sábado, 27 de junio de 2009

Las manos de Orlac (Robert Wiene, 1924)

Por: Andrea C. López L.

Siempre me llamó la atención la vanguardia del “expresionismo alemán”. El discurso de sus imágenes me remitió a una literatura que antaño también me había sido muy afín: la novela gótica, los relatos de horror fantástico como “El Horla” de Maupassant; y con la aparición del psicoanálisis, el terror psicológico “Otra Vuelta de tuerca” de Henry James.

Igual atracción había ejercido el “Fausto” de Goethe ó “El Hombre de Arena” de E.T.A. Hoffmann o el “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Stevenson. Esta literatura romántica, de alguna manera marcó un precedente en la posterior filmografía expresionista, explorada por los autores de la UFA antes de que la propaganda nazi acabara con su expansión creativa. Hablamos pues, del cine de la llamada República de Weimer.

El gabinete del Dr. Caligaris es la peli que, en la escuela, se me enseñó como la mayor manifestación del “expresionismo” en el cine: realidades artificiosas, irreales, mentes que dominan a otras y finalmente, delirios de locos. Esta peli se me había vendido como la más “importante” obra de Robert Wiene. Sin embargo, después de ver Las manos de Orlac confieso que difícilmente alguna obra pueda superar esta joya, sin duda de las más grandes del cine, comparable en su intensidad dramática, su argumento y el manejo de las emociones, a otras contemporáneas como El último Hombre de Murnau o la más tardía Ópera de Tres Centavos de Pabst, basada en la obra de Bertold Brecht.

Las manos de Orlac aborda el fenómeno al que Freud había dado por aquello días una explicación científica: “lo siniestro”. Para el psicoterapeuta, el “Umheimlich” ó “lo siniestro” es una presencia inexplicable, ajena y terrorífica en tanto invade nuestra “intimidad”. Es decir, su presencia se nos hace familiar aunque no es parte de nosotros.

La película tiene un argumento de hierro: un pianista, felizmente casado y potencialmente exitoso, pierde sus manos en un accidente de tren. Para alivianar su tragedia, su médico decide implantarle las manos de un asesino semejante al para aquel entonces famoso anti-héroe literario “Raskolnikoff” de Dostoievsky: un joven estudiante que mató a una vieja usurera y explotadora, y que ante la presencia de un testigo inocente, no tuvo más remedio que ejecutar un doble crimen.



La historia, cuyo guión está signado por infinidad de giros o “vueltas de tuerca”, inicia la tortura cuando el protagonista empieza por desconocer sus extremidades: el anillo de casado no le entra; al llegar a su casa desea tocar el piano y no puede hacerlo pues sus manos no le obedecen, su esposa trata de consolarlo sin éxito. Decide entonces retirarse a un café y ahí, leyendo la prensa, lo invade algo terrible, la confirmación de lo que hasta entonces era una simple sospecha: sus manos son las de un asesino. El protagonista entra entonces en posesión de ese “otro” que ahora es parte de él mismo.

Conraid Weidt, en el papel de Orlac, toma un cuchillo y lo guarda en la caja del piano. Sin embargo, la posesión se hace total y con el arma pretende matar a su esposa. Después de controlarse, la criada se da cuenta de su padecer. El fantasma del asesino se le aparece a ella y le pide ponerse al servicio de su amo. Ella, hipnotizada, se arrodilla ante Orlac, él la acaricia con sus manos, ella empieza a sentir que hay algo que no está bien y comienza a gritar. El protagonista huye entonces al consultorio del médico que le ha hecho vivir tan cruel tragedia: no puede controlar sus manos ajenas y asesinas.

El horror se acentúa cuando la esposa se halla frente a un juicio de acreedores que amenazan con tomar sus bienes si las deudas contraídas no se pagan. Ella, desesperada, recurre a la ayuda de su suegro: el señor Orlac. Éste se niega. Al llegar a casa el drama crece: el marido pone uno de sus antiguos discos y ambos recuerdan lo que él era y ya no es. Sobreviene entonces la mayor crisis entre ambos.

