viernes, 22 de febrero de 2008

Sexo, drogas y guaguancó

Sodomía, voyeurismo, decapitaciones, tortura, narcotráfico, enfrentamientos con armas de fuego, una que otra referencia al desempleo, un humor excesivamente televisivo, y algo pueril, y la frustración de no poder alcanzar los sueños dorados, son los elementos que a duras penas definen a las situaciones y a los personajes de la ópera prima de Carlos Daniel Malavé, Por un polvo.

Sin embargo, lo de Malavé no es un desacierto sino una apuesta a ganador, pues desde el primer fotograma ya sabemos que estamos en presencia de una película que no se va a tomar a sí misma demasiado en serio. Desde el mero principio la ‘autoparodia’ y las referencias a otras películas será en muchas ocasiones el hilo conductor de la historia.

La película es lo que se puede considerar como un 'thriller de enredos' en clave caribeña (si eso tiene alguna lógica): la típica situación del tipo común y corriente que se ve inmiscuido en una circunstancia nada típica o corriente. Alejandro (Jean Paul-Leroux) es un cineasta al que la falta de financiamiento en su último largometraje lo manda directo a las filas del desempleo y el rebusque en otra línea de trabajo como agente de viajes, que por cosas de las comunicaciones, se ve implicado en un negocio de estupefacientes que involucra a funcionarios públicos y carteles de la droga.

En medio de todo aquello aparece un elemento clave del cine de suspenso, mucho más de ese género seminal como lo es el film-noir: la presencia de la femme fatale; en el caso de Por un polvo, Vanessa (Jessika Grau) es el típico personaje femenino que mueve los hilos de la historia a su antojo gracias al ejercicio de su poder de manipulación sexual sobre los otros personajes masculinos.

Obviamente haber elegido a Grau, producto de esa factoría de mujeres perfectas como lo es el Miss Venezuela, además de ser actualmente imagen de una bebida alcohólica, es una movida inteligente por parte de Malavé, pues así tiene a una cara conocida que el público ha aceptado previamente a la proyección de la película.

La presencia de Grau es agradable, aunque en partes algo exagerada, mas no incoherente dado el grado de autoparodia de la película. Con esta cinta ha conseguido destruir la imagen de niña buena que ha creado su explotación comercial en publicidad y televisión.

Lamentablemente no pasa lo mismo con los otros personajes de la película. El protagonista, interpretado por Leroux, parece ser reciclado de mucho de lo que hemos visto de él, tanto en Secuestro Express como en Ni Tan largos ni Tan Cortos. Pero lo que si es una verdadera pata floja para la película es la presencia del actor Guillermo Canache quien repite durante todo el metraje a su alter-ego televisivo 'Canache', ese hombre que intenta ser el arquetipo del venezolano promedio pero que a fuerza de repeticiones ya se ha vuelto algo insulso.

Otro de los elementos que obvio para el cinéfilo impertinente es la cantidad innumerable de referencias hacia otras películas y directores que pudieron o no haber influenciado a Malave como cineasta. Sin embargo, la misma referencias es de carácter temático más que formal, por lo que aunque pensemos que vamos a ver algo remotamente parecido a una película de Robert Rodríguez o Brian Depalma (a quien Malavé ha citado como sus influencias), no es así, pues los recursos mismos con los que se realizó la película son en cierto modo modestos y hasta cierto punto limitativos.

Aún así Malavé logra hilar la historia, por muy exagerada que parezca en algunos puntos, en una estructura clásica, aun el desenlace que parece ser un poco autoindulgente con esa carencia de recursos típico del cine de bajo presupuesto, pero sale triunfante y hasta deja un buen sabor de boca. Y lo mejor de todo es que a pesar de no tomarse a sí misma demasiado en serio como película, sí se toma en serio su finalidad: entretener.

5 comentarios:

  1. Gracias por la crítica me parece muy buena y de nivel.
    Saludos
    Carlos Malavé

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  2. Gracias a ti por el feedback. Con tu película no me costó escribir, pues creo que es un trabajo directo sin pretenciones irreales, si lo que quisiste fue hacer algo para que la gente se lo pase bien. Coño pana lo lograste.

