Por Sergio Marcano
Los ojos de la película. Sobre todo en nuestro país, donde el guión técnico está cada vez más en desuso, ya que nuestros directores de cine –especialmente aquellos de la vieja generación- se caracterizan por creer que su sensibilidad y sabiduría audiovisual les inspirara en la creación de la “propuesta visual” de su película ahí directamente en los ensayos, en medio del set, justo al momento anterior de encender la cámara y decir acción –algo que a mí, muy personalmente nunca dejará de sorprenderme, porque lo considero un acto poco serio e irresponsable lleno de una pretensión más bien pueril, que en esencia no hace sino determinar la mediocridad visual tan característica de nuestro cine-
Es entonces que ellos, LOS DIRECTORES DE FOTOGRAFÍA salen al paso, tratando de descifrar lo que el director plantea, intentando -en los casos más venturosos y siempre al calor de la improvisación- proponer una estética visual, es decir algo de planimetría, aka, un conocimiento mínimo del lenguaje visual cinematográfico.
Es por estas razones antes expuestas que estamos ante uno de los artistas/técnicos más “mimados” del trabajo audiovisual nacional, ya que llevan sobre sus hombros una de las responsabilidades más grandes en el set: crear el look de la película, el estilo visual –al menos en lo que refiere al encuadre y a la luz-, por lo que todos o muchos del crew se preocuparán e incluso se desvivirán por llenar todas y cada una de sus múltiples expectativas y exigencias a lo largo del rodaje –algo que lamentablemente en la mayoría de los casos, siempre termina por echarlos a perder espiritualmente de algún modo-.
A algunos(as) de ellos(as) los(as) he conocido trabajando de hombro a hombro, lo que me ha hecho apreciarlos(as) y respetarlos(as) personalmente como profesionales y como seres humanos, a otros(as) más bien los(as) he padecido en el set de filmación. A muchos(as) sólo los(as) he conocido a través de historias de bares y de estrenos.
Sin duda una raza variopinta dentro de la comunidad audiovisual y cinematográfica venezolana: LOS DIRECTORES DE FOTOGRAFÍA:
LA ESTRELLA:
Cuando llega al set todos hacen silencio.
Es un perfeccionista absoluto.
Es capaz de retardar la filmación por horas, ante la mirada impaciente de todos los del equipo –en especial la del productor ejecutivo que siempre termina pagando horas extras si es que quiere cumplir con el plan de rodaje establecido, y la del director que poco a poco a medida que transcurre el rodaje se verá obligado a sacrificar planos e incluso secuencias cuando se termine el dinero para pagar las horas extras-.
La luz y su exposición es su principal preocupación.
Todo el set gira alrededor de sus exigencias lumínicas- estéticas.
Goza de amplia reputación en el medio a pesar de lo convencional y del poco riesgo que suelen tener sus propuestas visuales.
EL SELF MADE:
Tiene mucha escuela, muchos años trabajando en el medio cinematográfico nacional.
Llegó al set cuando aún era muy, muy joven y viene de estratos sociales más bien populares.
Procura hacerse amigo de todo el mundo y es de los que prefiere no tener adversarios –algo muy sagaz e inteligente de su parte en este medio-.
Es un tipo muy servicial y dicharachero, lo que no niega para nada su carácter.
Maneja todo tipo de cámaras y poco a poco se ha ido convirtiendo en un as de la exposición cinematográfica.
Su ambición más grande en la vida es convertirse en director de fotografía. Y con el paso de los años lo ha ido consiguiendo.
En sus pocos acercamientos a la dirección de fotografía no corre riesgos estéticos de ningún tipo y sus encuadres y el posicionamiento de sus luces es más bien convencional.
No tiene cultura cinematográfica, ni plástica. Ni entiende –aún- que debería ser su deber tenerla. Una característica que determina, que a pesar de los años que tiene en el oficio, no haya entendido claramente algo fundamental: los encuadres en si mismos poseen una valiosa carga narrativa.
A pesar de todas sus ganas le caracteriza una evidente falta ambición.
EL TERRITORIAL:
Al llegar al set orina en todas las esquinas.
Viene de una escuela europea y esta implícito en su trato que todos los que le rodean en su equipo venezolano son unos inútiles que no saben hacer nada.
En el set quiere hacer de director, de asistente de dirección, de script, de maquinista, de boom, de lo que crea -en su amplia sabiduría- haga falta en cualquier momento de la filmación.
A él, sin duda alguna, podría aplicársele perfectamente la teoría del buen salvaje.
No escucha. Está demasiado infatuado para escuchar.
Es el único que puede tener voz y opinión dentro de todas las áreas de la filmación.
Incluso el director tiene que asentir a sus decisiones estéticas –ya que siempre al calor del rodaje logrará imponerse-.
Todos los días está de mal humor y no es inusual verle padecer ataques de furia.
Todos tienes que correr al oír sus peticiones.
Durante la filmación intenta constantemente que nadie se acerque a los monitores del video assist, ya que según él sólo el director y él mismo tienen derecho a observar lo fotografiado.
