lunes, 6 de octubre de 2008

LA EDAD DE ORO DE NUESTRO CINE. Entrevista a Sergio Marcano.

Hace unas cuantas semanas tuve la oportunidad de ver La Edad de Oro (años 70 y años 80) y El Público, los documentales de Sergio Marcano y Phillipe Toledano que se estarán estrenando próximamente en el Celarg y la Cinemateca Nacional. A raíz de ello le hice una entrevista a Sergio, la cual publico más abajo. Sin embargo, antes de transcribir la entrevista, me gustaría decir algunas cosas de estos trabajos.

Las tres películas me conmovieron profundamente en varios sentidos. En primer lugar, no sólo me dejaron claro lo poco que sé sobre cine venezolano, sino que despertaron en mi preguntas dormidas. ¿Por qué sé tan poco del cine nacional? ¿Es esta una condición muy cercana al hecho de que nos desconocemos como venezolanos? En segundo lugar, creo que la trilogía me tocó una fibra que debo resolver, una premura que antes no tenía y que ahora se me hace urgente: la de ver nuestro cine, revisitar nuestra filmografía e investigar sobre nuestros autores. ¿Es malo nuestro cine? ¿Sentimos vergüenza de nuestras películas? El tercer punto es sólo la consecuente reflexión que se origina de los dos anteriores: tenemos la obligación de rescatar materialmente nuestro cine. Resulta insólito y no deja de crearme cierta ansiedad el hecho de que nuestras películas estén desapareciendo o, en el mejor de los casos, resulte casi imposible conseguirlas en formatos como el DVD.

Además de estos tres puntos de los que hablo, los documentales no dejan de tocar otros temas de suma importancia; la taquilla, el público, la piratería, el cine autoral. Todo de la boca de directores y personajes vinculados a nuestra cinematografía.

¿Qué les puedo decir? Ver la trilogía es como revisitarse. Aquí les dejo la entrevista.y

EC: ¿Cómo y por qué nace la idea de filmar la Edad de Oro y El Público?

SM: Supongo, en principio, que porque soy venezolano y para mi como realizador, siempre fue necesario conocer mis raíces, e incluso tener referentes audiovisuales nacionales.

Luego, proyección tras proyección en la cinemateca nacional, y en los videos que me llevaba a mi casa en mi época de trabajador en la tienda del cine y así como en las proyecciones que organizábamos en el CCHDS –el cine club de la facultad de humanidades de la UCV-, me di cuenta que de verdad me gustaba el cine venezolano hecho en los 70 y los 80.

Con el paso de los años ese interés se convirtió en una investigación constante, en lectura de libros y revistas sobre la historia del cine nacional, en entrevistas de diferentes personalidades acerca del tema, algo que poco a poco a lo largo de unos 10 años se convirtió en mi tesis de grado de la mención cine de la Escuela de Artes de la Universidad Central –de la que ahora soy egresado-.





El público viene después. Como una consecuencia lógica luego de la realización de la edad, ya que el público no es otra cosa más que un estudio, una reflexión abierta de la relación de los espectadores con el cine venezolano de los 90 y de lo que va del 2000. Décadas en la que a diferencia de las dos anteriores los espectadores ya no están de la mano con el cine venezolano.

Aunque no esta concebida como una trilogía, a mi parecer no esta demás de ver el Publico luego de ver las dos edades. Ya que así te quedas con el panorama relativamente completo de lo que ha sido el desarrollo, la evolución ó involución del cine venezolano.

EC: ¿Como fue el proceso de trabajar con Philippe Toledano?

SM: Philippe Toledano supongo que es lo que los ingleses llamarían un Gentleman, una de las personas mas cultas con las que he conversado de cine en el medio audiovisual nacional. Ha visto casi cualquier cosa. Eso para mi dice mucho.

Creo que nos compaginamos muy bien durante el largo proceso que duro la realización de la película. Sobre todo en la fase de realización de las entrevistas. Porque que yo soy un tipo mas bien de talante sombrío y amargado, y el es un tipo que siempre anda sonriendo y de buen humor, y con su simpatía habitual siempre lograba un ambiente ameno para la realización de las entrevistas. Amansaba leones, encantaba serpientes. Aun estoy trabajando para desarrollar esas habilidades.

