martes, 4 de diciembre de 2007

Señor Brooks, el monstruo moderno

El aburrimiento es uno de los peores males humanos, de eso estoy convencido casi que por experiencia propia. Ante la ausencia de una explicación que justifique el comportamiento del personaje de Kevin Costner en Mr Brooks, me atrevo a decir que el tipo estaba muy aburrido para dedicarse al asesinato en serie. De esa forma tanto el personaje como la película en sí se me pareció en extremo a otra (pelicula y novela) que lidia con temas similares, American Psycho.

Sin embargo a diferencia de la película basada en el libro de Bret Easton Ellis que trataba más acerca (en mi opinión por lo menos) de una crítica hacia los yuppies y todo la auto complacencia de la sociedad estadounidense de los años 80, bueno esa es una forma sencilla de colocarlo, Mr. Brooks se adentra en el drama de un hombre que como el personaje principal de American Psycho, es un exitoso hombre de negocios que eventualmente asesina personas.

Las semejanzas entre ambas historias continuan, sin embargo en las pocas diferencias es donde se termina destacando la película de Bruce A. Evans. Por ejemplo la verosimilitud de Mr. Brooks se ve estropeada en muchas oportunidades dado el carácter irreal de muchas situaciones, y a diferencia de American Psycho donde muchas (por no decir todas) las situaciones llegan a un paroxismo con el objetivo de satirizar, en especial aquellos momentos que incluyen a la violencia, Mr. Brooks te toma a si misma demasiado en serio. Y esto termina por estropear lo que pudo haber sido una mini joya.

Mr. Brooks tiene un problema, es adicto al asesinato, y esa adicción no es muy diferente a lo que puede ser una adicción al alcohol o a una droga ilegal; así es como el mismo ve su problema, sin embargo nosotros como público vemos rápidamente que la esquizofrenia puede ser la causante de esa afición por el asesinato.

Esa incipiente condición psicológica está extraordinariamente representada por William Hurt, quien bajo el nombre de Marshall se nos muestra como la intuición y voluntad de Brooks, cuando éste no puede hacer algo inmediatamente Marshall aparece y resuelve el problema. Algo parecido a lo que ocurría en Fight Club.

Sin embargo más que un estudio de carácter de un enfermo, Mr. Brooks es presentado como un monstruo, más un Jekyll/Hyde que un Norman Bates/madre. Y aunque vemos escenas crudas por su nivel de detalle es imposible tomarlo como algo serio, en este caso la presencia de William Hurt como la otra mitad de Brooks tiene mucho que ver. La película finalmente se pasea por los terrenos del humor negro, algo fácil. Pero humor al fin.

De resto la película tiene cosas que pudieron haberse desechado, la subtrama con la hija de Mr. Brooks. El ayudante obligado que se consigue por cometer un error en uno de los asesinatos. El otro asesino en serie que anda suelto y que justifica la presencia por más tiempo del personaje de Demi Moore.

En consecuencia a veces menos es más, si la película se hubiese centrado únicamente en la lucha interna de Mr. Brooks por dejar su adicción al asesinato la película hubiese sido esa obra que lamentablemente no es. Pero por otra parte el resultado es una película entretenida, macabra y graciosa...enfermizamente graciosa.

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