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Chrujrai (2) decía, que conociendo la guerra se desea la paz. Debe ser por ello que aún no nos acercamos en lo más mínimo a la realidad pacífica de una nación (a pesar de haber ganado batallas en el pasado) porque tenemos afán actual de vivir en una guerra constante, sin saber sus verdaderas consecuencias; al menos el discurso del máximo líder de la “revolución” bolivariana así lo profesa en su discurso televisivo.
“Memorias de un Soldado” intenta hacer cuenta de la realidad histórica de nuestro pasado independentista desde la particular visión de un soldado “patriota”, encarnado por Erich Wildpret, una vez más haciendo el personaje que ya le hemos visto hacer en decenas de films.
La Villa produce este film de discurso revolucionario firmado por el realizador televisivo Caupolicán Ovalles (Director y Guionista) basado en las memorias de un antepasado y que se acerca bastante a los preceptos del socialismo ruso influenciado por Stalin, cargado del “Arte sin conflicto”, grandilocuente, ingenuamente planteado y resuelto y de abundante discurso propagandístico, que en el mejor de los casos, a nadie le interesa y mucho menos al pueblo, pues ve reflejado en la pantalla el discurso del líder máximo, pero no se encuentra con su realidad, ni el reflejo de sus problemas inmediatos. Un estilo de film mediocre y rígido en su discurso.
Stalin creía poseer el monopolio de la verdad, y lo aplicó de igual manera en el arte como en la economía o la agricultura, desencadenando películas presuntuosas con un marcado “culto a la personalidad”. El colega Monsalve deja en el aire una pregunta interesante en su nota crítica sobre esta misma película: ¿Es "Memorias de un Soldado" referente biográfico sobre la vida del alto mandatario actual? Yo me pregunto: ¿Será por ello que los encargados de financiar el guión le dieron luz verde al proyecto de Ovalles para lavarse las manos ante la neutralidad crítica de un ente que se maneja a puerta cerrada en cuanto temas de actualidad política se refiere?
Chrujrai comenta algo de interés actual para la realidad cinematográfica de nuestro país, nos recuerda que en la década del 40 al 50 aparecen en el cine soviético los llamados “héroes de cemento armado” la antitesis del verdadero héroe, carente de personalidad, sin cualidades o virtudes que lo hagan parecer un auténtico ser humano. Y dice: lo único que uno puede hacer ante ellos es: caer de rodillas.
Un dialogo del filme de Ovalles profesa: “Gloria a los caídos, a los héroes que han dado su vida por la patria” ¿Les resulta familiar? Este héroe no de cemento, sino de parabólica rescata el discurso estalinista que ahora increíblemente nos llega a la pantalla grande con dosificaciones patrioteras para el lavado cerebral del que cree en este discurso, que nos sigue comiendo 200 años después. “Elogio a la locura” diría Erasmo de Rotterdan… “Historia de la Estupidez Humana” vociferaría Paul Tabori.
Lenin en 1919 firma el decreto de nacionalización de la cinematografía y entre sus palabras dicta: “(…) El pueblo tiene derecho a un arte cuya verdadera esencia sea una búsqueda constante de la verdad y de la belleza” a partir de ese momento la cultura sufre un cambio inminente, una metamorfosis masiva, el cine comienza a servir para difundir los hechos heroicos de las revoluciones, la metodología de la lucha revolucionaria y de la lucha de clases, la toma de conciencia del proletariado. De este naciente mundo ideológico nacen figuras como las de Eisenstein, Pudovkin, Donskoi entre otros.
De este naciente mundo ideológico nacen figuras como: Caupolican Ovalles, y renacen entre la cenizas otras como Roman Chalbaud, creadores de obras panfletarias afines al discurso revolucionario del "Bolivarianismo" del siglo XXI. Películas esquemáticas, oficiales, frías, y que eluden la psicología propia de la dramática de un personaje. Contradictoriamente, aquí el héroe no es colectivo, sino individual, no hay una verdadera revolución, sino las frases maniqueas de libros comunistas. “Sólo seremos libres cuando el último de ellos (Mantuanos) haya muerto” dice uno de los personajes entonando una lanza que se empina hacia el cielo con el grito del triunfo imaginario.
No importa la naturaleza del hombre sino lo que ocurre en torno a él, como si nuestro destino estuviese a la sombra de un gran Dios, en este caso Bolívar.
