Por Sergio Marcano.
La obra cinematográfica en sí misma es un objeto estético ligado a una serie de variables comúnmente relacionadas al contexto histórico, social, político, moral, de género, económico y cultural en el que fue realizada.
Un crítico cinematográfico es un personaje que, situándose del lado del lenguaje y del razonamiento, es capaz de identificar lo que sucede en la pantalla. Una persona que, sin estar sujeta a ninguna obligación o compromiso –económico o de cualquier otro tipo- con los productores, autores o industrias cinematográficas, tiene la habilidad de reconocer, comprender, confrontar e interpretar aciertos, errores y/o carencias de los filmes en cuestión.
Escribir sobre el cine venezolano, en una sociedad tropical como la nuestra, siempre es un compromiso. Ya que más allá de la ligereza o de la responsabilidad que se tome el crítico cinematográfico en cuestión al publicar sus reflexiones, siempre termina nadando entre dos aguas.
Por un lado la de aquellos –normalmente chauvinistas a ultranza- que defienden el cine nacional con frases vacías que siempre buscan conseguir adeptos a su alrededor, como las convenientes, políticamente correctas y endosables en toda ocasión: “Hay que apoyar al cine nacional”, “¡Es que en este país hay demasiado talento!”, “¡Arriba el cine nacional criollito y de pura cepa!”; un grupo de personas que curiosamente, a pesar de lo que dicen -o lo que sienten-, no van comúnmente a las salas de exhibición a comprar las entradas de ese cine nacional que defienden celosamente a capa y espada, las razones las desconozco, quizás en esencia sea para no decepcionarse y no quitarse la venda de tricolor nacionalista que les cubre el entendimiento.
Y del otro lado de aquellos que lo realizan, desde el técnico que recoge cables en el set de filmación al productor ejecutivo, quienes al encontrarse con una crítica o comentario negativo del cine nacional, se ponen instantáneamente de mal humor y a la defensiva, y hacen preguntas y comentarios en voz alta que intentan desprestigiar al crítico cinematográfico en cuestión, como los manidos: “¿Y de dónde salió este carajito(a)?”, “Este se ve que nunca pisó un set de filmación”, “Lo que pasa es que este(a) Sr(a). no entiende de lo que se trata este negocio”. Irónicamente, y lo he comprobado muchas veces a través de simples preguntas y/o entrevistas personales, este grupo tampoco es muy adepto a ir a ver las películas venezolanas que se estrenan en el país año tras año.
Lo que con el paso de los años, me ha permitido llegar a dos conclusiones:
1.- Los más encarnizados defensores del cine venezolano defienden más bien un concepto nacionalista que un arte del que tengan un conocimiento real.
2.- El pensamiento analítico del crítico cinematográfico venezolano tiende a ser satanizado e incluso perseguido.
Así, en no pocas ocasiones, aquellos que nos aventuramos a ejercer la crítica terminamos “con las tablas en la cabeza”, y en el calor de las pasiones cinematográficas nacionales –que siempre están a flor de piel- ganándonos enemistades, ya que por un lado somos enemigos de lo venezolano y por el otro enemigos del medio cinematográfico nacional.
Algo totalmente absurdo.
De muchos modos es como si se pretendiera cotidianamente que los críticos cinematográficos nacionales, quienes –es bueno aclarar este punto- SI ven todas las películas venezolanas que se estrenan en el país, se desprendieran de su criterio analítico y de su pensamiento reflexivo, ese pensamiento que han formado con sus estudios, años de trabajo o su capacidad de observación, para que participen como un apéndice más en el proceso de comercialización y mercadeo de las películas nacionales o internacionales. Sin duda una pretensión bastante cuestionable, pueril, e incluso tercermundista de lo que es o debería ser la crítica cinematográfica venezolana.
¿Pero a qué se debe este fenómeno?, ¿Esta pretensión generalizada, tanto del venezolano de a pie, como de los involucrados en la realización de las películas nacionales en cuestión?
Si nos remontamos al pasado de la crítica cinematográfica en Venezuela –tema que confieso no he estudiado en profundidad- nos encontraremos con pequeños grupos de intelectuales –como el comenzado por Alfredo Roffe y Ambretta Marrosu a finales de la década de los 60 ligados a la creación de la revista “Cine al día”, ó como el grupo de Carmen Luisa Cisneros en la década de los 80, ligado a la creación de la revista “Encuadre”.
