martes, 10 de agosto de 2010

11 años con Tyler

Corría el año 1999 y yo andaba hasta los cojones con el último año en el liceo. Durante los últimos dos lapsos, para escapar de la monotonía escolar, opté por fugarme 3 de los 5 días hábiles al cine continuado que empezaba todos los días a las 10 am. En esas salas a esas horas a veces podías conseguirte a cualquier tipo de personas: los borrachos, los degenerados, los que no tenían para pagar un cuarto de hotel, los que necesitaban un lugar para dormir, etc.

Esa rara avis que existía antes de los multiplex que tenemos ahora.

Vi grandes películas durante ese año (American Beauty, The Matrix) vi algunas otras decepcionantes (Star Wars: The Phantom Menace) y vi El Club de la Pelea.

Recuerdo claramente que fue en una sala del desaparecido Cine Avila en Caracas. Era el único en la sala durante la función. Para ese entonces el internet era para muchos un lujo, pero en mi caso sencillamente no existía. Así que mi conocimiento sobre la película era completamente nulo. Sin embargo algo me pareció extraño y a la vez completamente genial: en el afiche había una barra de jabón!.


La película fue una verdadera bofetada. Durante muchas escenas me encontré mirando a mi alrededor sin poder creer que seguía solo en la sala, estaba sorprendido de ser el único viendo aquella monstruosidad. Me sentía privilegiado. Y a la vez sentía compasión, casi l
ástima, por el mundo fuera de esa sala que no tenía la dicha de ver lo que yo estaba viendo. De pensar lo que yo estaba pensando.

Puedo remitirme incluso a imágenes de la misma película para explicar como me sentía: recuerdan los créditos iniciales?. El viaje que comienza desde lo más recóndito del cerebro, a un nivel neuronal, así se sentía ver esta película por primera vez.

Durante el último acto de la película una vaina era clara: al cine había entrado una persona y al terminar los créditos iba a salir una totalmente distinta.

Y así fue. Al salir de la sala cuando la encargada del puesto de cotufas me preguntó que tal era la película. NO me atreví a resumirla en palabras, cualquier intento hubiese sido en vano. En cambio le dije que la vería nuevamente ese mismo día, y así fue.

****

Para hacer la experiencia más placenteramente surreal, el cine no era muy distinto al mismo donde trabajaba Tyler. De hecho durante esa escena en particular comencé a mirar hacia el proyector. Así de involucrado estaba con la película.

El Club de la Pelea es sencillamente ese tipo de cine que te habla. Tu finalmente tomas la decisión de si escuchas el mensaje o no. Aunque veo harto difícil resistirse.

La vaina fue tan genial y traumatizante que cuando salí de la sala y el sol del mediodía me dio en la cara la sensación fue similar a cuando Neo vuelve a su “mundo” sabiendo que no es más que The Matrix trabajando. Con todo y la gente caminando en cámara lenta.

Pero lo más coño e’ madre y desasosegado del asunto es que casi 10 años después el mundo no parece ser distinto. Prácticamente vivimos en un perpetuo estado como el descrito por El CLub de la Pelea.

2 comentarios:

  1. si, sobretodo el ultimo parrafo tienes toda la razon... incluso si the fight club la rehicieran, Tyler seria mucho más coño e madre, pero el mundo lo intentaria hacer moda... le ganarían???? a lo mejor, pero uno nunca sabe
    saludso muy bueno

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  2. Tremenda peli. Recuerdo que salí paranoica del cine por las oscuras calles caraqueñas. Oye, y cambiando de tema, a tí que te gusta el cine comercial ¿qué te parece la saga Milenio? Ayer ví la primera y me dejó out, estupenda de guión y de factura, no me pelo las otras dos.

    Saludos,

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