Raúl Perrone no es un recién llegado. Lleva años en esto de hacer películas minimalistas. Para bien o para mal, es alguien que quiere contar y además lo hace. Sin duda debe disfrutar el filmar con formatos no convencionales, como lo es una camarita digital de fotos. Pero lo suyo es contar, es darle importancia a lo cotidiano, lo íntimo, lo que miramos siempre y nunca vemos. Y en esto lleva tiempo ya. Que sea independiente, que grabe una película en tres días, que lo haga sólo o con un equipo de tres personas, resulta interesante, pero no es lo importante. Lo importante es que El Perro lo hizo, lo hace y continúa haciéndolo. Para muestra un botón: su última película La Navidad de Ofelia y Galván.
Hace unos días le envié una nota a Perrone. Respondió de inmediato. Lo llamé y hablamos unos buenos veinte minutos. Aquí la transcripción de la conversación.
El Cinescopio: Háblanos un poco sobre La Navidad de Ofelia y Galván. ¿De qué va la película? ¿Cómo nace?
Raúl Perrone: La película es muy minimalista. Vos no has visto mi obra pero es bastante minimalista, tengo casi veinte largometrajes ya hechos por afuera de la industria. Trabajo de una manera muy personal. Algunas de mis películas han sido estrenadas en cuatro o cinco salas y se han ampliado a 35mm, lo demás ha sido presencia en festivales internacionales y en estrenos alternativos. La Navidad de Ofelia y Galván transcurre en un día, el día previo a lo que es la nochebuena y la nochebuena misma. Ellos son mis suegros, ya yo había trabajado con ellos en películas anteriores… Yo tenía una camarita en mis manos pues mi idea era hacer fotos y me di cuenta de que tenía una memoria de veinte minutos para una opción de filmación en video. Me pareció interesante hacerlo. Bueno, sólo tenía veinte minutos y eso dificultaba un poco la cosa; tenía que venir a mi casa para bajar el material a la computadora. Al ver el material por primera vez me entusiasmé, me di cuenta que había algo ahí. Después, el año pasado, durante el Festival Internacional de Cine, se vio y se hizo una charla sobre la película, hasta su estreno ahora en el Centro Cultural Rojas. Está yendo mucha gente así que estoy muy contento.
EC: ¿La decisión de filmar con una cámara digital fue cinematográfica o plástica?
RP: Cinematográfica, plástica y austera. Me parece que es una manera de poder hacer cosas. Fue una decisión de un tipo con mucha ansiedad que no puede pasarse mucho tiempo esperando a ver a los cabezas huecas que manejan los destinos del dinero para hacer películas. Alguien me dijo una vez que en vez de preocuparme debía ocuparme, así que me ocupo en hacer cosas. Con un grupo de amigos y un grupo bastante de reducido de gente empezamos a hacer este tipo de películas en los noventa, cuando al video no se le daba ninguna importancia aquí en la Argentina (ahora es “cool” decir que se hacen videos en digital) y así empecé a hacer estas pequeñas cosas que después fueron ganando como espacio… bueno si te metes en Internet vas a poder ver de lo que te estoy hablando. Hace poco se acaban de editar tres de mis películas que eran del año noventa, tres películas en una caja muy bonita más un libro, un paquete que viene a ser algo como la trilogía de Ituzaingó, que ya se ha hecho como de culto…
EC: Recientemente estuve en Argentina y me llamó mucho la atención el auge cultural de Buenos Aires. Muchas salas de cine, teatros, librerías… No sé si es una apreciación acertada o más bien se trata del acercamiento de un turista….
