de la también de culto Breaking All the Rules de 1985.  


Estatus: Tomando en cuenta sus casi inexistentes valores de producción y un elenco que no volvió a verse en nada de renombre, de alguna forma The Party Animal justifica no ser recordada. Sin embargo, la película no carece de méritos y es uno de los ejemplos mejor logrados de su género por diversas razones.  


Por una parte, la cinta cuenta con un sobresaliente soundtrack de bandas indies que incluye a The Buzzcocks, R.E.M., The Fleshtones, The Untouchables, Chelsea y Dream 6. La inusual selección de bandas, además de servir de ventana al underground musical anglo de la época, deja entrever cierto criterio artístico por parte de los productores. 


La cinta también contiene desnudos de algunas de las mujeres más hermosas jamás llevadas a la pantalla grande y una saludable ración de escenas en cámara lenta de estas mismas actrices trotando, haciendo aerobics, bailando y, por supuesto, en la cama. En una de las mejores escenas de la película, Pondo se viste de mujer y se cuela en el dormitorio femenino, donde convence a un grupo de conejitas a jugar póker de prendas con cartas marcadas. Lógicamente Pondo gana todas las manos mientras la cámara se pasea lentamente por el cuarto repleto de mujeres desnudas a ritmo de punk. Si usted tenía entre 12 y 16 años en 1984 (el target de la película), sin duda hubiese vendido el alma al diablo por ver esta escena una y otra vez.
 

El mayor mérito, sin embargo y a pesar de obvia comercialidad, es el patente surrealismo de todo el guión, el cual se mueve a paso seguro entre algunas de las escenas más grotescas y fantásticas del cine. Las exageraciones rayan en el absurdo y parecieran estar diseñadas para que nunca nadie pudiese superarlas, como cuando Pondo decide que todas las chicas gustan de tipos que consumen drogas y se aparece en una fiesta con varios kilos de mariguana, algunos potes de leche llenos de anfetaminas y un saco de perico. Ver a Matthew Causey (cuyo físico es similar al de Jim Belushi) fumar un pito del tamaño de un bate o inhalar líneas de coca tan gruesas como un brazo realmente no tiene precio. Otra acción particularmente bien lograda sucede poco después, cuando unas chicas cambian el ingrediente de un afrodisiaco inventado por Pondo con un promotor de flatulencia. La escena, que incluye a una desesperada estudiante de intercambio italiana, fue filmada dentro de un automóvil con las ventanas cerradas. Empíricamente hablando, hasta Osama Bin Laden debería reírse de esto.

La película también incluye una gran cantidad de citas memorables y una abultada carga de humor físico y escatológico que difícilmente se produciría hoy en día. Sin embargo, siendo un esfuerzo comercial de buena fe, es altamente recomendable para quienes gusten de este tipo de producciones, que con su estilo de farsa documental a la This Is Spinal Tap, se adelantó por varios años a películas más recientes.


Ejemplo de diálogo:
Pondo: Profesor Schmidt.
Profesor: Si, Herr Sinatra.
Pondo: ¿Qué es un afrodisiaco?
Profesor: La palabra afrodisiaco viene la raíz africana AFRO, que significa Pene gigante, y del griego DISÍACO, que significa, Desear con ansias. Clase, por favor, repitan después de mi, AFRODISIACO…
Todo el salón: ¡Deseo con ansias un pene gigante!

Protagonistas: Matthew Causey (Pondo Sinatra), Timothy Carhart (Studly), Jerry Jones (Elbow), Robin Harlan (Natasha).

Dirigida por: David Beaird. Escrita por: David Beaird, Alan C. Fox. Producida por: Bryan England, Mark Israel. Cinematografía: Bryan England.

Link a Amazon:
http://www.amazon.com/gp/product/B00094ARRI?ie=UTF8&tag=elnuevocojoil-20&linkCode=as2&camp=1789&creative=390957&creativeASIN=B00094ARRI

Videos en Youtube:
Escena de la italiana flatulenta: http://www.youtube.com/watch?v=6fPbibdyoCs
Escena de consumo de drogas: http://www.youtube.com/watch?v=JBCgzAV5dws
¿Qué es un afrodisíaco? http://www.youtube.com/watch?v=bCKT2UL1VlI
La ropa define al hombre: http://www.youtube.com/watch?v=eZaPwe9kMNU

Soundtrack:
Buzzcocks – Why Can’t I Touch It http://www.youtube.com/watch?v=0PF9iXrn09Y
The Convertibles – Just a Girl http://www.youtube.com/watch?v=dSSxfht6IdI
Dream 6 – Rain http://www.youtube.com/watch?v=1vRRSvyDZOU
REM – Radio Free Europe http://www.youtube.com/watch?v=nU3fBfY9cyU
Chelsea – War Across the Nation http://www.youtube.com/watch?v=bKIuYLOZBLw
The Fleshtones – Roman Gods http://www.youtube.com/watch?v=mOdW1IVsqxo
The Untouchables – The General http://www.youtube.com/watch?v=f-rJsAeAiTw

lunes, 12 de julio de 2010

Cine Zombie en Caracas

Vía el Zuplemento nos enteramos que el próximo sábado 17 de Julio se estarán presentando el “Festín Zombi” en su primera edición, partiendo del concepto de exhibir películas que han tenido nula o muy poca difusión en nuestro país, el mismo se efectuará y cuenta con la siguiente programación:

Bad Taste (1987, 91 minutos) Una de las primeras cintas dirigidas por Peter Jackson, en la época en que aún no era famoso y realizaba filmes de bajo presupuesto cargados de sangre falsa, gore y humor negro, se ha convertido en una película de culto con el paso del tiempo.




