Por José Roversi
He visto hace poco un documental extraordinario y no quise dejar de comentarlo con ustedes (aunque sea en dos entregas). THE PETER SELLERS STORY (BBC, ARENA, 1996), es un trabajo finamente hilvanado, con una elegancia y coherencia narrativa poco comunes. Los recursos visuales son, en mi criterio, el sueño de cualquier documentalista: consisten en todo el material que el propio Sellers, un entusiasta de la cámara fotográfica y de cine, rodó a lo largo de su vida, desde sus comienzos en el mundo de la comedia radial a finales de los años cuarenta (en aquel espacio paradigmático de la comedia contemporánea inglesa, THE GOON SHOW); hasta su muerte en 1980.
Una de las secuencias que vemos al inicio nos da un buen ejemplo del genio del HOMBRE CAMALEÓN, que dando vida a un personaje melancólico, triste, poseedor de un sentido de la dignidad y el honor un tanto anticuado y una torpeza excepcional, resulta tan divertido ayer como hoy. Es el inspector Jacques Clouseau, el arma secreta de la SURITÉ francesa en A SHOT IN THE DARK, de 1964. Suelta un discurso cargado de emoción al ser corrido de la oficina de su superior; un discurso intenso, creíble, cargado de significado: “¡Comete usted un terrible error. Si María Gambrelli no es una asesina, y yo digo que no lo es, usted estará enviando a una chica inocente a la guillotina!”. La escena es increíblemente verídica. Sellers transmite la desesperación única de quien se enfrenta a una enorme injusticia, de quien lucha en una cruzada solitaria por la verdad. ESO lo hace tan divertido.
Se abre el compás entonces de los orígenes de Sellers, proveniente de una familia con una larga tradición en el mundo del teatro, la revista y el espectáculo. El ancestro más famoso, por el lado materno, fue Daniel Mendoza, uno de los primeros boxeadores-estrellas de la historia. Los Mendoza formaron parte de un importante grupo de judíos que Oliver Cromwell, en su breve mandato revolucionario a finales del siglo XVII, recibió generosa e inteligentemente en Inglaterra. Esta buena gente sufría persecución y humillaciones de todo tipo en la católica e intolerante España de la época. Daniel Mendoza fué, entre otras cosas, uno de los padres del boxeo científico, es decir, de los que entendían este deporte no como uno de fuerza bruta, sino de estrategia. Fue el equivalente a una estrella de rock en su tiempo. Le gustaba decir que ningún judío inglés había tenido, como él, la oportunidad de codearse con el rey en persona. Escribió unas fascinantes memorias que hoy son parte de la historia del boxeo.
Los padres de Sellers, Peg y Bill Sellers, fueron ambos gentes del espectáculo. Hacían, juntos, revistas musicales, recorriendo Inglaterra de arriba abajo año tras año, sin demasiados beneficios económicos y con mucho amor por el teatro. Peg era judía y Bill cristiano. Una familia religiosamente mixta, lo que aporta mucho a cualquier persona. En las épocas difíciles, Peg recorría Inglaterra en coche con su hijo, pretendiendo ser una experta en antigüedades, comprando baratijas y revendiéndolas para llegar a fin de mes. No vivía nunca bajo el régimen formal de alquiler, sino en habitaciones, cambiando frecuentemente de dirección.
La relación de Sellers con su madre era una de gran dependencia, de amor-odio. Peg Sellers fue la presencia más importante de su vida. Nunca consiguió Peter agradarla del todo, o así lo pensaba él. Ni la fama, ni los millones, fueron suficientes para lograr la aprobación de la madre. En el documental podemos ver como rodó una pieza casera en donde presenta a su madre como una erudita en el mundo de las antigüedades, pletórico de amor y admiración filial. En un momento francamente conmovedor, le dice: “Eres una experta”. “No, no lo soy” le contesta secamente Peg. Es el hijo en busca de la aprobación materna. Sellers enviaba su Rolls Royce con chófer para que su madre pudiera buscar a sus viejas amigas de la revista y reunirse a tomar el té. No escatimó gastos o esfuerzos para proveerla de una vejez feliz. Peg Sellers enseñó a Peter algunas de las lecciones más importantes que recibió en el mundo del espectáculo. Les comento de qué se trataron estas lecciones porque pienso son valiosísimas para todos los que amamos esta profesión.