RP: A nivel de cine aquí estamos haciendo muchas cosas pero también me parece que de seguro esto debe pasar en otros países, en muchos lados. Hay que buscar maneras alternativas, el cine necesita buscar maneras alternativas. Vos te pasas tres años haciendo una película, buscando dinero en las distintas fundaciones, y después tu película dura una semana en cartel. Me parece que hay que romper con todo esto. Prefiero estar uno o dos meses en una sala alternativa (no marginal como lo llaman algunos, sino alternativa, pues alternativa significa otra cosa y no marginalidad), que la gente concurra a ver esas películas, que se arme toda esta bola y se le de la importancia que también tienen. Por suerte, está pasando esto.
EC: ¿El futuro del cine está en los independientes?
RP: El futuro del cine es lo que está en la cabeza de cada uno. Yo creo mucho en eso. Hay gente que cree que el cine independiente es terrible, malo. Hay otros que hacen cine independiente con mucha plata. Independiente es una palabra a veces mal usada. Yo lo que sé es que hago cosas, que creo en esas cosas que hago y que trato que esas cosas en la medida que pueda, sean. Después que la gente te ponga el rótulo que quiera.
EC: No utilizas un guión rígido. Cuando decides filmar una historia ¿ya sabes lo que vas a filmar?
RP: Yo sé muy bien cómo empiezan las películas pero nunca se cómo se desarrollan o cómo terminan. Esa es la parte más interesante de lo que uno hace, de lo que yo pienso del cine… Tengo muy claro el principio pero la película la voy descubriendo después. No escribo guiones, lo que yo hago son anotaciones, cosa que de alguna manera me impide conseguir dinero. Me gusta mucho descubrir la película: en La Navidad de Ofelia y Galván yo sabía que iba a registrar el día previo a la navidad de estos dos viejitos que esperan la nochebuena como un día más de su vida. Fue como anotaciones de hechos mínimos y de cosas cotidianas que yo mismo propongo, no son las que están pasando, no es un documental, yo las propongo, las cosas que van sucediendo son poco sinceras pero están filmadas de una manera casi documental. Lo importante de esto me parece es que vos filmas una película con una camarita diminuta y después esa película se pasa en un cine, después tiene crítica en los diarios y después, más allá de que guste o no guste, te habla de la belleza de los planos y la calidad. Se trata de una cosa que está como derrumbando mitos. Acá se contó como fue hecha la película porque no tengo la necesidad de esconder nada a nadie pero tampoco es que esto sea más importante que la historia que estoy contando.
EC: Has dicho que ves películas donde nadie las ve. ¿A qué te refieres?
RP: Me refiero justamente a eso. Es como si tu dijeras: tengo una historia sobre dos viejitos que esperan la Navidad. ¿Entiendes? O como si te dijera que la película que voy a hacer es la de un chico biker que anda en bicicleta, sus padres acaban de separarse y es la historia de este chico que encuentra la libertad en la bicicleta.
EC: ¿Es esto arriesgado? ¿Se trata de experimentos que haces a ver cómo quedan para luego decidir convertirlos en una película?
RP: No. Yo mi decálogo lo sigo a rajatabla: terminar o terminar. Yo sé desde el principio cuando se trata de una película. Ese decálogo lo escribí en el 97 y de alguna manera fue un arranque de bronca hacia una parte de la crítica que no entendía lo que yo hacía en video… fue como una humorada para yo reírme un poco de todos ellos y la verdad que es un decálogo que lo he visto en muchas páginas del Internet, que muchos siguen y que yo mismo sigo. Ahora más que nunca lo sigo. Si te fijas lo del formato, mira hasta donde he llegado, a filmar una película con una cámara de fotos… Yo puedo hacer una película en HD, en 35mm o en una cámara de fotos. Esas cosas no se me suben a la cabeza; yo lo que tengo es una necesidad de contar cosas y trato de contarlas, pero siempre sé que el tiempo de la gente es muy valioso, que mi tiempo también lo es, y que se trata de equipos reducidos y austeros. Por eso hice lo de la navidad: no podía llevar a nadie a la casa de mis suegros a meterlos en esa intimidad y a pasar desapercibido. Pero ésta que te estoy comentando que es la última que estoy haciendo se llama 180 grados, se trata de un chico biker, la estamos haciendo con distintos formatos y con cuatro cámaras de fotos de distintos formatos. Somos tres personas en el equipo y eso te da una libertad y unas ganas de hacer que volvemos a creer en un montón de cosas que otra gente no sabe porque está muy enfocada en lo de la plata.