Es un hecho que ninguno de estos documentales de los que hemos hablado aquí se hubiera realizado sin el apoyo, entendimiento e interés de Philippe Toledano y de Tango Bravo. Un lugar donde siempre me sentí como en casa, y que me permitió conocer y trabajar hombro a hombro con gente muy valiosa como Verónica Rotondaro una de las mejores productoras emergentes de las nuevas generaciones, con Patricia Ramírez una inigualable productora de post producción, con Ricardo González para mi uno de los mas creativos e innovadores diseñadores gráficos del país, gente que puso desinteresadamente su grano de arena para la realización de los documentales.

EC: Considerando la importancia y pertinencia del tema para el cine venezolano, ¿cuáles creen son las razones por las que ningún sector te ha brindado el apoyo económico necesario para transferirlas a 35mm?


SM: Mira, aquí entramos en el territorio de las teorías de conspiración, y con el CNAC tengo miles de teorías de
conspiración...

Las edades son documentales que no complacen el ego de buena parte de los cineastas que estuvieron involucrados en aquellos años, mas bien tienden a ser cero complacientes con la manera en que se miran comúnmente los hechos de la historia cinematográfica nacional, por ejemplo al señalar a los gremios y a sus criterios de selección de proyectos –que perduran hoy en día- como unos de los responsables de el fin de esta etapa única de pre industrialización. Como es de imaginar estos análisis y comentarios disgusta de entrada a muchas personalidades del medio audiovisual nacional.

A parte de eso la edad habla directamente de todos los escándalos, asesinatos –voluntarios e involuntarios- y corruptelas políticas que sacudieron la opinión publica de aquellos años, como el caso del niño Vega, el caso Ledezma, el caso Ettedgui, la venta de datos de PDVSA a inversores internacionales, etc, aireando, desempolvando y rememorando situaciones de una época que hoy por hoy podrían resultar incomodas para algunos de los involucrados.

Por otro lado, y quizás esta sea la razón de mayor peso -esta vez técnico-, gracias a que muchas películas de los 70 y los 80 no fueron preservadas en video profesionales –betacam, umatic, etc.- la edad tiene algunas películas sacadas de beta, vhs y dvds, lo que probablemente no sea la mejor calidad para hacer un Blow up… ojo, quiero aclarar –pataleando como un niño- que mientras se hacia la post producción yo me encargue personalmente de ponerle diferentes filtros y hacer correcciones fotográficas que mejoraron notablemente el estado de las escenas citadas en el documental equiparándolas a los formatos de mejor calidad. Aun así la película no fue para el baile.

Finalmente, sean razones políticas o técnicas, creo que las edades de oro no pasen a 35 MM es de muchos modos una situación lógica en un país al que no le complace tener memoria.

EC: Las Edades de Oro, además de demostrarnos que las nuevas generaciones no conocen nuestro cine, documentan la negligencia social que nos ha llevado a perder físicamente nuestras películas. ¿Por qué no se han recuperado? ¿Por qué no se han transferido a formatos como el DVD?

SM: Hace un tiempo escuche de alguien una frase que quizás sea bastante aplicable para responder a esta pregunta: Lo inmediato nunca deja tiempo para resolver lo importante.

Algunas películas como “Simplicio” de Franco Rubartelli -de la cual no existe ya copia en 35 MM- desaparecieron en buena medida por pura negligencia de sus realizadores –por si no lo saben es responsabilidad de los realizadores, llevar las copias de sus películas a la biblioteca nacional para su preservación en el tiempo-.

La cinemateca nacional quienes tienen buena parte de las películas en 35 MM para el momento en que el equipo de producción y realización de la edad se acerco a la institución, andaban de cabeza tratando de restaurar con las uñas y con el poco personal con el que cuentan, las filmaciones y películas de los 30 y los 40 de las garras del tiempo y del olvido –una labor sin duda necesaria y encomiable-.

Por otra parte la gente de la Cinemateca Nacional no tenía ni los equipos, ni el derecho para transferir las películas de los 70 y 80 a video. Ya que este derecho es propiedad de los realizadores y algunos de estos –a pesar de los años bajo la sombra- siguen esperando que le sean remunerados altos costos por el derecho a realizar la transferencia y la comercialización de sus obras. Unos derechos que el estado –hasta el día de hoy, al menos hasta donde se- no ha mostrado señales de estar interesado a pagar.

