Siendo amante del cine de violencia y marginalidad, fui con toda la ilusión del mundo a ver Precious(Lee Daniels, 2009). Aún cuando su nominación al Oscar despertó algunas sospechas, creí en las palabras de algún allegado que me aseguró que “Precious era una peli del tipo Spike Lee pero más underground”. Con esta idea fui a verla y me encontré con que nada más lejos de la realidad. El filme es absolutamente mainstream, clichetero y propagandístico, es decir, comercial y hollywoodiense hasta la médula.
Jamás, JAMÁS, pero ¡¡¡JAMÁS!!!! en los últimos diez, quince años he pagado por ir a
ver una peli Hollywood en una sala comercial. En primer lugar, porque sé que es
un cine que no necesita mi dinero. En segundo, porque me asquean los malls y en tercero, porque realmente se me hace intolerable (ayer lo corroboré) el olor
nauseabundo del cheez wiz derretido o de la manteca con la que enchumban las
cotufas: un olor similar al del Mc Donald.
Tampoco soporto a la gente comiendo hot-dogs y tobos de refresco en la sala; de hecho creo que hasta he empezado a desarrollar una cierta aversión a la gente obesa (México es el país con más diabéticos después de los EEUU); pero más allá de todas estas incomodidades realmente me pone de muy mal humor pagar por ver una película que me va a vender moralejas acerca de cómo se debe vivir para alcanzar la felicidad y la
autorrealización del individuo gracias a su voluntad.
Es sencillo: no creo en esa cultura yanqui de que nunca nada puede estar mal y si alguien está mal no debe reconocerlo y mucho menos decirlo; ni voy al cine a que se me diga cómo debo vivir. Voy al cine a vivir una experiencia, a saber de otras latitudes, a que me cuenten una historia y también un poco por morbo. No a que me den lecciones de qué actitud debo tomar para alcanzar el lecho del optimismo y la felicidad.
Precious, al igual que sus congéneres, es un manual de autoayuda que busca venderte sus “moralejas”. Sin embargo, dista de otras pelis mainstream en que además está mal hecha. Es decir, un tipo como Spielberg, a diferencia de un autor como Kubrick, siempre va a venderte que la tecnología es linda, es chévere, es amigable y ayuda a los niños; y esta premisa moral la va a canalizar a través del desarrollo de personajes e historia. No es este el caso de Precious.
Si bien no empieza mal: un excelente personaje (la caracterización de Gabourey Sidibe y MoNique están bárbaras), un buen argumento y muy realistas ambientaciones; el desarrollo de la trama y la progresión de sus personajes queda absolutamente abandonado en la mitad de la peli, cuando Clarice Precious da a luz su segundo hijo.
A partir de allí, la película deja de serlo para convertirse en una decena de clips con tips de autoayuda y superación. Por ejemplo, la maestra que sí quiere a la joven la lleva a su casa a vivir. Aquí Precious (que no el espectador) se da cuenta de que la maestra y su amiga son gays.
Se establece entonces el primer mandamiento maniqueo de: “Ellas son gays, mi mamá odia a los gays, pero no son los gays los que me abusaron, ni los que venden crack en el vecindario”. En cinco minutos o menos, te dieron la primera lección: los gays son buenos, no los heterosexuales negros que están jodidos en Harlem. Por cierto ¿cuántas pelis de Hollywood tienen a este personaje del maestro redentor y salvador? Deben haber millones de ellas.
De inmediato, y en lo sucesivo, se pasa de una a otras moralejas similares. La vuelta de tuerca forzada de que tiene sida, no es más nunca abordada más que para poner el clip de “¿por qué yo?” y exponer la fantástica bondad de una maestra que
así, de la nada, le dice que la ama.
De todo, creo que el mensaje más aberrante es el de que a pesar de la adversidad, si tú en tu interior quieres superarte puedes hacerlo. Sólo basta la ayuda de ese Estado blanquito que mantiene a los negros con sus políticas asistencialistas-mendicistas: una bequita o una pensión. Así viven y sobreviven Precious, su madre y hasta su abuela. El horror, entre tantos horrores.
El elemento racista de esta película es absolutamente deleznable. Todo un ejemplo
de la cooptación hegemónica del hombre blanco-yanqui y del buen esclavo negro.
De seguro, en la premiación de los Oscars, se llevará más de un galardón, La academia acaba de premiarla con un Oscar a la interpretación de Mo'nique y Oscar al guion adaptado. En lo personal, no queda sino seguir apostando por otro tipo de cine y evitar toparse con el trash cotufero-cheez wicero.
Jamás, JAMÁS, pero ¡¡¡JAMÁS!!!! en los últimos diez, quince años he pagado por ir a
ver una peli Hollywood en una sala comercial. En primer lugar, porque sé que es
un cine que no necesita mi dinero. En segundo, porque me asquean los malls y en tercero, porque realmente se me hace intolerable (ayer lo corroboré) el olor
nauseabundo del cheez wiz derretido o de la manteca con la que enchumban las
cotufas: un olor similar al del Mc Donald.