Esta película no se trata sobre un soldado. Sino de venganza, traición, oportunismo y amor por el lado que más jale. Las memorias de este soldado se ven ensombrecidas por la capacidad de quienes desde lejos dictan el destino de quienes desenfundan un arma o creen en la ideología de acabar con todo y para todos, el fin justifica los medios. Para Hitler fue de esa manera. Para Bolívar hasta la naturaleza era un enemigo en su afán de “liberar” una patria del yugo español. Para Chávez acabar con el patrón capitalista y dividir una sociedad sin intenciones de inclusión. En “Memorias de un Soldado” la justificación es clara, defiende a la patria hasta sus últimas consecuencias sin importar el cómo y el qué.
Chrujrai conocía los efectos de la guerra, los sufrió en carne viva, y lego una obra cargada de poesía y antibelicismo “la Balada del Soldado” (1959) es un canto al amor, al amor por la patria, y al amor por el prójimo. Quizás sea la diferencia más grande entre ambos filmes. Chrujrai condena la falta de humanidad y le da condiciones a su héroe real, la condición de ser recordado como una víctima que nos permita reflexionar sobre los verdaderos avatares de la guerra y es qué ¿realmente vale la pena? Ovalles convierte a su héroe en un modelo de cemento que se ve destinado a escribir sus propias memorias para seguir sembrando el culto al ego y al individualismo. En “Balada de un soldado” el héroe funciona como reflejo de un país en crisis. En “Memorias…” el héroe es el mártir capaz de continuar hasta el final y acabar con todo, con tal de llevar a cabo su venganza, la guerra es un fin y el último fin, su justificación es aborrecible.
Ya poco se puede decir de esta película. Su música es redundante. Su escena de sexo innecesaria y pésimamente filmada, llena de clichés y de sentido telenovelero, parecida a un softporn transmitido a las 2 a.m. por el canal por cable MGM. Sus actuaciones cumplen la falta de originalidad del guión. Marisa Román llora y uno no se lo cree. Las barbas postizas nos hacen pensar en los capítulos del “Chavo del 8”. La sangre falsa que sale entre estocadas no es creíble ni en 3D. Los planos referenciales de elaboración digital son ante todo una tomadura de pelo y una apología al mal gusto y a la falta de criterio. Su fotografía es inconstante, sin continuidad. Sus decorados y vestuarios dignas de la versión teatral de “Bolívar: La Gloria de un General” protagonizada por Roberto Moll. Sus planos televisivos y carentes de imaginación.
No hay lirismo.
No hay mucho.
(1) Las citas han sido tomadas del prólogo escrito por Ricardo Díaz-Delgado para el guión: "La Balada del Soldado" editado por Colección Voz Imagen (Barcelona, 1966.)
(2) Traducción castiza del original ruso.
Daniel Dannery.
Mayo, 2012.
Vale, no la veré
ResponderEliminarYo siempre invito a la gente que a pesar de... se tomen el tiempo de ir a verla y formarse su propia opinión y de esa manera abrir el debate.
EliminarEn todo caso. Saludos! ;)
La verdad, no me llamaba la atención esta película pero el hecho de que su director sea comparado con Eisenstein cambia radicalmente mi forma de pensar. El formalismo ruso es obligatorio para los amantes del séptimo arte. Dicho director no sólo merece el lugar que tiene en la historia de las vanguardias cinematográficas por sus películas, sino también por el increíble aporte que dejó en sus libros teóricos, muy a pesar del filme -sin edición- de Sokurov filmado sin cortes en ese inmenso tesoro de L´Hermitage. Es realmente increíble que se compare la peli de Ovalles con el gran cineasta ruso. Sin duda, habrá que apreciar qué tan acertada es esta crítica respecto a dicha comparación.
ResponderEliminarSaludos.
Creo que has tenido un terrible error de interpretación Andrea, en ningún momento yo estoy comparando a Einsenstein con Ovalles. Te invito a que vuelvas a leer la nota para que despejes dudas. Aquí el acto comparativo es contextual a un hecho histórico político que de alguna u otra manera promovieron una cinematografía y dieron malos o buenos resultados, según sea el caso. Tampoco estoy desprestigiando la obra de Einsenstein, muy por el contrario, la ironía radica justamente en eso.
EliminarDebo decir que me sorprende que se mencione a Eisenstein como cineasta que obedecía a un "culto a la personalidad". Ni "Octubre" ni el "Acorazado Potemkim" tienen como protagonistas a un solo individuo. Allí se trata de la masa (ni hablar de la vanguardista propuesta de montaje); igualmente pasa con "El hombre de la cámara" de Pudovkin, ó "La madre" del mismo autor, muy Dovstoieskiana por cierto, y por tanto, absolutamente alejada del oscurantismo de la OGPU y más tarde KGB.