En todo caso, buena parte de las películas de los 70 y 80 si están transferidas a dvd, algunos con mejor calidad que otras, esto gracias a la gente de la piratería que son los únicos en el panorama cultural cinematográfico nacional que han entendido claramente la importancia y la necesidad del referente audiovisual en la vida cotidiana de la gente de a pie para la conformación del imaginario cultural venezolano –o de simplemente hacer negocio, porque se han dado cuenta que la gente si paga para ver las películas nacionales-.


EC: ¿Cuál es el universo temático que le interesa al público venezolano? ¿Por qué las películas de Schneider y Novoa son las más taquilleras de los últimos años?

SM: A pesar de lo que se cree comúnmente –sobre todo en la clase media y alta- el grueso del publico nacional prefiere un cine que se convierte en su espejo, un cine que muestra las problemáticas, la crónica roja, los hechos noticiosos, los grandes escándalos nacionales; basta ver un listado de las películas mas taquilleras de la historia del cine nacional –incluso las de esta década- para corroborar que siempre han estado ligada a algunas de las temáticas antes señaladas.

Elia Schneider y José Novoa parecen haber notado este fenómeno y han hecho de este conocimiento una de las aristas en la confección de sus guiones, lo que les ha traído relativamente buenos resultados en lo que a taquilla respecta. A mi parecer un fenómeno pre industrial contemporáneo bastante interesante.

EC: ¿Puede haber taquilla en temas no populares? ¿Ha habido un cine de autor honesto en nuestro país?

La taquilla sin duda es un misterio. Supongo que no hay garantías de nada. Pero de lo que si estoy seguro es que una buena película puede lograr empatia con sus espectadores. Sea del tema que sea. Pongamos como ejemplos los casos de “Yakoo” de Franco Rubartelli, “Domingo de resurrección” de Cesar Bolívar, “Adiós Miami” de Antonio Llerandi, o “Macho y hembra” de Mauricio Walerstein. Que son películas que se alejan narrativamente de la temáticas mas álgidas, pero aun así obtienen una receptividad bastante aceptable dentro de nuestra audiencia.

Con el concepto de cine de autor nacional y su “honestidad” yo sin duda tengo problemas, ya que creo que muchas personas sin talento y sin nada que contar han estado -por años- escondidos bajo esa investidura de “autores” para justificar películas de dudosa calidad narrativa, estética y conceptual.

Un estatus Quo que se ha institucionalizado, avinagrado y preservado en los gremios cinematográficos nacionales garantizando su presencia –e injerencia- en las decisiones de las instituciones crediticias cinematográficas mas importantes del país –y que probablemente seguirá así por tiempo indefinido porque la mayoría de los jóvenes cineastas venezolanos no han demostrado tener una verdadera vocación participativa en la política cinematográfica nacional, al menos hasta el momento-.

Quiero aclarar que bajo ningún aspecto esto quiere decir que no haya habido verdaderos autores en Venezuela, gente con menos ego, más talento, mucho poder comunicativo y por sobretodo más sustancia narrativa. Lamentablemente muchos de esos directores han caído en el olvido. Yo muy personalmente respeto el trabajo de Clemente de la Cerda, de Mauricio Walerstein, de Román Chalbaud y el de Cesar Bolívar como 4 de los autores cinematográficos más relevantes que hemos tenido en el país en los últimos 30 años.

EC: ¿Cuál es el lugar del documental en nuestro cine? ¿Se le ha restringido a la TV?

SM: El documental hoy por hoy –gracias en buena medida al financiamiento de proyectos a la producción independiente- se ha convertido en un lenguaje muy cotidiano en nuestros canales de televisión. Algo definitivamente muy bueno para el crecimiento audiovisual de varias generaciones de nuevos cineastas.

Pero si bien celebro la pluralidad en la oferta de su existencia creo que ha llegado el momento para preguntarnos si estamos siguiendo temática y estéticamente el camino correcto.

Hace poco escribí un artículo bastante critico sobre el documental venezolano contemporáneo para la revista virtual encontrarte, voy a tomar un párrafo de ese texto para darte mi opinión sobre el tópico:

“…Muchos de ellos son documentales sin compromisos reales con la sociedad en la que vivimos, documentales con temas vacuos, carentes de riesgo argumental, que incluso parecieran estar diseñados para no herir sensibilidades, en su mayoría incapaces de ser cuestionadores de nuestra realidad, ni divergir de opinión con lo que la cultura oficial establece, empaqueta y predetermina que es y que no es la cultura nacional del momento, documentales epidérmicos, fáciles, y hasta aburguesados, –tanto de izquierda, como de derecha-, sin critica, sin un verdadero compromiso político o verdaderamente nacionalista, y algunos –en los peores casos- descaradamente oportunistas…”

EC: ¿Por qué el guión ha sido tan descuidado en nuestras películas? ¿Es esta la causa de muchos de nuestros desastres fílmicos?

