domingo, 7 de agosto de 2011

LOS VALORES DE OSCAR SAMBRANO URDANETA


Por José Roversi

Primero pedir  a los lectores de El Cinescopio, igual que a los compañeros de ayer y de hoy de este esfuerzo colectivo, disculpas por una larga pausa en mis colaboraciones y luego por escribir hoy sobre un tema diferente al cine, aunque todavía ligado al mundo de la imagen y la cultura venezolana.

Hace pocas semanas falleció en Caracas el Dr. Oscar Sambrano Urdaneta, escritor, académico y también productor y presentador de TV durante los últimos años de su vida.

En mayo de 2006 recibí el encargo honroso de asistir a Sambrano en la tarea de plasmar en lenguaje televisivo los conocimientos que había acumulado durante décadas de estudio metódico y trabajo arduo. Vale TV, Canal 5 de Venezuela, fue la cadena que asumió, junto a Sambrano, el compromiso de difundir la vida y obra de los venezolanos mas brillantes de los últimos tres siglos.

Una tarde caraqueña, caótica y caliente, cogimos el distribuidor de Las Mercedes y fuimos haciendo el camino lleno de vericuetos que lleva a la residencia de Sambrano en una zona del este de la ciudad. Llegamos a una casa sencilla pero bella, venezolana en forma y fondo. Nos recibieron Don Oscar y su compañera de tantos esfuerzos, Doña Yolanda. Sencillez, calidez y generosidad fue lo que encontramos en ellos desde ese primer encuentro.


En el estudio de Sambrano, que después se convirtió en el estudio del programa Valores, pasamos la tarde hablando de literatura venezolana y tomando café. Sobre el sofá en el que nos sentamos había una cantidad de fotografías de muchas de las personas con las que Don Oscar había compartido esfuerzos, alegrías, proyectos y amistad: William Faulkner, Julio Garmendia, Julio Cortazar, José Ramón Medina, Arturo Uslar Pietri…

A ese día de contacto inicial siguieron  dos meses de preparación. Pronto entendí que una de las claves del éxito que Oscar Sambrano había conseguido en todo lo que se proponía consistía en una combinación de estudio y meditación profunda de las ideas y un riguroso programa de trabajo. Empeñaba largas horas, todos los días, preparando los perfiles de los personajes que han hecho el rico acervo cultural de Venezuela. Desconocidos algunos, célebres otros, el amor que Sambrano sentía por ellos era profundo, místico, verdaderamente trascendente.

Conservo, vívidamente, una multitud de anécdotas que reflejan la dimensión humana e intelectual de Oscar Sambrano. Sería difícil para mi plasmarlas en este breve escrito. Pero me gustaría compartir con ustedes algunas de ellas.

La primera se refiere al título mismo del programa: “Valores”.

Cómo todos los venezolanos saben, el programa televisivo “Valores Humanos”, de Arturo Uslar Pietri, había sido el referente mas importante de la televisión cultural de nuestro país hasta la fecha.

Sambrano era consciente de que las comparaciones con Uslar y su programa serían inevitables. Quiso, en un acto de gran humildad y carácter, llamar a su propio programa “Valores”  porque sentía que esto servía un doble propósito: hacer hincapié en aquello que la sociedad venezolana necesitaba con mayor urgencia, reconocerse en los múltiples valores positivos que son propios de los venezolanos y que parecían casi olvidados, y, por otro lado, rendir un sincero homenaje a Arturo Uslar. El primer episodio de la serie, estrenado en julio de ese año, estuvo dedicado al autor de “Lanzas Coloradas”. Esta decisión me dio una idea de la dimensión humana de mi nuevo jefe.

Antes de cada grabación, me sentaba con Don Oscar en unas grandes sillas de mimbre en el jardín de su casa. Desde allí se veía el Ávila como en una pintura de Manuel Cabré. Hablábamos de muchos temas, pero rara vez del programa que estábamos a punto de grabar. Creo que era una forma de reducir la tensión. Don Oscar era muy profundo, un agudo analista del espíritu humano. No era nada dogmático, sino un intelectual honesto que reconocía el valor de la creación artística sobre cualquier etiqueta política o social Había conocido y respetado por igual desde los mas vanguardistas de los escritores venezolanos y extranjeros hasta los mas conservadores. De todos se expresaba con el mismo respeto, argumentando siempre sobre la obra dejada por cada uno.

Uno de los amigos mas queridos de Don Oscar había sido Julio Garmendia, el genial y reclusivo autor de “Casa de Muñecos” y “La Tuna de Oro”. Todo el que conoce detalles sobre la bella y  excéntrica vida de Julio Garmednia ( probablemente el mas grande escritor venezolano del siglo XX) sabrá que muy pocos pudieron darse el lujo de llamarse sus amigos, y de este minúsculo grupo de elegidos,  Sambrano fue el mas privilegiado.

Don Oscar lo iba a buscar al destartalado hotel del centro de Caracas en que vivía para llevarlo a almorzar a su casa con el y su esposa. Eran tan cercanos los tres, que Julio Garmendia, que amaba los jazmineros, quiso sembrar en el jardín de sus amigos un jazminero como símbolo de aquel afecto. Cada vez que Don Julio iba a almorzar a con Don Oscar y Doña Yolanda, pasaba un largo rato a solas junto a su jazminero, observando, meditando, ensoñado, siendo, en fin,  Julio Garmendia…

Gracias a la generosidad de Oscar Sambrano y a su afecto infinito por Julio Garmendia, se hizo un “Valores” excepcional. Había encomendado a principios de los ochenta al brillante fotógrafo Vasco Szinetar registrar los lugares que fueron característicos de la reclusiva vida de Garmendia en el centro de Caracas:  la habitación y comedor de la pensión en la que vivió, sus utensilios personales, la librería “El Gusano de Luz”, los gatos callejeros a los que el escritor cuidaba con ternura; la estampa fotográfica precisa y  estéticamente exquisita de una leyenda de la literatura…

Recuerdo cuando Don Oscar puso en mis manos la carpeta que contenía los originales y me los confió. Ni siquiera me pidió cuidarlos. No era necesario. Eran una joya. También pude leer los originales de Garmendia. Hojas amarillentas escritas a máquina y corregidas a mano por su autor. Debo reconocer que ha sido una de las cosas mas emocionantes que he hecho. Me llené del espíritu particular de julio Garmendia, y hasta el día de hoy, lo sigo llevando conmigo.

Un buen día recibí una llamada de Don Oscar. Me quería informar que íbamos a hacer un programa sobre Luis María “Billo” Frómeta. Fue una sorpresa que me dijó clarísimo que Sambrano reconocía sus “valores” allí donde estuvieran: en la literatura mas clásica, la música popular o un fiscal de tránsito legendario de la ciudad de Caracas. Era la visión de un hombre que entendía Venezuela como una totalidad espiritual. Con la colaboración de imágenes de nuestra amiga Magdalena Frómeta, hija de Billo, se consiguió un producto realmente sentido. Ya Valores era mayor de edad.

Oscar Sambrano Urdaneta dedicó los últimos cinco años de su vida al esfuerzo de reforzar la estima de todo un pueblo. Lo hizo sabiendo que el momento lo ameritaba. No esperaba nada sino servir a los suyos. Fui testigo de la pasión y pureza de su amor por Venezuela. Raramente se conjuga tanto talento, tanta determinación y tanto idealismo. Quedan mas de cien episodios de “Valores”  como testimonio de las grandes capacidades y potencialidades de la sociedad venezolana y el gran amor que un escritor fue capaz de sentir por ella. 



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