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  3. Durante los años 80, la cinematografía venezolana sufrió una de sus peores rachas en términos de calidad y creatividad. Una avalancha de "explotation movies" inundó la cartelera a lo largo de esa década.Títulos como Música nocturna, Inocente y delincuente, Mujer de fuego, Cárcel de mujeres, Inocencia mortal, Pirañas de puerto, Asesino nocturno y De mujer a mujer, entre otras, intentaron atrapar a la audiencia local a punta de escenitas de acción malogradas, truculencias de baja estofa, y escenas de sexo rodadas con un mal gusto insuperable. Con la llegada de los 90, este tipo de sub-productos audiovisuales (que no me atrevo a calificar de películas) afortunadamente dejaron de existir. Pero, curiosamente con la llegada del nuevo milenio, el fenómeno ha regresado, primero con las astracanadas de Freddy Fadel (Mi mujer es la que manda y 13 segundos) y, por supuesto, con la "cosa" que motiva estas líneas, la que definitivamente instaura un nuevo paradigma de la infamia, el mal gusto y la mediocridad en nuestro cine: Por un polvo. Ayer la ví y me quedé abismado. Para empezar el rótulo de "comedia de acción" le queda verdaderamente grande. La "cosa" carece de una dramaturgia coherente...lo que presenciamos es un batiburrillo de tonos dramáticos que oscilan entre una mala telenovela (toda esa paja del hijo y la ex-Mujer), un programucho de humor grueso y sexista tipo Radio Rochela o Noche de perros (de pana, pensé quue en cualquier momento iba a salir Carlitos Mata) y unos devaluados toques de cinefilia y autoconciencia...(los textos que indican el orden de los actos, las referencias pueriles a Hitchcock, De Palma y Guy Ritchie). De la puesta en escena y las actuaciones, me parece que no hay nada que se pueda salvar...no recuerdo haber visto en el cine venezolano (ni en el cine extranjero) planos tan feos y pedestres como los de esta "cinta"...si los responsables de este monumento a la bajeza aufiovisual querían pasar a la historia, pues creo que lo han logrado: Por un polvo es la película más chabacana que jamás se ha rodado en este país. Yo, al igual que otros, también espero que el Cnac no vuelva a financiar un despropósito de este calibre.

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  4. A mi me pareció buenísima, digo a gritos que vayan a verla y apoyen esta producción. Yo pienso repetir la experiencia y llevar a mis amigos, no he visto muchas películas de los 80 pero la producción de Malavé, con sus detalles técnicos, me parece que 'Por un polvo’, es excelente por su guión, sus actuaciones, historia y originalidad.

    Extrañé una buena calidad en la imágen, pero estoy seguro de que si Carlos Daniel hubiese tenido los medios para hacer de esta película la de mayor calidad en la historia del cine venezolano, lo hubiera hecho. Confío en que su próxima producción será mejor, y desde acá una invitación a que crezca en trabajo y buenas ideas para entretenernos. No esperen ver una imagen nítida y una fotografía sorprendente, pero si una película por demás original y entretenida, y ya llevar una película a la cartelera, en este país es un gran logro. Felicitaciones y vayan todos a apoyar esta película.

    PD: Ya se que el país completo odia las películas venezolanas. Me causa impotencia ver como estamos ciegos antes nuestras brillantes producciones. Es como si un vendedor de LP's en los años 80 y 90 se hubiera negado a vender Cd's porque era una tecnología nueva y diferente, sin duda, los que lo hicieron fracasaron.

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  5. Viva el ciberespacio coño!!!!! Ahora resulta que no sólo se hace crítica de cine (escasísima en Venezuela por cierto) sino que el autor criticado agradece y el crítico (siempre elevado en un pedestal ridículo) le responde, en un hilo discursivo visible para todos. Y de paso uno opina. Qué depinga! La película es muy interesante, con algunas debilidades casi imperceptibles, que ha logrado desde mi punto de vista un milagro: que la gente se apasione por verla y llene las salas con gusto, y además sale agradecida por un buen espectáculo. No se trata de cine venezolano o no, yo creo que ya tenemos que superar esa autoindulgencia. Es cine y punto, bueno, malo, lo que sea. En este caso el director la pegó, hizo muy buen trabajo, logró cosas mucho mejores que el 70% del cine comercial gringo, o español o argentino, y de paso lo hizo con dignidad. Me encantó que de alguna manera homenajeara (o se burlara, me da lo mismo) a algunas películas venezolanas de todos los tiempos. En fin, excelente.

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