Ambas publicaciones se especializaron en crear un tipo de crítica analítica, inteligente y definitivamente reflexiva, que en su momento fue pionera en su estilo en el país; revistas que a pesar del poco tiraje y circulación se convirtieron en una referencia importante, en especial para las comunidades cinematográficas venezolanas –entiéndase realizadores, estudiantes de cine, cine clubistas y otros críticos de cine-. Un tipo de crítica que lamentablemente desaparece casi totalmente del país en el año 2004 con el cierre de la revista Encuadre.
Así, el único tipo de “crítica” que existió por muchos años en el país, fue la escrita en los diferentes medios impresos oficiales, donde, salvo muy contadas excepciones, no se ejercía el pensamiento crítico o reflexivo, quizás porque predominaban cierto tipo de líneas editoriales ó quizás porque predominaban cierto tipo de intereses económicos. ???. Lo que es cierto, es que este tipo de “crítica” a la que me refiero ha sobrevivido hasta nuestros días y se caracteriza por tener dos vertientes:
Una en la que “el autor” recurre a su capacidad de abstracción, echando mano al material enviado por los productores de los filmes en cuestión, tipo la sinopsis y los conceptos teóricos de la película –como su propuesta actoral o estética-, así como al material fotográfico, fichas técnicas y artísticas, etc. Claramente a todo aquello que llene espacio y que no implique directamente el desarrollo de una idea personal sobre la película.
Y segunda en la que los periodistas “se pasan el swiche” –de tener algún tipo de criterio- y hacen lo que se espera –o se exige- de ellos, es decir: odas, alabanzas, y entrevistas inocuas –cotidianamente muy paternalistas- a los directores y a los actores de las obras cinematográficas nacionales –e internacionales-, esto sin ningún tipo de relación coherente con la calidad dramática, narrativa, estética, visual, actoral, etc. de la película en cuestión.
En ambos casos este tipo de trabajos, que se acercan conceptualmente más a una reseña ó quizás un reportaje que a una crítica cinematográfica, están hechas con el fin clara y abiertamente comercial de promover la venta de entradas a la película. Un panorama que poco a poco y con el paso de los años terminó por desvirtuar el verdadero sentido de esta forma comunicativa en nuestras fronteras.
Algo que cambió radicalmente con la llegada del internet a principios de los 90. Ya que gracias a este nuevo medio masivo y a la rápida proliferación de diferentes foros, blogs y páginas especializadas en temáticas cinematográficas se le permitió al usuario la posibilidad de expresar su opinión e incluso de debatir activamente al respecto del hecho fílmico, y así, de un momento a otro, la crítica cinematográfica nacional se insufló de vida una vez más.
Y es que no hay que olvidar que la crítica cinematográfica nace de la más sencilla atracción del espectador medio al hecho fílmico, un disfrute que con el paso del tiempo se convierte en reflexión, en análisis y que termina generalmente en el ejercicio de un juicio expositivo frente al computador.
Un hecho que determina que hoy en día, con una simple búsqueda de nuestros intereses en google, por ejemplo, podamos encontrar una gran variedad de espacios en los que muchos críticos freelance, en su mayoría de las nuevas generaciones, vuelven a ejercer, la verdadera critica cinematográfica, esa que cultivó gente como Francois Truffaut o como Jean Luc Godard en el pasado –por mencionar tan sólo dos ejemplos que considero relevantes, básicamente porque ambos personajes aparte de críticos también eran directores de cine-, y que está basada esencialmente en la libertad real de expresar las reflexiones y el pensamiento analítico que inspiran las películas con las que se enfrenta cotidianamente el crítico cinematográfico.
A pesar de la creencia generalizada el fin de la verdadera crítica cinematográfica, y quiero hacer énfasis en esto, no está ligado a los procesos de mercadeo, ni de comercialización; ni a ser complaciente, ni paternalista con las películas, ni con sus realizadores, mucho menos con los grupos de trasnochados cultores y defensores del “deber ser” nacional; sino que está más bien ligado a proponer ideas, pensamientos y reflexiones, acerca de lo que significa e implica el hecho cinematográfico narrativa, estética y técnicamente, en el contexto histórico, social, político, moral, de género, económico y cultural en el que las películas fueron realizadas.
