martes, 27 de noviembre de 2007

LA CLASE, SR. PRESIDENTE y NI TAN LARGOS, NI TAN CORTOS.

Muchas cosas se podrán decir de los colaboradores de este blog, pero que somos mezquinos no es una de ellas. Todo lo contrario, siempre hemos tenido las puertas abiertas para que la gente participe, opine y hasta escriba. Hoy le toca subir a la palestra a Sergio Marcano, un joven cineasta y amigo de la casa, que nos ha enviado sus reflexiones personales en torno a tres películas venezolanas recién estrenadas: La Clase, Sr. Presidente y Ni tan largos Ni tan cortos. Y es que aquí nos hacemos del lema de Kotepa Delgado: "Escribe que algo queda".

NOTA: Cualquier reclamo, crítica, sugerencia, alabanza o adulación, pueden hacérsela llegar a Sergio por medio de la herramienta de comentarios, pues de allí la cosa irá a parar a nuestra reluciente, magnífica y recién instalada barra de "últimos comentarios", añadida gracias al genio de JJ Espinoza.

NI TAN LARGOS, NI TAN CORTOS
SR PRESIDENTE
LA CLASE


Por Sergio Marcano

Como fiel espectador del cine venezolano, asistí a la convocatoria planteada por los últimos estrenos del cine nacional –Ni tan largos, ni tan cortos y Sr. presidente- y la verdad es que no había sentido la necesidad de escribir. Sin embargo, luego de la visualización de La clase y de algún modo en sumatoria de las experiencias audiovisuales, surgieron en mi algunas preguntas –aún sin respuestas- que me hicieron volcarme a la escritura, en plan francamente auto reflexivo: ¿Para qué sirve el cine nacional?, ¿Tiene o debería tener algún tipo de funcionalidad?, ¿A que público va dirigido?, ¿Existe una verdadera necesidad expresiva detrás de las obras audiovisuales que se hacen en el país? ¿Deberíamos estar haciendo el cine que hemos hecho? ¿Quizás algún otro? ¿Entretener, ideologizar, comunicar?...

A mi parecer –hablando como el realizador en que quiero convertirme- el cine está ligado a una necesidad expresiva, una necesidad que puede servir de reflejo de nuestras experiencias, de nuestras maneras de percibir al mundo, anhelos, sueños, pensamientos, ideas o teorías, todo esto sin perder de vista que el cine es un acto comunicativo que tiene como fin último ser visto por la mayor cantidad de espectadores posibles.

En las tres últimas películas que se han estrenado, básicamente lo que me despierta más curiosidad es su pertinencia histórica, o si debería tener alguna en todo caso.

Hablar de Ni tan largos, Ni tan cortos en este momento me resulta un poco difícil, pues la verdad es que la película no logro ni gustarme, ni molestarme lo suficiente como para tener algo que decir al respecto. Así que confieso que lo que más me gustó de la película fue la reacción que tenían los otros espectadores a mí alrededor cuando la veían. Recuerdo que cuando terminó el primer mediometraje, la gente, que no comprendía que la película hubiese terminado en tan corto tiempo, comenzó a gritar molesta reclamando la devolución de su dinero. Y en la segunda historia –ya calmados los ánimos- lo mejor fue oír las risas, que despertaba en los espectadores, la manera de hablar de los personajes, su coloquialidad, y muy específicamente todas las groserías propias del hablar del venezolano. Lo que me hace suponer que al menos en un 50% los mediometrajes del Sr. Héctor Palma cumplieron cabalmente su cometido.

Por otro lado, supongo que para muchos es comprensible que, por la sesgada postura ideológica que caracteriza a RCTV, ellos mismos se financien –con todos los hierros- Sr. Presidente, una película que habla sobre un régimen de ultra derecha, totalitario, fascista, adueñado de una sociedad carcomida por la paranoia y el miedo, eso si, en un país desconocido de latinoamérica. Como también supongo que, para muchos otros, sea comprensible que La Villa del Cine haga su intento por hablar hoy en día de las diferencias de clases, abismales, irreconciliables, que como bestias corroen ferozmente la faz de nuestra sociedad en estos momentos.

Y aunque podría pensarse que mi preocupación concreta está ligada a que el cine se convierta, bajo manos inescrupulosas, en un instrumento ideologizador –que intente moldear la manera de pensar y de sentir de nuestros espectadores-, para servir a Dios al Diablo, a Mahoma, Buda y sus opuestos, la verdad es que mi preocupación está más ligada a la vacuidad
que subyace en ambos discursos, en la superficialidad ideológica que caracterizan los guiones de ambas propuestas, armados con tratamientos argumentales manidos, fáciles, plagados de clichés, sin maña, sin sorpresa alguna, llenos de reflexiones epidérmicas, que lejos de despertar el análisis, la discusión y/o la reflexión política, terminan empujándolo a uno como espectador, a un abismo infinito de desencuentro, estupor y aburrimiento. Un verdadero rosario de desventuras y desaciertos narrativos, tan sólo proporcionales a la evidente falta de pasión que caracterizan a ambas propuestas, que a mi parecer, esquivan y bordean, pero no se adentran verdaderamente a la esencia de lo que pretenden retratar, ni siquiera –a diferencia del cine político de los 70 y 80- cumplen la misión de servir como reflejo de lo que somos los venezolanos de a pie, de los problemas que vivimos en las calles, en las urbanizaciones y en los barrios, en esta inquieta sociedad que es hoy en día Venezuela. Algo francamente triste y decepcionante.