EC: Todos los cineastas quisieran contar su historia sin verse limitados por la búsqueda de patrocinio ¿Pueden los cineastas vivir de este tipo de películas? ¿Puede Raúl Perrone hacer su tipo de películas y vivir de ellas?
RP: Es muy difícil. Depende de cuánto necesite uno para vivir. Yo no vivo plenamente del cine. Hasta el 2000 fui un dibujante muy prestigioso de un diario, el cine era mi hobbie hasta que un día ese diario fue comprado por una empresa española y decidí que hasta ahí… Entonces me puse el traje de director de cine y empecé a hacer un programa de televisión que se llamó A cara de perro en el que entrevistaba a directores y a partir de ahí empecé a tratar de vivir de esto… Pero yo no vivo de esto primero porque no voy a festivales y esto hace que mis películas no se puedan vender. Yo soy un anti-director de cine.
EC: ¿Cuál es la razón por la que no vas a festivales?
RP: Porque me parece que son mercados persas. Mercados en los que la gente no habla de cine, la gente va a pasarse la tarjeta.
EC: ¿Qué películas ve Raúl Perrone? ¿Cuáles son sus directores preferidos?
RP: De todo un poco la verdad. No voy mucho al cine, es algo que me cuesta, pero tengo una videoteca grande y vuelvo a ver autores que me han gustado toda la vida como Fellini, Wenders, Jarmusch, Gus Van Sant, Cronemberg… Pero la verdad estoy más preocupado por hacer que por ver.
EC: Háblanos un poco de tu labor como docente.
RP: La palabra docente a mi no me gusta mucho. Prefiero ser un comunicador, un orientador de ideas más que un docente. Acá en Ituzaingó tengo un taller. Es un taller que tengo los sábados y los jueves y por suerte hay mucha gente. Tengo alrededor de 130 personas. Es gratuito pues se da por intermedio de la municipalidad de la ciudad y es muy interesante porque están los que quieren escribir, los que quieren dirigir, actuar, se producen cortos todo el tiempo. Estamos más detrás de la práctica que de la teoría. La teoría nos mandaría a comprar un libro y ver películas y yo prefiero que hagan cosas. Uno debe ser un generador, un tipo que le enseñe a la gente que si puede.
EC: ¿Cómo se hace una película?
RP: Yo hace tiempo que lo vengo diciendo y creo que hoy en día ya no es una frase sino un hecho: cualquier persona puede hacer una película. En mis talleres pido que levanten la mano los que tiene cámara y muchísimos levantan la mano... Y todos tienen una PC... (Esto lo digo como un deseo, no nos olvidemos que también hay que tener talento). Pero si vos lo que estás es pensando en buscar plata para hacer eso yo ya no te digo nada. Después se ve como se muestra, aunque hoy en día es más fácil hacer una película que mostrarla.
Raúl Perrone: La película es muy minimalista. Vos no has visto mi obra pero es bastante minimalista, tengo casi veinte largometrajes ya hechos por afuera de la industria. Trabajo de una manera muy personal. Algunas de mis películas han sido estrenadas en cuatro o cinco salas y se han ampliado a 35mm, lo demás ha sido presencia en festivales internacionales y en estrenos alternativos. La Navidad de Ofelia y Galván transcurre en un día, el día previo a lo que es la nochebuena y la nochebuena misma. Ellos son mis suegros, ya yo había trabajado con ellos en películas anteriores… Yo tenía una camarita en mis manos pues mi idea era hacer fotos y me di cuenta de que tenía una memoria de veinte minutos para una opción de filmación en video. Me pareció interesante hacerlo. Bueno, sólo tenía veinte minutos y eso dificultaba un poco la cosa; tenía que venir a mi casa para bajar el material a la computadora. Al ver el material por primera vez me entusiasmé, me di cuenta que había algo ahí. Después, el año pasado, durante el Festival Internacional de Cine, se vio y se hizo una charla sobre la película, hasta su estreno ahora en el Centro Cultural Rojas. Está yendo mucha gente así que estoy muy contento.