Completamente de acuerdo. Creo que el problema es el mismo que el de otras áreas: la superficialidad. La crítica en Vzla tiende a ser anecdotaria y visceral: si me gusta o no la peli, si me cae bien o su director o alguien, si quiero quedar bien con todos para algún día treparme en el medio, si soy enfant terrible y tengo que desprecar todo a cómo de lugar, etc, etc, etc. No hay oficio como tal.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que la actividad crítica siempre ha sido muy despreciada por mucha gente, basta ver algunos comentarios que Hitchcock le hace a Truffaut en la famosa entrevista, para darse uno cuenta de que al maestro tampoco le gustaba mucho esta actividad. Claro está que el valor de esta entrevista reside justo en que Truffaut además de crítico es realizador, hecho que enriquece el intercambio haciéndolo agudo.
Acabo de leer en otro blog una crítica a una peli que no he visto pero cuyo trailer tiene errores de continuidad. A la crítica, el productor ejecutivo de la peli sale en su defensa alegando algo así como que "si el guión no te gustó ese es tu problema porque lo mío son los reales".
Si a un productor ejecutivo sólo le importan "los reales" pues creo que también debería importarle que el tráiler promocional de su peli tenga errores de continuidad (no hablo de la peli porque no la he visto).
Pero si así piensa el productor ejecutivo ¿qué quedará para lo demás? Siempre me pregunto en manos de quién está el cine y la actividad cinematográfica nacional?
Un abrazo, por allí me paso a otro post también tuyo que desde hace rato quería comentar...
Gracias Sergio, por tu reflexión pero en mi criterio; para qué sirve la crítica cinematográfica, al final cada quién ve lo que quiere ver.. En mercadeo dirían cada producto tiene su público.. Si bien el cine es un arte, también es un producto, así lo pague el estado.. Como el petróleo pues..
ResponderEliminarAsí que haría falta reflexionar para que sirve la crítica? pués de cualquier modo siempre serás una voz en un millón que trata de ser reflexivo, dentro del universo de los chovinistas o los pragmáticos.. O los sobrados en este país, que son la mayoría..
Al final la crítica de hoy en día como este blog, queda en un intento entre panas, de seguir pensando en el cine y darle un poco de razón a nuestras existencias..
Yo como también crítico, (aunque no escribo tanto como tú) creo que este es el mejor momento para la crítica puesto que los nuevos medios ofrecen la posibilidad de decir lo que quieras con base o no en torno a estos temas y a cualquier otro..Tanto tu como yo, como cualquier persona en el globo que se interese por lo que se dice.
Al final compa, es una cuestión de subjetividad y de gustos, porque aunque se disfrace las críticas con argumentos y refencias históricas para tratar de ser objtivos, la objetividad como tal no existe.Siempre habrá un punto de vista desde el cual se escribe y se dicen las cosas.. En cuanto a la crítica, yo al menos logre simplificar el tema en el siguiente asunto; no sí la película es buena o no; si dice temas tracendentales o no.. Lo importante para mí es si después de un buen tiemp, esa película, cual sea, logró dejarme algo para el recuerdo y así ser trascendente.
Sigue escribiendo compa que al menos para mí eres de lo mejor en cuanto a los críticos venezolanos críticos porque te interesa reflexionar genuinamoente en torno al cine en Venezuela estemos de acuerdo o no.
Estimado Sergio, me parece que más que una defensa a ultranza, y hasta ingenua, de un orgullo nacional a lo “¡Arriba el cine criollito y de pura cepa!” o "Viva el cine venezolano de arpa, maraca y... sobre todo bastante buche", en nuestro país se trata más de la defensa de un "medio" y de no pisarle la manguera a los colegas por mediocres que estos sean. Con frecuencia escucho a conocidos expresarse así del quehacer cinematográfico que nos rodea... del "medio". Entonces hay que defender el "medio", hay que meter las manos en el fuego por deslices afectados como "Día Naranja" o más recientemente "Amorcito Corazón" o por inenarrables historicistas a lo "Zamora" o "Miranda Returns" ya no porque sean "nuestros" sino porque queda mal parado el "medio" y yo no me voy a buscar un peo con tal o cual, o porque son mis amigos o porque más adelante... no se sabe. Una mano lava la otra y este mundo es muy chiquito... y además da culillo meterse con esta gente, pues si mi critica rebasa los límites de su tolerancia esa misma gente va a montar una macumba y no estará tranquila hasta verme convertido en un esqueleto mohoso. Aunque por ahí hay bastantes que tienen más de esqueleto mohoso que de críticos cinematográficos, vale la pena acotar.