A pesar de todo lo antes expuesto, no hay que negárselo, posee talento para la exposición y la iluminación de las atmósferas lumínicas.
LA GUERRILLERA:
Rara avis en nuestro medio, ya que en nuestro país la fotografía es en esencia un trabajo realizado por hombres.
Es sensible, escucha, discute propone, se compromete y se mete en las películas, características que con facilidad le hacen ganarse la confianza de todos cuantos la rodean.
Sin duda como ella pocas.
Tiene amplia cultura y sensibilidad audiovisual.
Tiene más fuerza, energía y aguante que cualquier fotógrafo –de sexo masculino- promedio.
Carga la cámara por aquí, por allá y acullá.
Su progenie nace en el set, se cría en el set.
Un personaje imprescindible.
EL TECNICO:
Este carajo no es un fotógrafo. Es un técnico.
Una mañana se dijo a sí mismo: “De ahora en adelante yo voy a ser director de fotografía”. Y ahí esta dirigiendo fotografía.
No tiene la sensibilidad suficiente para hacer el trabajo.
Es un paranoico y se siente inseguro con cualquiera que se acerque con una idea creativa.
Y como muchos en este oficio es sumamente prepotente.
El es el dueño del circo; es decir, es el dueño de los equipos de las luces, cámaras, trípodes, butterflies, y un gran etc. -y también del rodeo- tiene un equipo de técnicos que le rinden pleitesía, jovenzuelos a quienes él les ha enseñado lo que denomina “el oficio”, gente con poca autoestima –o con la inteligencia que brinda la supervivencia laboral en un medio tan excluyente y competitivo como el nuestro- como para no morder la mano de aquel que le da el trabajo.
Lo quiere todo resuelto para ya, lo que le hace confundir en el ajetreo del rodaje, la rapidez del trabajo con el mateo.
Ilumina correctamente, nunca nada más allá de eso.
EL PERRO FALDERO:
Nació para ser un segundón. Una segunda cámara en este caso.
Se siente cómodo.
No aspira a nada.
Sabe obedecer órdenes, cumplir demandas y asentir a todas las instrucciones que le sean dadas.
Seguirá al fotógrafo de turno a un barranco o despeñadero de ser necesario.
Su semana de sueldo, su 15 y último, siempre está garantizado.
EL QUEMA’O:
Es un quema’o.
Tiene un gran reconcomio con el medio nacional.
No es de aquellos que respeta las anquilosadas y avinagradas jerarquías del cine venezolano. Los conoce a todos y ha visto sus películas. Sabe de sus límites y de su mediocridad. No tiene pelos en la lengua y todos le huyen porque lo saben.
Por muchos años de su juventud fue el “Enfant terrible” del cine nacional.
Su comportamiento por diferentes razones –drogas, sexo y rock and roll- siempre rayó en lo escandaloso.
Tiene fobia de todo lo que sea convencional, algo que a partes iguales le ha favorecido y le ha perjudicado en su trabajo.
Muchos desconfían de su capacidad como fotógrafo, todos preferirían dejarlo encasillado como camarógrafo. Pero con el paso de los años este personaje se abrió camino y fotografió algunas de las mejores películas y secuencias filmadas por el cine venezolano.
Tiene algo sumamente valioso que muy pocos fotógrafos del medio nacional contemporáneo tienen verdaderamente: humildad y capacidad de escuchar.
En esencia es un tipo sencillo.
Más allá de las circunstancias siempre está de buen humor.
LA PROMESA:
A pesar de su juventud ya puede entreverse que tiene talento.
Es un tipo muy trabajador.
Muy comprometido.
Muy buena onda.
Se gana fácilmente el cariño de todos en el set.
Sabe escuchar y siempre intenta dar un paso más allá a las propuestas hechas por el director.
Posee una intuición visual innata. Algo que no se aprende en las escuelas nacionales, ni internacionales.
Hoy en día es en esencia un gran camarógrafo, su trabajo a nivel de luces aún necesita de la pulitura que viene del fogueo y de la experiencia laboral.
Su hombro siempre estará allí para ayudar a los gaffers, técnicos y maquinistas.
Por el momento carece de pretensiones.
EL PU-PUBLICISTA:
Es un tipo formado en la publicidad, lleno de todas las convenciones habidas y por haber.
Se las sabe todas a nivel tecnológico, es un fanático de todos los detalles por más rebuscados que sean, de las nuevas tecnologías.
Cada vez que ilumina sigue patrones codificados de lo que tiene que ser la foto, siluetas brillantes separadas del fondo, lo que siempre como espectador te hace preguntarte: ¿De dónde coño viene esa luz?
Colores saturados, brillos estallados, blurs gratuitos e innecesarios, etc.
Su luz no es naturalista ni pretende serlo, todo lo contrario es absolutamente comercial.
Todos sus trabajos se parecen a una cuña de champú, de detergente o de desodorante.
No se cuestiona qué está narrando o cómo participar de la realidad planteada en la película.
Su intención es muy clara: hacer que la gente note su trabajo.
Es obviamente un ególatra.