EC: ¿La decisión de filmar con una cámara digital fue cinematográfica o plástica?
RP: Cinematográfica, plástica y austera. Me parece que es una manera de poder hacer cosas. Fue una decisión de un tipo con mucha ansiedad que no puede pasarse mucho tiempo esperando a ver a los cabezas huecas que manejan los destinos del dinero para hacer películas. Alguien me dijo una vez que en vez de preocuparme debía ocuparme, así que me ocupo en hacer cosas. Con un grupo de amigos y un grupo bastante de reducido de gente empezamos a hacer este tipo de películas en los noventa, cuando al video no se le daba ninguna importancia aquí en la Argentina (ahora es “cool” decir que se hacen videos en digital) y así empecé a hacer estas pequeñas cosas que después fueron ganando como espacio… bueno si te metes en Internet vas a poder ver de lo que te estoy hablando. Hace poco se acaban de editar tres de mis películas que eran del año noventa, tres películas en una caja muy bonita más un libro, un paquete que viene a ser algo como la trilogía de Ituzaingó, que ya se ha hecho como de culto…
EC: Recientemente estuve en Argentina y me llamó mucho la atención el auge cultural de Buenos Aires. Muchas salas de cine, teatros, librerías… No sé si es una apreciación acertada o más bien se trata del acercamiento de un turista….
RP: A nivel de cine aquí estamos haciendo muchas cosas pero también me parece que de seguro esto debe pasar en otros países, en muchos lados. Hay que buscar maneras alternativas, el cine necesita buscar maneras alternativas. Vos te pasas tres años haciendo una película, buscando dinero en las distintas fundaciones, y después tu película dura una semana en cartel. Me parece que hay que romper con todo esto. Prefiero estar uno o dos meses en una sala alternativa (no marginal como lo llaman algunos, sino alternativa, pues alternativa significa otra cosa y no marginalidad), que la gente concurra a ver esas películas, que se arme toda esta bola y se le de la importancia que también tienen. Por suerte, está pasando esto.
EC: ¿El futuro del cine está en los independientes?
RP: El futuro del cine es lo que está en la cabeza de cada uno. Yo creo mucho en eso. Hay gente que cree que el cine independiente es terrible, malo. Hay otros que hacen cine independiente con mucha plata. Independiente es una palabra a veces mal usada. Yo lo que sé es que hago cosas, que creo en esas cosas que hago y que trato que esas cosas en la medida que pueda, sean. Después que la gente te ponga el rótulo que quiera.
EC: No utilizas un guión rígido. Cuando decides filmar una historia ¿ya sabes lo que vas a filmar?
RP: Yo sé muy bien cómo empiezan las películas pero nunca se cómo se desarrollan o cómo terminan. Esa es la parte más interesante de lo que uno hace, de lo que yo pienso del cine… Tengo muy claro el principio pero la película la voy descubriendo después. No escribo guiones, lo que yo hago son anotaciones, cosa que de alguna manera me impide conseguir dinero. Me gusta mucho descubrir la película: en La Navidad de Ofelia y Galván yo sabía que iba a registrar el día previo a la navidad de estos dos viejitos que esperan la nochebuena como un día más de su vida. Fue como anotaciones de hechos mínimos y de cosas cotidianas que yo mismo propongo, no son las que están pasando, no es un documental, yo las propongo, las cosas que van sucediendo son poco sinceras pero están filmadas de una manera casi documental. Lo importante de esto me parece es que vos filmas una película con una camarita diminuta y después esa película se pasa en un cine, después tiene crítica en los diarios y después, más allá de que guste o no guste, te habla de la belleza de los planos y la calidad. Se trata de una cosa que está como derrumbando mitos. Acá se contó como fue hecha la película porque no tengo la necesidad de esconder nada a nadie pero tampoco es que esto sea más importante que la historia que estoy contando.
