Por
Andrea Carolina López
Desde hace rato se me hace difícil ver
películas hechas en Hollywood. La
razón obedece a la de muchos: No
encuentro historias originales,
todas llevan la misma estructura de guión y por tanto aburren al
resultar absolutamente predecibles.
El tedio, como mencioné antes, no es exclusivo de espectadores
corrientes como yo, también involucra a actores y realizadores vinculados a la
poderosa industria estadounidense.
Hace unos meses, a propósito del estreno de “La
Piel que habito” de Almodóvar, el actor Antonio Banderas daba una rueda de
prensa en la cual agradecía trabajar nuevamente con el director español pues se
encontraba hastiado de actuar en los remakes hollywoodienses. El fin de semana pasado, la prestigiosa
revista The Economist, publicó una entrevista al afamado
director Terry Gilliam, que arroja autoritarias intenciones detrás de este
fenómeno –y hay que decirlo- también habla muy mal de los anhelos de los
espectadores. Comparto con ustedes
el testimonio de Gilliam, que si bien no resulta muy alentador, al menos proveerá
consuelo a aquellos cineastas que día tras días luchan contra la frustración de
no poder realizar su película.
Terry Gilliam: Miedo y odio en Hollywood
Entrevista
tomada de la revista The Economist, 17 de mayo del 2012.
(Traducción
de Andrea López)
Terry Gilliam estrenó su última película “El Imaginario del Doctor Parnassus”, en 2009. Después de treinta años en la industria del cine, el director
de éxitos como “Twelve Monkeys”, “Fear and loathing in Las Vegas” y ex-animador de los “Monty
Phython”; ha estado batallando durante los últimos tres años para poder
realizar una película. Conseguir financiamiento ha sido un problema, quizás por
su reputación de hacer filmes arriesgados, costosos y subversivos.
Cuando Gilliam llevó al escenario la bien
recibida producción de Berlioz “La condena de Fausto”, a la Ópera Nacional de
Inglaterra el año pasado, muchos asumieron que sus días como director habían
terminado. Pero el Sr. Gilliam ha
estado haciendo cortometrajes, el último de los cuales “The Wholly Family”,
abrió en abril el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas. Nosotros nos reunimos con él para
discutir acerca del actual estado de su carrera, la industria del cine y su
renuncia a la ciudadanía estadounidense.
¿Hasta dónde llega su reputación
de disidente?
Hollywood aún me ve como alguien que no quiere
ser controlado tan fácilmente como un chico joven realizador de comerciales. Ellos no quieren a un envejecido hippie
que aún no ha aprendido a jugar su juego después de tantos años. Y si bien es cierto que eso me ha
jugado en contra, no me ocurre sólo a mi. Hollywood ha tenido miedo de tomar riesgos durante mucho
tiempo. Todos los estudios quieren
tener a “alguien leal”, a un sirviente.
¿Puedes darnos un ejemplo de algún
estudio que escoja a “alguien leal”?
La primera película de Harry Potter. Yo era un director perfecto para esa
película. Ellos no lo vieron
así. J.K. Rowling quiso que la
hiciera yo; David Heyman, el productor, también quiso que la hiciera yo. Pero uno de los chicos de Warner lo
rechazó y Chris Columbus tomó el trabajo.
Yo estaba furioso entonces, pero viéndolo ahora, el nivel de injerencia
del estudio en un proyecto de esas magnitudes habría resultado muy insano para
mí.
¿Cuál es el efecto que esta
“lealtad” de Hollywood tiene sobre la audiencia?
Todo la porquería que pueda alargarse le gusta
a las masas. Es más, la necesitan.
Eso es un elemento que da seguridad a la hora de hacer remakes y
refritos. Nosotros estamos en un
escenario en el que la audiencia sólo quiere saber que todo será lo mismo.
Quizás esto ocurre porque el mundo se ha convertido en algo tan difuso y poco
claro que la gente sólo quiere ir atrás para saber qué es lo que ocurrirá una y
otra vez. La gente necesita
reasumir que “El Hombre Araña” puede aún hacer cosas que siempre ha hecho.
Además
de tu nada fácil relación con Hollywood, ¿Cuál es tu relación con los Estados Unidos como un todo?
Yo me mudé a Londres hace cuarenta y cinco años
y por tanto, me considero más europeo.
En términos prácticos, estoy también cerca de ser europeo porque
renuncié a mi ciudadanía americana hace seis años cuando George W. Bush fue reelegido. Aún estoy en un período de prueba
porque quiero realmente ser libre
de los Estados Unidos durante los próximos cuatro años. Por el momento, solo puedo estar un mes allá, el tiempo
que establece una visa de turista británico. Mis hijos tampoco pueden estar más tiempo.
La situación hoy es deprimente porque tuve una
premonición de esta situación en “Brasil”
(1985). Hace un par de años
consideré demandar a George W. Bush y a Dick Cheney por infringir mis derechos
de autor. La mejor vía para
controlar gente es aterrorizarla.
La circunstancia de la ciudadanía ciertamente
ha añadido otras capas a mi ya problemática realización en los Estados
Unidos. Aún puedo hacer películas parecidas
a las que hago en los Estados Unidos en Canadá y en México, si necesito de ese
tipo de ambientes.
¿Ves alguna acogida artística a la
actual inestabilidad global ?
Para ser honesto, no veo ningún cuestionamiento,
ni cambios acerca del estado del mundo, desde el arte. Ningún tipo de arte reflexiona
acerca de la situación actual. La
gente sólo está buscando trabajo y esperando que les paguen.
¿Cuando tendremos una nueva
película tuya?
El dinero es un factor importante. Necesito
alrededor de veinte millones de dólares para hacer las películas que hago. Si yo pudiera hacerlas con diez
millones de dólares podría realizar una película cada semana. Pero no es sólo cuestión de
financiamiento. La estructura Hollywoodiense
es otro obstáculo aunque hay gente que confía en mí.
¿Cuáles proyectos estás buscando
desarrollar actualmente?
Aún tengo el proyecto “Good Omens” de Terry
Pratchett y Neil Gaiman sentado ahí.
Tengo el guión para “The Defective Detective” en las catacumbas de algún
estudio de puertas polvorientas.
Éstos necesitan excavarse y lustrarse, pero revivir proyectos es duro y
Hollywood lo único que quiere en este momento es lo que está recién salido del
horno.
Vale decir que esta ola de "remakes" han favorecido enormemente a las cinematografías emergentes, dentro de las cuales se cuentan las producciones latinoamericanas. El declive de Hollywood no sólo ha hecho que las pelis en este continente hayan sido premiadas en la última edición de Cannes, sino también han favorecido la repetición de sus producciones en la gran industria hollywoodiense. Tal es el ejemplo de "Somos lo que hay" del director mexicano Jorge Michel Grau, que, ante la crisis, prepara ya su remake en la industria gringa:
ResponderEliminarhttp://es-us.noticias.yahoo.com/somos-remake-estados-unidos-michel-grau-230400733.html
Aun me pregunto¿que tal si Terry fuese quien hubiere dirigido Harry Potter? para mi, fue una lástima que no haya sido así.
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