Una vez en un bar un amigo me decía, que los venezolanos no habían nacido con la habilidad para hacer buenas películas. Yo no se si esto es cierto, la verdad puedo imaginar centenas de buenos guiones siendo rechazados a través de los años por los criterios ultra conservadores empleados por las comisiones de estudio de proyectos del CNAC -y antes de FONCINE-. Pero esto es algo que difícilmente podría corroborar.

Pero sin duda pienso que en Venezuela estamos bastante atrasados a nivel de vanguardia audiovisual, los guiones son el primer reflejo de esta situación. Es difícil hablar de estos temas sin sonar pedante, pero no analicemos este tópico con las películas producidas en los últimos 2 años sino en los últimos 15 para ver en perspectiva a lo que me refiero.

En Venezuela a diferencia del resto de Latinoamérica, nuestro cine “de autor” ha estado alejados de los festivales clase A del mundo entero, además de eso todavía no hemos hecho la primera película de horror, o de sci-fi, –géneros que tienen gran aceptación entre el publico y que a pesar de todos los prejuicios que se puedan tener, nacieron en los albores del cine y además han sido realizados por casi todas las cinematográficas del mundo-, a mi parecer el cine nacional necesita comenzar a recorrer nuevos caminos narrativos, ser mas atrevido, provocativo e incluso mas amoral a nivel argumental, tomar mas riesgos a nivel estético con el uso de la cámara, del montaje. ¡Ya basta de la formula plano master general y dos intercuts para cubrir la escena! Y estoy seguro de que muchos de las nuevas generaciones estaremos de acuerdo con eso, con la imperiosa necesidad de oxigenar al cine nacional.

EC: Jacubowicz asegura en la entrevista que le haces en “El Público” que debemos aprovechar lo que tenemos para competir con Hollywood, ¿qué tenemos nosotros que Hollywood no puede darle al público venezolano?

SM: Nuestra realidad es un buen punto de partida. La vida en nuestra sociedad, su anarquía cotidiana, su gente, sus innumerables contradicciones sociales, te hablo desde lo micro hasta lo macro.

Hablar acerca de nuestros referentes, de nuestra cultura podría convertirse en un camino posible para cimentar una cinematografía con rasgos idiosincraticos únicos, propios, venezolanos.

Lo que no necesariamente significa que todos los personajes tengan que estar vestidos con liqui liquis y/o bailando galerones orientales, hablo tan solo de crear y contar historias -del tipo o genero que sea- que se desarrollen en el contexto nacional.

EC: ¿Qué ha pasado con los cines urbanos y populares? ¿Por qué desaparecieron? ¿Cómo afecta esto a nuestro público?

Creo que esto es sin duda una de las problemáticas más complejas y evidentes que han afectado al cine nacional, ya no solo a sus espectadores.

Una vez que los cines urbanos y de los barrios bajaron su santa Maria, alejándose de los sectores populares, para ser establecidos en centros comerciales, el cine comenzó el divorcio con su público más fiel, cotidiano y natural. Para
dar paso a un ritual mas dirigido a otras clases sociales.

Claro que este proceso de cambio a los cines multisalas fue un proceso establecido internacionalmente pensando en la rentabilidad de las salas, y no en el bien social que cumplía el cine en la comunidad –ojo, no tenia por que ser de otro modo, los exhibidores solo estaban haciendo negocios-.

Un hecho que sin duda repercutió duramente en la taquilla del cine nacional porque las clases media y alta nunca han sido las más devotas del cine venezolano; y que también determino en gran medida los cambios de temática que luego se suceden al comienzo de la década de los 90 -casi de la mano del nacimiento del CNAC- y que hasta cierto punto cambio –en la búsqueda de complacer a su nuevo tipo de publico- las formulas putas-malandros-crónica roja, por películas más “intimistas” por llamarlas de alguna manera.

Sin duda la relación del cine nacional con sus espectadores y de los espectadores para con el cine nacional no volvió a ser la misma.