Su estudio tiene todo lo que él necesita, nadie sabe si sabría como resolver la iluminación con menos luces.
EL OUTSIDER:
Pocos conocen o reconocen su talento, esto a pesar de que todas las películas que ha hecho para televisión –la verdadera escuela de la mayoría de los cineastas nacionales de las nuevas generaciones-. El aspecto que más cuida en sus producciones es la cámara, el encuadre, los movimientos, la innovación en cuanto a lenguaje.
Sus imágenes son sugerentes y denotan una basta influencia cinematográfica internacional.
Conversar con este personaje es siempre un placer porque está lleno de propuestas e ideas audiovisuales, planos y soluciones estéticas. Lo que tiene su bemol en el rodaje, ya que si el director no es lo suficientemente despierto la propuesta audiovisual será del outsider en su totalidad.
Su desempeño en el set es impecable y su rendimiento por lejos supera al de la media.
No es él quien causará retraso en la filmación. Una cualidad invaluable ya que el tiempo en el cine –así sea cine guerrilla- siempre es dinero.
Y bueno, hasta aquí nos trajo el río en este rubro y por esta oportunidad.
¿Les parece reconocer alguno?
¿Les parece que exagero o miento?
¿Creen qué hablo desde mi resentimiento, mi soberbia?
¿Qué tengo la razón?
Todo es posible. En todo caso, -como siempre- les dejo claro que estas palabras, comentarios y reflexiones, son sólo el fruto de mi experiencia e impresión personal –que he ido formando con el paso de los años de trabajo- acerca de este medio criollo que tenemos y que para nada pretendo alzarme con la razón.
Así que una vez más les invito a todos los que lean estas líneas a descubrir por ustedes mismos la verdad –si es que algo como eso existe- sobre LOS DIRECTORES DE FOTOGRAFÍA de este medio, presentándoles proyectos, dirigiendo, haciendo cámara, sonido, script en cualquiera de los rodajes nacionales, o a hacer cualquiera de las fases de la postproducción de una película de ficción o documental venezolana de hombro a hombro a su lado, o quizás, simplemente a hablar con cualquier de ellos en cualquier estreno, foro, clase o pasillo donde estos se encuentren pululando.
Y entonces serán ustedes los que me contarán su impresión.
Creo reconocer al "outsider" que, a pesar de estar en esta lista prototípica o generalizada, es a mi modo de ver, un personaje bastante excepcional. No todos los que trabajan en TV manejan estas referencias ni poseen ese lenguaje. Este personaje es como el Rafael Cadenas del audiovisual: austero en recursos pero no en honduras ni imaginación, humilde, y sumamente trabajador. Los mejores deseos para este personaje.
ResponderEliminarInsólito que no se haga un guión técnico antes de filmar. Es una cosa que se cuenta y no se cree.
¿Qué te puedo decir estimado Sergio?
ResponderEliminarHe reconocido a más de uno de estos personajes, algunos entrañables y otros sencillamente despreciables; en todo caso, lo importante es saberse manejar con cualquiera de ellos pues en este reducido medio lo más probable es que te toque compartir un set con alguno de ellos o ellas.
Un gran abrazo y excelente tercera parte. Ojalá sigas escribiendo y traigas una nueva carga en el 2010 que está por empezar.
Saludos a la gente de Cinescopio.
Hola, acabo de descubrir este blog vía videoguerrilla y este post me llegó directo a la memoria.
ResponderEliminarSoy alguien joven que aún no ha trabajado en el cine tanto como algunos de los que escriben aquí o en Blogacine pero en mi corta experiencia me he topado con varios de los estereotipos que mencionas.
Quizás sí escribas un poco con resentimiento pero pienso que es natural que uno "re-sienta" cuando algún director de fotografía del tipo estrella (o divo/a) o el pu-publicista haga de las suyas en un rodaje semi-guerrilla, por ejemplo.
Las primeras clases en uno de los cursos que he tomado me dijeron que si el director no estaba claro en su propuesta vendría el director de fotografía y lo reemplazaría, y esto es muy cierto. Por ello concuerdo en eso que mayor parte del cine venezolano es así de poco arriesgado ya que los direc. de fotografía son más bien convencionales y les cuesta salirse del área de seguridad/comodidad.
Uno de los antiguos/famosos/añejados directores de fotografía con quien trabajé tenía un poco de este aire de estrella pero camuflado en una actitud casi solemne y respetable, lo malo era que dominaba a todos los técnicos y a los directores como se le antojaba (hasta cambiaron algunas secuencias en el momento por una "sugerencia" -obligatoria-suya" grave error, porque al final la gente se arrepintió que el resultado final del corto pareciera un extracto de una novela estelar de venevisión.
Sin duda los directores de fotografía son imprescindibles, me encantaría encontrarme con los que aportan y no con los que sólo vienen a decirle al gaffer dónde se colocará la HMI.
En fin, buen blog. Saludos y Feliz Navidad.
JEJEJEJE que buena descripción del la fauna cinematografica. También se aplica en gran medida a Colombia donde también los padesemos
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