ResponderEliminarPor cierto, que ese mismo "medio" se destroza mutuamente -como si se tratase de partidos políticos en fase pre-candidatural- atacando unos los fallos de los otros de manera grotesca; así, no es lo mismo un pelón de la Villa del Cine que uno privado... ummm... habría qué revisar el por qué de tanta visceralidad entre unos y otros...
En fin mi estimado, aquí no existe una crítica libre, centrada, equilibrada etc, porque esto es un pueblo muy pequeño... un "medio" que es como un pañuelo, dicen por ahí, y como bien reza el refrán popular "pueblo pequeño...".
Saludos.
Qué interesante post. Estoy de acuerdo con la idea principal. A veces uno no sabe si decir lo que piensa pues en esto del cine nacional la cosa se parece mucho al ambiente político: o estás conmigo o estás contra mi. Por eso es difícil hacer una reseña no-alabatoria (que tal vez ni llegue a crítica) y no quedar como el vendido o es antipatriota; o no temer por alguna represalia (como quedarte sin trabajo en el "medio").
ResponderEliminarAhora, hay algo curioso en todo esto: solemos ver con malos ojos cuando una crítica negativa viene hecha desde el gusto y no desde la razón pero nótese la diferencia de respuesta cuando alguien dice: "me gustó".
Creo fervientemente que si los espectadores, así como yo, nos detuviésemos un momento y reflexionáramos el por qué del gusto o disgusto hacia un film haríamos una contribución a los realizadores, productores, guionistas, etc. quienes harían sus lecturas. (Por eso es que suelo escribir algunas cuantas cosas por allí y por allá). Luego vendría el viejo debate de si las películas se debe ajustar a un público o al revés, que es tema para otro cuento.
Lo que veo como problema con lo de las críticas es el tema de la humildad, incluso si es falsa. Se nota que la intolerancia radica en que la crítica no parece llegarle a la razón del realizador sino a su ego, cuando es al contrario el crítico parece sentirse el dueño de todo el conocimiento y el portador de la verdad. Es como un duelo intenso y desgastante.
Si yo fuese una realizadora me gustaría leer lo que piensa el mundo de lo que hago, incluso si mis obras no son para la "masa" o por el contrario, dependen de ella.
Admito que mis críticas ni se comparan con las que pueden hacerse acá, las que hace S. Molsalve e incluso las que he leído como comentarios en blogs. Pero igual no hay que desaprovechar la oportunidad que brinda el internet de expresarse (sea en cine, arte, cocina, carros, música, deportes, etc).
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Me encantaría que volviese una revista como Encuandre y leer a críticos de profesión, aunque por ahora estoy satisfecha con los cientos de blogs que hay con sus críticos (en muchos casos freelance).
Saludos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarExcelente artículo. Y muy pertinente, en estos días cuando se está discutiendo precisamente sobre la incidencia de la red en la crítica cinematográfica, si ha sido positiva o no la irrupción de miles de críticos no profesionales en el campo.
ResponderEliminarHe aquí dos buenos enlaces que llevan a la discusión:
http://www.chutry.wordherders.net/wp/?p=2459
http://www.chutry.wordherders.net/wp/?p=2457
Yo he sentido poco, he encontrado pocos ejemplos de la posición chovinista a favor del cine nacional. O en todo no la siento tan fuerte como la posición contraria, la que es inclemente con el cine venezolano por ser, precisamente, nacional.
Los comentarios de GG y Elena creo que apuntan a algo que siempre he pensando: que la estructura de financiamiento del cine venezolano y la inutilidad de los gremios para crear estructuras profesionales sanas también afecta la crítica. O la libertad de crítica.
En todo caso, el tema de la represalias también apunta a otro lado: a la dualidad cineasta/crítico o blogger que propicia el fácil acceso a los medios de expresión de la Web 2.0. No es una posición fácil. Y menos en el reducido e intolerante espacio del cine venezolano.
¡Saludos!
Bueno si a un director establecido (no digo consagrado porque sus películas no son precisamente obras maestras y no le gustan a todo el mundo) como Kevin Smith le afecta lo que se dice o no de sus peliculas. Imaginen el efecto a largo plazo que tendra la web 2.0 en nuestro cine, cuyo (re)nacimiento todavia se ve bien lejos.
