miércoles, 17 de diciembre de 2008

El Cine nos encuentra tres veces en La Habana

Por David Segarra
Vía / Blog de David Segarra

Un mensaje en el celular: "Felicidades. ¿Van para La Habana?". El remitente es Yann, el francés que ha compuesto la música de nuestros documentales. No sabíamos nada. "¿La Habana?", "¡La Habana!". Tres días después de las elecciones regionales nos confirman que podemos viajar para presentar un trabajo sobre el racismo en Venezuela en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. En tres días más Vanessa, Vicent y yo tenemos que conseguir la plata en tres monedas distintas, boletos de avión y alojamiento. Lo logramos. Son treinta horas con tres escalas por todo el continente: Caracas-Lima-San José-La Habana. Pero al fin llegamos a la isla de Cuba a las tres de la madrugada y con un frío para el que no venimos preparados ninguno de los tres.
De Cuba al mundo
El primer encuentro es con la cosmopolita Habana. La majestuosidad bohemia de El Vedado nos recibe. Autobuses rotulados en catalán, euskera, holandés y francés nos sorprenden y nos transportan a un nuevo sentido de la orientación y la geografia humana. Más pronto que tarde nos encontramos con directores, productores, documentalistas y estudiantes de toda América Latina: México, Argentina, Brasil, Venezuela, Cuba, Guatemala, El Salvador, Colombia y Chile. Y del Norte: Austria, Francia, España, Cataluña y Canadá. La aislada y bloqueada Cuba es el punto de unión de miles de latinoamericanos desde la cual, como ventana y puerta se abren al resto del mundo. Una paradoja más de estas tierras y estos mares. Que nos enseña el presente y el pasado de como habían aislado y separado las piezas del mosaico americano. Y Cuba las une, una a una. Haciendo posible lo impensable.
Del compromiso a la crítica
El segundo encuentro es con los documentales cubanos. Todos, absolutamente todos, son críticos con Cuba. Desde Cuba. Y para Cuba. Se presentan, entre muchos otros: Zona de silencio, sobre la censura, Raza, sobre el racismo, The Migrar, sobre la emigración, Ella trabaja, sobre la prostitución y Ciudad del futuro, sobre la crisis de los grandes sueños. También podemos ver Illusion que nos muestra la locura y el desarraigo de un padre exiliado en Londres. Una obra extremadamente valiente. O Tacones cercanos, una almodovariana muestra de la vida de una travestí. Y golpe a golpe, imagen a imagen descubrimos que el cine, y el arte, cubano ha sido la gran vía de compromiso y crítica. De libertad y de resistencia. Ahora y en los momentos más difíciles. Pudimos ver como Gutierrez Alea se río y hasta asesinó en el celuloide a los delimitadores de la poesía en Muerte de un Burócrata o en Guantanamera.. Y cuando reivindicó la realidad en Fresa y Chocolate. También el pintor Raul Martínez, cronista visual de la revolución, fue aislado y perseguido por su homosexualidad. Eso nos los explica el propio Alfedo Guevara, director del Festival. Y como no, Silvio Rodríguez nos cuenta como trataba la policia de cortarle sus melenas. Sin tapujo alguno nos espeta desde la pantalla: la política de censura cultural fue una estupidez. Y lo dice en Cuba. Como no. Los artistas y cineastas nos dan ejemplo de que creación y valentía pueden y deben ser hermanas. Y es que los amores cobardes no llegan, ni a amores ni a historias, se quedan allí... ni el recuerdo los puede salvar... ni el mejor orador conjugar como decía él mismo. Una luz para América Latina. Un ejemplo para todos y todas.
De La Habana a Caracas
El tercer y más sorprendente encuentro es con Venezuela. En Cuba. Con Maracaibo y Caracas en La Habana. Nos encontramos los compañeros y compañeras de Humana y La Taguara, Guarataro y Panafilms en calles, cines, noches y conversaciones. Siempre en la dinámica de la producción trepidante nos damos cuenta de la desconexión que padecemos los documentalistas en Venezuela. Pero al mismo tiempo nos entusiasmamos de su renacimiento y su fuerza. El siguiente paso, conversamos entre humo y ron, podría ser la coordinación, impulsar festivales, plantear el debate y el conocernos. Darle palabra a la imagen.. Darle alas a la imagen de Venezuela para que dibuje y camine sus propias veredas. Para que viaje en tren, barco y avión para llegar a todo el continente y a todo el mundo. Y esa es labor de las instituciones que están apoyando el cine y la televisión en este país. Mas en el fondo depende de todas y todos nosotros. Que trabajamos en esto. Que amamos este trabajo. No se puede esperar a la espera. No se puede solo soñar con sueños. que Ya nos lo dijo un vaquero argentino (indio por dentro): "Échenle bolas y háganlo ustedes y en unos años no lo podrá parar nadie". Así es que nos encontramos en Cuba tres veces: con ella, con el mundo, con el compromiso, con la crítica, con la resistencia, con Venezuela y con nosotros mismos. Creo que fueron más de tres encuentros. Y creo que serán más.
David Segarra. Documentalista.

1 comentario:

  1. Tony Manero, la película que ganó el 1er. premio Coral es tremenda, arriesgada y sin concesiones. Una mirada original acerca de la alienación, la violencia y la impunidad...una de las mejores películas que he visto en los últimos años. No se la pierdan (en teoría, Amazonia compró los derechos para Venezuela)

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