EC: ¿Cómo podemos recrear otra Edad de Oro en nuestro cine nacional?

Creo que una edad de oro, otra época real de pre industrialización –y voy a ser profundamente esperanzador en este punto- esta a la vuelta de la esquina.

Pienso que la clave para este posible nuevo éxito del cine nacional, estaría -en primer lugar- en dar de una vez por todas las oportunidades reales a las nuevas generaciones de cineastas, a que sean ellos los abanderados de la renovación del centenario cine nacional.

No tengo dudas de que en el momento en que comencemos a transitar nuevos caminos narrativos, a partir de otro tipo de propuestas audiovisuales, géneros jamás contados en nuestras fronteras, historias que asuman verdaderamente riesgos arguméntales y estéticos iniciaremos una vez más el rescate de nuestros espectadores hacia nuestra cinematografía.

Y esto se podría lograr –a mi manera de entenderlo- con el replanteamiento de la conformación de las comisiones de estudio de proyectos, con la inclusión permanente de técnicos cinematográficos, teóricos del cine, críticos y especialistas, cine clubistas y comités de usuarios, todo esto en la búsqueda de la pluralización real de los intereses audiovisuales que predominan al momento de la escogencia de las películas que se llevan a cine año tras año.

También seria de ayuda fomentar la pluralización de las fuentes de financiamiento –algo realizable si se aprobara la certificación de inversión o donaciones a través del aporte material o capital en la realización de una película venezolana como gastos deducibles de los impuestos al fisco nacional –algo que sugiere pero que no dice el Articulo 57 de la ley de cine vigente-.

Y por supuesto con la eliminación del, a todas luces excluyente, baremo aplicado hoy en día por el CNAC para la selección de los proyectos cinematográficos nacionales.

Esta por supuesto es tan solo mi opinión del panorama. Lo que me recuerda una canción de Simone llamada “Canta, canta minha gente” que a ritmo de samba y en prístino portugués dice:

“...La vida va a mejorar,
Va a mejorar
¿llegaremos a tiempo?...”

Yo no lo sé.


Sergio Marcano es egresado de la EICTV y de la Escuela de Artes de la UCV. Su trabajo como guionista ha sido reconocido por Casa las Americas y por la Fundación Carolina (Madrid), con el guión llamado “Malas Aguas” –participante II Curso de desarrollo de proyectos cinematográficos Iberoamericanos- y junto a un grupo de guionistas emergentes le fue otorgado mención honorífica en el primer concurso internacional de guiones organizado por La villa del cine, con el proyecto “Caracas tiempo real”.

5 comentarios:

  1. Mi pana,

    Todos los éxitos con la película. Espero que además de estas proyecciones se le dé masiva difusión a estos documentales, que constituyen,sin duda alguna, una importante reflexión acerca de nuestro cine y nuestra sociedad. Me ha gustado mucho la entrevista que se le hizo a Phillipe en la prensa...está bueno que se le dé difusión, espero que asista mucha gente pero que no quede solo allí, sino que el documental circule...

    Un abrazo y éxitos!!!

    A.

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  2. Tuve los mismos sentimientos al ver las dos primeras partes del documental. Y como tu comparto las mismas inquietudes, especialmente aquellas que nacen ante la tristeza que produce el hecho de que nadie se ha preocupado (de verdad) por conservar nuestra memoria audiovisual.

    Imaginate si estos panas le echaron bolas para conseguir este material, como estare yo que quiero hacer una colección con la música de las películas venezolanas. Estoy jodido.

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  3. De acuerdo.
    En todo caso Juan, Andrea, Sergio y Jesús te pueden ayudar con ese proyecto de la música. Echale pierna porque es tremenda iniciativa.

    Saludos

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  4. Mucho éxito Sergio. No creo que tenga chance de ir a las funciones, pero igual estoy muy pendiente de este excelente trabajo que hiciste...

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  5. Me escapé del trabajo y pude asistir al estreno.Qué buen documenttal,de verdad me gustó.Lo único molesto son esos globitos tipo comic que interrumpen los testimonios.

    Los documetales sobre el cine venezolano me han hecho revisar mis opiniones y he llegado a respetar a toda esa gente loca por el cine.Qué lucha hemos tenido para tener una cinematografía propia.

    Felicitaciones a Toledano y a Marcano.Ya comentaré con más detalle...

    Saludos

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