El protagonista va a casa de su padre y halla que a éste lo han asesinado. Las huellas no son otras más que las de él, la de sus manos implantadas. En el horror de tal consciencia, el protagonista se encuentra con el fantasma que lo ha poseído y que sólo le pide dinero.

Finalmente, Orlac confiesa a un grupo de expertos su padecer “bipolar”. Éstos llegan hasta el asesino que resulta ser un falso actor quien, mediante guantes ,ha plagiado las huellas del asesino. Orlac es señalado nuevamente y en la disputa queda claro que el antiguo dueño de sus manos es inocente. Se logra así la redención del protagonista y su implante, así como la reconciliación con su mujer: sus manos, ahora inocentes, son capaces de amar nuevamente.

De esta peli se hizo después un remake en Hollywood llamado Mad Love. Recomiendo la original, la de Robert Wiene, pues es una joya del cine mudo: las locaciones son mínimas y aunque la dirección de arte es muy austera, nos sumerge en una atmósfera lúgubre e íntima. El guión, la dirección de arte, las actuaciones y la puesta en escena hacen de Las manos de Orlac una gran película.


7 comentarios:

  1. saludos Andrea. No conocía esta adaptación de la "Die 3 Groschen-Oper" de Pabs, que nombraste... la estoy buscando, porque me encataría saber si también utilizaron la música de Kurt Weill..

    Si sabes donde la puedo conseguir, sería fino, de todos modos la voy buscando pro la red...

    gracias por tu interessante artículo, abrazos y besos...

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  2. Se olvidó comentar que, también he sido fan y lector asiduo de la novela gótica y los relatos de horrror fantástico que tamto beneficiaron ese género cinematográfico como apuntas...
    bueni, la verdad es que sigo siendo fan, y sigo creyendo en las montruosiodades de Cthulhu, los dioses primordiales y el terror amarillo.

    ¿Que le puede hacer uno?

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  3. Otra cosa ointeresante es que cuandoi me puese a buscar a 'Pabs" en google, lo primero que me salió fue un enlace llamado "programa de amento de busto en siete segundo de Sofia Flores", jajaja

    http://www.cosmexic.com/pabs/sm/esp/landing.html

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  4. Mi querido Jesús,

    ¿Cómo estás?

    La Ópera de los Tres Centavos de Pabst está brutal, yo tampoco la había visto pero tuve la oportunidad de comprarla en la colección de Criterion que es, sencillamente, genial. También hay otra de este gran, pero gran realizador llamada algo así como "la doble vida de un hombre" que pretendió enseñar un poco la para entonces reciente teoría de Freud. Fue todo un exitazo de taquilla en su época. Pabst es sin duda, un realizador del que poco se habla y que tiene una obra muy prolífica. "la caja de Pandora" también está brutal.

    Puedes ver las referencias aquí:

    http://www.imdb.com/name/nm0655065/#director

    Un abrazo

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  5. Jesús,

    El enlace correcto es este: http://www.imdb.com/title/tt0021818/

    Efectivamente la música es la de Weill y no sé, pero me imagino que la peli puede descargarse en Torrent o E-Mule.

    Un abrazo!

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  6. Desde que era un chamito y gracias a la Cinemateca del Aire, aquel programa inolvidable de Rodolfo Izaguirre en la vieja TVN canal 5 pude ver las grandes películas del expresionismo alemán. Las Manos de Orlac fue una de esas películas que me dejaron alucinando. Mi escena favorita:

    Cuando se presenta en la casa de Orlac el asesino con las manos mecánicas, como la mano artifical del científico loco de Metropolis.

    Después de ver la imagen de Conrad Veidt en El Hombre que ríe me volví un fanático de este gran actor. No tenía ni la menor sospecha de que él era el nazi Strasser en Casablanca o Cesare de El gabinete del Doctor Caligari; además de que hizo a Jaffar en El Ladrón de Bagdad. Grande de verdad.

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  7. Anónimo1/6/10 00:24

    que buena pelicula la estoy viendo por canal 7.excelente,,,

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