Tampoco soporto a la gente comiendo hot-dogs y tobos de refresco en la sala; de hecho creo que hasta he empezado a desarrollar una cierta aversión a la gente obesa (México es el país con más diabéticos después de los EEUU); pero más allá de todas estas incomodidades realmente me pone de muy mal humor pagar por ver una película que me va a vender moralejas acerca de cómo se debe vivir para alcanzar la felicidad y la
autorrealización del individuo gracias a su voluntad.
Es sencillo: no creo en esa cultura yanqui de que nunca nada puede estar mal y si alguien está mal no debe reconocerlo y mucho menos decirlo; ni voy al cine a que se me diga cómo debo vivir. Voy al cine a vivir una experiencia, a saber de otras latitudes, a que me cuenten una historia y también un poco por morbo. No a que me den lecciones de qué actitud debo tomar para alcanzar el lecho del optimismo y la felicidad.
Precious, al igual que sus congéneres, es un manual de autoayuda que busca venderte sus “moralejas”. Sin embargo, dista de otras pelis mainstream en que además está mal hecha. Es decir, un tipo como Spielberg, a diferencia de un autor como Kubrick, siempre va a venderte que la tecnología es linda, es chévere, es amigable y ayuda a los niños; y esta premisa moral la va a canalizar a través del desarrollo de personajes e historia. No es este el caso de Precious.
Si bien no empieza mal: un excelente personaje (la caracterización de Gabourey Sidibe y MoNique están bárbaras), un buen argumento y muy realistas ambientaciones; el desarrollo de la trama y la progresión de sus personajes queda absolutamente abandonado en la mitad de la peli, cuando Clarice Precious da a luz su segundo hijo.
A partir de allí, la película deja de serlo para convertirse en una decena de clips con tips de autoayuda y superación. Por ejemplo, la maestra que sí quiere a la joven la lleva a su casa a vivir. Aquí Precious (que no el espectador) se da cuenta de que la maestra y su amiga son gays.
Se establece entonces el primer mandamiento maniqueo de: “Ellas son gays, mi mamá odia a los gays, pero no son los gays los que me abusaron, ni los que venden crack en el vecindario”. En cinco minutos o menos, te dieron la primera lección: los gays son buenos, no los heterosexuales negros que están jodidos en Harlem. Por cierto ¿cuántas pelis de Hollywood tienen a este personaje del maestro redentor y salvador? Deben haber millones de ellas.
De inmediato, y en lo sucesivo, se pasa de una a otras moralejas similares. La vuelta de tuerca forzada de que tiene sida, no es más nunca abordada más que para poner el clip de “¿por qué yo?” y exponer la fantástica bondad de una maestra que
así, de la nada, le dice que la ama.
De todo, creo que el mensaje más aberrante es el de que a pesar de la adversidad, si tú en tu interior quieres superarte puedes hacerlo. Sólo basta la ayuda de ese Estado blanquito que mantiene a los negros con sus políticas asistencialistas-mendicistas: una bequita o una pensión. Así viven y sobreviven Precious, su madre y hasta su abuela. El horror, entre tantos horrores.
El elemento racista de esta película es absolutamente deleznable. Todo un ejemplo
de la cooptación hegemónica del hombre blanco-yanqui y del buen esclavo negro.
Yo no la he visto.
ResponderEliminarPero salvando las distancias argumentales, algo similar me ocurrió con The Pursuit of Happinnes, la cual rechacé con todas mis fuerzas.
Para aquel momento estaba viviendo en USA, y el cuentico de autoyuda y auto superación, del "todos podemos lograr el sueño americano" me pareció y me sigue pareciendo un mal chiste.
Saludos.
Rara vez comento en blogs pero es demasiado absurdo lo que he leído aquí. Vi la película, no pienso que sea buena, pero lo que me molesta son argumentos que dan en esta reseña.
ResponderEliminarLas películas no se dividen en "underground" o "mainstream". Los directores de cine son DIRECTORES DE CINE; buenos o malo, nadamás. Gracias al cine comercial existe una industria que permite que los "autores" filmen sus "obras".
Yo trabajo haciendo cine y agradezco que exista Hollywood, donde también se han hecho grandes películas comerciales, cabe mencionar que Hitchcock pertenecía al cine de taquilla.
El racismo que critican viene de la mano con sus quejas "anti-yanquis" que no vienen al caso. Ya que aunque no vayan a Mc Donalds, estoy segura que tiene una computadora, un celular y es más hasa un blog.Y créanme, de alguna forma han enriquecido a los Estados Unidos.
Si tienen un blog en que hablan de cine, háganlo entonces utilizando argumentos que analicen el tema desde un punto de vista cinematográfico y social.
Bueno la diferenciación entre un tipo de cine y otro es inevitable. Quizás ahora es un poco mas dificil diferenciar entre lo que es un cine 'underground' y lo que no, por lo conectados que estamos y por lo globalizado de todo. Para empezar que si fuese underground probablemente no lo conozcamos.