“Nunca debes pedir a una persona en el teatro que haga un trabajo que TÚ MISMO no eres capaz de hacer”, decía Peg Sellers. Por eso, Peter empezó su carrera barriendo el escenario, vendiendo tickets en la entrada, haciendo asistencia de producción, siendo STAGE MANAGER, haciendo papeles de extra, es decir, recorriendo todo el complejo mundo del teatro de variedades. Conociendo, en primera persona, como se bate el cobre…Y ésta es una gran lección que debemos tomar en cuenta…
Pero el joven Peter Sellers no se planteó una carrera en el teatro de variedades, sino como músico. Se hizo, por derecho propio, un estupendo baterista. Un baterista de jazz. Es maravilloso verlo en el documental, ya una estrella consagrada, tocando la batería en el STEVE ALLEN SHOW, 1964, demostrando que no era sólo un actor de comedias, demostrando que era un músico profesional.
La circunstancia de ser un joven con una larga experiencia en el mundo del entretenimiento, le valió a Peter Sellers la oportunidad de servir en la segunda guerra mundial en la formidable “Unidad de Entretenimiento”, o “The Gang Show”. Es en este momento, de acuerdo al testimonio de un viejo colega de las RAF, que Peter Sellers no soporta, en sus propias palabras, ser un NOBODY, en que quiere, desesperadamente, destacar. Haría, poco después, en los primeros tiempos de la televisión, magníficas interpretaciones del mundo militar británico y estadounidense.
Le escribiría a su novia, a su SWEET HEART de los veinte años, Hilda Parkin, cartas de hasta dieciséis páginas “¡Cuando llegue a la cima, te compraré un Rolls Royce!” “¡Caminarás por la alfombra roja!” Pero Hilda no quería casarse con Peter, así que no ocurrió…
Lo que si ocurrió fue que Peter Sellers inició una carrera en la radio, en la comedia radial, y de allí en adelante sólo encontró fama y fortuna…fama y fortuna que no le reportaron mayor felicidad, porque Peter Sellers, el monstruo de la interpretación, siempre fue frágil e inmaduro emocionalmente. La realización emocional le evadió, o él a ella, pero esto es material para una próxima entrega...
Hace poco volví a ver "la fiesta Inolvidable" con una gran ilusión, pues la recordaba muy divertida. Sinceramente, re-vista, no me gustó nada. Un papel de Peter Sellers que me haya gustado es en la "Lolita" de Kubrick.
ResponderEliminarA mi me pasó algo parecido con "la fiesta inolvidable". Las dos películas de Sellers que mas me gustan son: Desde el Jardín y Dr. Strangeglove.
ResponderEliminarCoincido con ustedes en la sensación de que "La fiesta inolvidable" no aguanta una segunda visión -- y más después de algunos años
ResponderEliminarNo es que sea mala, pero es un chiste que se acaba demasiado rápido, y fuera de Sellers (que tampoco hace su mejor papel) el resto de los actores son re-pésimos...
Yo recuerdo a Sellers -además de en la serie de La Pantera Rosa- en El Diabólico Doctor Fu Manchu,que creo que fue su última comedia.No he visto esa película desde mi adolescencia así que no puedo juzgarla,pero recuerdo que en esa época me encantaba el humor absurdo de los asesinos chinos tipo ninja con sus arañas mecánicas con veneno en inyectadoras y que había que empujarlas porque no caminaban.Tienen que verla y yo también...
ResponderEliminarHrundi V. Bakshi, un Homiño en "El Guateque", 1966
ResponderEliminar