ResponderEliminarEstas pelis fueron anteriores a la llegada de Stalin al poder. Lenin estuvo confinado mientras esto sucedía (recomiendo ampliamente la peli de Sokurov respecto al líder). De hecho, la única película encargada por Stalin a Eisenstein fue "Alexander Nevsky" e "Iván, el terrible". Esta última, por cierto, valió el destierro de Eisenestein por sus analogías con el dictador quien, hay que mencionar la coincidencia, también mandó a exhumar los restos del sangriento zar. Hay que cuidar el reduccionismo provinciano. Hay que ver antes de hablar. Ojalá la historia contada por los artistas soviéticos pudiera parecerse a la de nuestros artistas.
Una vez más, mal interpretas mis palabras y le das el significado que tú quieres darle. Yo no digo que la obra de Eisenstein obedezca a un "culto a la personalidad". ¿En qué momento aparece eso reflejado en la nota? Primero porque el cine de Eisenstein nace en la era Leninista, y segundo que las características del cine políticamente egolatra pertenecen a la etapa Stalinista, y es justamente en esta etapa donde el socialismo masivo de "Octubre" o el "Acorazado" dejan de existir. Tú misma lo has dicho.
EliminarHay que leer bien antes de comentar, Andrea.
Y sí, citándote "Ojalá la historia contada por los artistas soviéticos pudiera parecerse a la de nuestros artistas." y esa frase resume realmente todo lo que mi nota quiere plantear.
Saludos.
Qué alivio que lo aclares. Es un buen ejercicio el comparar el cine soviético con el cine del chavismo, pero confieso que la redacción no me ayudó a entenderlo. El cine de Eisenstein se inició en la era leninista, pero también fue hecho durante el gobierno de Stalin y como no mencionas autores o películas complacientes con el stalinismo, pues me perdí.
EliminarRespecto a lo de que ojalá nuestras obras pudieran semejarse a la calidad de las soviéticas, soy bastante optimista. Debe ser porque no veo todo lo que se hace en Venezuela pero lo último que vi de la Villa, a saber: "Cheila, una Casa pa' Maíta" y "Taita Boves" me gustó bastante. Hace poco me regalaron "Zamora", confieso que esa sí me da como miedito verla. Saludos.
Bueno es un estilo, intentaré ser mas conciso en la próxima. Siento que te sentí, como yo me sentía en la universidad leyendo a Lezama Lima jajaja.
EliminarCheila y Taita son excepciones, Taita fue una coproducción al igual que Cheila, pero el verdadero cine propagandístico de la revolución se acerca más a: Zamora, Días de Poder, El Caracazo, Miranda, etc.
Saludos.
Daniel, te sugiero este artículo. Hay que informarse antes de emitir juicios: http://www.cineforever.com/2012/04/01/stalin-vs-eisenstein-discusion-sobre-ivan-el-terrible/
ResponderEliminarGracias por el enlace.
EliminarPerdona pero creo que el error está en la redacción:
ResponderEliminar"Lenin en 1919 firma el decreto de nacionalización de la cinematografía y entre sus palabras dicta: “(…) El pueblo tiene derecho a un arte cuya verdadera esencia sea una búsqueda constante de la verdad y de la belleza” a partir de ese momento la cultura sufre un cambio inminente, una metamorfosis masiva, el cine comienza a servir para difundir los hechos heroicos de las revoluciones, la metodología de la lucha revolucionaria y de la lucha de clases, la toma de conciencia del proletariado. De este naciente mundo ideológico nacen figuras como las de Eisenstein, Pudovkin, Donskoi entre otros.
De este naciente mundo ideológico nacen figuras como: Caupolican Ovalles, y renacen entre la cenizas otras como Roman Chalbaud, creadores de obras panfletarias afines al discurso revolucionario del "Bolivarianismo" del siglo XXI. Películas esquemáticas, oficiales, frías, y que eluden la psicología propia de la dramática de un personaje. Contradictoriamente, aquí el héroe no es colectivo, sino individual, no hay una verdadera revolución, sino las frases maniqueas de libros comunistas. “Sólo seremos libres cuando el último de ellos (Mantuanos) haya muerto” dice uno de los personajes entonando una lanza que se empina hacia el cielo con el grito del triunfo imaginario."
1) De ese naciente mundo ideológico como el de Lenin, nacen figuras como Eisenstein, Pudovkin, Donskoi entre otros.
Eliminar2) De este naciente mundo ideológico como el de Chavez, nacen los personajes nombrados.
No sabía que Pudovkin tenía una película llamada "El hombre de la cámara" Ha de ser inédita. Dónde la consigo? O será que se trata de "El hombre de la cámara" de Dziga Vértov?
ResponderEliminar"Hay que ver antes de hablar" y en este caso escribir...
Efectivamente Anónimo, el docu pertenece a Vértov. Gracias por la corrección. Saludos.
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