ResponderEliminarHey Andrea, yo creo que poco a poco el oficio de la crítica se ha ido depurando, creo que hoy en día hay algunas páginas venezolanas en internet donde dependiendo de la inspiración del crítico se puede encontrar buenas piezas de reflexión cinematográfica.
ResponderEliminar…
Cinekia. La crítica, este blog y vida al final es un intento entre panas, padres, abuelos, parejas, hijos, etc. Todos tratamos de que nos quede lo mejor posible…
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Como siempre Gemma das en el clavo. Así como lo describes es en gran medida el medio cinematográfico nacional. Pero creo que tienes que admitir que el internet ha cambiado un poco las cosas con relación a la crítica, toma este espacio en el que nos comunicamos en este momento como ejemplo, aquí –como en otros tantos blogs y páginas sobre cine- puedes escribir lo que piensas. Eso sin duda es un avance positivo en la comunicación del pensamiento crítico venezolano.
Ojo y no has públicas aquí un artículo, sobre lo que se te ocurra, porque no has tenido la disposición, El cinescopio siempre está abierto para todos aquellos que quieran publicar sus reflexiones.
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Elena, Carlanga y Juan si un director de cine no tiene la capacidad para aguantar la crítica cinematográfica –sobre todo esa que está bien fundada en el análisis y la reflexión - debería dedicarse a una labor que no estuviera ligada al hecho artístico. El hecho artístico siempre va a estar ligado al juicio subjetivo de sus espectadores.
…
Hey, Sergio,
ResponderEliminarCreo que no comprendí del todo el sentido de tu artículo o quizás enfoqué mal mi comentario. Completamente de acuerdo en que un director que no acepte la crítica está "fuera del perol".
De hecho, creo que debe estar dispuesto a aguantar la crítica aún no esté fundada en el análisis y la reflexión, porque será del tipo de crítica que más encontrará en la red.
Pero bueno, yo que no suelo hacer crítica en mi blogacine.com, ya me he topado con tremendas muestras de intolerancia por lo que escribo, no me imagino por lo que debe pasar por estos días un crítico sin pelos en la lengua.
Incluso, hoy en día, con Internet, hasta los críticos deben estar dispuestos a recibir críticas. Con algunos críticos he tenido un par de discusiones sobre el particular.
Nuevamente, un buen artículo,
Un abrazo!
Sergio, yo estoy de acuerdo en tu idea.
ResponderEliminarDe hecho por eso digo que si yo fuese realizadora me gustaría saber qué piensan de lo que hago, y me encantaría escuchar criticas reflexivas sobre mis trabajos. Al final, y aunque no se quiera, el arte será visto por ese público que juzgará subjetivamente, como tu dices.
La cosa es que hay que ser fuerte para escuchar con la razón y no con el ego.
Saludos!
Evidentemente la existencia de este tipo de medios han permitido la multiplicación de crítica de todo tipo. Ahora, eso no necesariamente incide sobre la calidad de lo que se dice sobre cine, sobre teatro o sobre litaratura. Como todo lo masivo tiende a convertirse en la reproducción de opiniones -algunas de ellas sin base- y habladera de paja (sea esta intelectualizada, pretendidamente razonada o visceral sin más) solamente porque con armar un blog o meterse en uno cualquiera puede "hacer crítica". Recuerdo el asunto de Almodóvar y Boyero, y sin ser fan del Almodóvar puedo entender que se arrechara.
ResponderEliminarEl Boyero en algunos casos ni siquiera hablaba de la película, de sus valores o no-valores, sino de que le chocaba ver "el careto" del Almodóvar en pendones y prensa porque el tipo estaba siendo homenajeado en un festival importante. Sin mucha lucidez, Boyero metía un par de lineas para adjetivar (de forma negativa evidentemente) la película y así disfrazar su disgusto muy personal hacia la humanidad de Pedro Almodóvar.
¿Que la crítica debe ser equilibrada? Sí, pero no nos llamemos a engaños; se trata de un ser humano muy viciado, con gustos y una formación específicas, con simpatías y bilis revuelta el que pisa las teclas de ese computador. ¿Que no se debería mezclar la gimnasia con la magnesia, o lo que es lo mismo la película es la película y la persona que es el director o la directora son otra? También. Aunque personalmente aquí el asunto se enreda un poco y la razón es que aquí muchos quieren hacer una película de "autor"... entonces la crítica debería ir a por las falacias que enuncian estos personaje desde el momento mismo en que concibe su "obra".
En fin, un tema interesante que da para mucho más.
Saludos.