REC (2007, 75 minutos) Thriller de factura española co-dirigida por Jaume Balagueró y Paco Plaza, que gira alrededor de un edificio de apartamentos puesto en cuarentena por la aparición de un virus desconocido con todos sus habitantes en el interior.



Alternativamente a la proyección de los filmes se estarán presentando sendos sets musicales destilados por Fuzuku y Dj Ygo, un stand de comida vegetariana a cargo del afamado chef Adrian Padrón, y gráficas sangrientas de: Miss Hask, Noiryaguara, y KAD The Rainbow.

También a la venta estará una pequeña selección de fanzines incluyendo Fanzine Basura, así como también franelas hechas a mano a cargo del colectivo KBOOM.

La actividad comienza a partir de las 3pm en la ONG Nelson Garrido.



sábado, 10 de julio de 2010

Crítica a Toy Story 3

Por: Andreina Gutiérrez

Los genios de Pixar lo hicieron de nuevo. Toy Story 3 cierra la saga de los juguetes en busca del amor de su dueño. En principio el consenso parece ser que ésta no es una cinta infantil, todos los comentarios oídos y leídos van por ese rumbo, es lógico y además inteligente, Andy creció, la audiencia de la película también, es hora de ser adulto y despedirse de la inocencia. La primera Toy Story apareció en el año 1995, esos 15 años de diferencia incluyendo el paso al nuevo milenio no pueden obviarse en la historia. Todo gira en torno al cambio, el crecimiento, la transmutación del personaje dueño de los juguetes. Andy se va a la universidad y el destino y uso de los juguetes está en vilo. Como en la primera cuando Buzz Ligthyear se enfrentaba a su realidad de ser solo un juguete, en esta el resto de ellos debe asumir la inexorabilidad de su predestinación: sin un niño que juegue con ellos ¿qué son?

¿Quién dijo Bill Gates o Steve Jobs? John Lasseter es el verdadero y único genio del Silicon Valley. Fundador de Pixar y director, productor y guionista de casi todas las cintas animadas de la productora que destronó a Disney, Lasseter sabe perfectamente dónde atacar a todas las audiencias, no sólo a los infantes, es el artista del nuevo milenio, tecnólogo y talentoso. Con Toy Story 3 ha sido fiel a su primera audiencia
, esta cinta es para la generación que vio el primer largometraje animado digital. Y no decepciona. Los sollozos que se perciben en la sala oscura lo clarifican. Para quienes lo pueden ver en 3D tiene que ser aún más denso ese momento de la despedida. El mundo ha cambiado, estamos en una era vertiginosa pero en Toy Story 3 no vemos nada de eso, no nos interesan los avances tecnológicos, es ese microcosmos, el mundo de los juguetes, el que ha cambiado para siempre, y tampoco será fácil para ellos el paso a la adultez, la verdadera purga del bien y el mal ahora es que empieza.

A este respecto vale destacar la presentación del corto animado (titulado “Día y Noche”) que precede a la cinta y que no es casual, pues está consustanciado con el mensaje imperante en la historia de los juguetes. La sencillez de este corto y lo franco de las frases en off (“miedo a los diferente” dicho así directo y sin anestesia) es el preámbulo perfecto para lo que se verá a continuación. Día y Noche sí es para niños, pero Toy Story 3 es para los padres, a quienes hay que explicarles precisamente que su mundo cambió, que ellos como Woody, deben entender que Andy creció, que su mundo ahora es otro y que debe adaptarse a su nueva vida. Y es allí donde nos encontramos con la crueldad que implica la pérdida de la inocencia y el abandono, encarnado en el oso de peluche Lotso, el dictador que maneja un mundo de miedo entre los juguetes de una guardería. Este no es un personaje fácil de digerir para niños, es cuando menos preocupante las similitudes de su gobierno con ciertas formas de autoritarismo tropical contemporáneo. Nunca se vio un villano más realista en una historia infantil. Otro punto importante a destacar es la mini subtrama de Barbie y Ken, más allá de las lecturas acerca de la latente homosexualidad de Ken, Barbie surge como una heroína superfeminista destronando los conceptos que históricamente han caído sobre ella referentes a los exagerados ideales femeninos que les imprime a las niñas.

Lo dicho, hay que madurar, para eso llore y ría con Toy Story 3!