ResponderEliminarMas que underground creo que la acepción mas idonea seria 'independiente', pero ya hasta eso es complicado de conseguir puesto que todos los estudios y conglomerados de la comunicación dominan casi todos los aspectos de la realizacion cinematografica, en especial el de la distribucion. Entonces bajo esos parametros una pelicula sera ciertamente independiente cuando no utilice los canales que utilizan las peliculas "mainstream".
Precious no es para nada una película underground. Yo la veo casi como una versión "mainstream" y comercial (y oscarizada para mas inri) de un tipo de cine social.
Andrea pero si estás desarrollando esa aversión hacia la gente obesa... hiciste muy mal en meterte a ver Preciosa, ¿No te parece?
ResponderEliminarPor otro lado y más allá de los argumentos que das, para mí válidos, estoy de acuerdo con tu diagnóstico general de la película. Se trata de una colección de todos los miedos (imaginarios y reales) que una persona encumbrada como Oprah Winfrey (una de las mujeres con más poder y dinero en los EEUU) puede tener; ser pobre, negro, obeso, analfabeta, abusado sexual-fisica-espiritual y moralmente, además de un ser alienado social y cultural, no tiene nada que ver con un sistema político y social que se derrumba a pasos agigantados... simplemente no. Como en cualquier película de Hollywood -o subproductos como los programas de la misma Oprah- te muestran la "brutalidad" vía clichés, pero sólo para validar que al final de cuentas los EEUU es un gran país y que hasta la gente como Preciosa tiene una oportunidad, de que le den un cheque, una palmadita en la espalda, o al menos de que Mariah Carey, con ojeras y en plan de funcionaria, eche un par de lagrimitas por el tormento de vivir en una democracia corporativa, excluyente y racista.
Preciosa no es sino el "Ay Dios mío pobre muchacha... ¿Qué más le va a pasar?" a lo Rubí Rebelde, puro folletín, pero eso sí, laqueado con el consabido look "indi".
Saludos.
Laura,
ResponderEliminarGracias por comentar. Ciertamente gracias a pelis comerciales muchos autores pueden realizar sus pelis. Yo también creo en el cine comercial tipo Hitchcock: Cine que tiene la función de entretener, no de imponer una visión de mundo hegemónica, tal y como hace Precious con sus lecciones morales.
Por otra parte, cinematográficamente no me parece que esté bien hecha y ya he explicado por qué, lamento que no hayas leído los argumentos. No tengo aversión hacia los EEUU en general ni hacia Hollywood aunque considero que en el pasado pues sí tuvo mejores épocas e historias. Esto no es una percepción única, hasta Robert Mc Kee, gurú de los guiones de la industria habla en su libro de por qué este cine se refrita tanto y está tan falto de imaginación y valores, siendo cada día más puro paquete y poca sustancia.
Sin embargo, si te gusta el cine hollywood pues está muy bien, yo no excluyo que te guste, de hecho la gran masa mundial lo defiende y lo ve porque está impuesto en los sistemas de mercadeo de exhibición y distribución. Sin embargo, no espero que a los que no nos gusta se nos imponga. En lo personal, defiendo los espacios para la realización y difusión de otro tipo de cine hecho en los EEUU o en cualquier otra parte.
Creo en el cine comercial estilo "El secreto de sus ojos": Una historia redonda, bien contada y bien hecha. No una historia mutilada, con tips de autoayuda, sin desarrollo como Precious.
Giulliano,
De acuerdo en todo. Realmente me retracto por el comentario de la aversión hacia la gente obesa. No es cierto, sino que me molesta que este tipo de pelis den lecciones de buen vivir, mientras sus sistemas de distribución y exhibición perjudican tanto a la gente respecto a su salud. En México, el problema de la obesidad y diábetes es un asunto de salud pública, así ha sido reconocido por sus autoridades y sin embargo, sodio, azúcar y grasa es lo que le dan a la gente para su esparcimiento.
Juan,
Totalmente de acuerdo. Yo la verdad es que no habría visto la peli si no hubiera sido porque me la vendieron como más autoral e "independiente".
Saludos y gracias a tod@s por comentar.
Olvidé decir que "Arráncame la Vida" (Sneider, 2008) también es un buen ejemplo de cine comercial bien hecho.
ResponderEliminarLo de la obesidad es otro elemento autocomplaciente en la película. No se dice que si ella se alimenta mal es porque los marginados en los EEUU sólo pueden acceder al trash de Mc Donald o Kentucky y al refresco. Como también ocurre en otros países donde el refresco es más barato que el agua potable. No, en Precious si ella es obesa es porque quiere. Sin duda un horror. De verdad, un horror. Lo dejo hasta aquí, otro deberes llaman.
ResponderEliminarGracias, otra vez.
Cada cabeza es un mundo y que rico leer las distintas opiniones.
ResponderEliminarSaludos cordiales.