¿Será que los venezolanos estamos condenados –mayormente- a no tener un cine inteligente, sensible, creativo, verdaderamente intimista o de simple y llano entretenimiento? No lo sé.


Para terminar les dejo un par de diálogos que robaron particularmente mi atención y que probablemente ilustren un poco las cosas a las que me refiero:

Sr. Presidente:
Una mujer que no se maquilla y no se opera, bien se ve que no tuvo madre.


La Clase:
…la clase media, ellos si saben vivir, fíjate en sus calles y urbanizaciones, siempre limpias y no trafican con drogas…

6 comentarios:

  1. Yo que siempre me he visto primero como espectador y aprendiz de cineasta después he llegado a una conclusión: a la mayoría de nuestros cineastas, por lo menos aquellos que logran hacer una película que se vea en las salas, les hace falta ver más cine.

    Es decir, creo que se quedaron con lo que vieron hace años y ya, no se han preocupado por enriquecerse con lo nuevo con lo actual.

    Y eso se nota en cualquiera de las películas recientes, una precariedad en el uso de los recursos mínimos del lenguaje cinematográfico.

    Pero yendo mucho más allá y quizás adentrándome en lo que refiere Saergio, creo que nos hace falta ser más transgresores.

    Nojoda a los cineastas les da ladilla mostrar bien una teta y un culo, ¿qué más podrían esperar?

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  2. Guión, guión, guión. En Venezuela se necesitan buenos guiones y nuevos guionistas.

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  3. no he visto las pelis, me voy a referir exclusivamente a la clase y sr presidente. el cine politico de "emergencia" ideologica ha dado joyas cinematograficas y ambos lo sabemos. intuyo sergio que si duda este cine politico de "emergencia", no esta a la altura, ni pasara a la historia como sucedio con obras como: la hora de los hornos, now, hiroshima , el triunfo de la voluntad, oktubre, ukamau...... creo que este al menos una parte del asunto

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  4. Sergio, excelente análisis.

    Cuando dices: "¿Será que los venezolanos estamos condenados –mayormente- a no tener un cine inteligente, sensible, creativo, verdaderamente intimista o de simple y llano entretenimiento? No lo sé".

    Bueno, no creo que estemos condenados. Por suerte en Vzla se ha retomado la producción. Esta vacuidad de la que hablas es posible que la percibamos un ratito pues es consecuencia de muchos años de indolencia respecto a la producción y cultura cinematográficas. Yo imagino que en la medida en que se siga produciendo y exhibiendo pues nuestro cine irá madurando.

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  5. Andrea me haces sonrojar!
    Gracias...
    Te digo que mi preocupación en muy vigente, y me parece que esa indolencia de la que hablas no ha terminado propiamente...
    Y lo digo básicamente porque la mayoría de las ultimas películas que han despertado un verdadero interés de los espectadores vienen de la inversión privada en su mayoría desde secuestro Express para acá, pasando por elipsis –a la que no se como le fue, pero se dejo escuchar bastante entre la gente de a pie en las calles-, trece segundos, etc,
    Lo que quiero decir es que la mayor parte de los últimos estrenos nacionales “taquilleros” no han salido del capital de inversión audiovisual del CNAC o de la Villa del cine propiamente, a excepción de la abuela virgen y ahora de ni tan largos, ni tan cortos....
    En todo caso esa es mi impresión de espectador, es decir lo que aprecio desde la butaca...
    Quizás este equivocado...

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  6. Sí Sergio, viendo las cosas así pues creo que tienes razón, aunque opino que aún es apresurado hacer un balance de este tipo, quizá haya que dar un tiempo más, ver cuál será el comportamiento de la taquilla y el público en los estrenos del año próximo.

    Yo sí creo que, en la medida en que el Estado se enfrasque en un cine ideologizante al que se le ven las costuras pues, estamos jodidos. Igualmente si seguimos en el compadrazgo y no se toman con seriedad los baremos para la selección de proyectos.

    Desde una posición personal te digo que fui a ver Miranda y me sorprendió que la sala de El Márques sólo la exhibía a las 2 pm, cuando en la prensa se decía otra cosa...¿saboteo? No sé...en todo caso, creo que hay que esperar un poquitico más y no dejar de producir.

    Sería también muy bueno implementar otros instrumentos de sondeo respecto a la opinión del público a lo largo y ancho del país y no quedarse solamente con los índices de taquilla.

    Un abrazo y sigue adelante...A.

    P.D.: Yo también muero por una copia de tu más reciente trabajo...

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