EC: Has dicho que ves películas donde nadie las ve. ¿A qué te refieres?
RP: Me refiero justamente a eso. Es como si tu dijeras: tengo una historia sobre dos viejitos que esperan la Navidad. ¿Entiendes? O como si te dijera que la película que voy a hacer es la de un chico biker que anda en bicicleta, sus padres acaban de separarse y es la historia de este chico que encuentra la libertad en la bicicleta.
EC: ¿Es esto arriesgado? ¿Se trata de experimentos que haces a ver cómo quedan para luego decidir convertirlos en una película?
RP: No. Yo mi decálogo lo sigo a rajatabla: terminar o terminar. Yo sé desde el principio cuando se trata de una película. Ese decálogo lo escribí en el 97 y de alguna manera fue un arranque de bronca hacia una parte de la crítica que no entendía lo que yo hacía en video… fue como una humorada para yo reírme un poco de todos ellos y la verdad que es un decálogo que lo he visto en muchas páginas del Internet, que muchos siguen y que yo mismo sigo. Ahora más que nunca lo sigo. Si te fijas lo del formato, mira hasta donde he llegado, a filmar una película con una cámara de fotos… Yo puedo hacer una película en HD, en 35mm o en una cámara de fotos. Esas cosas no se me suben a la cabeza; yo lo que tengo es una necesidad de contar cosas y trato de contarlas, pero siempre sé que el tiempo de la gente es muy valioso, que mi tiempo también lo es, y que se trata de equipos reducidos y austeros. Por eso hice lo de la navidad: no podía llevar a nadie a la casa de mis suegros a meterlos en esa intimidad y a pasar desapercibido. Pero ésta que te estoy comentando que es la última que estoy haciendo se llama 180 grados, se trata de un chico biker, la estamos haciendo con distintos formatos y con cuatro cámaras de fotos de distintos formatos. Somos tres personas en el equipo y eso te da una libertad y unas ganas de hacer que volvemos a creer en un montón de cosas que otra gente no sabe porque está muy enfocada en lo de la plata.
EC: Todos los cineastas quisieran contar su historia sin verse limitados por la búsqueda de patrocinio ¿Pueden los cineastas vivir de este tipo de películas? ¿Puede Raúl Perrone hacer su tipo de películas y vivir de ellas?
RP: Es muy difícil. Depende de cuánto necesite uno para vivir. Yo no vivo plenamente del cine. Hasta el 2000 fui un dibujante muy prestigioso de un diario, el cine era mi hobbie hasta que un día ese diario fue comprado por una empresa española y decidí que hasta ahí… Entonces me puse el traje de director de cine y empecé a hacer un programa de televisión que se llamó A cara de perro en el que entrevistaba a directores y a partir de ahí empecé a tratar de vivir de esto… Pero yo no vivo de esto primero porque no voy a festivales y esto hace que mis películas no se puedan vender. Yo soy un anti-director de cine.
EC: ¿Cuál es la razón por la que no vas a festivales?
RP: Porque me parece que son mercados persas. Mercados en los que la gente no habla de cine, la gente va a pasarse la tarjeta.
EC: ¿Qué películas ve Raúl Perrone? ¿Cuáles son sus directores preferidos?
RP: De todo un poco la verdad. No voy mucho al cine, es algo que me cuesta, pero tengo una videoteca grande y vuelvo a ver autores que me han gustado toda la vida como Fellini, Wenders, Jarmusch, Gus Van Sant, Cronemberg… Pero la verdad estoy más preocupado por hacer que por ver.
