Tropa de Elite 2: O Inimigo Agora É Outro de José Padilha (Brasil, 2010) ha sido
vista como una rectificación de la película anterior, Tropa de Elite (2007), cuyo Oso de Oro en el Festival de Berlín no
la salvó de que los críticos de Sight and
Sound, por ejemplo, la calificaran de militarista, brutal y terriblemente
comercial. “El nuevo filme parece un esfuerzo consciente de refutar las
acusaciones de que su antecesor era fascista en su idea de que hay que imponer
la ley y el orden con puño de hierro para lidiar con las favelas de Río de
Janeiro, infestadas de narcotraficantes”, escribió Stephen Holden en el New York Times. De allí el otro enemigo
del título: la crítica parece dirigida principalmente contra la policía.
Quienes opinan de
esa manera quizás no hayan percibido la ironía de la primera película en su
calco de Buenos muchachos de Martin
Scorsese (Goodfellas, 1990). “La
policía es una mafia”, concluye el oportunista defensor de los derechos humanos
Diogo Fraga (Irandhir Santos) en la secuela, pero eso estaba implícito en el
narrador de Tropa de Elite, el
capitán Roberto Nascimento (Wagner Moura), un hombre que debe ir al psiquiatra
como consecuencia de la locura que es su trabajo en la Brigada de Operaciones
Especiales (BOPE). Y si el centro de las críticas era allí la representación de
la lucha entre la policía y los delincuentes como una guerra, una secuencia que
se desarrolla en un aula universitaria precisa que se trata de la concepción
del poder que hay en la obra de Michel Foucault. Desde esa perspectiva de
pensamiento la defensa de los derechos humanos está necesariamente inscrita en la
dinámica de las relaciones de fuerza; es imposible considerarla como ajena al
conflicto.
Si José Padilha ve
a la sociedad de esa manera, no puede decirse tampoco que la guerra de sus
filmes sea una lucha del bien contra el mal, entre policías honestos, por un
lado, y narcotraficantes y corruptos en el otro bando. Por eso es un error
creer que Tropa de Elite 2 es una
rectificación: es una secuela que se desprende de lo planteado en la cinta
anterior en relación con la lucha contra la delincuencia, por el desarrollo de
la dinámica del poder.
Al comienzo del
segundo filme Nascimento es ascendido a subsecretario de seguridad pública, como
paradójica consecuencia de la necesidad de sacarlo de la dirección del BOPE por
la responsabilidad que asume en la masacre cometida en una cárcel y la
imposibilidad de sancionarlo, debido a la presión que ejerce sobre los
políticos el respaldo popular a la guerra a muerte contra los delincuentes.
“Caí hacia arriba”, dice, y es el resultado de la fuerza del choque entre el
plomo al hampa y los derechos humanos. Se trata del pinball del poder.
Su puesto en el
gobierno permite que el ahora teniente coronel acceda a los recursos que
necesita para llevar adelante victoriosamente su guerra al hampa en las
favelas. Sin embargo, el resultado es diferente de lo que esperaba: los funcionarios
corruptos, al verse privados de los ingresos que les reportaba el narcotráfico,
deciden eliminar a los antiguos intermediarios y aprovechar por sí mismos las
nuevas oportunidades de negocio que crea la miseria: el cobro por concepto de vacuna
para poder llevar a cabo cualquier actividad en los barrios.
“Se paga para
obtener protección a aquellos de los que hay que protegerse”, dice Fraga en su
caracterización de la mafia policial que sustituye a los narcos y que opera
también como cuerpos paramilitares. El círculo se cierra por el apoyo de los
medios de comunicación a los políticos que respaldan la mano dura y toleran la
“autodefensa”, quienes pasan a convertirse en socios directos de la mafia para
conquistar a los votantes de las favelas. Si en Tropa de Elite un clásico del cine de mafiosos era evocado mediante
la figura del narrador protagonista, en la secuela hay secuencias típicas del
género, como el almuerzo al aire libre de los policías corruptos en una favela,
mezcla de mitin electoral y reunión de la famiglia.
Pero hay un
problema con la concepción del poder como una red que está detrás de todo esto,
como se dijo, y es que desde esa perspectiva no se puede plantear la
posibilidad de derrotar al sistema sin incurrir en una contradicción. Eso
ocurre en la solución a la que se llega al final, que no deja de caer en el falso
consuelo que los filmes de Hollywood hallan en las instituciones cuya
podredumbre denuncian, a pesar de las ironías que añade el narrador sobre la capacidad
de recuperación del sistema, creando otros líderes. También es un cliché que el
enfrentamiento entre Nascimento y Fraga sea entre el marido y el ex esposo de
la misma mujer, y que la disputa incluya la influencia sobre el hijo. No es
verosímil, además.
La relación entre
la primera película y la segunda sugiere, sin embargo, que el desarrollo de la
dinámica de las relaciones entre las fuerzas en pugna va llevar a Nascimento a
ocupar otras posiciones en la guerra sin fin de Tropa de Elite. El final parece anunciar la trilogía.
Tropa de Elite 2: O Inimigo Agora É Outro
Brasil, 2010
Dirección: José Padilha. Guión: José
Padilha, Bráulio Mantovani.Producción:
José Padilha, Marcos Prado. Fotografía:
Lula Carvalho. Montaje: Daniel
Rezende. Sonido: Eduardo Virmond
Lima. Música: Pedro Bromfman. Interpretación: Wagmer Moura, Irandhir
Santos, André Ramiro, Maria Ribeiro, André Mattos, Adriano Garib, Julio Adriao.
ivan zambrano: Hay una base de realismo en este asunto.No he visto la película pero he leido una serie de materiales sobre la violencia en Brasil y los conflictos en las favelas y ciertamente las policias se han convertido en un nuveo problema por el manejo mafioso de "la protección"
ResponderEliminarEn general esta peelicula refleja a toda latinoamericael cancer que mata a latinoamerica es la clase politica se sus paises, es asqueroso todo esto....
ResponderEliminarLos verdaderos delincuentes son los politicos, gracias a sus desgracias corrompen a toda la sociedad....
Malditos politicos.....