EC: Háblanos un poco de tu labor como docente.
RP: La palabra docente a mi no me gusta mucho. Prefiero ser un comunicador, un orientador de ideas más que un docente. Acá en Ituzaingó tengo un taller. Es un taller que tengo los sábados y los jueves y por suerte hay mucha gente. Tengo alrededor de 130 personas. Es gratuito pues se da por intermedio de la municipalidad de la ciudad y es muy interesante porque están los que quieren escribir, los que quieren dirigir, actuar, se producen cortos todo el tiempo. Estamos más detrás de la práctica que de la teoría. La teoría nos mandaría a comprar un libro y ver películas y yo prefiero que hagan cosas. Uno debe ser un generador, un tipo que le enseñe a la gente que si puede.
EC: ¿Cómo se hace una película?
RP: Yo hace tiempo que lo vengo diciendo y creo que hoy en día ya no es una frase sino un hecho: cualquier persona puede hacer una película. En mis talleres pido que levanten la mano los que tiene cámara y muchísimos levantan la mano... Y todos tienen una PC... (Esto lo digo como un deseo, no nos olvidemos que también hay que tener talento). Pero si vos lo que estás es pensando en buscar plata para hacer eso yo ya no te digo nada. Después se ve como se muestra, aunque hoy en día es más fácil hacer una película que mostrarla.
La Navidad de Ofelia y Galván Argentina (2006)
Ofelia y Galván esperan la navidad, como todos los años, como todos los días, como todas las horas, como todos los minutos, como la vida misma.
Dirección: Raúl Perrone
Intérpretes: Galván, Ofelia, Sole
Productora: Las Ganas que te Deseo
Duración: 64 min.
Color / BETA SP
Otras entrevistas en El Cinescopio:
"El miedo siempre está ahí". Entrevista a Mariana Rondón.
María Lionza, Aliento de Orquídeas. Conversación con John PETRIZZELLI.
¿Qué harías POR UN POLVO? Entrevista a Carlos Malavé.
Conversación con Luis Alberto Lamata. El Enemigo.
Todo ocurrió en un día naranja. Entrevista a Alejandra Szeplaki.
Entrevista dos veces impactante. William Sárquiz.
Entrevista a la medida: Ni tan largos... ni tan cortos. Héctor Palma.
"El cine nacional se está consolidando". Entrevista a Lorena Almarza.
Creo que jamás había leído palabras tan estimulantes, honestas y prácticas acerca de la realización cinematográfica. (provoca parafrasearlo: "en vez de preocuparse, hay que ocuparse") Este señor es admirable. Ya empiezo a sentir verguenza de no conocer su obra. Buena esa, Vicente. Un abrazo.
ResponderEliminarYo debo confesar que me acerqué a él por toda la cosa de filmar con una camarita de fotos.
ResponderEliminarResulta que este tipo tiene el valor de hacer lo que le gusta y como le gusta sin depender de nadie. Admirable.
Chamo,te botaste con la entrevista. Me encanta la actitud de Perrone de contar historias como sea.
ResponderEliminarAcabo de ver Labios de Churrasco y Graciadio.
ResponderEliminarSin duda traten de conseguirlas.
Buen día, les escribo desde la tierra del grandioso director Raul Perrone, soy actor y tuve la suerte de conocerlo y asistir a sus cursos, además de ver casi todas sus peliculas. Muy interesante la nota.
ResponderEliminarEspero ver algo de cine venezolano, aprovecho para saludarlos e invitarlos a conocer mi blog www.sebastianvargas-cine.blogspot.com
Hasta pronto
Hola Boedo.
ResponderEliminarGracias por participar.
Si quieres, puedes comentar sobre tu experiencia en el aula con el gran Perrone.
Revisaremos tu blog.
Un abrazo.
V.